martes, 15 de enero de 2019

FASCISMO DESVAIDO




FASCISMO DESVAIDO

El resultado de las elecciones en andalucía sorprendió a gran parte de la ciudadanía por la irrupción de la extrema derecha fascista en el parlamento andaluz, pero semejante desembarco no puede ser tomado como sorpresivo dado el dechado de corrección política de la izquierda, que desde la llamada transición hasta la crisis y durante los diez últimos años de la crisis económica más profunda habida desde 1929, no ha hecho nada más que poner paños caliente y justificar un sistema de producción que pasó de la fabricación industrial a la especulación financiera descontrolada y cuyos días capaces de justificar históricamente la explotación porque proporcionaba empleo en los países industrializados, pasó a deslocalizar el empleo —desde el centro hacia la periferia — para obtener mayores beneficios bajando, socavando, mermando todas las condiciones laborales allí donde llevaba la producción que sacaba de las naciones industrializadas, mientras a estas se las empobrecía económica y políticamente.

No es por tanto, hora de rasgarse las vestiduras preguntándose qué se ha hecho mal, porque el mal radicó en la absurda concepción de pensar en la posibilidad de una coexistencia pacífica entre el capital explotador y una fuerza de trabajo explotada, desorganizada, desideologizada y abandonada a su suerte, dejando inermes, teórica, ideológica y por consecuencia lógica políticamente la lucha reivindicativa de las organizaciones sindicales obreras, que negociaban, cada vez más, condiciones de pobreza, porque sus dirigentes creían en la honradez del adversario, en el juego limpio de la política, cuando el adversario político es el enemigo ideológico, y por tanto, como demuestran los acontecimientos del pasado reciente, en los campos de la economía, la sociología (la publicidad no es otra cosa que la psicologia aplicada al comercio consumista), el capital, sus políticos, sus administradores se enriquecían de modo obsceno, legislando prebendas, cuando no robando sin disimulo porque todas las alarmas fueron desmontadas, silenciadas.

La política ha variado a lo largo de las fases por las que ha transitado el modo de producción y en el momento actual, con una situación descontrolada porque los acuerdos tomados tras la SGM-WWII están saltando y la sucesión reuniones de alto nivel son incapaces de coser los desgarros, cuando la fuerza de trabajo está siendo sustituida por el automatismo que traen la inteligencia artificial –AI–y la robótica, y las mercancías producidas son las armas de destrucción masivas con lo más puntero de la ciencia y la tecnología, cuando el dinero creado por la especulación, que cada vez, la masa monetaria, está más controlada por los bancos a través de los modernos modos de pago —tarjetas diversas, smartphones—, creer en la simpleza que entre ese modo de producción, que vacía las fábricas de mano de obra y llena la economía de dinero desvalorizado que ha de suplir la falta de mercancía para el soporte de la vida cotidiana con una masa de dinero increíble, que ha de salir, casi inmediatamente de la circulación, endeudando a los Estados, permitiendo que los grandes complejos financieros escojan la política que consideran de su aprobación, la lucha tiene que quedar en el marco nacional, es no haber entendido nada del funcionamiento de la marcha del mundo, y si se ha entendido y no se actúa en consecuencia, es una traición, porque se le niega a la masa la posibilidad de elevarse, haciéndose libres, capaces de hacer historia.

Es la consecuencia lógica del abandono del escenario político de la clase obrera, que al subordinarse a la burguesía, dirigida por líderes oportunistas y venales, abandonando la reivindicación constante, esta, la clase obrera, el pueblo trabajador, queda imposibilitado de dar el salto político, capaz de demandar el cambio impulsor de las reivindicaciones que exigen controlar la propiedad de la producción, la propiedad de la tierra, del mundo, del que han sido apartado por la fuerza de las armas y ninguneados por las políticas de colaboración desigual y desordenada, y esto es lo que ocurre en Francia con la movilización espontanea de los chalecos amarillos, indecentemente silenciada por la prensa, y sin un mínimo análisis de los partidos y organizaciones obreras, que permiten que la movilización se agote por sí misma ¿Dónde queda la solidaridad?

Cabe señalar que sin una escuela pública, la francesa, que realza los valores republicanos, la movilización de los chalecos amarillos, tal vez no se habría producido, y esto es una fortaleza que contrarresta la debilidad ideológica de la izquierda, aun, sin tomar acuerdos capaces de explicar a los militantes y al mundo que mira con simpatía una movilización que lleva semanas de lucha, ¿qué hacer?

Esta debilidad ideológica-reivindicativa de las organizaciones obreras ha redundado, no solo en un enriquecimiento de las fortunas personales de los grandes capitales financieros, sino que los Estados, en las sociedades industrializadas, se han fascistizado, porque ya, los grandes propietarios dominan los entresijos de los aparatos de los Estados, y ya no necesitan los fascios di combatimentos ni las sturmabteilung, les basta el yihadismo, que es mucho menos comprometido políticamente, más difuso y manejable, por tanto, el fascismo adopta formas correosas, que sin embargo, al señalar al feminismo, a las mujeres, demuestran que el objetivo sigue siendo el mismo, silenciar a los más débiles porque temen el despertar de la sociedad, explotada, empobrecida y ninguneada por los poderosos, y en los tiempos actuales, no es descartable la posibilidad de una guerra en el territorio europeo, como sueñan los estrategas del complejo militar industrial.

En España vox es un aviso y una señal que nos indica la debilidad y el temor de los poderosos y un indicativo que pone de manifiesto como la falta de la lucha reivindicativa, sin querer poner el foco en las políticas de redistribución de las rentas ha dado fuerza a la burguesía que ha vista la necesidad de endurecer sus discurso como prevención de una lucha reivindicativa más agresiva ante el expolio que ha supuesto la crisis y las politicas de recortes puestas en prácticas en todo el mundo, para resarcir a los grandes bancos.

El fascismo ha estado presente, casi desde que acabo la SGM-WWII porque los Estados interiorizaron y acogieron a funcionarios fascistas y colaboracionistas, y en España, aun más, nunca se ha depurado a los funcionarios y torturadores. Vox no sería nada sin la caterva de jueces fascistas, sin la caterva de policías y militares fascistas que aun tienen plaza en los puestos estatales.

Los sindicatos obreros han estado ausente durante todo el desarrollo de las crisis, y cuando los expertos vaticinan una próxima ¿qué harán?

Qué habrá de hacer la ciudadanía, el pueblo trabajador para que el parco y modesto modo de vida esté garantizado. Una vida sin sobresaltos, con un mínimo de dignidad y seguridad, pues sin esa mínima seguridad no existe dignidad posible: reivindicar justicia distributiva, salir a la calle y luchar reivindicar el socialismo pues sin un proyecto de cambio social profundo, las reivindicaciones equivalen a pedir peras al olmo, y la actual situación política, cuando el complejo militar industrial se siente amenazado, porque los acuerdos conseguidos saltan por los aires, y la subordinación de la burguesía europea empieza a cuestionar el financiamiento del aparato militar de EEUU, el resultado, que históricamente ha tenido efectos apetecibles para ellos ha sido la guerra. No podemos caer en esa trampa.

jmrmesas

quince de enero de dos mil diecinueve


sábado, 5 de enero de 2019

SOBERANÍA: DOS VISIONES







SOBERANIA: DOS VISIONES

Si he entendido bien el asunto de la flexibilización cuantitativa el objetivo de los bancos centrales comprando la deuda pública sería el de desplazar la rentabilidad de esa deuda –las deudas de los Estados– de la inversión privada que garantizaban los Estados, sacándola del mercado, cuando esta comenzaba a estar comprometida por la transferencia de los fondos publico, porque los Estados, acudieron a rescatar a los bancos privados para potenciar y beneficiar la inversión privada, es decir, el objetivo era, es, abaratar, depreciar la deuda del Estado, de los Estados, para favorecer la economía privada. No habría bastado solo, como se hizo al comienzo de la crisis de 2007-2008, con las transferencias del dinero recaudado a los contribuyentes para dárselos a los bancos privados, sino que además, los fondos del Estado, de los Estados, de modo general habían de ser gradualmente depreciados, que es, en términos generales, atacar la soberanía nacional, la soberanía de los Estados porque solo de ese modo, los gobiernos son dóciles a las exigencia de los mercados, por otro nombre, la coalición de los grandes bancos. Eso equivale a desamortizar la la soberanía de los ciudadanos ya que los recortes demandados por el mercado –la libre confrontación de oferta y demanda es un recuerdo del pasado, les hace vulnerables pues la coalición de los grandes bancos comerciales interparticipados accionarialmente tiene la sutil capacidad de orientar la economía global, y una ciudadanía informada y organizada es el peligro que temen los poderoso del mundo, y por tanto, necesario de estar embridado y controlado a través de los gobiernos que se turnan en el juego democrático.

Es importante entender que mientras la ciudadanía está confiada y absorbida por los problemas de la vida común y corriente, la estructura organizada de la gran banca, cuya actividad cotidiana es la de vigilar que los acuerdos tomados en los encuentros internacionales y recogidos en las normas del Banco Internacional de Pagos, con sede el la ciudad Suiza de Basilea, se cumplan en todos sus términos, siendo ese el contenido de los acuerdos llevados a cabo en las sucesivas reuniones de los líderes políticos —cumbres internacionales— y que los gobiernos traducen en leyes que recortan las libertades políticas, socapa de los diversos terrorismos, al tiempo que recortan las partidas de los presupuestos llevados a los parlamentos nacionales.

Este es, diríase, el panorama general, que los gobiernos ofrecen al pueblo trabajador, a la sociedad y que es aceptado, en época de bonanza sin muchos problemas, al considerarse normal, sin entrar en la posibilidad de que tal normalidad sea una normalidad inventada.

En este panorama de normalidad, los gobiernos hacen sus ajustes, y he aquí que un gobierno, investido de la autoridad de ser elegido democráticamente, que ha recogido los avisos a navegantes que los diversos vigías económicos emiten —Basilea, BM, FMI—, que no tienen soberanía, pero sí muchísimo poder, por dejación de la soberanía de los Estados, que le otorgan un crédito inmerecido, decide imponer subidas a los carburantes. Podría haber sido cualquier gobierno, pero en este caso, le tocó al presidente de Francia, Macrón, tomar la decisión que, casi inmediatamente fue contestada por la soberanía popular descontenta de tener que pagar una crisis que consideran —esa sería la interpretación evidente— excesivamente financiada por la soberanía nacional. ¿Un choque de trenes?, no, un choque de soberanías.

Un choque de soberanías que el hábil presidente de Francia, señor Macrón, ha entendido —debo imaginar que tragando mucha bilis— que la soberanía delegada de la que él es portador, debía ceder ante el despliegue espontáneo de soberanía popular materializada por los chalecos amarillos que tomaron París.

Esa sería una forma de enfocar un aspecto de la soberanía.


La soberanía es tema que da para mucho pensar porque se invoca habitualmente sin especificar las diversas acepciones que se prestan a deslindar, pero que se evitan porque es imposible diferenciar sin que los conceptos se politicen.

¿Es Estados Unidos un país soberano?, y esta reflexión se responde casi sola con una afirmación, pero enseguida plantea cuestiones. Si EEUU es un país soberano ¿Por qué su presidente cierra la administración y no paga a sus funcionarios? ¿Son los funcionarios responsables de la quiebra financiera del Estado? ¿Si EEUU no tiene dinero porque no puede emitir más dólares? ¿Depende del presidente la decisión de crear dinero?

Cuando comenzó la crisis en 2007-2008, que dicen que ya ha pasado, el anterior presidente autorizó la emisión de billetes, cuyo valor, según los entendidos, no valían el papel que les daba soporte, pero dieron el efecto apetecido al introducir dinero en el sistema, sin embargo, Obama también se vio forzado ha echar la persiana porque el endeudamiento del Estado confronta a su gestor, el presidente, a responder de los gastos que superan las entradas. En ambos casos —Obama y Trump— el déficit se debe al escandaloso sumidero que representa la permanencia de un Estado que se asienta en la necesidad de mantener operativa una estructura bélica monstruosa, ya que alrededor de esa estructura se ha articulado el crecimiento industrial y financiero de los EEUU.

El empobrecimiento es la piedra angular en la que se basa la estructura del modo de producción de mercancías, y esta estructura, diría, no sigue un curso natural sino que sus características se refuerzan y se potencian porque la poderosísima burguesía se sabe, socialmente, numéricamente, minoritaria, débil, no solo en términos cuantitativos sino en términos cualitativos, conceptuales y por tanto, consciente de la quiebra de sus valores, su defensa es pues, impedir que la mayoría sea instruida, descreída, reflexiva, culta, porque en la ignorancia, en la superstición, en el infundio, el poder, a lo largo del proceso histórico, ha cimentado el hecho de gobernar, de dirigir, de dominar.

Estados Unidos es un Estado rico que se asienta en una nación pobre, empobrecida deliberadamente por una élite de cuatro o cinco familias riquísimas, y debe cuidar la ficción de hacer creer a esa mayoría empobrecida, en la soberanía de todos y no de la reducida élite. El choque entre republicanos y demócratas no es más que parte de la ficción necesaria de teatralizar.

La ficción tiene sus peligros porque las concepciones entre republicanos y demócratas se desarrolla en mitad de una crisis sistémica, en la que ha entrado el modo de producción mercantil, que saben sus estudiosos y expertos, ataca la base del trabajo asalariado, de ahí, los problemas arancelarios, la crítica situación del dólar como elemento de las transacciones internacionales, y mientras una fracción de la burguesía americana sabe que necesita hacer concepciones a sus aliados naturales, la otra, que tiene a Trump al frente, pretende que sus socios acaten, sin rechistar, los dictados que llevarán a una confrontación peligrosa, o tal vez suicida.

Ligar la elevación del techo de la deuda a la construcción del muro fronterizo con Méjico es la que encierra la apuesta de la confrontación. El señor Trump, al cerrar las diferentes oficinas estatales demuestra la prioridad de sus ideas sobre el respeto que le merece el pueblo soberano; la basura acumulada, al privar a sus conciudadanos —el pueblo soberano— de la necesaria higiene pública, muestra el cariz que encierran las concepciones de la fracción republicana, que Trump encabeza, y unos ciudadanos perplejos son testigos mudos, que la soberanía nacional se ejerce, como los poderosos han aprendido a ejercerla, a lo largo de los siglos, acumulando mierda y dinero y mientras en la vieja Europa, el pueblo francés que abrió las puertas históricas de la edad moderna, enfrentándose a la monarquía y acabando con ella se revela, el bendito pueblo americano obnubilado por un presidente, de dudosa fiabilidad, deja hacerle su papel.

Esa es otro aspecto de la soberanía que confronta diferentes concepciones de la misma, y puesto a elegir, prefiero la francesa, que demuestra que la sociedad esta viva y que la izquierda debe de tomar el testigo o desaparecer, porque los militantes que participan en las manifestaciones de París, disueltos y sin identificar su militancia están perdiendo, una vez más, convertirse en referencia de la lucha de clases, que indudablemente no vamos ganando, demostrando de ese modo la vacuidad de las formas corteses, cuando el único lenguaje que entiende el enemigo es el de la fuerza.

jmrmesas

cinco de enero de dos mil diecinueve