lunes, 21 de febrero de 2011

¿CUANTOS MAS HAN DE MORIR?



¿Puede permanecer la clase obrera europea, y particularmente, española indiferente ante la oleada de asesinatos de estado, que cometen los gobernantes magrebíes y árabes, porque sus sociedades se echan a la calle a reclamar derechos a una vida digna, sin que nos sintamos conmovidos?

¿Pueden los dirigentes políticos, con capacidad de organización y convocatoria sentirse indiferentes sin dar explicaciones, a sus votantes, a sus militantes y simpatizantes, ante una marea humana dispuesta a morir, porque la vida les parece vacía, no solo de contenido vital, sino, vacía porque sus gobernantes les roban sus riquezas?

¿Podemos sentirnos indiferentes, cuando huyendo de la represión asesina podrían llegar hasta nuestras costas, en barcas de remo?

Mi idea es que si los dirigentes no dicen nada, es porque deben estar sobrecogidos por la magnitud de las protestas, que recorre una zona geográfica de miles de kilómetros; de multitud de sociedades, que no pueden ser simplemente etiquetadas como islamistas; sino que, les desborda el hecho de unas  masas humanas, en muchos aspectos, compatibles en cultura y economía con muchas regiones de nuestra geografía, que  han llegado al límite de sus capacidades de resignación y aguante, es porque deben de temer una explosión de indignación popular por el hartazgo, que supone para nuestras propias sociedades europeas el latrocinio a que nos vemos sometidos por nuestros banqueros, nuestros empresarios, y por la propia incapacidad de los gobernantes de embridar unos poderes económicos que campan a sus anchas sin que nadie les domine.

Solo este tipo explicación me parece entendible para una pasividad tan llamativa, tan “ruidosamente silenciosa”, pues si la represión del pueblo saharaui, puso en la calle a varios miles de ciudadanos,  cómo una oleada de asesinatos cometidos por unas elites gobernantes corruptas y ladronas, que utilizan el poder para enriquecerse podría dejar indiferente a los mismos que defendieron el derecho de los saharauis a ser libres, podrían mirar a otro lado, haciendo oídos sordos ante un clamor tan estruendoso.

Pero esta es una explicación que nos lleva a otros interrogantes cuando queriendo encontrar respuestas, miramos hacia afuera, y ponemos en relación los diversos acontecimientos que se suceden en el mundo al mismo tiempo, encontramos como un cierto deseo de cambio, una cierta sensación de que las cosas tienen que cambiar, porque estamos dejando atrás un pasado feo y desagradable, y queremos el  mundo  se mueva hacia otros derroteros más prometedores, y eso, no solamente en los países norteafricanos, también en Méjico y en China; en realidad, la situación cambiaría sustancialmente si la ciudadanía europea se echara a la calle, solamente para apoyar incondicionalmente las aspiraciones de las masas magrebíes y árabes, pedir el castigo y la persecución de los gobernantes corruptos, ladrones y felones, exigiendo al mismo tiempo que los gobiernos europeos negaran todo tipo de apoyo no solo a los gobernantes carniceros que no dudan en utilizar armas de guerra contra los pueblos desarmados, sino igualmente la persecución contra todos los ministros y funcionarios consentidores en movilizar todos esos medios, para reprimir unas aspiraciones legitimas.

Los gobiernos europeos, el español, entre otros, querrán justificar sus relaciones con los regimenes corruptos en función de la razón de estado, pero los partidos de izquierdas y la ciudadanía europea no pueden hacerse cómplices, porque las razones de estado, siempre son las que defienden la injusticia, el privilegio y la sinrazón, y los intereses estratégicos de las grandes potencias -la Unión Europea entre otras- no pueden hacernos cómplices de unos asesinos enriquecidos con la sangre de los pueblos. 

                                                jmrmesas
                                    

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