jueves, 2 de enero de 2014

CONJETURAS








CONJETURAS DE UN NO MARXISTA HETERODOXO

SOBRE UN MARXISTA ERRÁTICO

Acontecimientos sumamente desagradables, penosos y en cierto modo, dolorosos, me han apartado de la cotidianidad de mi blog, el cual no es el pasatiempo de un viejo sino que es mi herramienta, mi arma contra el capital financiero, con la que trato de acotar el espacio político de los mercados, deslindando sus maniobras y estrategias tendentes a conservar la iniciativa política-económica en manos de la élite que dirige los destinos del mundo, ese entramado político que se reparte la tarea entre cumbres internacionales en las que se diseñan acuerdos comerciales, reparto de yacimientos de metales estratégicos, experimentos monetarios -bitcoin-, etc., etc., siempre con un ojo puesto en cercenar cualquier conato revolucionario porque son conscientes de su terrible debilidad, no obstante su aparente fortaleza, cuando me tropiezo con las Confesiones de un marxista erráticoy no puede substraerme de aportar mis conjeturas sobre las confesiones, dado que el autor es nada más y nada menos que el teórico de Syriza, a cuyo representante -Tsipras- corresponderá encabezar la candidatura a las elecciones europea en nombre de la izquierda europea, al que por tanto habré de votar, y creo conveniente y necesario que confesiones de este calibre sean estudiadas, debatidas y acotadas, pues la coalición que ha dado lugar al partido de la izquierda europea no tiene un programa definido -al menos, no lo conozco-, y supuesto como el Varoufakis no me terminan de convencer.

Europa está experimentando un desplome, que difiere substancialmente de una recesión capitalista « normal » superable mediante una reducción de salarios que ayude a restablecer los beneficios. Ese deslizamiento duradero, a largo plazo, hacia una depresión asimétrica y una desintegración monetaria pone a la izquierda radical frente a un terrible dilema : ¿deberíamos aprovechar esta profunda crisis capitalista –esas que se dan una vez por siglo— como una oportunidad para promover el desmantelamiento de la Unión Europea, dada la adhesión entusiasta de ésta al credo y a las políticas neoliberales? ¿O deberíamos aceptar que la izquierda no está preparada para un cambio radical, y promover, en cambio, la estabilización del capitalismo europeo? Este trabajo argumenta que, por poco atractiva que pueda sonar esta ultima proposición a los oídos de un pensador radical, el deber histórico de la izquierda, en esta coyuntura particular, es estabilizar el capitalismo. Este párrafo, resaltado en negrita por mí, es el inicio de las confesiones de Varoufakis, y yo, me pregunto, ¿No es este razonamiento el que ha animado a la socialdemocracia europea, a través de dos guerras mundiales a apoyar al capitalismo? ¿Cómo cree Varoufakis que construiremos un mundo más vivible para los más desvalidos, sino es en medio de la tempestad de las que se dan una vez por siglo? ¿De verdad, el deber histórico de la izquierda es estabilizar el capitalismo en vez de acabar con él? Es evidente que nuestro teórico está errado, y dudo mucho que estas notas de un trabajador jubilado sin estudios superiores puedan ayudar a enmendar el yerro, pero como compañero de lucha considero leal e imprescindible exponer mi opinión de lo que creo un craso error histórico de un elemento brillante y capaz.

EL PROCESO HISTÓRICO

Varoufakis, al que no quiero llamar señor porque el término implicaría alejamiento y desconsideración, es un lector de Marx y como tal se fija en el proceso histórico como una indicación orientativa del camino de la humanidad en su lucha por sobreponerse a la naturaleza; es en esencia, el materialismo histórico, por lo tanto, a estas alturas del proceso, hay lugar, substancia de la que extraer conclusiones, y me arrojaré en la tarea de exponer mis conclusiones sobre las lecciones que se podrían considerar definitivas de este largo proceso histórico que tiene milenios y que particularmente, los aproximados quinientos y pico de años del modo de producción de mercancías, nos brinda conclusiones que se extraen casi sin esfuerzo, pero que el compañero Varoufakis, tal vez, absorto por las narraciones cinematográficas en las que observa la explicación del susodicho proceso, se olvida de presentarnos, así pues, presentaré que conclusiones saco, extraigo, resumo sobre el proceso histórico.

Estas conclusiones que presentaré, no son ajenas a la falta de preparación de la izquierda, esencialmente, de la clase obrera, llamada a liderar el proceso de acabar con el capitalismo, pues este modo de producción basado en la fabricación, en la producción de mercancías ha llegado a su fin, y por tanto, la estabilización que prevé Varoufakis es completamente nociva, toda vez que la explicación marxista del proceso histórico está recorrido por la lucha de clases, en la que, siempre un grupo humano en ascenso, tira de ese proceso desarrollando las fuerzas productivas un grado más allá de la clase, del grupo humano que tenía el poder. Es cierto, que en este proceso, la clase en ascenso está penetrado de idea y concepto de la clase a la que combate y termina por derrotar, y eso sería el desarrollo del materialismo dialéctico, cuerpo argumental, en la que según los estudiosos de Marx, componen el marxismo ortodoxo, por lo que, si pretendemos progresar, la clase obrera, la izquierda consciente, habremos de reconocer, que ciertamente no está preparada, pero una vez reconocida esta carencia, producto de una ideología enemiga, la ideología con que la burguesía, el capital financiero internacional nos envenena y debilita, tendremos que desarrollar una lucha tan feroz e indesmayable como la lucha económica, pues esta, nunca será suficiente como para asegurar unas condiciones de vida dignas, sin generar los paradigmas nuevos con los que combatir a los venenosos paradigmas burgueses, así pues presentaré la, para mí, principal conclusión del proceso histórico.

La principal conclusión del proceso histórico, desde los orígenes, ha sido la variación de las relaciones de producción que ha ido modificando las fuerzas productivas. Estas fuerzas productivas se han mantenido, casi idénticas durante milenios, conservando por tanto, usos y costumbres en las que se asentaba la ideología dominante, que la clase en ascenso asumía, y en cierto modo, corregía, depurando los aspectos que dificultaban su dominio, y esa depuración ejercida por los grupos humanos que se han ido sucediendo en la historia, han conservado el acervo cultural y ético que forman la humanización, eso que hace que nos reconozcamos a través de los siglos como sociedad, como elementos que progresan gracias a su organización social, porque el componente esencial de las fuerzas productivas ha sido la fuerza de trabajo. Solo en las últimas centurias, las fuerzas productivas han tomado una aceleración, que en el último siglo pasado, no tiene precedentes, y cuya conclusión es que las nuevas fuerzas productivas, esencialmente, toda la ciencia y la tecnología aplicada a la producción y a los procesos de producción, ha terminado por prescindir, por apartar a la fuerza de trabajo del proceso de producción. En los orígenes de la civilización las máquinas simples, la palanca, el torno, la polea, eran máquinas movidas por la fuerza de trabajo, la fuerza de trabajo eran las fuerzas productivas, en la actualidad, la automatización de la producción ha terminado por convertir a la fuerza de trabajo en una actividad residual, y para alguien que tendrá que enfrentarse al capital financiero europeo, que es tanto como decir, el capital financiero mundial, esta conclusión del proceso de producción, ha de tenerla clara, pues el modelo de civilización basado en la fabricación de mercancías, de la que extraer ganancia, plusvalía, ha llegado a su fin, y la sociedad tiene que buscar un nuevo modelo de civilización, un nuevo modelo de convivencia, porque de lo contrario, como dice el propio Varoufakis, la situación actual, preñada por fuerzas radicalmente regresivas con capacidad para causar un inhumano baño de sangre y de cegar por varias generaciones las esperanzas de cualquier movimiento progresista, son cierta y reales, pero no sera estabilizando el capitalismo como la frenaremos, porque esa ha sido la práctica de la socialdemocracia, y sería terrible volver a tropezar en la misma piedra.

CONSECUENCIAS

Todo el caos, toda la barahúnda moral y económica que llegó con la crisis, o como dice él mismo, el capitalismo conoció su segundo espasmo global en 2008, desencadenando una reacción que llevó a Europa a una espiral que amenaza con engullir a los europeos en una vorágine de depresión, cinismo, desintegración y misantropía poco menos que permanentes, es para un marxista, por muy errático que este sea, las señas de identidad del capitalismo, que él otorga a la burguesía europea en exclusiva, como si esta no estuviera ligada por mil lazos al capitalismo estadounidense, al cartel de las 147 transnacionales que forman el superimperialismo, origen de la actual crisis, y verdadero causante de la reacción que se desencadena en Europa, especialmente, en Europa, porque es aquí en Europa donde se encuentra el grupo humano más preparado políticamente, capaz de modificar el curso de la historia, el curso del proceso histórico, si cuenta con la dirección política, y el proyecto vital capaz de engendrar los nuevos paradigmas que impulsen al grupo humano, a la izquierda radical, a encabezar la búsqueda de nuevos objetivos por un mundo mejor, para todos, pues nunca transitaremos a un mundo mejor con un capitalismo estabilizado, porque si algo enseña el marxismo es que la fabricación, la producción de mercancía tiene lugar en un proceso antitético, de lucha y hostilidad de clase contra clase, por lo tanto, la estabilidad del capitalismo significa la anulación de la clase obrera, no un entendimiento armonioso, cosa que solo se producirá en un nuevo modo de producción del que se haya eliminado la explotación de los seres humanos, y precisamente, las consecuencias determinantes engendradas en este proceso, que pone fin al modo de producción mercantil como impulsor de las fuerzas productivas para uso y disfrute del conjunto humano es doble, primero, la burguesía ha aprendido a fabricar la mercancía por excelencia que le asegura el dominio de la sociedad, y esta mercancía es el dinero, el cual solo tienen valor de uso para el reducido grupo que compone el capital financiero y su orla social, mediante el uso a gran escala de la especulación financiera absorbiendo todas las esferas de la sociedad susceptibles de ser privatizadas, mientras que el resto de la sociedad, el dinero solo tiene valor de cambio, para asegurar una subsistencia, cada vez más precaria, porque el empobrecimiento material, es la garantía de dominio del uno por ciento sobre el noventa y nueve restante; segundo, la única industria que utiliza los avances científicos y técnicos de manera metódica y habitual es la industria de armamento, la industria militar fabricante de armas de destrucción masiva, siendo este proceso antítesis de las fuerzas productivas, es decir, convirtiéndose en fuerzas destructivas, razón por la cual, la sociedad, encabezada por la izquierda radical habrá de exigir que esa industria militar se convierta en fuente que asegure condiciones de vida para la sociedad garantizando energía prácticamente a coste cero, que permita al conjunto humano el estudio la investigación el acceso a la cultura y la comunicación sin fronteras como medio de impulsar unas fuerzas productivas nuevas y superiores.

LA CONTRADICCIÓN DEL VALOR

No creo que al capital financiero internacional, al superimperialismo euro-nipón-estadounidense le preocupe en absoluto la contradicción filosófica de la ley del valor, que a Varoufakis le preocupa, en tanto que, estimo, él considera que este, el sistema, aún tiene cuerda, tiene futuro, ...La brillante visión de Marx de la esencia de las crisis del capitalismo fue precisamente ésta: cuanto mayor sea el éxito del capitalismo en punto a convertir el trabajo en mercancía, menor será el valor por unidad de cada producto generado, más baja la tasa de beneficio y, eventualmente, más cercana la próxima y desagradable recesión del sistema económico. Como trato de razonar, aunque es posible que no acierte a expresarme, el sistema está acabado, y el uno por ciento y su orla social, no obstante ser cierta la ley del valor, ha pasado de explotar a la clase obrera, ha explotar a la sociedad en su conjunto, convirtiéndola en mercancía, al disparar todas las opciones, todas las oportunidades de privatización; esto es el último cartucho del sistema, antes de entrar directamente en la barbarie, si no lo remediamos.

El sistema no es solo el entramado de transnacionales industriales, comerciales y bancarias, el sistema se sostiene porque su potente industria ideológica genera confusión, ruido, ilusión mágica, que hace pasar por consenso, cuando no es más que la magnificencia de la estupidez, en la que caen las organizaciones sociales, incluidos partidos y sindicatos, que son incapaces de plantear la ruptura de un sistema tan desigual, injusto y canalla, en el que las enormes potencialidades generadas en el proceso histórico, se dilapidan en la industria bélica, o en proyectos faraónicos, donde todas las deudas públicas están en los paraísos fiscales, con nombres y apellidos de un puñado de multimillonarios, así que, ¿Estabilizar el capitalismo europeo?
EL CARTEL DE LA UNIÓN EUROPEA

Un cambio de modo de producción no es graduarse de doctor, en el que se obtiene el grado después de pasar pruebas que demuestran la aptitud, un cambio de modo de producción es más bien una batalla entre dos opciones antitéticas, y una vez llegado a ese punto, o aprendes y batallas o serás aniquilado, y el sistema sabe de nuestra debilidad, la prepara día a día, porque es su opción de victoria, así pues, no vale decir que no estamos preparados, ¿Cómo prepararnos? Reivindicando nuestros derechos, nuestras libertades amenazadas y nuestras riquezas generadas socialmente y expropiadas a titulo particular.

Es necesario de nuevo ver el proceso histórico en su conjunto, y lo que demuestra el proceso histórico es que la economía está fuertemente influenciada por el cartel de las 147 transnacionales, en las que están todos los bancos sistémicos interparticipados accionarialmente, porque el capital financiero internacional está fuertemente organizado, desde el BPI -banco de pagos internacionales de Basilea- FMI, banco mundial, OCDE, SWIFT -Society for Worldwide Interbank Financial Telecomunication- todos estos instrumentos económicos han internacionalizado, mundializado las fuerzas productivas, que dejaron de ser nacionales, hace más de un siglo, y que la miopía política, o que la incuria teórica se empeña en ver como opciones nacionales, por lo tanto, el cartel político de la Unión Europea, no obstante ser como lo describe Varofakis ...Comparto desde luego el punto de vista de que la Unión Europea es un cártel fundamentalmente antidemocrático e irracional, que ha llevado a los pueblos de Europa por el camino de la misantropía, el conflicto y la recesión permanente, una necesidad de la burguesía europea porque un continente fragmentado en una extensa lista de países no tiene la estructura suficiente como para articular un mercado, más como no puede existir un mercado sin un Estado, la burguesía europea ha trampeado la necesidad organizando la Unión Europea, porque un Estado -los Estados Unidos de Europa- una política común, una economía integrada, una diplomacia común, en un conjunto social tan preparado como el conjunto humano europeo, es una terrible amenaza que la burguesía europea solo puede lidiar aparentando una independencia política, cuando todo lo demás, marca el territorio en el que se desarrolla la vida de los pueblos de Europa, por eso no puedo compartir su visión de ...estabilizar el capitalismo; salvar al capitalismo europeo de sí mismo y de los inanes dirigentes que llevan inexorablemente a la catástrofe a la eurozona porque, primero, esta situación es consecuencia de los estertores agónicos del sistema, segundo, porque el sistema no tiene solución, tercero, porque el proceso histórico, a pesar de estar fuertemente mediatizado por la industria ideológica del superimperialismo, tiene su dinámica interna que genera modos y modas, usos y costumbres nuevas que expresan la vitalidad de las nuevas generaciones que quieren romper , de hecho rompen viejos clichés, pero que al carecer de perspectiva, su rompimiento es inconstante y estéril, porque solo el planteamiento de construir la utopía puede hacer visible los nuevos objetivos, por eso, a diferencia de Varoufakis, considero que el deber histórico de la izquierda no es estabilizar al capitalismo sino proceder a su final, deconstruyéndolo, empezando por donde la burguesía no ha sido capaz de llegar, es decir, luchando por los Estados Unidos de Europa, una política común, para Europa, desde Tarifa a los Urales, y reivindicando sin desmayos condiciones de vida dignas, acabar con las privatizaciones, apoyando y cultivando políticas tendentes a mejorar y preservar a la sociedad en su conjunto, como garantía de progreso, luchando contra el secreto bancario y contra los paraísos fiscales, exigiendo políticas fiscales progresivas, desmontando las industrias bélicas y transformándolas en industrias que garanticen las condiciones de vida, construyendo las infraestructuras sociales para la convivencia entre entre pueblos y continentes, es decir, impidiendo que esta crisis desemboque en una nueva guerra mundial, que en mi opinión, cultivan las élites, como solución del paro y desempleo, y no olvidemos que este remedio, el capitalismo lo maneja con maestría.

La izquierda radical, y el Partido de la Izquierda de Europa, concretamente, deberían de discutir como organizar una alternativa a la economía del superimperialismo de las 147 grandes empresas transnacionales, porque es evidente que la organización del capital financiero no es improvisada y cambiar, conscientemente una era de la historia, no puede ser cuestión de un día para otro, ha de ser un proceso de preparación, que estamos empezando, y que queremos abordar, y estas confesiones de uno de los dirigentes de la reciente organización es materia que no puede pasar sin que los integrantes se aperciban y posicionen sobre algo, que el autor, considera el deber histórico de la izquierda.

jmrmesas

dos de enero de dos mil catorce































No hay comentarios:

Publicar un comentario