CONJETURAS
DE UN NO MARXISTA HETERODOXO
SOBRE UN MARXISTA ERRÁTICO
Acontecimientos
sumamente desagradables, penosos y en cierto modo, dolorosos, me han
apartado de la cotidianidad de mi blog, el cual no es el pasatiempo
de un viejo sino que es mi herramienta, mi arma contra el capital
financiero, con la que trato de acotar el espacio político de los
mercados, deslindando sus
maniobras y estrategias tendentes a conservar la iniciativa
política-económica en manos de la élite que dirige los destinos
del mundo, ese entramado político que se reparte la tarea entre
cumbres internacionales
en las que se diseñan acuerdos comerciales, reparto de yacimientos
de metales estratégicos, experimentos monetarios -bitcoin-, etc.,
etc., siempre con un ojo puesto en cercenar cualquier conato
revolucionario porque son conscientes de su terrible debilidad, no
obstante su aparente fortaleza, cuando me tropiezo con las
Confesiones
de un marxista errático … y no puede
substraerme de aportar mis conjeturas sobre las confesiones,
dado que el autor es nada más y nada menos que el teórico de
Syriza, a cuyo representante -Tsipras- corresponderá encabezar la
candidatura a las elecciones europea en nombre de la izquierda
europea, al que por tanto habré de votar, y creo conveniente y
necesario que confesiones de este calibre sean estudiadas, debatidas
y acotadas, pues la coalición que ha dado lugar al partido de la
izquierda europea no tiene un programa definido -al menos, no lo
conozco-, y supuesto como el Varoufakis no me terminan de convencer.
Europa está
experimentando un desplome, que difiere substancialmente de una
recesión capitalista « normal » superable mediante una reducción
de salarios que ayude a restablecer los beneficios. Ese
deslizamiento duradero, a largo plazo, hacia una depresión
asimétrica y una desintegración monetaria pone a la izquierda
radical frente a un terrible dilema : ¿deberíamos aprovechar esta
profunda crisis capitalista –esas que se dan una vez por siglo—
como una oportunidad para promover el desmantelamiento de la Unión
Europea, dada la adhesión entusiasta de ésta al credo y a las
políticas neoliberales? ¿O deberíamos aceptar que la izquierda no
está preparada para un cambio radical, y promover, en cambio, la
estabilización del capitalismo europeo? Este trabajo argumenta que,
por poco atractiva que pueda sonar esta ultima proposición a los
oídos de un pensador radical, el deber histórico de la izquierda,
en esta coyuntura particular, es estabilizar el capitalismo. Este
párrafo, resaltado en negrita por mí, es el inicio de las
confesiones de Varoufakis, y yo, me pregunto, ¿No es este
razonamiento el que ha animado a la socialdemocracia europea, a
través de dos guerras mundiales a apoyar al capitalismo? ¿Cómo
cree Varoufakis que construiremos un mundo más vivible para los más
desvalidos, sino es en medio de la tempestad de las que se dan una
vez por siglo? ¿De verdad, el deber histórico
de la izquierda es estabilizar el capitalismo en vez de acabar con
él? Es evidente que nuestro teórico está errado, y dudo mucho que
estas notas de un trabajador jubilado sin estudios superiores puedan
ayudar a enmendar el yerro, pero como compañero de lucha considero
leal e imprescindible exponer mi opinión de lo que creo un craso
error histórico de un elemento brillante y capaz.
EL PROCESO HISTÓRICO
Varoufakis,
al que no quiero llamar señor porque el término implicaría
alejamiento y desconsideración, es un lector de Marx y como tal se
fija en el proceso histórico como una indicación orientativa del
camino de la humanidad en su lucha por sobreponerse a la naturaleza;
es en esencia, el materialismo histórico, por lo tanto, a estas
alturas del proceso, hay lugar, substancia de la que extraer
conclusiones, y me arrojaré en la tarea de exponer mis conclusiones
sobre las lecciones que se podrían considerar definitivas de este
largo proceso histórico que tiene milenios y que particularmente,
los aproximados quinientos y pico de años del modo de producción de
mercancías, nos brinda conclusiones que se extraen casi sin
esfuerzo, pero que el compañero Varoufakis, tal vez, absorto por las
narraciones cinematográficas en las que observa la explicación del
susodicho proceso, se olvida de presentarnos, así pues, presentaré
que conclusiones saco, extraigo, resumo sobre el proceso histórico.
Estas conclusiones que
presentaré, no son ajenas a la falta de preparación de la
izquierda, esencialmente, de la clase obrera, llamada a liderar el
proceso de acabar con el capitalismo, pues este modo de producción
basado en la fabricación, en la producción de mercancías ha
llegado a su fin, y por tanto, la estabilización que prevé
Varoufakis es completamente nociva, toda vez que la explicación
marxista del proceso histórico está recorrido por la lucha de
clases, en la que, siempre un grupo humano en ascenso, tira de ese
proceso desarrollando las fuerzas productivas un grado más allá de
la clase, del grupo humano que tenía el poder. Es cierto, que en
este proceso, la clase en ascenso está penetrado de idea y concepto
de la clase a la que combate y termina por derrotar, y eso sería el
desarrollo del materialismo dialéctico, cuerpo argumental, en la que
según los estudiosos de Marx, componen el marxismo ortodoxo, por lo
que, si pretendemos progresar, la clase obrera, la izquierda
consciente, habremos de reconocer, que ciertamente no está
preparada, pero una vez reconocida esta carencia, producto de una
ideología enemiga, la ideología con que la burguesía, el capital
financiero internacional nos envenena y debilita, tendremos que
desarrollar una lucha tan feroz e indesmayable como la lucha
económica, pues esta, nunca será suficiente como para asegurar unas
condiciones de vida dignas, sin generar los paradigmas nuevos con los
que combatir a los venenosos paradigmas burgueses, así pues
presentaré la, para mí, principal conclusión del proceso
histórico.
La principal conclusión
del proceso histórico, desde los orígenes, ha sido la variación de
las relaciones de producción que ha ido modificando las fuerzas
productivas. Estas fuerzas productivas se han mantenido, casi
idénticas durante milenios, conservando por tanto, usos y costumbres
en las que se asentaba la ideología dominante, que la clase en
ascenso asumía, y en cierto modo, corregía, depurando los aspectos
que dificultaban su dominio, y esa depuración ejercida por los
grupos humanos que se han ido sucediendo en la historia, han
conservado el acervo cultural y ético que forman la humanización,
eso que hace que nos reconozcamos a través de los siglos como
sociedad, como elementos que progresan gracias a su organización
social, porque el componente esencial de las fuerzas productivas ha
sido la fuerza de trabajo. Solo en las últimas centurias, las
fuerzas productivas han tomado una aceleración, que en el último
siglo pasado, no tiene precedentes, y cuya conclusión es que las
nuevas fuerzas productivas, esencialmente, toda la ciencia y la
tecnología aplicada a la producción y a los procesos de producción,
ha terminado por prescindir, por apartar a la fuerza de trabajo del
proceso de producción. En los orígenes de la civilización las
máquinas simples, la palanca, el torno, la polea, eran máquinas
movidas por la fuerza de trabajo, la fuerza de trabajo eran las
fuerzas productivas, en la actualidad, la automatización de la
producción ha terminado por convertir a la fuerza de trabajo en una
actividad residual, y para alguien que tendrá que enfrentarse al
capital financiero europeo, que es tanto como decir, el capital
financiero mundial, esta conclusión del proceso de producción, ha
de tenerla clara, pues el modelo de civilización basado en la
fabricación de mercancías, de la que extraer ganancia, plusvalía,
ha llegado a su fin, y la sociedad tiene que buscar un nuevo modelo
de civilización, un nuevo modelo de convivencia, porque de lo
contrario, como dice el propio Varoufakis, la situación actual,
preñada por fuerzas radicalmente regresivas con capacidad para
causar un inhumano baño de sangre y de cegar por varias generaciones
las esperanzas de cualquier movimiento progresista, son cierta y
reales, pero no sera estabilizando el capitalismo como la frenaremos,
porque esa ha sido la práctica de la socialdemocracia, y sería
terrible volver a tropezar en la misma piedra.
CONSECUENCIAS
Todo el caos, toda la
barahúnda moral y económica que llegó con la crisis, o como dice
él mismo, el capitalismo conoció su segundo espasmo global en
2008, desencadenando una reacción que llevó a Europa a una espiral
que amenaza con engullir a los europeos en una vorágine de
depresión, cinismo, desintegración y misantropía poco menos que
permanentes, es para un marxista, por muy errático que este sea,
las señas de identidad del capitalismo, que él otorga a la
burguesía europea en exclusiva, como si esta no estuviera ligada por
mil lazos al capitalismo estadounidense, al cartel de las 147
transnacionales que forman el superimperialismo, origen de la actual
crisis, y verdadero causante de la reacción que se desencadena en
Europa, especialmente, en Europa, porque es aquí en Europa donde se
encuentra el grupo humano más preparado políticamente, capaz de
modificar el curso de la historia, el curso del proceso histórico,
si cuenta con la dirección política, y el proyecto vital capaz de
engendrar los nuevos paradigmas que impulsen al grupo humano, a la
izquierda radical, a encabezar la búsqueda de nuevos objetivos por
un mundo mejor, para todos, pues nunca transitaremos a un mundo mejor
con un capitalismo estabilizado, porque si algo enseña el marxismo
es que la fabricación, la producción de mercancía tiene lugar en
un proceso antitético, de lucha y hostilidad de clase contra clase,
por lo tanto, la estabilidad del capitalismo significa la anulación
de la clase obrera, no un entendimiento armonioso, cosa que solo se
producirá en un nuevo modo de producción del que se haya eliminado
la explotación de los seres humanos, y precisamente, las
consecuencias determinantes engendradas en este proceso, que pone fin
al modo de producción mercantil como impulsor de las fuerzas
productivas para uso y disfrute del conjunto humano es doble,
primero, la burguesía ha
aprendido a fabricar la mercancía por excelencia que le asegura el
dominio de la sociedad, y esta mercancía es el dinero, el cual solo
tienen valor de uso para el reducido grupo que compone el capital
financiero y su orla social, mediante el uso a gran escala de la
especulación financiera absorbiendo todas las esferas de la sociedad
susceptibles de ser privatizadas, mientras que el resto de la
sociedad, el dinero solo tiene valor de cambio, para asegurar una
subsistencia, cada vez más precaria, porque el empobrecimiento
material, es la garantía de dominio del uno por ciento sobre el
noventa y nueve restante; segundo,
la única industria que utiliza los avances científicos y técnicos
de manera metódica y habitual es la industria de armamento, la
industria militar fabricante de armas de destrucción masiva, siendo
este proceso antítesis de las fuerzas productivas, es decir,
convirtiéndose en fuerzas destructivas, razón por la cual, la
sociedad, encabezada por la izquierda radical habrá de exigir que
esa industria militar se convierta en fuente que asegure condiciones
de vida para la sociedad garantizando energía prácticamente a coste
cero, que permita al conjunto humano el estudio la investigación el
acceso a la cultura y la comunicación sin fronteras como medio de
impulsar unas fuerzas productivas nuevas y superiores.
LA CONTRADICCIÓN DEL VALOR
No
creo que al capital financiero internacional, al superimperialismo
euro-nipón-estadounidense le preocupe en absoluto la contradicción
filosófica de la ley del valor, que a Varoufakis le preocupa, en
tanto que, estimo, él considera que este, el sistema, aún tiene
cuerda, tiene futuro, ...La
brillante visión de Marx de la esencia de las crisis del capitalismo
fue precisamente ésta: cuanto mayor sea el éxito del capitalismo en
punto a convertir el trabajo en mercancía, menor será el valor por
unidad de cada producto generado, más baja la tasa de beneficio y,
eventualmente, más cercana la próxima y desagradable recesión del
sistema económico. Como
trato de razonar, aunque es posible que no acierte a expresarme, el
sistema está acabado, y el uno por ciento y su orla social, no
obstante ser cierta la ley del valor, ha pasado de explotar a la
clase obrera, ha explotar a la sociedad en su conjunto,
convirtiéndola en mercancía, al disparar todas las opciones, todas
las oportunidades de privatización; esto es el último cartucho del
sistema, antes de entrar directamente en la barbarie, si no lo
remediamos.
El
sistema no es solo el entramado de transnacionales industriales,
comerciales y bancarias, el sistema se sostiene porque su potente
industria ideológica genera confusión, ruido, ilusión mágica, que
hace pasar por consenso, cuando no es más que la magnificencia de la
estupidez, en la que caen las organizaciones sociales, incluidos
partidos y sindicatos, que son incapaces de plantear la ruptura de un
sistema tan desigual, injusto y canalla, en el que las enormes
potencialidades generadas en el proceso histórico, se dilapidan en
la industria bélica, o en proyectos faraónicos, donde todas las
deudas públicas están en los paraísos fiscales, con nombres y
apellidos de un puñado de multimillonarios, así que, ¿Estabilizar
el capitalismo europeo?
EL CARTEL DE LA UNIÓN EUROPEA
Un cambio de modo de producción no es graduarse de doctor, en el que
se obtiene el grado después de pasar pruebas que demuestran la
aptitud, un cambio de modo de producción es más bien una batalla
entre dos opciones antitéticas, y una vez llegado a ese punto, o
aprendes y batallas o serás aniquilado, y el sistema sabe de nuestra
debilidad, la prepara día a día, porque es su opción de victoria,
así pues, no vale decir que no estamos preparados, ¿Cómo
prepararnos? Reivindicando nuestros derechos, nuestras libertades
amenazadas y nuestras riquezas generadas socialmente y expropiadas a
titulo particular.
Es necesario de nuevo ver el proceso histórico en su conjunto, y lo
que demuestra el proceso histórico es que la economía está
fuertemente influenciada por el cartel de las 147 transnacionales, en
las que están todos los bancos sistémicos interparticipados
accionarialmente, porque el capital financiero internacional está
fuertemente organizado, desde el BPI -banco de pagos internacionales
de Basilea- FMI, banco mundial, OCDE, SWIFT -Society for Worldwide
Interbank Financial Telecomunication- todos estos instrumentos
económicos han internacionalizado, mundializado las fuerzas
productivas, que dejaron de ser nacionales, hace más de un siglo, y
que la miopía política, o que la incuria teórica se empeña en ver
como opciones nacionales, por lo tanto, el cartel político de la
Unión Europea, no obstante ser como lo describe Varofakis
...Comparto desde luego el punto de vista de que la Unión Europea
es un cártel fundamentalmente antidemocrático e irracional, que ha
llevado a los pueblos de Europa por el camino de la misantropía, el
conflicto y la recesión permanente, una necesidad de la
burguesía europea porque un continente fragmentado en una extensa
lista de países no tiene la estructura suficiente como para
articular un mercado, más como no puede existir un mercado sin un
Estado, la burguesía europea ha trampeado la necesidad organizando
la Unión Europea, porque un Estado -los Estados Unidos de Europa-
una política común, una economía integrada, una diplomacia común,
en un conjunto social tan preparado como el conjunto humano europeo,
es una terrible amenaza que la burguesía europea solo puede lidiar
aparentando una independencia política, cuando todo lo demás, marca
el territorio en el que se desarrolla la vida de los pueblos de
Europa, por eso no puedo compartir su visión de ...estabilizar el
capitalismo; salvar al capitalismo europeo de sí mismo y de los
inanes dirigentes que llevan inexorablemente a la catástrofe a la
eurozona porque, primero, esta situación es consecuencia de los
estertores agónicos del sistema, segundo, porque el sistema no tiene
solución, tercero, porque el proceso histórico, a pesar de estar
fuertemente mediatizado por la industria ideológica del
superimperialismo, tiene su dinámica interna que genera modos y
modas, usos y costumbres nuevas que expresan la vitalidad de las
nuevas generaciones que quieren romper , de hecho rompen viejos
clichés, pero que al carecer de perspectiva, su rompimiento es
inconstante y estéril, porque solo el planteamiento de construir la
utopía puede hacer visible los nuevos objetivos, por eso, a
diferencia de Varoufakis, considero que el deber histórico de la
izquierda no es estabilizar al capitalismo sino proceder a su final,
deconstruyéndolo, empezando por donde la burguesía no ha sido capaz
de llegar, es decir, luchando por los Estados Unidos de Europa, una
política común, para Europa, desde Tarifa a los Urales, y
reivindicando sin desmayos condiciones de vida dignas, acabar con las
privatizaciones, apoyando y cultivando políticas tendentes a mejorar
y preservar a la sociedad en su conjunto, como garantía de progreso,
luchando contra el secreto bancario y contra los paraísos fiscales,
exigiendo políticas fiscales progresivas, desmontando las industrias
bélicas y transformándolas en industrias que garanticen las
condiciones de vida, construyendo las infraestructuras sociales para
la convivencia entre entre pueblos y continentes, es decir,
impidiendo que esta crisis desemboque en una nueva guerra mundial,
que en mi opinión, cultivan las élites, como solución del paro y
desempleo, y no olvidemos que este remedio, el capitalismo lo
maneja con maestría.
La izquierda radical, y el Partido de la Izquierda de Europa,
concretamente, deberían de discutir como organizar una alternativa a
la economía del superimperialismo de las 147 grandes empresas
transnacionales, porque es evidente que la organización del capital
financiero no es improvisada y cambiar, conscientemente una era de la
historia, no puede ser cuestión de un día para otro, ha de ser un
proceso de preparación, que estamos empezando, y que queremos
abordar, y estas confesiones de uno de los dirigentes de la reciente
organización es materia que no puede pasar sin que los integrantes
se aperciban y posicionen sobre algo, que el autor, considera el
deber histórico de la izquierda.
jmrmesas
dos de enero de dos mil catorce