domingo, 27 de febrero de 2011

CLEPTOCRACIA O REVOLUCION



Se ha dado en llamar cleptocracias a los gobiernos norteafricanos y árabes que utilizan el ejercicio del poder gubernamental para favorecer a familiares y amigos en la relación con la administración política, dado que el cúmulo de información privilegiada generada en los círculos del poder, se filtra a través de lazos familiares y amistosos hacia las fuentes económicas, que en pretendida relación concursal,  facilita el acceso a contratos que tienen la consecuencia, jugosa, de beneficios seguros.

Este tipo de relación privilegiada con los poderosos y sus contactos no es exclusivo de estos países, pues es generalizable, estando en la base de la gestión política en todo el mundo, pero dado el ambiente de indignación generado en esta zona tan sensible y determinante para el funcionamiento normal del mundo, los creadores de opinión, en un intento de diferenciación que etiquete claramente a quienes se refieren cuando hablan del gobierno han llamado cleptocracias a esta forma de relación con el poder, para demonizar un comportamiento que no es exclusivo, aunque, dado el escaso flujo de información política que existe en este tipo de sociedades, los controles, más relajados, que en Europa o Estados Unidos, hacen más visibles el enriquecimiento de los beneficiarios y no es ninguna novedad, más que cuando la situación de indignación general salta a la calle demandando mejoras en la vida cotidiana de las gentes.

No será necesario desplazarnos muy lejos para encontrar prácticas indecentes para favorecer a amigos, pues en España, se investiga judicialmente un tipo concreto de relación de privilegio entre empresa y poder político en lo que de denomina “caso Gürtel” que salpica a dos comunidades principales, Madrid y Valencia, sin que esto quiera decir que si no existe “caso” no existe corrupción, sino que la corrupción es más fina y sutil y por lo tanto más difícil de probar y demostrar;  pero además, incluso en el país más democrático y poderoso, los Estados Unidos, la guerra de Irak es el paradigma de una guerra cleptocrática; la memoria humana, a diferencia del disco duro del ordenador, que una vez formateado, es como si fuera nuevo, no guardando recuerdo de su anterior uso, si guarda una rica variedad de recuerdos y experiencias que hace del humano un ser en constante esfuerzo por adaptarse a la situación, pues no se parte de cero, más que cuando se nace, y esta guerra -Irak- supuso un fabuloso negocio para muchas empresas estadounidenses, especialmente Halliburton, de la que fue uno de sus consejeros el vicepresidente de Estados Unidos durante la guerra el señor R. B. Cheney, y si bien no se pudo demostrar que el vicepresidente estuviese particularmente favoreciendo a sus antiguos socios, es imposible evitar establecer coincidencias, que ciertamente no es probable que pudieran ser formuladas sin una exhaustiva investigación, que al aparato de poder no le interesa.

 Debería pues, quedar claro, que aunque sea más evidente en los países norteafricanos y árabes las relaciones privilegiadas que engordan las cuentas corrientes de los lideres políticos y sus allegados, no deja de ser menos cierto, aunque menos evidente, que esas relaciones de privilegio que se materializan en una maraña de privilegios industriales, comerciales, en definitiva, financieros, conforman el entramado que es la razón de ser de la vida política que tanto atrae a las clases más pudientes y que, a las clases populares, les resulta tan tedioso y sin sentido, pero es precisamente ahora, cuando tras la ola revolucionaria que se llevó a Ben Alí y Mubarak, que esta poniendo en Libia a Gadaffi, prácticamente fuera de la escena, y que tiene a todo esta región del mundo, sentada en un avispero a punto de reventar, cuando empieza a mostrarse que el contenido de las luchas no pueden ser meramente cosmético, que no vale con un quítate tu de ahí, porque en Túnez y Egipto, la ciudadanía tiene que vivir y eso significa que la estructura social tiene que modificarse para poder satisfacer las exigencias de la movilización, y que de no empezar a mostrar resultados, por otra parte, muy difíciles de coordinar sin una clara orientación política, las elites que controlan los hilos de la maraña, empezarán a favorecer el aventurerismo de todo tipo, incluido el islamismo radical, con la aviesa intención de desviar el empuje social hacia objetivos, tanto más apartados de la propiedad de los medios de producción cuanto más desorganizada y apolítica sea la movilización de la ciudadanía.

Europa es incapaz de reaccionar porque se encuentra sobrecogida por el espanto que puede resultar de una situación tan poco controlable y por otro lado, tan próxima, y de buena gana firmaría por volver al statu quo anterior al malhadado 4 de enero, de ser esto posible, y de otro lado, su falta de reflejos y sometimiento a los mercados, le impide jugar la baza de potencia igualitaria proponiéndoles a los lideres de las movilizaciones e incluso a los gobiernos que aun controlan la situación, que introduzcan reformas estructurales para potenciar la misma democracia formal que esta presente en Europa, alentando jugar la papeleta, a los regimenes que aceptaran, el status de socio preferencial de la Unión Europea, pues este tipo de propuesta podría atenuar el coste social de la movilización, aunque falta de reflejos, sus decisiones no pasan de proponer el castigo, para un Gadaffi, que si alguna decencia le queda, preferirá morir a la humillación de un juicio, ya cantado.

Sin embargo, el papel más relevante y poderoso está por aparecer aún y este papel ha de jugarlo la izquierda, sea dirigido por los dirigentes actuales o por nuevos dirigentes capaces de comprender que lo que esta dando sonoros golpes en la puertas de la vieja Europa es la revolución.

Bastaría con que los dirigentes hiciesen un análisis minucioso de prospección histórica para que comprendieran que las bases sobre las que se mueve el mundo requiere nuevos conceptos y nuevos modos para dar entrada a todo lo que se ha generado en las últimas décadas del pasado siglo xx y del recién iniciado siglo xxi, para comprender que sin introducir estos nuevos conceptos, toda la marcha del mundo será más lenta, dolorosa y desestabilizadora que todo lo conocido, porque la estructura económica ha variado tan profundamente, modificándola tanto que forzosamente tiene que repercutir el los comportamientos cotidianos, y las jóvenes generaciones que se incorporan a la vida, no es que no tengan futuro, es que tienen ideas, ideas que quieren expresar en el terreno de la política, teniendo derechos y siendo ciudadanos, ideas que quieren expresar en el terreno de las ciencias, o en el terreno de la tecnología, es decir, estas nuevas generaciones del norte de África y del Medio Oriente, son la avanzadilla de un mundo nuevo que quiere romper la pauta que ya no vale, y que es la más cabal expresión de las fuerzas productivas que las viejas estructuras sociales impiden que se sumen y potencien, porque chocan con la anquilosada visión de los dueños del mundo, los cleptocratas de los paraísos financieros y de la ingeniería financiera que consideran a la sociedad -a la que no quieren pagar impuestos- una rémora, cuando es la vivificación, la renovación y el motor del progreso;  son los que no entienden que una economía productiva ágil y dinámica requiere un sistema financiero transparente, capaz de generar beneficio social; que una economía real, requiere un sistema monetario capaz de absorber las tensiones interproductivas generadas en zonas distintas, en definitivas, que la sociedad, que a mayor abundamiento, es la que sostiene con los impuestos de sus miembros todo la compleja red de infraestructuras necesaria para que ese funcionamiento pueda ser eficiente, y eso, o lo entiende la izquierda europea y se involucra en apoyar a las masas norteafricanas apoyando sus luchas o el avance será, lento, doloroso y muy costoso, porque las consecuencias, para nosotros, los europeos, no pueden ser más negativas, ya que los “mercados” saben que si Europa avanza, tiene que hacerlo no solo en el terreno económico, sino social y políticamente, y eso amenaza sus opciones de futuro, por eso la izquierda debe encabezar este llamamiento de la revolución para abrir vías al nuevo siglo, y arrebatar la iniciativa a los mercados significa, luchar por la condonación universal de la deuda, cuya única finalidad es chantajear a los pueblos; tiene que luchar por una moneda mundial, porque ya vale de parlotear por los niños africanos que se meten en la mina para sacar el coltan por unas monedas, cuyo valor no llega dólar; arrebatar la iniciativa a los mercados pasa por asumir posturas políticamente incorrectas, pero necesarias, y cuanto más se tarde en hacer, tanto peor será.
                                               jmrmesas            

27/02/2011

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