domingo, 26 de enero de 2014

EL INFORME





EL INFORME Y EL MUNDO

¡ES LA ESTRUCTURA ECONÓMICA!

La publicación del informe de intermon oxfan, destinado a presentarse en el foro económico de Davos, ha pasado veloz por los medios, sin que, salvo la novedad de su publicación, se le haya prestado la atención que merece, pues aunque el informe no ahonda en los entresijos de la concentración de la riqueza, su sola lectura es un monumental puñetazo que afecta a las estructuras políticas de los gobiernos del mundo, y de paso, a las estructuras ideológicas, organizativas y políticas, de toda la izquierda mundial, sin distinciones, pues parecería hecho para demostrar, no solo que sí se puede, sino que es preciso e inevitable luchar por revertir ese comportamiento de la política oficial de los gobiernos, y zarandear a los dirigentes políticos de la izquierda, para que se pongan las pilas o dejen su lugar a quienes estén dispuestos a encabezar las luchas reivindicativas contra la élite del mundo.

ES LA ESTRUCTURA ECONÓMICA DEL MUNDO

El informe desgrana una serie de datos que nos presentan la concentración de la riqueza en manos del uno por ciento mundial, como algo que sucede con naturalidad, incluso cuando dice que los gobiernos gobiernan para las élites, se presenta como algo separado del entramado de organizaciones a través de las cuales, la burguesía más rica del planeta, ha organizado su monumental red de acumulación de riqueza.

La desigualdad económica extrema y el secuestro de los procesos democráticos por parte de las élites son demasiado a menudo interdependientes”, sin que de esta obviedad se desprenda ninguna conclusión, como por ejemplo los sucesivos acuerdos basileas, destinados a evitar la intrusión de banqueros advenedizos en el respetable negocio de la gran banca; o cómo la sociedad de telecomunicaciones financieras interbancarias mundiales -SWIFT- es una red de la máxima fiabilidad a través de la cual tiene lugar todas las maniobras especulativas y de movimientos de capitales destinado a evitar que los gobiernos puedan seguir el rastro del dinero, entre la maraña de organizaciones económicas (lo escribo en itálica para resaltar, como el inteligente lector captará sin duda, que tales instituciones profesionales están recorridas y corroídas por un profundo sentido corporativo, clasista, elitista, que hace de tupidísimo filtro, incapaz de pasar sino se está en posesión de todo el marchamo que caracteriza a los integrantes que las dirigen y controlan).

Tengamos igualmente presente la bien estructurada red de instituciones internacionales a través de las cuales se organizan las sucesivas cumbres en las que se toman los acuerdo de recortes; sin olvidar el trabajo sucio como las matanzas, que tienen lugar en el mundo, desde la increíble escabechina de Indonesia -Yakarta 1965-, luego Chile 1972-, sin que se nos olvidemos los prolegómenos de la actuación de la mafia en ahogar el sindicalismo estadounidense, en un compadreo, casi público, con el gobierno yanki, o el asesinato de dirigentes africanos de las naciones que se liberaban del colonialismo europeo -Lumumba- y de este modo, hasta llegar a nuestros día, Libia, Siria, Túnez, Argelia, Egipto, o la sesgada información de la prensa acerca de los acontecimientos que tienen lugar en Ucrania, etc., etc., que hace del control de la política y lo político algo muy peligroso, complicado y obscuro, como para dejarse llevar de algo, que si no se capta el fondo pérfido, resulta tedioso y aburrido, porque ahora toda la pus del sistema empieza a salir por las numerosas pústulas, y el hedor se vuelve irrespirable -solamente en España, los casos de corrupción, bastan para escribir la historia a través de sus personajes pasados y presentes: casi todos contaminados-, pero hace solo diez o quince años, lo que hoy aparece en la prensa corriente era cosa de elementos muy informados, y su publicidad, cosa de muy hondo compromiso, porque el secreto era, y es, vital, para garantizar una apariencia de normalidad, estabilidad y solidez del sistema.

Este entramado de organizaciones profesionales, institucionales, nacionales e internacionales, son las que, de hecho, pero con un grado de barniz democrático, hacen posible que la política repugne a la ciudadanía, porque además, la opacidad del dinero sirve para corromper políticos, funcionarios, sindicalistas, que terminan por transmitir la sensación de que la política es algo sucio, solo buena para medrar, no en vano, el informe comienza aceptando “un cierto grado de desigualdad económica, como estímulo dirigido a los más capaces”, que evidentemente, tal estímulo termina por convertirse en único estimulo.

El informe, es de cualquier modo, muy utilizable porque demuestra el grado de explotación que el superimperialismo somete a la humanidad, algo que para los que quieren encontrar respuestas ciertas sobre el funcionamiento del mundo, se desprenden de los informes y estudios como el de la universidad de Zurich, publicado por la revista estadounidense PLOS ONE, o el hecho por oxfan, para ser debatido en Davos; lo cierto es que el mundo se encuentra metido de lleno en una situación de profundos cambios antes los que la izquierda no se pronuncia porque sabe que más allá de los discursos convencionales, los problemas de la gente corriente, no tienen solución sin acabar con el sistema, cosa que uno de los promotores del foro, Schwab, percibe con claridad, puesto que las nuevas tecnologías agrandarán la brecha del empleo, al prescindir, en modo creciente de la fuerza de trabajo.

A MODO DE CONCLUSIÓN

Sin falsas modestias, estos informes hechos en tiempos distintos y por organizaciones y estudiosos distintos, confirman la línea política de este blog, es decir, las fuerzas productivas, mundializadas a lo largo de los últimos ciento cincuenta años tienen algunas conclusiones, la más importante, que esta globalización de las fuerzas productivas hace superflua la fuerza de trabajo; consecuentemente, la civilización basada en la producción de mercancías, en la que masas de obreros -en lo que se ha venido en denominar, primer mundo, o sociedades industrializadas-, tenían asegurada su modo de vidaestáprácticamenteacabado; que la estructuración del capital financiero internacional, a través de sus organizaciones de todo tipo, dictan la política a sus  gobiernos para que estos las apliquen en las diferentes sociedades, es el superimperialismo, cuyo poder de manipulación de la economía mundial se lleva a cabo a partir de las 147 empresas transnacionales, que exige y hace necesario articular un poder popular para, dar un giro determinante a la utilización de las fuerzas productivas en manos del complejo militar-industrial euro-estadounidense, convirtiendo la industria militar en medios que potencien la condiciones de vida de la ciudadanía; la adopción de una medida de valor, acorde con las fuerzas productivas globales -una moneda mundial-, que sería la manera más eficiente y menos traumática de armonizar las diferencias nacionales, permitiendo que las diferentes naciones tomaran su tiempo en interiorizar los cambios sobrevenidos.

La historia, hasta aquí aparece como una sucesión de acontecimientos en el que el azar sería la causa determinante, pero la potencia y interdependencia del mundo moderno necesita una enorme dosis de previsión y planificación, reduciendo el azar, por eso, la izquierda, las fuerzas vivas de la sociedad, deben de hacer un esfuerzo coordinado, junto a la acción reivindicativa, por presentar ante la sociedad un proyecto de sociedad, ya que solo de este modo podrían movilizarse las fuerzas necesarias para deconstruir el conglomerado de organizaciones, a través de las cuales, el capital financiero internacional, absorbe las riquezas del mundo,concentrándolas en manos del uno por ciento. Si esto no se entiende, la opción más probable es una nueva guerra, que los estrategas de la burguesía, no descartan, como válvula de seguridad del sistema.

jmrmesas


veintiséis de enero de dos mil catorce

domingo, 19 de enero de 2014

¿ESPERANDO A QUÉ?



¿ESPERANDO A GODOT?

O

DEFINIR UN PROYECTO

Las próximas elecciones europeas pueden significar un gran acto, el primer paso para un avance estratégico o un el vulgar desarrollo de la manida cotidianidad, porque todo depende del enfoque con el que se encare el evento. Me atrevería a decir que toda la izquierda y buena parte de la intelectualidad internacional, sin contar con el temor del capital financiero mundial, dependen del desarrollo de esas elecciones y, especialmente, que Syriza gane las elecciones en Grecia, porque entonces, de cumplirse las previsiones, todo el panorama mundial podría experimentar una conmoción telúrica.

Esas previsiones están centradas en la posibilidad de que Syriza gane las elecciones griegas, con una mayoría suficiente, como para desarrollar su política sin necesidad de acudir a tener que pactarla con otras fuerzas, porque entonces, si las previsiones se cumplen se desencadenará esa conmoción que estremecerá todo el panorama mundial, ya que la política de los mercados, se sentirá estremecida en su fundamento por la oposición del gobierno griego a satisfacerla.

Este hecho, de producirse, está destinado a abordar el debate en torno a definir el programa de Syriza sobre el futuro, que abarca a algo más que Grecia, pues no habremos de olvidar que Tsipras es el candidato de la Izquierda de Europa, en las próximas elecciones, y presumiblemente, el nuevo jefe de gobierno, referente de un panorama, de la izquierda radical europea, convertido, por este futurible, en referente internacional.

La negación de las deudas públicas, por parte de las izquierdas es la piedra de toque, la prueba de la intención de la izquierda europea de ir al fondo de una política para poner límites a la codicia del capital financiero, pero si la izquierda radical griega cifra en la negativa a satisfacer las demandas de los banqueros las condiciones de la deuda, para, de este modo, solucionar los problemas de los ciudadanos griegos atenazados por las condiciones de miseria, que el capital financiero les impone, no parece que esta política sea la que guíe a los integrantes de la coalición electoral que se reunió en Madrid, el pasado diciembre, a tenor de las diferencias surgidas entre Pierre Laurent y Jean Luc Mélenchon sobre la oportunidad de aparcar el acuerdo, porque el PCF pretende una alianza electoral con los socialistas de cara a las elecciones municipales, en concreto, a la alcaldía de Paris.

Este episodio, me hace suponer, que tal hecho no se discutió en el encuentro de diciembre, y que el orden de batalla hasta las elecciones europeas, quedase un tanto desdibujado, centrando el tema solo en las mismas elecciones, sin discutir una política de acción conjunta, o lo que es lo mismo, sin entender que el momento político exige de las organizaciones de la izquierda una práctica política en la que el mensaje no esté centrado en las elecciones sino en una acción comprometida con la necesidad de romper con el sistema, más que en acuerdos que lo estabilizan.

LAS PREVISIONES DEL CAPITALISMO

El desempleo ha alcanzado niveles récord en la Unión Europea y en España. Y las agencias internacionales más fiables dicen que la economía española no alcanzará los niveles de desempleo que tenía antes de que se iniciara la crisis hasta veinte años (sí, ha leído bien, veinte años a partir de ahora). Y puesto que el desempleo juvenil es el doble del general, estos pronósticos quieren decir que estamos quemando nuestro futuro, pues muchas generaciones jóvenes estarán en una situación desesperada, habiendo sido convertidas en inservibles. Esta situación de los jóvenes está también afectando negativamente al futuro de la Seguridad Social, contradiciendo, por cierto, el famoso argumento de que el problema de las pensiones es que hay demasiados ancianos y muy pocos jóvenes. La falacia de este argumento queda claramente al descubierto en la crisis actual. El problema de las pensiones no es que no haya jóvenes sino que no hay trabajo para ellos. Este es el problema que el famoso argumento catastrofista basado en la transición demográfica oculta. Lo dice este articulo (1) de alguien que está muy bien informado, eso quiere decir que tales políticas no son improvisadas, obedecen a una concepción de los mercados, y los mercados son los dueños de complejos industriales y bancarios que dicen que hay que fabricar, cómo hacerlo, donde hacerlo, a quien venderlo, y a qué precio, porque el mercado perdió aquel componente de imprevisibilidad de antaño que hacia muy aleatoria la producción. Hoy, las comunicaciones, la informática, y el cartel de las 147 empresas transnacionales, hacen del mercado una ficción, una coartada para manipular a los pueblos; el capitalismo que lideran las 147 multinacionales en manos de un puñado de multimillonarios, necesita empobrecer a masas de ciudadanos para diseñar otro tipo de sociedad porque el modelo de civilización basado en la producción industrial de mercancías ha tocado a su fin, esos grandes complejos industriales llenos de obreros, que tiraban de lo que los economistas llaman demanda agregada, está en crisis porque los procesos de producción están altamente automatizados porque las nuevas tecnologías reducen, cada vez más, la fuerza de trabajo, y la construcción, que era la industria con posibilidades de absorber mano de obra con escasa cualificación le está pasando lo mismo, por lo que cualquier medida implica desactivar a las masas de parados engañándoles con mentiras sobre una reactivación económica, siempre lenta y a largo plazo, mientras persisten los recortes como medio de empobrecer y dominar a esas masas, sin descartar la posibilidad de una guerra como válvula de seguridad del sistema.

El modelo de civilización que el modo de producción de mercancías desarrolló tras la SGM, está acabado, y un nuevo modelo hay que darle forma y contenido, a partir de las señales y esbozos que, sobre todo, los jóvenes y las nuevas tecnologías nos muestran, pero eso no está en el ideario de la izquierda, muy absorbida por el electoralismo, por eso, en diciembre pasado, en Madrid, el partido de la izquierda europea solo acordó elegir secretario general -Laurent-, y candidato a Tsipras, sin llegar a un entendimiento sobre el momento por el que atraviesa el capitalismo, ni sobre la alternativa que Syriza representa, negando la deuda, y esto enlaza con la visión del economista de esa formación -Varoufakis- sobre la tarea histórica de la izquierda, hoy, de estabilizar el capitalismo europeo.

LA IDEA DE LOS ECONOMISTAS SOBRE LA ECONOMIA

No hay plena consciencia de que el lenguaje que se utiliza hoy en las ciencias económicas (donde el pensamiento neoliberal es dominante), y que aparece en el discurso hegemónico en los medios de información de mayor difusión, reproduce unos valores que quedan ocultos en la narrativa de esta área de conocimiento. Cito, de nuevo al señor Navarro (2) porque es un profesional reconocido, pero tengo muy claro, que, en cualquier caso, la economía dista mucho de ser estudiada con el interés que Marx puso en averiguar que es lo que hay de particular, que a unos beneficia y a otros perjudica, a unos enriquece y a otros empobrece. La economía no es una ciencia exacta, es una ciencia social, y esa ciencia social está puesta al servicio de empresarios, banqueros, gobiernos, cuyas necesidades y exigencias componen el núcleo duro sobre el que se construyen las teorías macro, micro, o de cualquier ámbito o tipo que se tercie para presentar a la sociedad, un afán corriente y moliente de enriquecimiento parcial, de élite, minoritario, y esto es así, desde que los desocupados nobles franceses e ingleses empezaron a teorizar de donde provenían las riquezas que ellos consumían, allá por el siglo xviii. Este afán de lucro es el que mueve a la economía real y a la economía especulativa desde entonces hasta nuestros días y en todo este proceso el único cambio real que ha tenido lugar ha sido un crecimiento desbordante de unas fuerzas productivas que demandan nuevos cauces y modos, que dije (3) hace algún tiempo.

Los economistas ven la economía en un desarrollo mecanicista; si algo sube, otra cosa baja, los inputs que no entraron en wall street, dispararon la crisis (4), y así, sin entrar en el complejo mundo de las relaciones de producción, no se puede entender la crisis, se seguirá esperando una señal milagrosa, que nunca se ha producido, ni se producirá, porque esas relaciones sociales, esas relaciones de producción, esa estructura económica, no se analiza, no se discute, no se cuestiona, mientras que lo que Marx vio en la economía fue esa estructura económica de la que supo extraer las lecciones determinantes, y estas son, que tales relaciones de producción son relaciones de poder, apoyadas, justificadas y bendecidas por el poder político, que da lugar a complejos códigos en las que la violación de tales relaciones de producción son severamente castigadas, y que cada época se articula en una complicidad social para desarrollar una convivencia que permite extraer lo más jugoso y productivo que la sociedad puede generar, acompañado de arte, cultura, conocimiento al mismo tiempo que genera mercancías, y mientras las fuerzas productivas tuvieron como motor a la fuerza de trabajo, el desarrollo pareció lento y las cambios sobrevenidos se integraban con una cierta armonía, pero nuestra época, con una fuerzas productivas colosales, cuya principal característica es que estas fuerzas productivas segreganexpulsan a la fuerza de trabajo (algo que no es necesariamente dañino, si la sociedad, no una clase, se las apropia), los cambios que se están produciendo son explosivos, excluyentes, rupturistas.

Primero, porque el modelo de sociedad basado en la producción de mercancías está agotado: las mercancías han reducido la plusvalía generada, porque la fuerza de trabajo es cada vez más testimonial, véase, como muestra el articulo del enlace (5), y reflexionen que tiene ver con la realidad; pasa olímpicamente de todos los cambios producidos en industrias como la siderurgia, en los transportes, en las comunicaciones, con sus implicaciones en el mundo financiero; pues claro que la tasa de ganancia ha caído, sino a qué viene ese afán privatizador (6) del capital financiero internacional, sino a compensar esa tasa de ganancia, cada vez más exigua, y no solo como compensación económica, sino al igual que la plusvalía, para controlar y dominar política y organizativamente a la sociedad, a la que expropian, parcelas de utilidad, antes públicas.



Segundo, porque pese a que los cambios aparentan espontaneidad, son buscados por el poder, para embridar a la sociedad, no para favorecerla. En la proposición de Varoufakis (7), parece desprenderse que sus propuestas podrían ser aplicadas, porque técnicamente son correctas, cuando de lo que se trata, es que las propuestas correctas, solo se aplicarán cuando vayan acompañadas de una fuerza, social y política, capaz de imponerlas, solo entonces, el poder, mermado, se verá obligado a darles curso, y este matiz, es importante que se tenga muy presente, si quienes luchan por impulsar un cambio, están decididos a lograrlo.

Tercero, porque el capital monopolista internacional está sólidamente articulado: los sucesivos acuerdos tomados por el Banco de Pagos Internacionales -los acuerdos basileas-, están tomados para garantizar que la gran banca no pierda el control financiero, en ningún momento, evitando a los advenedizos al negocio bancario, quebrarlo. Toda la batería de organizaciones internacionales hacen que el reducido grupo de multimillonarios que controlan la economía mundial se conozcan personalmente, en gran medida, y en todos ellos, la preocupación más importante es no perder el control del mundo. Las cumbres internacionales, sus thinktank, sus instituciones internacionales, todo contribuye a homogeneizar criterios para no perder el control y ventilar sus negocios, mientras ocultan, corrompen y engañan, y sin embargo, la clase obrera, la izquierda, como clase obrera consciente tiene un gran handicap que es la terrible dificultad para entender la dimensión global de la política, porque constreñida a lo largo del tiempo a solucionar su supervivencia, extender su pensamiento más lejos de su ámbito de desarrollo, le repele, sus líderes y tribunos, incluso aquellos con una preparación académica rechazan la organización, porque esta requiere previsión y cálculo partidario por y para la clase explotada, política, que es lo que significa previsión y cálculo, y este no puede ser inocente, requiere mala leche para meter el dedo en el ojo del enemigo, y eso repugna a quienes van de buena ley, pero nuestra época, cuando una institución de espionaje -NSA- escucha millones de conversaciones telefónicas, incluso de los líderes aliados, cuando los ordenadores con programas financieros ejecutan millones de decisiones por segundo que afectan a las cotizaciones de bolsa, cuando las colosales fuerzas productivas se transforman en fuerzas de destrucción, con capacidad de destruir varias veces la vida en el planeta, la izquierda, la clase obrera consciente ha de atreverse a organizarse y plantear que clase de sociedad quierecómo será la economía, para que esta sea útil para la sociedad en su conjunto, cómo expropiar a los expropiadores, cómo aprovechar el caos y la desestabilización políticapara terminar de arrancarles su omnímodo poder, y no decir que la misión histórica de la clase obrera es estabilizar el capitalismo (8), por muy buenas intenciones que se tenga, porque se yerra catastróficamente.

El partido de la izquierda europea puede ser una buena herramienta si es capaz de aceptar que su tarea es la previsión y cálculo por y para organizar esa lucha por una sociedad futura, con una economía diferente, y eso requiere confrontar las posiciones de los integrantes para lograr una apreciación común de los acontecimientos y tareas acerca de lo que significa la deuda pública y la negativa a aceptar esa carga que los pueblos no han solicitado, cuando el capital financiero decidió, tras la SGM eludir los impuestos creando los paraísos fiscales, por las buenas. Si se toma en consideración lo que significa esa posición política, se comprenderá que mantener esa posición política es una lucha rupturista y desestabilizadora para el capital monopolista internacional, y solo se podrá mantener si ese partido profundiza las contradicciones del capital monopolista, y a partir de esa lucha por combinar los esfuerzos, va ampliando las propias perspectivas sobre la sociedad futura que se desea construir, cambiando el tipo de economía, como dice el propio Varoufakis en otro articulo (9): La única salida para el éxito de un gobierno de SYRIZA es cambiar la economía de Europa. Es una tarea difícil, pero creo que no es imposible. De hecho, no hay otra alternativa para SYRIZA ni, de hecho, para cualquier otro partido político en la periferia de Europa que aspire a una economía social estable.

En este sentido, Varoufakis tiene razón, pero esa razón no tenderá a armonizar las contradicciones, ni de los de los inanes dirigentes que llevan inexorablemente a la catástrofe a la eurozona (cita nº 8), ni las propias contradicciones de los integrantes del partido de la izquierda europea (entre Laurent -PCF- y Mélenchon -PG-), sino que las profundizará en ambos bandos y será en esa confrontación, ideológica, política y orgánica, que surgirá la síntesis, si se persiste, con ánimo militante, criticando y denunciando los errores, las torpezas y las faltas de las organizaciones sanas que luchan contra el sistema aunque aún no formulen sus previsiones de sustitución, manteniendo la unidad por alumbrar la sociedad futura con una nueva economía, lo demás son gaitas, eludir la responsabilidad de presentar un proyecto a la sociedad, o esperar que surja de la nada. La sociedad valorará el esfuerzo y la lucha por recibir ese nuevo proyecto de sociedad, incluso si se cometen errores, porque es lo que demandan los nuevos tiempos, aunque esas demandas no estén formuladas en términos precisos.

jmrmesas



diecinueve de enero de dos mil catorce




























jueves, 2 de enero de 2014

CONJETURAS








CONJETURAS DE UN NO MARXISTA HETERODOXO

SOBRE UN MARXISTA ERRÁTICO

Acontecimientos sumamente desagradables, penosos y en cierto modo, dolorosos, me han apartado de la cotidianidad de mi blog, el cual no es el pasatiempo de un viejo sino que es mi herramienta, mi arma contra el capital financiero, con la que trato de acotar el espacio político de los mercados, deslindando sus maniobras y estrategias tendentes a conservar la iniciativa política-económica en manos de la élite que dirige los destinos del mundo, ese entramado político que se reparte la tarea entre cumbres internacionales en las que se diseñan acuerdos comerciales, reparto de yacimientos de metales estratégicos, experimentos monetarios -bitcoin-, etc., etc., siempre con un ojo puesto en cercenar cualquier conato revolucionario porque son conscientes de su terrible debilidad, no obstante su aparente fortaleza, cuando me tropiezo con las Confesiones de un marxista erráticoy no puede substraerme de aportar mis conjeturas sobre las confesiones, dado que el autor es nada más y nada menos que el teórico de Syriza, a cuyo representante -Tsipras- corresponderá encabezar la candidatura a las elecciones europea en nombre de la izquierda europea, al que por tanto habré de votar, y creo conveniente y necesario que confesiones de este calibre sean estudiadas, debatidas y acotadas, pues la coalición que ha dado lugar al partido de la izquierda europea no tiene un programa definido -al menos, no lo conozco-, y supuesto como el Varoufakis no me terminan de convencer.

Europa está experimentando un desplome, que difiere substancialmente de una recesión capitalista « normal » superable mediante una reducción de salarios que ayude a restablecer los beneficios. Ese deslizamiento duradero, a largo plazo, hacia una depresión asimétrica y una desintegración monetaria pone a la izquierda radical frente a un terrible dilema : ¿deberíamos aprovechar esta profunda crisis capitalista –esas que se dan una vez por siglo— como una oportunidad para promover el desmantelamiento de la Unión Europea, dada la adhesión entusiasta de ésta al credo y a las políticas neoliberales? ¿O deberíamos aceptar que la izquierda no está preparada para un cambio radical, y promover, en cambio, la estabilización del capitalismo europeo? Este trabajo argumenta que, por poco atractiva que pueda sonar esta ultima proposición a los oídos de un pensador radical, el deber histórico de la izquierda, en esta coyuntura particular, es estabilizar el capitalismo. Este párrafo, resaltado en negrita por mí, es el inicio de las confesiones de Varoufakis, y yo, me pregunto, ¿No es este razonamiento el que ha animado a la socialdemocracia europea, a través de dos guerras mundiales a apoyar al capitalismo? ¿Cómo cree Varoufakis que construiremos un mundo más vivible para los más desvalidos, sino es en medio de la tempestad de las que se dan una vez por siglo? ¿De verdad, el deber histórico de la izquierda es estabilizar el capitalismo en vez de acabar con él? Es evidente que nuestro teórico está errado, y dudo mucho que estas notas de un trabajador jubilado sin estudios superiores puedan ayudar a enmendar el yerro, pero como compañero de lucha considero leal e imprescindible exponer mi opinión de lo que creo un craso error histórico de un elemento brillante y capaz.

EL PROCESO HISTÓRICO

Varoufakis, al que no quiero llamar señor porque el término implicaría alejamiento y desconsideración, es un lector de Marx y como tal se fija en el proceso histórico como una indicación orientativa del camino de la humanidad en su lucha por sobreponerse a la naturaleza; es en esencia, el materialismo histórico, por lo tanto, a estas alturas del proceso, hay lugar, substancia de la que extraer conclusiones, y me arrojaré en la tarea de exponer mis conclusiones sobre las lecciones que se podrían considerar definitivas de este largo proceso histórico que tiene milenios y que particularmente, los aproximados quinientos y pico de años del modo de producción de mercancías, nos brinda conclusiones que se extraen casi sin esfuerzo, pero que el compañero Varoufakis, tal vez, absorto por las narraciones cinematográficas en las que observa la explicación del susodicho proceso, se olvida de presentarnos, así pues, presentaré que conclusiones saco, extraigo, resumo sobre el proceso histórico.

Estas conclusiones que presentaré, no son ajenas a la falta de preparación de la izquierda, esencialmente, de la clase obrera, llamada a liderar el proceso de acabar con el capitalismo, pues este modo de producción basado en la fabricación, en la producción de mercancías ha llegado a su fin, y por tanto, la estabilización que prevé Varoufakis es completamente nociva, toda vez que la explicación marxista del proceso histórico está recorrido por la lucha de clases, en la que, siempre un grupo humano en ascenso, tira de ese proceso desarrollando las fuerzas productivas un grado más allá de la clase, del grupo humano que tenía el poder. Es cierto, que en este proceso, la clase en ascenso está penetrado de idea y concepto de la clase a la que combate y termina por derrotar, y eso sería el desarrollo del materialismo dialéctico, cuerpo argumental, en la que según los estudiosos de Marx, componen el marxismo ortodoxo, por lo que, si pretendemos progresar, la clase obrera, la izquierda consciente, habremos de reconocer, que ciertamente no está preparada, pero una vez reconocida esta carencia, producto de una ideología enemiga, la ideología con que la burguesía, el capital financiero internacional nos envenena y debilita, tendremos que desarrollar una lucha tan feroz e indesmayable como la lucha económica, pues esta, nunca será suficiente como para asegurar unas condiciones de vida dignas, sin generar los paradigmas nuevos con los que combatir a los venenosos paradigmas burgueses, así pues presentaré la, para mí, principal conclusión del proceso histórico.

La principal conclusión del proceso histórico, desde los orígenes, ha sido la variación de las relaciones de producción que ha ido modificando las fuerzas productivas. Estas fuerzas productivas se han mantenido, casi idénticas durante milenios, conservando por tanto, usos y costumbres en las que se asentaba la ideología dominante, que la clase en ascenso asumía, y en cierto modo, corregía, depurando los aspectos que dificultaban su dominio, y esa depuración ejercida por los grupos humanos que se han ido sucediendo en la historia, han conservado el acervo cultural y ético que forman la humanización, eso que hace que nos reconozcamos a través de los siglos como sociedad, como elementos que progresan gracias a su organización social, porque el componente esencial de las fuerzas productivas ha sido la fuerza de trabajo. Solo en las últimas centurias, las fuerzas productivas han tomado una aceleración, que en el último siglo pasado, no tiene precedentes, y cuya conclusión es que las nuevas fuerzas productivas, esencialmente, toda la ciencia y la tecnología aplicada a la producción y a los procesos de producción, ha terminado por prescindir, por apartar a la fuerza de trabajo del proceso de producción. En los orígenes de la civilización las máquinas simples, la palanca, el torno, la polea, eran máquinas movidas por la fuerza de trabajo, la fuerza de trabajo eran las fuerzas productivas, en la actualidad, la automatización de la producción ha terminado por convertir a la fuerza de trabajo en una actividad residual, y para alguien que tendrá que enfrentarse al capital financiero europeo, que es tanto como decir, el capital financiero mundial, esta conclusión del proceso de producción, ha de tenerla clara, pues el modelo de civilización basado en la fabricación de mercancías, de la que extraer ganancia, plusvalía, ha llegado a su fin, y la sociedad tiene que buscar un nuevo modelo de civilización, un nuevo modelo de convivencia, porque de lo contrario, como dice el propio Varoufakis, la situación actual, preñada por fuerzas radicalmente regresivas con capacidad para causar un inhumano baño de sangre y de cegar por varias generaciones las esperanzas de cualquier movimiento progresista, son cierta y reales, pero no sera estabilizando el capitalismo como la frenaremos, porque esa ha sido la práctica de la socialdemocracia, y sería terrible volver a tropezar en la misma piedra.

CONSECUENCIAS

Todo el caos, toda la barahúnda moral y económica que llegó con la crisis, o como dice él mismo, el capitalismo conoció su segundo espasmo global en 2008, desencadenando una reacción que llevó a Europa a una espiral que amenaza con engullir a los europeos en una vorágine de depresión, cinismo, desintegración y misantropía poco menos que permanentes, es para un marxista, por muy errático que este sea, las señas de identidad del capitalismo, que él otorga a la burguesía europea en exclusiva, como si esta no estuviera ligada por mil lazos al capitalismo estadounidense, al cartel de las 147 transnacionales que forman el superimperialismo, origen de la actual crisis, y verdadero causante de la reacción que se desencadena en Europa, especialmente, en Europa, porque es aquí en Europa donde se encuentra el grupo humano más preparado políticamente, capaz de modificar el curso de la historia, el curso del proceso histórico, si cuenta con la dirección política, y el proyecto vital capaz de engendrar los nuevos paradigmas que impulsen al grupo humano, a la izquierda radical, a encabezar la búsqueda de nuevos objetivos por un mundo mejor, para todos, pues nunca transitaremos a un mundo mejor con un capitalismo estabilizado, porque si algo enseña el marxismo es que la fabricación, la producción de mercancía tiene lugar en un proceso antitético, de lucha y hostilidad de clase contra clase, por lo tanto, la estabilidad del capitalismo significa la anulación de la clase obrera, no un entendimiento armonioso, cosa que solo se producirá en un nuevo modo de producción del que se haya eliminado la explotación de los seres humanos, y precisamente, las consecuencias determinantes engendradas en este proceso, que pone fin al modo de producción mercantil como impulsor de las fuerzas productivas para uso y disfrute del conjunto humano es doble, primero, la burguesía ha aprendido a fabricar la mercancía por excelencia que le asegura el dominio de la sociedad, y esta mercancía es el dinero, el cual solo tienen valor de uso para el reducido grupo que compone el capital financiero y su orla social, mediante el uso a gran escala de la especulación financiera absorbiendo todas las esferas de la sociedad susceptibles de ser privatizadas, mientras que el resto de la sociedad, el dinero solo tiene valor de cambio, para asegurar una subsistencia, cada vez más precaria, porque el empobrecimiento material, es la garantía de dominio del uno por ciento sobre el noventa y nueve restante; segundo, la única industria que utiliza los avances científicos y técnicos de manera metódica y habitual es la industria de armamento, la industria militar fabricante de armas de destrucción masiva, siendo este proceso antítesis de las fuerzas productivas, es decir, convirtiéndose en fuerzas destructivas, razón por la cual, la sociedad, encabezada por la izquierda radical habrá de exigir que esa industria militar se convierta en fuente que asegure condiciones de vida para la sociedad garantizando energía prácticamente a coste cero, que permita al conjunto humano el estudio la investigación el acceso a la cultura y la comunicación sin fronteras como medio de impulsar unas fuerzas productivas nuevas y superiores.

LA CONTRADICCIÓN DEL VALOR

No creo que al capital financiero internacional, al superimperialismo euro-nipón-estadounidense le preocupe en absoluto la contradicción filosófica de la ley del valor, que a Varoufakis le preocupa, en tanto que, estimo, él considera que este, el sistema, aún tiene cuerda, tiene futuro, ...La brillante visión de Marx de la esencia de las crisis del capitalismo fue precisamente ésta: cuanto mayor sea el éxito del capitalismo en punto a convertir el trabajo en mercancía, menor será el valor por unidad de cada producto generado, más baja la tasa de beneficio y, eventualmente, más cercana la próxima y desagradable recesión del sistema económico. Como trato de razonar, aunque es posible que no acierte a expresarme, el sistema está acabado, y el uno por ciento y su orla social, no obstante ser cierta la ley del valor, ha pasado de explotar a la clase obrera, ha explotar a la sociedad en su conjunto, convirtiéndola en mercancía, al disparar todas las opciones, todas las oportunidades de privatización; esto es el último cartucho del sistema, antes de entrar directamente en la barbarie, si no lo remediamos.

El sistema no es solo el entramado de transnacionales industriales, comerciales y bancarias, el sistema se sostiene porque su potente industria ideológica genera confusión, ruido, ilusión mágica, que hace pasar por consenso, cuando no es más que la magnificencia de la estupidez, en la que caen las organizaciones sociales, incluidos partidos y sindicatos, que son incapaces de plantear la ruptura de un sistema tan desigual, injusto y canalla, en el que las enormes potencialidades generadas en el proceso histórico, se dilapidan en la industria bélica, o en proyectos faraónicos, donde todas las deudas públicas están en los paraísos fiscales, con nombres y apellidos de un puñado de multimillonarios, así que, ¿Estabilizar el capitalismo europeo?
EL CARTEL DE LA UNIÓN EUROPEA

Un cambio de modo de producción no es graduarse de doctor, en el que se obtiene el grado después de pasar pruebas que demuestran la aptitud, un cambio de modo de producción es más bien una batalla entre dos opciones antitéticas, y una vez llegado a ese punto, o aprendes y batallas o serás aniquilado, y el sistema sabe de nuestra debilidad, la prepara día a día, porque es su opción de victoria, así pues, no vale decir que no estamos preparados, ¿Cómo prepararnos? Reivindicando nuestros derechos, nuestras libertades amenazadas y nuestras riquezas generadas socialmente y expropiadas a titulo particular.

Es necesario de nuevo ver el proceso histórico en su conjunto, y lo que demuestra el proceso histórico es que la economía está fuertemente influenciada por el cartel de las 147 transnacionales, en las que están todos los bancos sistémicos interparticipados accionarialmente, porque el capital financiero internacional está fuertemente organizado, desde el BPI -banco de pagos internacionales de Basilea- FMI, banco mundial, OCDE, SWIFT -Society for Worldwide Interbank Financial Telecomunication- todos estos instrumentos económicos han internacionalizado, mundializado las fuerzas productivas, que dejaron de ser nacionales, hace más de un siglo, y que la miopía política, o que la incuria teórica se empeña en ver como opciones nacionales, por lo tanto, el cartel político de la Unión Europea, no obstante ser como lo describe Varofakis ...Comparto desde luego el punto de vista de que la Unión Europea es un cártel fundamentalmente antidemocrático e irracional, que ha llevado a los pueblos de Europa por el camino de la misantropía, el conflicto y la recesión permanente, una necesidad de la burguesía europea porque un continente fragmentado en una extensa lista de países no tiene la estructura suficiente como para articular un mercado, más como no puede existir un mercado sin un Estado, la burguesía europea ha trampeado la necesidad organizando la Unión Europea, porque un Estado -los Estados Unidos de Europa- una política común, una economía integrada, una diplomacia común, en un conjunto social tan preparado como el conjunto humano europeo, es una terrible amenaza que la burguesía europea solo puede lidiar aparentando una independencia política, cuando todo lo demás, marca el territorio en el que se desarrolla la vida de los pueblos de Europa, por eso no puedo compartir su visión de ...estabilizar el capitalismo; salvar al capitalismo europeo de sí mismo y de los inanes dirigentes que llevan inexorablemente a la catástrofe a la eurozona porque, primero, esta situación es consecuencia de los estertores agónicos del sistema, segundo, porque el sistema no tiene solución, tercero, porque el proceso histórico, a pesar de estar fuertemente mediatizado por la industria ideológica del superimperialismo, tiene su dinámica interna que genera modos y modas, usos y costumbres nuevas que expresan la vitalidad de las nuevas generaciones que quieren romper , de hecho rompen viejos clichés, pero que al carecer de perspectiva, su rompimiento es inconstante y estéril, porque solo el planteamiento de construir la utopía puede hacer visible los nuevos objetivos, por eso, a diferencia de Varoufakis, considero que el deber histórico de la izquierda no es estabilizar al capitalismo sino proceder a su final, deconstruyéndolo, empezando por donde la burguesía no ha sido capaz de llegar, es decir, luchando por los Estados Unidos de Europa, una política común, para Europa, desde Tarifa a los Urales, y reivindicando sin desmayos condiciones de vida dignas, acabar con las privatizaciones, apoyando y cultivando políticas tendentes a mejorar y preservar a la sociedad en su conjunto, como garantía de progreso, luchando contra el secreto bancario y contra los paraísos fiscales, exigiendo políticas fiscales progresivas, desmontando las industrias bélicas y transformándolas en industrias que garanticen las condiciones de vida, construyendo las infraestructuras sociales para la convivencia entre entre pueblos y continentes, es decir, impidiendo que esta crisis desemboque en una nueva guerra mundial, que en mi opinión, cultivan las élites, como solución del paro y desempleo, y no olvidemos que este remedio, el capitalismo lo maneja con maestría.

La izquierda radical, y el Partido de la Izquierda de Europa, concretamente, deberían de discutir como organizar una alternativa a la economía del superimperialismo de las 147 grandes empresas transnacionales, porque es evidente que la organización del capital financiero no es improvisada y cambiar, conscientemente una era de la historia, no puede ser cuestión de un día para otro, ha de ser un proceso de preparación, que estamos empezando, y que queremos abordar, y estas confesiones de uno de los dirigentes de la reciente organización es materia que no puede pasar sin que los integrantes se aperciban y posicionen sobre algo, que el autor, considera el deber histórico de la izquierda.

jmrmesas

dos de enero de dos mil catorce