LA DIRECCIÓN
NECESARIA
UN BALANCE DE
MI ETAPA PÚBLICA DE CUENTISTA DE LA LUCHA DE CLASES
Después de
mas de cinco años y trecientos doce apuntes tratando de teorizar el
final del modo de producción de mercancía, como definió Karl Marx
al capitalismo, llego a la conclusión de la escasa utilidad de haber
tratado de convertir un cuaderno de apuntes en un instrumento, una
herramienta, un arma, para organizar la lucha de clases, en un
momento en el que la pequeña burguesía se niega a reconocer, aun,
que dentro del sistema no hay salvación posible, y que las
vacilaciones nos acercan más a una guerra, mundial, que a la
posibilidad de una transición, relativamente pacifica, sin importar
si la dirección de la izquierda la tienen pequeños burgueses u
obreros permeados por concepciones pactistas.
A mi modo de
ver, y aceptando la tesis de la obsolescencia del modo de producción
de mercancías, en principio, imperceptible para la mayoría, pero
inscrito en los acontecimientos, revelaría la dificultad de
encontrar una alternativa sin el conocimiento y aceptación de este
hecho determinante por una masa social consciente de la imposibilidad
de hallar, por las buenas, caminos, respetando las reglas del
sistema, constantemente violadas por la burguesía monopolista, sus
Estados e instituciones poderosas, pero hechas cumplir a sangre y
fuego, por esas mismas personas e instituciones, y esto me ha llevado
a la necesidad de plantearme el sentido de este cuaderno de
anotaciones, que tenía y tiene la pretensión de ser una herramienta
válida en la organización de la lucha de clases.
Tal
pretensión – organizar la lucha de clases – puede ser muy
discutible, dada la escasa incidencia de este cuaderno de apuntes en
la práctica política; decir otra cosa sería delirante, y este
hecho indubitable, es muy desmotivador, ya que plantea una cierta
inutilidad del esfuerzo demandado, y hace que me pregunte si merece
la pena continuar; llegado a este punto, analizando, mejor dicho,
tratando de analizar, lo más objetivamente posible, una práctica de
cinco años que totalizan al rededor de trecientos apuntes, que
suponen, grosso modo, 16 mil páginas vistas, en lugares tan
disparejos como España, Estados Unidos, Rusia, Alemania, Francia,
Reino Unido, Japón, Singapur, Polonia, Holanda, Ucrania – no
exactamente en este orden–, me animan a dar respuesta, positiva, al
esfuerzo realizado, plantándome la calidad que puedan haber visto
lectores tan variados, creyéndome animado a pensar que debe haber un
mínimo de validez, en el esfuerzo hecho.
Es esto lo
que me lleva a plantearme qué calidad puede tener el esfuerzo
realizado, pues si bien la incidencia práctica en la lucha es muy
discutible, al menos hay algún aspecto francamente positivo;
empezando por repasar los más desafortunados y discutibles,
lógicamente, aquellos en los que mi deficiente información eran
enjuiciados desde una perspectiva ideológica basada en una
información sin contrastar, en los que he de reconocer, que mi mala
información me llevó a adoptar posiciones erróneas – Gadafi y
Bashar al Assad – identificando la hostilidad hacia los personajes,
mi hostilidad, con la hostilidad de la mayoría de los respectivos
pueblos, y no, con una hostilidad fomentada y cultivada por los
intereses estratégicos del capital financiero internacional,
alentado y organizado por Estados Unidos, liderando a la burguesía
veterana europea, por tanto, he de reconocer, que mi hostilidad, que
no he modificado, veló el factor principal, la modificación
interesada del orden internacional, y este análisis, de mi parte,
fue malo, en cuanto a la apreciación del interés estratégico
jugado; mi capacidad para contrastar información ha ido mejorando
porque he logrado una cierta habilidad para buscar esa información
en el manejo de la red – internet –, y esta característica, me
parece positiva.
También me
parece positiva la apreciación sobre el momento del modo de
producción de mercancías, situándolo en el contexto histórico del
fabuloso crecimiento de las fuerzas productivas, global, ya sin
discusión, mundiales, que trataré de precisar, pues es,
indudablemente, la adquisición que, el intelectual colectivo podría
convertir en la herramienta capaz de alumbrar el futuro, en la
búsqueda de la necesaria alternativa, a la sociedad capitalista.
Sin embargo,
teorizar la agonía del capitalismo, porque el modo de producción
mercantil se ha convertido en una herramienta de explotación que
solo beneficia al uno por ciento mundial, no es nada fácil, si esta
teorización no está contenida en el seno de una organización de
clase, ya que este esfuerzo se pierde en un magma de opiniones tan
extenso, que no hace sino aumentar el ruido de fondo, enmascarando,
algo que podría ser útil y valioso, pero que sin un instrumento
resonador, se pierde, incrementando la cacofonía.
El
instrumento resonador, no puede ser otro que el partido, el
intelectual colectivo, en el que las adquisiciones de los militantes,
se incorporan al acervo del conjunto militante, convirtiéndose en un
factor de progreso en la comprensión teórica intelectual y en la
organización práctica de la lucha organizada tendente a la
consecución de los objetivos históricos, que dan sentido a la
izquierda, pero este partido no existe porque la derrota de la clase
obrera ha sido y es desgarradora, y lo ha sido porque sus dirigentes,
faltos de la necesaria perspectiva teórica, abandonada, casi desde
los orígenes del movimiento obrero i n t e r n a c i o n a l, por
razones tácticas, se acomodaron al sistema considerando que este, el
modo de producción de mercancías era definitivo, y no un modo de
producción cuya finalidad es servir a la clase capitalista,
exclusivamente, y esto, ya previsto por K. Marx, mas de un siglo
antes, ha sido ignorado, al considerar al capitalismo, imperecedero.
UNA
EXPROPIACIÓN MONSTRUOSA
Toda la
historia de la izquierda, organizada como tal desde los comienzos del
siglo xix se puede resumir en la lucha contra la explotación
capitalista: “tenerlo todo y querer
más, la investigación que Oxfan publica hoy, muestra cómo la
riqueza acumulada por el 1% más rico de la población se ha
incrementado, pasando de un 44% en 2009 a un 48% en 2014. A este
ritmo, para el año 2016 habra alcanzado el 50%.”
– Oxfan
– y este capitulo fundamental de la explotación planetaria es,
cobardemente ignorado por los dirigentes políticos y por las
organizaciones obreras, haciendo creer a las sociedades
industrializadas que hay alguna posibilidad de mejorar sin enfrentar
abiertamente al capitalismo, es decir, a los burgueses organizados en
sus instituciones públicas y privadas. A lo largo del siglo xx, la
burguesía, sus políticos, y sus organizaciones aprendieron la
necesidad de tener que cuidarse de la sociedad, pues si durante el
siglo xix, el proletariado, la clase obrera era fácilmente
identificable, durante el siglo xx y tras dos guerras mundiales, los
intereses sociales y los de la clase obrera empezaron a ser
indistingibles, y los burgueses tomaron nota de su pequeñez
sociológica frente a una sociedad que dejo de ser crédula y
conformista, pese a los denodados esfuerzos de los dirigentes
sociales, que no se atrevían a disputar el poder a la burguesía
porque creían que el modo de producción mercantil, era inatacable,
y la lucha por cambiar a la sociedad, la lucha por el socialismo era
una antigualla infumable.
Los cambios
producidos en este lapso pasaron desapercibidos, porque su
cotidianidad les hacía invisibles, indistinguibles. La
preponderancia del capital financiero, devino en especulación pura y
dura en todos los ordenes, endeudando a las familias como una sutil
red que constreñía la independencia personal y familiar; la
producción de mercancías, el largo proceso que ha permitido a la
burguesía, dueña de los medios de producción y de cambio, acumular
riqueza, como nunca anteriormente, se ha especializado en la
fabricación de dos mercancías, que le da el control social de todo
el proceso socio-económico vital, garantizando su supervivencia,
como clase social, más allá del tiempo de vigencia del modo de
producción que era útil para el conjunto humano.
La producción
de armas de destrucción masiva y dinero, le permite utilizar esas
dos mercancías como elementos de poder que le asegura el control de
la sociedad, influyendo decisivamente en los gobiernos y
administraciones nacionales. La emisión de dinero, desvalorizado,
le permite un control decisivo sobre la sociedad – ¿cómo, de otro
modo se podría haber producido semejante tasa de expropiación y
concentración de riqueza, sino por el hecho de manejar sumas
gigantescas para sus proyectos faraónicos, mientras a la sociedad le
tocan, cada vez más, salarios de miseria ? –; la depredación
planetaria, por el capital financiero destruyendo cultivos, personas,
el entorno natural, transgrede la naturaleza manipulando la genética
de la vida vegetal y animal ¿también la de las personas?, que no
quiero decir que no se deba investigar en todos los campos y órdenes,
pero debería de haber un determinado consenso, un debate sobre los
poderes omnímodos de los poseedores de dinero para modificar
nuestras vidas a su capricho para seguir dominando, hace, todo ello
de modo inequívoco, que la fabulosa expropiación planetaria, a
manos de un puñado de riquísimos propietarios, que supondrían la
cien milésima parte del uno por ciento mundial, que el modo de
producción de mercancías haya perdido cualquier posibilidad de ser
considerado beneficioso para el conjunto humano, habiéndose de
buscar la alternativa a tan letal sistema, porque ya, en las actuales
manos, en manos del capitalismo, son garantía de una catástrofe
humana, tanto si hay una guerra mundial, como si la sociedad permite
que el puñado de multimillonarios que capitanean al uno por ciento
mundial, sigan disponiendo del fabuloso poder de unas fuerzas
productivas mundiales, a su capricho.
Es en este
contexto en el que encuentra sentido las maniobras de la dirección
del capital financiero mundial, dirigido por su facción más audaz,
el capitalismo estadounidense, proponiendo tratados comerciales
internacionales – acuerdos transatlánticos y transpacíficos –
en el que las empresas comerciales garantizarían una suerte de
gobernanza mundial, si no fuera porque las burguesías
nacionales se sienten amenazadas por sus nacionales
depositando sus seguridades en una legislación
transfronteriza que garantiza el poder del mercado, de los
mercados, esos 80 multimillonarios ¿70? el próximo año, con
tanto dinero como la mitad de la humanidad, en definitivas, la
burguesía, como clase dominante global.
Esta
realidad, en si misma, un rotundo mentís a las afirmaciones
nacionalistas burguesas y pequeñoburguesas, defendiendo con celo, el
secretismo de los textos que han de votarse, tendría que revalidar
el internacionalismo proletario, que siempre ha defendido la
izquierda, porque lo que hace fuerte a la burguesía monopolista, no
es otra cosa que sus organizaciones internacionales, su
internacionalismo disimulado; en este proceso, en el que se están
delimitando dos bloques importantes, la burguesía veterana euro
estadounidense, de un lado, y del otro, los neoburgueses rusos, y la
buroburguesía china, capitaneando a la burguesía de las economías
emergentes, enriquecidos los primeros, por el robo de la propiedad
socialista y los segundos manejando masas de trabajadores esclavos,
que se está configurando el actual orden internacional, en la que
Rusia, ya desligada de cualquier remordimiento por sus
orígenes y consciente de haber hecho la penitencia debida,
está dispuesta a hacer valer sus intereses, que hace inevitable un
choque de fuerzas para delimitar el liderazgo mundial, que aún no se
ha producido porque la constante comunicación – conferencias,
cumbres, encuentros, foros, etc.–, tiene la facultad suficiente
como para no forzar la maquinaria, conscientes, ambas tendencias
burguesas, de una ciudadanía, aún, expectante, que sin embargo,
estaría dispuesta a movilizarse si viera objetivos capaces de
ilusionarla y dirigentes fiables.
INTERNACIONALISMO
DE LOS MERCADOS O INTERNACIONALISMO PROLETARIO
El poder de
esta élite está en sus instituciones públicas y privadas, sus
foros internacionales públicos y privados, su poder estriba en un
continuo debate internacional de cumbres públicas y privadas
donde toman acuerdos para dominar a sus pueblos, estos, aún
sensibles a los sentimientos nacionales, sin distinguir la
manipulación interesada del internacionalismo mercantil, burgués,
que trata de desestabilizar Europa, a toda costa, porque sabe que
aquí está la base social capaz de cambiar el curso de la historia
si dispusiese de la información veraz y una orientación política
capaz de mostrar las lacras del sistema capitalista, objetivando la
ruptura del sistema, no como una revancha de los explotados y
oprimidos, en ningún caso, positiva, sino como el necesario corte
que garantizaría la estabilidad social, material, cultural y
espiritual del planeta porque la mayoría social, autentica dueña de
unos recursos y medios, generados en un proceso, que tienen su origen
en la hominización y humanización de una especie animal que se
sobrepuso a las limitaciones impuesta por la naturaleza, controlaría
las fuerzas productivas mundiales, impulsando una economía y un
reparto acorde con un gobierno internacional.
Por quimérico
y utopista que pueda parecer esta propuesta, merecería ser tomada en
cuenta, ya que la actual deriva del sistema capitalista nos aboca al
desastre, a la catástrofe, solamente porque las fuerzas productivas
gigantescas se utilizan sin ningún tipo de control o acuerdo que
pueda poner remedio a las fuerzas naturales, como el desastre de
Fukusima (primer accidente nuclear, tras la explosión de Chernobil),
cuyas consecuencias se empiezan a notar ahora, por lo tanto, no es
descabellado imaginar que, sin necesidad a recurrir al uso de la
fuerza, que las facciones burguesas han utilizado, a lo largo de la
historia reciente, para asegurarse mercados y recursos, la potencia
de las fuerzas productivas modernas, empleadas al albur del interés
privado, nos lleva de cabeza de una catástrofe a la siguiente, por
lo que la ruptura con el sistema, se impone como una medida de
seguridad mundial, al tiempo que, como una consecuencia de justicia
histórica, ya que, la Tierra, nos pertenece a todos, y no a los que
nos la expropian, por la fuerza o con leyes tramposas.
Esta
expropiación planetaria, silenciada políticamente (he de suponer
que la carencia de una alternativa al sistema, en su conjunto,
dificulta y retrae el enfrentamiento abierto), convirtiendo en una
batalla perdida los intentos políticos de lograr reformas que
hicieran más llevadera la vida social, en las sociedades
industrializadas de Europa, Estados Unidos, Japón, etc., las
sociedades con potencial suficiente para liderar un cambio social
impulsando un nuevo modo de producción basado en servir a la
sociedad y no al capitalismo, los mercados, los 80 o 70
principales, es decir, romper, no a impulsos de la desesperación
sino alentados por el convencimiento de impulsar un nuevo modo de
vida para una nueva sociedad, pero los intentos reformistas hasta
ahora proyectados, querer que los más ricos paguen, tributen, en
función de sus riquezas, han fracasado, todos, “ porque subir
los impuestos, no es una opción ”, como, claramente, los
senadores USA hicieron saber a Obama, cuando se ventilaba el déficit
presupuestario, pero que es una constante, en cualquier democracia
avanzada – aunque hay diferencias notables –, y la razón para
impedir esta batalla, no es de orden económico, no es que los más
ricos viesen mermados su modo de vida, sino que consentir tributar
les haría perder la preponderancia política, y en las sociedades
citadas, aceleraría los cambios democráticos, por eso, tributar, no
es una opción.
La sociedad
capitalista está férreamente controlada por las instituciones
burguesas que cuentan a su favor una practica de subordinación
social a un poder, que en principio, provenía de Dios, y que solo
tras cruentas luchas, se terminó por aceptar que el pueblo es fuente
de poder y legitimidad, siempre que ese poder y legitimidad, esté
convenientemente filtrado por los más ricos y poderosos, por lo
tanto la práctica cotidiana del poder, tomar las decisiones del día
a día, se hace desde esas instituciones, y las instituciones, que de
alguna manera se controlan son las instituciones públicas, pero esas
instituciones son una parte minúscula muy controladas mientras una
enorme cantidad de decisiones que afectan a la vida corriente, la
toman instituciones privadas, en las que la sociedad no tiene ninguna
posibilidad de controlar; todas, casi la totalidad de las decisiones
económicas, la toman ese tipo de instituciones privadas, que, socapa
de obedecer a las leyes del mercado, han terminado por ser
controladas por un mercado, reducido al uno por ciento de la
humanidad, y jerarquizada por la élite de los ochenta ¿75,70? más
ricos del mundo.
Instituciones
como el Banco de Pagos Internacionales, o la sociedad para las
comunicaciones interbancarias y financieras mundiales – SWIFT –,
tienen una importancia capital en la gestión de la economía y están
estrechamente conectadas con las 147 empresas transnacionales, en la
que están todos los bancos importantes – demasiado grandes para
caer – cuya influencia financiera es determinante; tales bancos,
interparticipados acionarialmente, contribuyen, sí o sí a
concentrar la economía en manos de la élite que forma el uno por
ciento mundial, y son la base de la globalización, de la
mundialización de las fuerzas productivas, son por lo tanto, la
internacional burguesa, que multiplica y magnifica la pequeñez
social de la burguesía, pero que hace efectivo su dominio; la
economía, el orden de prioridades que explican la producción, el
reparto y los gastos están, tiempo ha, organizados y controlados,
como explica el informe de la universidad de Zurich, por un cartel de
147 empresas, por lo tanto, las crisis económicas se producen a
conveniencia ¿a qué tanto control, tanta institución, tanto banco
interconectado accionarialmente, si no se ve venir la crisis?
Porque estas forman parte del disciplinamiento social, del
empobrecimiento controlado de las sociedades industrializadas con
capacidad potencial para desestabilizar un sistema que les es hostil,
y por tanto, tales sociedades han de ser sujetadas, amordazadas,
compartimentadas en nacionalismos, los cuales, se manipulan creando
odios, antipatías, escasez, miseria, dolor, sufrimiento, miedo,
porque es la forma de dominar, desde el origen de los tiempos.
Este
es el internacionalismo disimulado de los mercados, de los
cosmopolitas de las finanzas, de los fabricante de armas de
destrucción masivas, de los fabricantes de miedo y de odio, de los
fabricantes del terrorismo internacional, imposible de funcionar sin
un chorro de dinero, capaz de alimentar tanta miseria.
EL
INTELECTUAL COLECTIVO
LA
INTERNACIONAL AMIGA PARA CAMBIAR EL MUNDO
El
modo de producción de mercancías coexistió con el modo de
producción feudal un considerable espacio de tiempo, y mientras
este se agotó, porque las condiciones vitales hicieron de la ciudad
el centro de la vida política, social y económica, haciendo
compatible la coexistencia entre la naciente burguesía y la nobleza
acaparadora de tierras y riqueza, y puesto que los roles sociales, no
suponían una ruptura conceptual inasumible, la extinción del modo
de producción veterano – feudal – se produjo de manera natural.
El modo de producción que haya de sustituir al modo de producción
mercantil, implica una ruptura, una ruptura que no solo afectará,
obviamente, al derecho de propiedad sobre los medios de producción y
de cambio, sino que afectará, decisivamente, a la relación de la
sociedad con los medios de producción, en tanto que como dueños
comunes, afectará a las concepciones, es decir, la sociedad no podrá
echarse en brazos de dirigentes incontestables, haciendo dejación de
sus responsabilidades, y eso, supondrá un salto cualitativo. Sin
este salto cualitativo, los ejemplos de la extinta URSS, y de la
actual República Popular China son suficientemente elocuentes, como
para evitarme mayores comentarios, en este momento.
El
salto cualitativo que habrá de darse, no es ajeno al esfuerzo por
clarificar conceptos, de todos los que de una manera u de otra,
tratamos de impulsar la lucha para reivindicar el derecho a una vida
digna para todos, pero empezando por los más desfavorecidos, los
perseguidos, todos aquellos cuyo mínimo vital no alcanza los 2
dólares diarios; sin este requisito, los flujos migratorios serán
imparables.
Esta
será la tercera vez que me refiera a Varoufakis; la anterior, la
envié al correo de su blog, en un gesto de honestidad política, por
si quisiera rebatir mis opiniones; daba por descontado que no
necesitaba contestación por su parte, en atención a sus tareas en
el gobierno (también supuse, que dada mi irrelevancia política,
tampoco lo haría, así que alivié mi inquietud, ante la llegada de
una posible respuesta). Al referirme a tan señalado personaje lo
hago porque él, públicamente se ha expresado así: Varoufakis dice
"…pone
a la izquierda radical frente a un terrible dilema : ¿deberíamos
aprovechar esta profunda crisis capitalista –esas que se dan una
vez por siglo— como una oportunidad para promover el
desmantelamiento de la Unión Europea, dada la adhesión entusiasta
de ésta al credo y a las políticas neoliberales? ¿O deberíamos
aceptar que la izquierda no está preparada para un cambio radical, y
promover, en cambio, la estabilización del capitalismo europeo? Este
trabajo argumenta que, por poco atractiva que pueda sonar esta ultima
proposición a los oídos de un pensador radical, el deber histórico
de la izquierda, en esta coyuntura particular, es estabilizar el
capitalismo."
Los lectores
que quieran conocer el artículo citado (CONFESIONES DE UN MARXISTA
ERRÁTICO EN MEDIO DE UNA CRISIS EUROPEA REPUGNANTE) pueden
encontrarlo en la web sin mayor problema, mis conjeturas sobre dos de
sus artículos, a los que hago referencia, también, aunque, supongo
que habrán de bucear más tiempo, ya que el pecio no es tan
llamativo.
El objeto de
esta cita es precisamente señalar el error que anida en los
dirigentes políticos de la izquierda en todo el mundo. He tratado de
demostrar que en la actual etapa del modo de producción mercantil,
con todas las instituciones públicas y privadas, desde la ONU hasta
las instituciones de caridad, imbuidas de las tesis burguesas,
dirigidas por personas influenciadas por las concepciones ancladas en
el pasado, con una estructura económico productiva controlada por el
capital financiero que nos expropia aceleradamente – como lo
demuestra Oxfan, que no es precisamente la comintern bolchevique, con
sus informes, año tras año–, el afán de querer regenerar el
capitalismo es un error, admisible en el conjunto humano, solo porque
no conoce la profundidad y dominio del capitalismo, y se puede
suponer el lugar común, que siempre ha sido así, pero en
gente cultivada, solo puede suponerse pereza mental, obnubilación
acomodaticia, falta de rigor intelectual, y solo en último término,
traición.
Me niego a
pensar que las personas que optan por sumarse a la lucha política,
al lado del pueblo trabajador, al lado de los más débiles, sean
traidores, por lo tanto, la lucha ideológica, el debate, la
confrontación de propuestas y conceptos, es ineludible e
indispensable porque el necesario salto cualitativo para alumbrar una
sociedad justa y libre no se hará sin la aportación de precisiones
a los conceptos, sin precisiones a las propuestas, y mi crítica
quiero que se entienda desde esta perspectiva, con este ánimo.
La pérdida
de influencia electoral, que se prevé para Podemos, en las próximas
elecciones, creo que están más en consonancia con este abandono de
radicalidad, que del esfuerzo de la dirección por acercar
posiciones para el electorado transversal, ¿quienes creen que
les vota?, ¿a quienes creen que pueden sumar electoralmente?, ¿por
qué creen que hay tanto abandono electoral en la izquierda?, ¿creen
que los que abandonan esperan los periodos electorales para
activarse? Lo que ha hundido al movimiento obrero, en Europa, por
supuesto, ha sido el abandono de la lucha militante, día a día, por
parte del estalinismo, que en pos de la coexistencia pacífica
supeditó la lucha de clases al electoralismo barato: Colau, Ada
Colau es alcaldesa de Barcelona porque su campaña electoral fue la
lucha cotidiana, la lucha en la calle; lo que da beneficios políticos
es la movilización, no el poner el culo en un parlamento y ahí,
aguantar cuatro años hasta el próximo esprint. Este esfuerzo es el
que demanda la lucha por elevar el nivel de consciencia, de
conocimiento, y ese esfuerzo, que demanda análisis, debate,
precisiones, que luego tienen que traducirse en la lucha pública, en
la calle, en las fábricas, en las aulas, en las facultades, en las
salas de redacción, necesita del intelectual colectivo, del partido
político de los oprimidos, de la internacional, como los
organizadores del movimiento obrero histórico hicieron, desde Marx a
Bakunin.
Como trato de
demostrar, la pequeñez sociológica de la burguesía está
compensada por la estructuración, por la articulación de sus
organizaciones, y esta articulación es internacional, porque las
fuerzas productivas son mundiales, su territorio de operaciones, el
teatro de sus andanzas, es el mundo, por lo tanto, el partido de los
oprimidos ha de tener este ámbito, y a los pueblos hay que abrirles
los ojos haciéndoles conscientes de la imbricación de los lazos que
unen la vida nacional no solo con el entorno, sino con el conjunto
del mundo; Europa es de hecho, un Estado supranacional, que es muy
cómodo, para los burgueses nacionales, porque pueden volcar su
fracaso sobre Alemania, y esta puede zafarse de sus nacionales
echándoles la culpa a los vagos del sur, pero este discurso es pura
pantomima, que les libera de tener que asumir convencer al conjunto
del pueblo trabajador europeo de una política, que en los hechos
maneja Alemania, el malo de la película, pero que en la
realidad todos asumen, porque es la que les hace fuerte, por eso
aceptan el fraccionamiento político, como aceptan el respaldo
militar de la OTAN, que es de hecho, garantía contra los propios
pueblos nacionales, ¿habremos de recordarnos las correrías de las
Stay Behind?
Los políticos
que militan en la izquierda, no pueden olvidarse del carácter de la
lucha que encabezan. El intento de Syriza de enlazar con la
socialdemocracia clásica, original, antes de la ruptura que supuso
la división de la primera guerra mundial, hizo esperanzar a la
izquierda dispersada, pero el intento, a lo que se está viendo, ha
quedado en otra maniobra electoral, copiada, burdamente, por Podemos,
sin embargo, la idea era positiva y es positiva, pero esa idea no
puede hacer abstracción de la historia recorrida, del camino hecho,
porque el principal damnificado, han sido los sindicatos obreros, una
panda de vendidos, cuya consigna colectiva gritada en las escasas
manifestaciones convocadas – en Madrid – era el ejemplo más
deprimente, impotente y culpable de unos dirigentes incapaces: “que
se metan por el culo la reforma laboral”; cualquier
sindicalista de cualquier pequeña empresa tendría mejores
propuestas que las elaboradas en las sedes nacionales de los
sindicatos mayoritarios, y de los sindicalistas honestos y combativos
que aún quedan organizados debe esperarse el puñetazo en la mesa, y
barrer a unas direcciones de UGT y CCOO, completamente incapaces;
durante toda la crisis, apenas han dicho nada digno de recordarse, a
no ser la frase de Fernandez Toxo ...la izquierda no tiene
política para Europa, cito de memoria, quedándose tan
tranquilo; el asunto de los fondos comunitarios malversados debería
ser la piedra de toque para convocar un congreso sindical para
clarificar las responsabilidades políticas, las penales siempre
encontrará justicieras o justicieros, siempre dispuestos a tirar de
la manta ajena.
¿No han
podido los sindicatos elaborar una base de datos, comparable a los
informes de Oxfan, para dotar a los luchadores obreros del armamento
político necesario para dejar sin respuestas a los administradores
patronales del ibex35?, francamente, me resulta increíble; mírese
por donde se mire, la derrota de la clase obrera, en Europa, donde la
historia de luchas de liberación, de luchas por los derechos de los
trabajadores ha configurado una sociedad trabajadora muy homogénea,
a pesar de todo el veneno nacionalista vertido por la burguesía para
mantener dividida a una sociedad tan acompasada, las propuestas, que
intuíamos, manejaría Varoufakis iría en cuestionar la estructura
de la Unión Europea, como nociva para el conjunto del pueblo
trabajador europeo, señalando a las deudas nacionales, como el dogal
para mantener dominado a una sociedad tan igualitaria, grosso modo,
no tanto, en cuestionar el euro, o salir de él, o la emisión de
monedas paralelas para solventar una situación nacional – la
griega –, abiertamente, catastrófica, sino en cuestionar la Unión
Europea, su división nacional para mayor control de la burguesía,
de las burguesías nacionales, que chalanean con los intereses de sus
obreros de sus pueblos, para defender sus negocios; esta es la
crítica que yo entiendo, pertinente: mantener la división de la
Unión Europea, en naciones, que económicamente beneficia a una
clase y que mantienen las estructuras de los Estados nacionales, solo
beneficia a la burguesía, como clase social, por lo tanto, la
izquierda debería luchar por la unidad política; mientras Europa
este fraccionada en Estados, formalmente, independientes, pero
económicamente dependientes de un mercado que controlan 147 empresas
transnacionales (con todos los bancos interconectados por acciones) y
80 o 70 personas más ricas del mundo, este será, cada vez más,
escenarios de catástrofes y las sociedades, en el mundo, objeto de
fraude, extorsión, robo; mencionaré el reciente descubrimiento del
trucaje de Volkswagen para eludir la contaminación, o el aún más
novedoso y lacerante, los fármacos, el 80% de ellos, se menciona en
una nota periodística, cuyo objetivo es mantener estable al enfermo,
para engordar la cuenta de resultados de las empresas farmacéuticas,
en vez de curar a los pacientes; como me esfuerzo en querer
demostrar, el capitalismo es la depredación consentida por los
gobiernos, y la dispersión social, su apuesta vital, por tanto,
Europa nunca estará unida, si no apostamos, los pueblos, por la
unidad, y la izquierda debe persuadirse y asumir la tarea de
construir la nación europea, desde Tarifa a los Urales, y toda esta
tarea solo puede ser posible, si en ese intento que inició Syriza de
conectar con los orígenes, se asume como una necesidad vital
levantar la internacional, el intelectual colectivo capaz de
responder a las diferentes sensibilidades sociales del pueblo
trabajador, teniendo en cuenta que dada la profundidad de la derrota,
la internacional habría de ser flexible para poder armonizar la
diversidad, una suerte de parlamento proletario, capaz de orientar
las luchas populares para construir una nueva sociedad, que es
necesario definir y que estará basada en utilizar las fuerzas
productivas para satisfacer las necesidades sociales y no las cuentas
de resultados de las transnacionales del capital financiero, y para
eso, las luchadoras y luchadores tienen que apelar a la sociedad
diciéndoles, que las casas donde habitan, las infraestructuras y las
estructuras que soportan el mundo, que la comida que comen y las
riquezas generadas, son ellos, los que la han generado y de las que
han sido expropiados, porque el mundo lo han configurado a su
capricho, un puñado de expropiadores, y que el mundo, nos pertenece
y es de justicia, reclamarlo.
CONCLUYENDO
Creo
necesario concluir, haciendo una mención explícita al problema del
terrorismo actual, al terrorismo yihadista, como es bien sabido,
manipulado y manipulando las creencias basadas en la fe islámica, en
ningún caso, identificable con la religión islámica.
El terrorismo
actual, manipulado para satisfacer legislaciones represivas, que no
pueden tener cabida más que en un ambiente de temor constante, es
una pieza básica del sostenimiento del capital financiero
internacional; como demuestran los hechos, el financiamiento de las
infraestructuras necesarias, que en este caso del terrorismo
yihadista, despliega, cuenta con la colaboración de gobiernos que
mientras gritan para aumentar el miedo y la confusión, dejan hacer,
permitiendo la comercialización del petróleo robado, mientras
surten de material a los terroristas, al tiempo que silencian
aspectos concretos, como la utilización de la infancia preparando
asesinos, o prostituyendo a las mujeres, pero no es este aspecto al
que quiero referirme, sino a una vertiente que le une al adn del
capitalismo depredador: hay una correspondencia entre el grado de
crueldad mostrado por los terroristas que no se corresponde con las
leyes de la guerra y sí con la consecución por cuadrar los
balances. Tal modo de funcionar se correspondería con la propia
rapacidad del modo de producción mercantil y con su capacidad para
disponer de recursos y vidas, despreciando cualquier otro tipo de
consideraciones; en realidad, la disposición del capital financiero
mundial para primar la ejecución de los objetivos, sin importar
otras consideraciones, por ejemplo, las ejecuciones de las hipotecas
– no son suicidios, son asesinatos –, por ejemplo, cerrando
hospitales, o quitando medicamentos costosos, y un largo etcétera,
se corresponde y compagina con el desprecio yihadista por la vida,
por la cultura, por la sensibilidad, porque en esta fase del
capitalismo, que puede ser el final, necesita echar mano a todos los
medios para conservar el poder de un mundo que se les escapa, por
eso, ante tal aglomeración de acontecimientos, creo que la lucha del
pueblo trabajador del mundo, necesita del intelectual colectivo, una
internacional capaz de explicar y organizar las fuerzas dispersas de
la clase obrera, y no importa si esta lucha la dirigen obreros u
otras clases pues Marx, Lenin, Trotski eran pequeños burgueses y
Engels, un burgués, pero todos se elevaron por encima de sus
intereses concretos, asumiendo la defensa de la clase obrera, de los
oprimidos del mundo, con esto, concluyo mi personal balance de cinco
años, anotando mis conjeturas, y espero poder aportar, al debate
necesario mi propia perspectiva.
Jesús M.
Rodríguez Mesas
veintisiete
de octubre de dos mil quince