lunes, 14 de febrero de 2011

SEGUMOS EN CRISIS

El  estallido del novísimo proceso revolucionario que está teniendo lugar en el Magreb y  en el mundo árabe, me ha abstraído de mis reflexiones habituales que son las relaciones que veo entre la crisis económica, sus repercusiones en Europa, y el comienzo del siglo, el cual, me cuesta trabajo pensar que finalice continuando con el capitalismo, pues habida cuenta el enorme salto producido durante el siglo xx, el naciente siglo xxi, con una madurez científico-tecnológico solidamente afianzada en el   desarrollo del proceso productivo en sus múltiples vertientes, que esta dando lugar a unas consecuencias socioeconómicas, muy distorsionantes, es imposible que tales distorsiones no terminen por sacudir las consciencias y demandar cambios sociales profundos en la estructura política y social, dados los obstáculos que tales estructuras suponen en la vida de los pueblos.

Estas distorsiones se dan aproximadamente en todos los lugares más o menos con intensidad parecida, y no me parece casual que las primeras reacciones se hayan producido, y se continúen  produciendo en los países norteafricanos  y de oriente medio, en donde las estructuras sociales, muy influenciadas por el islamismo religioso, suponen un obstáculo real en el funcionamiento social, cuyos principales perjudicados han sido y son los propios pueblos, que no han podido percibir los beneficios del progreso, mientras sus elites y gobernantes se han forrado, sin que los clérigos musulmanes levanten la voz para denunciar que mientras al ladrón de poca monta se le corta la mano, las elites con los reyes o presidentes, pueden robar los recursos nacionales sin que nadie les corte un pelo, y ha sido, cuando la ciudadanía ha tenido medios para comunicarse y organizarse, cuando la respuesta se ha producido.

Pero esta respuesta ha sido el primer paso, pues las estructuras de poder siguen intactas y acomodarlas a la situación que el normal desenvolvimiento de la vida social demanda no será fácil, sino que les exigirá a la ciudadanía, volver a tensar las fuerzas para hacer valer los derechos recién conquistados, pasando de súbditos a ciudadanos de pleno derecho. Ese paso, muy importante, tendrá que ir acompañado de otro, pero ese otro paso no se dará en África, ni en Asia ni en América, ese paso tendrá que ser dado en Europa, o el mundo tal como lo conocemos variará de forma irreconocible, lo cual no quiere decir sea peor, tan poco que sea mejor, pero en cualquier caso tendrá poco que ver con las bases puestas por el proceso civilizatorio que comenzó en el Creciente Fértil y que Grecia y Roma recogieron.

No es eurocentrismo chovinista de nuevo cuño, sino que es la resolución de las contradicciones de la civilización que se ha producido en la consolidación del proceso histórico que tuvo lugar en Europa, y que es el que configura el tipo de sociedad que es el modelo en el que se mira el mundo, que ha de ser aquí, en Europa, donde se ha de producir ese paso que terminará por desbloquear que las fuerzas productivas puedan desarrollarse para el mejor y pleno desarrollo de los seres humanos.

El desarrollo histórico que tiene su funcionamiento en el modo de producción de mercancías, como soporte material de la vida social y práctico, ha producido, o ha sido conducido por una parte de la sociedad, minoritaria, que se ha arrogado la dirección material del proceso de producción, interpretando “sui generis” las necesidades humanas de algo que se ha dado en llamar “mercado” y que no es otra cosa que los propios intereses de esa elite socialmente minoritaria, pero muy activa y diligente en hacer pasar sus intereses por el común de la sociedad en la que se arrogaron la dirección.

En la actualidad, ese proceso se ha polarizado en  la percepción  de dos tipos de desarrollos, que aunque tienen un origen común, el medio en el que se ha producido el desarrollo ha condicionado el tipo de sociedad resultante, en cuanto a qué clase de medidas hay que tomar.             

En el Nuevo Mundo, la emigración europea, libre de trabas, produjo una nación burguesa, en la que su elite, impulsada por el espíritu de la colonización, dueña de un mercado, pretende imponer al mundo sus intereses; mientras que en Europa, la naciente burguesía, tuvo que habérselas con sociedades llenas de culturas y tradiciones que ni podían ser ignoradas, ni silenciadas; esas tradiciones y culturas están en la base de las contradicciones sociales de los pueblos, en todo el mundo, y aquí en Europa, tras un largo proceso, la burguesía, sin proponérselo, pero arrastrada por la necesidad de configurar su mercado, -que la burguesía norteamericana, yanki, no tuvo-  dio unos pasos correctos en la dirección que demandaban la resolución de las contradicciones, hasta el punto, que la burguesía yanki, (norteamericanos son también canadienses y mejicanos) ve peligrar su hegemonía, y con ella, la pérdida de control, que como clase social tiene la burguesía; si la tesis, que en los hechos plantea la burguesía europea, terminara de configurar la Unión Europea, con un estado central, con una fiscalidad común, una diplomacia común y un ejercito común, los Estados Unidos verían tal hecho como la gran amenaza, no porque la burguesía europea supusiera un imperialismo diferente, sino porque esa nueva realidad europea,  la ven como la mayor fuente de peligro socializante, socializadora, impulsada por una ciudadanía madura, cultural, social y políticamente muy activa y peligrosa, a la que no es fácil de laminar, por eso, el proceso económico abierto por la crisis, trata de empobrecer y disciplinar a una ciudadanía europea que representa todos los temores de la burguesía.
Esta contradicción -la necesidad de una administración central para la Unión Europea, un estado central-, ante la que la izquierda no termina de entender el contenido potencial revolucionario de tal necesidad es lo que tiene desconcertada a una vanguardia política que no sabe encajar las piezas del puzzle, quedándose paralizada sin atreverse a salir del terreno nacional en el que tampoco se mueve  a gusto, más que en la critica a los dirigentes sindicales, que rebasados por la magnitud de los acontecimientos, terminan, estos dirigentes sindicales, convirtiéndose en colaboradores gubernamentales, pero, que más allá de la critica,  la vanguardia política de izquierda, tampoco pueden avanzar ante la falta de perspectivas, pues que si no, significa que la señora Merkel  tome decisiones como si fuera la presidenta de Europa, sin que nadie se atreva a plantear, que ese tipo de decisiones exige la constitución de una administración central, con todas sus consecuencias, lo que quiere decir, que hacer pagar doblemente a los trabajadores las consecuencias de las políticas aventureras de los banqueros alemanes, franceses, irlandeses, etc., rescatados con dinero de los contribuyentes, y que además tengamos que condenarnos durante años a vivir en condiciones precarias porque, los terroristas de las finanzas se llevan las ganancias a los paraísos fiscales - el 80% de las empresas del ibex35 están en los paraísos fiscales, en España- en donde según estimaciones, están, entre la cuarta parte y la mitad del PIB global, ¿De cuantas décadas?, pero no terminan ahí las piezas del puzzle: el FMI propone que los antiguos, o tal vez nuevos derechos especiales de giro sean una nueva divisa internacional con la que dinamizar el comercio mundial, ¿Más?, pues el comercio mundial mueve un volumen muy superior a la producción; de esto, ¿No se extraen consecuencias? ¿No será el soporte físico de una especulación desbocada? Pretende el señor  Strauss Kahn, que nos olvidemos de Bretton Woods, y de como el gobierno USA se salto los acuerdos, inundando el comercio mundial de dólares de simple papel; más piezas del puzzle, para encajar, ¿De que manera?: las bolsas de Londres y Toronto, estudian un proceso de fusión, ¿Fría? ¿Caliente? N/S, N/C, que ha sido respondido por una medida similar entre las bolsas de Nueva York y Francfort, y en lontananza se dejan ver proyectos en Hong Kong, Singapur, etc., sin que los marxistas titulados no ilustren si esto es o no, superimperialismo, en cualquier caso es la necesidad de articular y regular los mercados para que la riqueza generada la perciban, también esa mitad de la humanidad, condenada a vivir con una media de un dólar diario de gasto.
Sobran cifras y estudios, lo que falta es la necesaria perspectiva histórica, capaz de convocar a los europeos a dar ese necesario paso a construir los Estados Unidos Socialistas de Europa, o si se prefiere, la Unión Europea Socialista, para luchar por la erradicación de los paraísos fiscales, y la incautación de los fondos ocultos para dedicarlos a impulsar medidas sociales en beneficio de la cultura, la enseñanza, la sanidad, el medio ambiente; convocar a los europeos a luchar por la condonación universal de la deuda, pues el principal deudor del mundo, que no va a pagar jamás, Estados Unidos de Norteamérica, utiliza sus instrumentos financieros para chantajear a los pueblos mientras emite papel sin respaldo, por eso es necesario la condonación universal de las deudas, y de este modo, sin chantajes, articular un nuevo sistema monetario y unas finanzas reguladas, con un sistema impositivo transparente;  convocar a los europeos por una reestructuración de los foros internacionales, al servicio de los pueblos, de las sociedades y no de las elites y  sus camarillas, pues solo así lograremos luchar contra el paro, los salarios de hambre y unas condiciones dignas para los seres humanos, hablarles de convenio, o del subsidio de desempleo es pan para hoy, hambre para mañana, mientras que tensar las fuerzas por la Unión Europea Socialista, la erradicación de los paraísos fiscales, la condonación de la deuda, el sistema monetario mundial y las finanzas bajo control político, dará lo demás por añadidura, pero para esto, hay que quitarse la venda de los ojos, y no esperar al ángel con la trompeta.
                                                                jmrmesas

No hay comentarios:

Publicar un comentario