domingo, 19 de enero de 2014

¿ESPERANDO A QUÉ?



¿ESPERANDO A GODOT?

O

DEFINIR UN PROYECTO

Las próximas elecciones europeas pueden significar un gran acto, el primer paso para un avance estratégico o un el vulgar desarrollo de la manida cotidianidad, porque todo depende del enfoque con el que se encare el evento. Me atrevería a decir que toda la izquierda y buena parte de la intelectualidad internacional, sin contar con el temor del capital financiero mundial, dependen del desarrollo de esas elecciones y, especialmente, que Syriza gane las elecciones en Grecia, porque entonces, de cumplirse las previsiones, todo el panorama mundial podría experimentar una conmoción telúrica.

Esas previsiones están centradas en la posibilidad de que Syriza gane las elecciones griegas, con una mayoría suficiente, como para desarrollar su política sin necesidad de acudir a tener que pactarla con otras fuerzas, porque entonces, si las previsiones se cumplen se desencadenará esa conmoción que estremecerá todo el panorama mundial, ya que la política de los mercados, se sentirá estremecida en su fundamento por la oposición del gobierno griego a satisfacerla.

Este hecho, de producirse, está destinado a abordar el debate en torno a definir el programa de Syriza sobre el futuro, que abarca a algo más que Grecia, pues no habremos de olvidar que Tsipras es el candidato de la Izquierda de Europa, en las próximas elecciones, y presumiblemente, el nuevo jefe de gobierno, referente de un panorama, de la izquierda radical europea, convertido, por este futurible, en referente internacional.

La negación de las deudas públicas, por parte de las izquierdas es la piedra de toque, la prueba de la intención de la izquierda europea de ir al fondo de una política para poner límites a la codicia del capital financiero, pero si la izquierda radical griega cifra en la negativa a satisfacer las demandas de los banqueros las condiciones de la deuda, para, de este modo, solucionar los problemas de los ciudadanos griegos atenazados por las condiciones de miseria, que el capital financiero les impone, no parece que esta política sea la que guíe a los integrantes de la coalición electoral que se reunió en Madrid, el pasado diciembre, a tenor de las diferencias surgidas entre Pierre Laurent y Jean Luc Mélenchon sobre la oportunidad de aparcar el acuerdo, porque el PCF pretende una alianza electoral con los socialistas de cara a las elecciones municipales, en concreto, a la alcaldía de Paris.

Este episodio, me hace suponer, que tal hecho no se discutió en el encuentro de diciembre, y que el orden de batalla hasta las elecciones europeas, quedase un tanto desdibujado, centrando el tema solo en las mismas elecciones, sin discutir una política de acción conjunta, o lo que es lo mismo, sin entender que el momento político exige de las organizaciones de la izquierda una práctica política en la que el mensaje no esté centrado en las elecciones sino en una acción comprometida con la necesidad de romper con el sistema, más que en acuerdos que lo estabilizan.

LAS PREVISIONES DEL CAPITALISMO

El desempleo ha alcanzado niveles récord en la Unión Europea y en España. Y las agencias internacionales más fiables dicen que la economía española no alcanzará los niveles de desempleo que tenía antes de que se iniciara la crisis hasta veinte años (sí, ha leído bien, veinte años a partir de ahora). Y puesto que el desempleo juvenil es el doble del general, estos pronósticos quieren decir que estamos quemando nuestro futuro, pues muchas generaciones jóvenes estarán en una situación desesperada, habiendo sido convertidas en inservibles. Esta situación de los jóvenes está también afectando negativamente al futuro de la Seguridad Social, contradiciendo, por cierto, el famoso argumento de que el problema de las pensiones es que hay demasiados ancianos y muy pocos jóvenes. La falacia de este argumento queda claramente al descubierto en la crisis actual. El problema de las pensiones no es que no haya jóvenes sino que no hay trabajo para ellos. Este es el problema que el famoso argumento catastrofista basado en la transición demográfica oculta. Lo dice este articulo (1) de alguien que está muy bien informado, eso quiere decir que tales políticas no son improvisadas, obedecen a una concepción de los mercados, y los mercados son los dueños de complejos industriales y bancarios que dicen que hay que fabricar, cómo hacerlo, donde hacerlo, a quien venderlo, y a qué precio, porque el mercado perdió aquel componente de imprevisibilidad de antaño que hacia muy aleatoria la producción. Hoy, las comunicaciones, la informática, y el cartel de las 147 empresas transnacionales, hacen del mercado una ficción, una coartada para manipular a los pueblos; el capitalismo que lideran las 147 multinacionales en manos de un puñado de multimillonarios, necesita empobrecer a masas de ciudadanos para diseñar otro tipo de sociedad porque el modelo de civilización basado en la producción industrial de mercancías ha tocado a su fin, esos grandes complejos industriales llenos de obreros, que tiraban de lo que los economistas llaman demanda agregada, está en crisis porque los procesos de producción están altamente automatizados porque las nuevas tecnologías reducen, cada vez más, la fuerza de trabajo, y la construcción, que era la industria con posibilidades de absorber mano de obra con escasa cualificación le está pasando lo mismo, por lo que cualquier medida implica desactivar a las masas de parados engañándoles con mentiras sobre una reactivación económica, siempre lenta y a largo plazo, mientras persisten los recortes como medio de empobrecer y dominar a esas masas, sin descartar la posibilidad de una guerra como válvula de seguridad del sistema.

El modelo de civilización que el modo de producción de mercancías desarrolló tras la SGM, está acabado, y un nuevo modelo hay que darle forma y contenido, a partir de las señales y esbozos que, sobre todo, los jóvenes y las nuevas tecnologías nos muestran, pero eso no está en el ideario de la izquierda, muy absorbida por el electoralismo, por eso, en diciembre pasado, en Madrid, el partido de la izquierda europea solo acordó elegir secretario general -Laurent-, y candidato a Tsipras, sin llegar a un entendimiento sobre el momento por el que atraviesa el capitalismo, ni sobre la alternativa que Syriza representa, negando la deuda, y esto enlaza con la visión del economista de esa formación -Varoufakis- sobre la tarea histórica de la izquierda, hoy, de estabilizar el capitalismo europeo.

LA IDEA DE LOS ECONOMISTAS SOBRE LA ECONOMIA

No hay plena consciencia de que el lenguaje que se utiliza hoy en las ciencias económicas (donde el pensamiento neoliberal es dominante), y que aparece en el discurso hegemónico en los medios de información de mayor difusión, reproduce unos valores que quedan ocultos en la narrativa de esta área de conocimiento. Cito, de nuevo al señor Navarro (2) porque es un profesional reconocido, pero tengo muy claro, que, en cualquier caso, la economía dista mucho de ser estudiada con el interés que Marx puso en averiguar que es lo que hay de particular, que a unos beneficia y a otros perjudica, a unos enriquece y a otros empobrece. La economía no es una ciencia exacta, es una ciencia social, y esa ciencia social está puesta al servicio de empresarios, banqueros, gobiernos, cuyas necesidades y exigencias componen el núcleo duro sobre el que se construyen las teorías macro, micro, o de cualquier ámbito o tipo que se tercie para presentar a la sociedad, un afán corriente y moliente de enriquecimiento parcial, de élite, minoritario, y esto es así, desde que los desocupados nobles franceses e ingleses empezaron a teorizar de donde provenían las riquezas que ellos consumían, allá por el siglo xviii. Este afán de lucro es el que mueve a la economía real y a la economía especulativa desde entonces hasta nuestros días y en todo este proceso el único cambio real que ha tenido lugar ha sido un crecimiento desbordante de unas fuerzas productivas que demandan nuevos cauces y modos, que dije (3) hace algún tiempo.

Los economistas ven la economía en un desarrollo mecanicista; si algo sube, otra cosa baja, los inputs que no entraron en wall street, dispararon la crisis (4), y así, sin entrar en el complejo mundo de las relaciones de producción, no se puede entender la crisis, se seguirá esperando una señal milagrosa, que nunca se ha producido, ni se producirá, porque esas relaciones sociales, esas relaciones de producción, esa estructura económica, no se analiza, no se discute, no se cuestiona, mientras que lo que Marx vio en la economía fue esa estructura económica de la que supo extraer las lecciones determinantes, y estas son, que tales relaciones de producción son relaciones de poder, apoyadas, justificadas y bendecidas por el poder político, que da lugar a complejos códigos en las que la violación de tales relaciones de producción son severamente castigadas, y que cada época se articula en una complicidad social para desarrollar una convivencia que permite extraer lo más jugoso y productivo que la sociedad puede generar, acompañado de arte, cultura, conocimiento al mismo tiempo que genera mercancías, y mientras las fuerzas productivas tuvieron como motor a la fuerza de trabajo, el desarrollo pareció lento y las cambios sobrevenidos se integraban con una cierta armonía, pero nuestra época, con una fuerzas productivas colosales, cuya principal característica es que estas fuerzas productivas segreganexpulsan a la fuerza de trabajo (algo que no es necesariamente dañino, si la sociedad, no una clase, se las apropia), los cambios que se están produciendo son explosivos, excluyentes, rupturistas.

Primero, porque el modelo de sociedad basado en la producción de mercancías está agotado: las mercancías han reducido la plusvalía generada, porque la fuerza de trabajo es cada vez más testimonial, véase, como muestra el articulo del enlace (5), y reflexionen que tiene ver con la realidad; pasa olímpicamente de todos los cambios producidos en industrias como la siderurgia, en los transportes, en las comunicaciones, con sus implicaciones en el mundo financiero; pues claro que la tasa de ganancia ha caído, sino a qué viene ese afán privatizador (6) del capital financiero internacional, sino a compensar esa tasa de ganancia, cada vez más exigua, y no solo como compensación económica, sino al igual que la plusvalía, para controlar y dominar política y organizativamente a la sociedad, a la que expropian, parcelas de utilidad, antes públicas.



Segundo, porque pese a que los cambios aparentan espontaneidad, son buscados por el poder, para embridar a la sociedad, no para favorecerla. En la proposición de Varoufakis (7), parece desprenderse que sus propuestas podrían ser aplicadas, porque técnicamente son correctas, cuando de lo que se trata, es que las propuestas correctas, solo se aplicarán cuando vayan acompañadas de una fuerza, social y política, capaz de imponerlas, solo entonces, el poder, mermado, se verá obligado a darles curso, y este matiz, es importante que se tenga muy presente, si quienes luchan por impulsar un cambio, están decididos a lograrlo.

Tercero, porque el capital monopolista internacional está sólidamente articulado: los sucesivos acuerdos tomados por el Banco de Pagos Internacionales -los acuerdos basileas-, están tomados para garantizar que la gran banca no pierda el control financiero, en ningún momento, evitando a los advenedizos al negocio bancario, quebrarlo. Toda la batería de organizaciones internacionales hacen que el reducido grupo de multimillonarios que controlan la economía mundial se conozcan personalmente, en gran medida, y en todos ellos, la preocupación más importante es no perder el control del mundo. Las cumbres internacionales, sus thinktank, sus instituciones internacionales, todo contribuye a homogeneizar criterios para no perder el control y ventilar sus negocios, mientras ocultan, corrompen y engañan, y sin embargo, la clase obrera, la izquierda, como clase obrera consciente tiene un gran handicap que es la terrible dificultad para entender la dimensión global de la política, porque constreñida a lo largo del tiempo a solucionar su supervivencia, extender su pensamiento más lejos de su ámbito de desarrollo, le repele, sus líderes y tribunos, incluso aquellos con una preparación académica rechazan la organización, porque esta requiere previsión y cálculo partidario por y para la clase explotada, política, que es lo que significa previsión y cálculo, y este no puede ser inocente, requiere mala leche para meter el dedo en el ojo del enemigo, y eso repugna a quienes van de buena ley, pero nuestra época, cuando una institución de espionaje -NSA- escucha millones de conversaciones telefónicas, incluso de los líderes aliados, cuando los ordenadores con programas financieros ejecutan millones de decisiones por segundo que afectan a las cotizaciones de bolsa, cuando las colosales fuerzas productivas se transforman en fuerzas de destrucción, con capacidad de destruir varias veces la vida en el planeta, la izquierda, la clase obrera consciente ha de atreverse a organizarse y plantear que clase de sociedad quierecómo será la economía, para que esta sea útil para la sociedad en su conjunto, cómo expropiar a los expropiadores, cómo aprovechar el caos y la desestabilización políticapara terminar de arrancarles su omnímodo poder, y no decir que la misión histórica de la clase obrera es estabilizar el capitalismo (8), por muy buenas intenciones que se tenga, porque se yerra catastróficamente.

El partido de la izquierda europea puede ser una buena herramienta si es capaz de aceptar que su tarea es la previsión y cálculo por y para organizar esa lucha por una sociedad futura, con una economía diferente, y eso requiere confrontar las posiciones de los integrantes para lograr una apreciación común de los acontecimientos y tareas acerca de lo que significa la deuda pública y la negativa a aceptar esa carga que los pueblos no han solicitado, cuando el capital financiero decidió, tras la SGM eludir los impuestos creando los paraísos fiscales, por las buenas. Si se toma en consideración lo que significa esa posición política, se comprenderá que mantener esa posición política es una lucha rupturista y desestabilizadora para el capital monopolista internacional, y solo se podrá mantener si ese partido profundiza las contradicciones del capital monopolista, y a partir de esa lucha por combinar los esfuerzos, va ampliando las propias perspectivas sobre la sociedad futura que se desea construir, cambiando el tipo de economía, como dice el propio Varoufakis en otro articulo (9): La única salida para el éxito de un gobierno de SYRIZA es cambiar la economía de Europa. Es una tarea difícil, pero creo que no es imposible. De hecho, no hay otra alternativa para SYRIZA ni, de hecho, para cualquier otro partido político en la periferia de Europa que aspire a una economía social estable.

En este sentido, Varoufakis tiene razón, pero esa razón no tenderá a armonizar las contradicciones, ni de los de los inanes dirigentes que llevan inexorablemente a la catástrofe a la eurozona (cita nº 8), ni las propias contradicciones de los integrantes del partido de la izquierda europea (entre Laurent -PCF- y Mélenchon -PG-), sino que las profundizará en ambos bandos y será en esa confrontación, ideológica, política y orgánica, que surgirá la síntesis, si se persiste, con ánimo militante, criticando y denunciando los errores, las torpezas y las faltas de las organizaciones sanas que luchan contra el sistema aunque aún no formulen sus previsiones de sustitución, manteniendo la unidad por alumbrar la sociedad futura con una nueva economía, lo demás son gaitas, eludir la responsabilidad de presentar un proyecto a la sociedad, o esperar que surja de la nada. La sociedad valorará el esfuerzo y la lucha por recibir ese nuevo proyecto de sociedad, incluso si se cometen errores, porque es lo que demandan los nuevos tiempos, aunque esas demandas no estén formuladas en términos precisos.

jmrmesas



diecinueve de enero de dos mil catorce




























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