jueves, 10 de febrero de 2011

PEQUEÑA BURGUESIA



                                                  

Esto no es un insulto con el que desacreditar a un luchador; no es equivalente a presumir de limpieza de sangre, con la que alardeaban los cristianos viejos frente a los conversos, es una característica social de una clase que no es determinante, que solía  estar formada por  tenderos y comerciantes minoristas y una legión de profesiones en declive y que en la actualidad está formada por un entramado de profesionales muy valiosos y con grandes conocimientos de todo tipo, pero, cuando esta clase intermedia interviene en la vida política, generalmente, en un proceso revolucionario,  como el que atraviesa el mundo tras la quiebra económica, sus integrantes, se caracterizan por un radicalismo que siempre termina aceptando que el sistema es intocable; que puede haber cambios más o menos profundos, pero que el sistema es así porque no hay otro;  esta es la característica fundamental de la pequeña burguesía: su aceptación fatalista de la intangencia del sistema.

La consecuencia inevitable estriba en la incapacidad de relacionar el complejo mundo circundante, el cual considera que está fuera de su capacidad de transformación; se deja influir por el exterior, incapaz de comprender que la victoria está en transformar ese exterior hostil; es la proximidad de los árboles que le impide ver el conjunto, y esto viene a cuento por el predominio de todo un ejercito de cuadros que son los que están en todas las organizaciones de izquierda, no solo en Europa, en todo el mundo; el adocenamiento “democrático”, cortado a lo largo de un proceso de décadas de la lucha obrera, es lo que ha permitido que el sistema haya acumulado un poder sobre la sociedad, y que esta este subordinada a los presupuestos políticos e ideológicos de la burguesía, porque, en la izquierda, está dirigida por una legión de pequeños burgueses, faltos de perspectiva histórica que solo puede dar la lucha cotidiana por querer transformar el mundo, y no por aceptar el mundo que nos ofrece la clase dominante, y me resulta particularmente penoso, comprobar como está pasando desapercibida entre esta elite de cuadros de izquierda la revolución que está teniendo lugar en todo el norte de África, principalmente, en donde ahora esta el mayor y más determinante foco, Egipto, donde, espero fervientemente no acertar, es probable que se tenga que producir una carnicería, para que la izquierda  se de cuenta de su terrible torpeza, de su terrible incapacidad porque, lo que se está  gestando ahí es una carnicería para que las cosas puedan seguir como hasta ahora.

Si tal cosa se produjera, el principal perjudicado, serán las masas de ciudadanos magrebíes y árabes, pero para la clase obrera europea será un golpe tan brutal como el que supuso la victoria de Franco para desencadenar la segunda guerra mundial; algo que nos costará mucho en reponer porque no habremos sabido ver la relación que existe entre el despertar de un pueblo, el arabomagrebí, influenciado por la cultura europea, pues no podemos ignorar el flujo constante de personas de esos países que vienen a trabajar por todo el continente, que tienen mil y un lazo con la cultura occidental a través de Europa, y que los europeos, hemos ignorado, quiero pensar, que por estulticia, porque por calculo, solo es posible esperarlo del poder, de los gobiernos de los diferentes estados, que de una manera solapada esperan su fracaso, porque la revolución en Egipto es ya una llamada clara a la revolución en Europa.
                                                                   jmrmesas

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