martes, 27 de octubre de 2015

LA DIRECCIÓN NECESARIA


LA DIRECCIÓN NECESARIA


UN BALANCE DE MI ETAPA PÚBLICA DE CUENTISTA DE LA LUCHA DE CLASES


Después de mas de cinco años y trecientos doce apuntes tratando de teorizar el final del modo de producción de mercancía, como definió Karl Marx al capitalismo, llego a la conclusión de la escasa utilidad de haber tratado de convertir un cuaderno de apuntes en un instrumento, una herramienta, un arma, para organizar la lucha de clases, en un momento en el que la pequeña burguesía se niega a reconocer, aun, que dentro del sistema no hay salvación posible, y que las vacilaciones nos acercan más a una guerra, mundial, que a la posibilidad de una transición, relativamente pacifica, sin importar si la dirección de la izquierda la tienen pequeños burgueses u obreros permeados por concepciones pactistas.


A mi modo de ver, y aceptando la tesis de la obsolescencia del modo de producción de mercancías, en principio, imperceptible para la mayoría, pero inscrito en los acontecimientos, revelaría la dificultad de encontrar una alternativa sin el conocimiento y aceptación de este hecho determinante por una masa social consciente de la imposibilidad de hallar, por las buenas, caminos, respetando las reglas del sistema, constantemente violadas por la burguesía monopolista, sus Estados e instituciones poderosas, pero hechas cumplir a sangre y fuego, por esas mismas personas e instituciones, y esto me ha llevado a la necesidad de plantearme el sentido de este cuaderno de anotaciones, que tenía y tiene la pretensión de ser una herramienta válida en la organización de la lucha de clases.


Tal pretensión – organizar la lucha de clases – puede ser muy discutible, dada la escasa incidencia de este cuaderno de apuntes en la práctica política; decir otra cosa sería delirante, y este hecho indubitable, es muy desmotivador, ya que plantea una cierta inutilidad del esfuerzo demandado, y hace que me pregunte si merece la pena continuar; llegado a este punto, analizando, mejor dicho, tratando de analizar, lo más objetivamente posible, una práctica de cinco años que totalizan al rededor de trecientos apuntes, que suponen, grosso modo, 16 mil páginas vistas, en lugares tan disparejos como España, Estados Unidos, Rusia, Alemania, Francia, Reino Unido, Japón, Singapur, Polonia, Holanda, Ucrania – no exactamente en este orden–, me animan a dar respuesta, positiva, al esfuerzo realizado, plantándome la calidad que puedan haber visto lectores tan variados, creyéndome animado a pensar que debe haber un mínimo de validez, en el esfuerzo hecho.


Es esto lo que me lleva a plantearme qué calidad puede tener el esfuerzo realizado, pues si bien la incidencia práctica en la lucha es muy discutible, al menos hay algún aspecto francamente positivo; empezando por repasar los más desafortunados y discutibles, lógicamente, aquellos en los que mi deficiente información eran enjuiciados desde una perspectiva ideológica basada en una información sin contrastar, en los que he de reconocer, que mi mala información me llevó a adoptar posiciones erróneas – Gadafi y Bashar al Assad – identificando la hostilidad hacia los personajes, mi hostilidad, con la hostilidad de la mayoría de los respectivos pueblos, y no, con una hostilidad fomentada y cultivada por los intereses estratégicos del capital financiero internacional, alentado y organizado por Estados Unidos, liderando a la burguesía veterana europea, por tanto, he de reconocer, que mi hostilidad, que no he modificado, veló el factor principal, la modificación interesada del orden internacional, y este análisis, de mi parte, fue malo, en cuanto a la apreciación del interés estratégico jugado; mi capacidad para contrastar información ha ido mejorando porque he logrado una cierta habilidad para buscar esa información en el manejo de la red – internet –, y esta característica, me parece positiva.


También me parece positiva la apreciación sobre el momento del modo de producción de mercancías, situándolo en el contexto histórico del fabuloso crecimiento de las fuerzas productivas, global, ya sin discusión, mundiales, que trataré de precisar, pues es, indudablemente, la adquisición que, el intelectual colectivo podría convertir en la herramienta capaz de alumbrar el futuro, en la búsqueda de la necesaria alternativa, a la sociedad capitalista.


Sin embargo, teorizar la agonía del capitalismo, porque el modo de producción mercantil se ha convertido en una herramienta de explotación que solo beneficia al uno por ciento mundial, no es nada fácil, si esta teorización no está contenida en el seno de una organización de clase, ya que este esfuerzo se pierde en un magma de opiniones tan extenso, que no hace sino aumentar el ruido de fondo, enmascarando, algo que podría ser útil y valioso, pero que sin un instrumento resonador, se pierde, incrementando la cacofonía.


El instrumento resonador, no puede ser otro que el partido, el intelectual colectivo, en el que las adquisiciones de los militantes, se incorporan al acervo del conjunto militante, convirtiéndose en un factor de progreso en la comprensión teórica intelectual y en la organización práctica de la lucha organizada tendente a la consecución de los objetivos históricos, que dan sentido a la izquierda, pero este partido no existe porque la derrota de la clase obrera ha sido y es desgarradora, y lo ha sido porque sus dirigentes, faltos de la necesaria perspectiva teórica, abandonada, casi desde los orígenes del movimiento obrero i n t e r n a c i o n a l, por razones tácticas, se acomodaron al sistema considerando que este, el modo de producción de mercancías era definitivo, y no un modo de producción cuya finalidad es servir a la clase capitalista, exclusivamente, y esto, ya previsto por K. Marx, mas de un siglo antes, ha sido ignorado, al considerar al capitalismo, imperecedero.


UNA EXPROPIACIÓN MONSTRUOSA


Toda la historia de la izquierda, organizada como tal desde los comienzos del siglo xix se puede resumir en la lucha contra la explotación capitalista: “tenerlo todo y querer más, la investigación que Oxfan publica hoy, muestra cómo la riqueza acumulada por el 1% más rico de la población se ha incrementado, pasando de un 44% en 2009 a un 48% en 2014. A este ritmo, para el año 2016 habra alcanzado el 50%.” – Oxfan – y este capitulo fundamental de la explotación planetaria es, cobardemente ignorado por los dirigentes políticos y por las organizaciones obreras, haciendo creer a las sociedades industrializadas que hay alguna posibilidad de mejorar sin enfrentar abiertamente al capitalismo, es decir, a los burgueses organizados en sus instituciones públicas y privadas. A lo largo del siglo xx, la burguesía, sus políticos, y sus organizaciones aprendieron la necesidad de tener que cuidarse de la sociedad, pues si durante el siglo xix, el proletariado, la clase obrera era fácilmente identificable, durante el siglo xx y tras dos guerras mundiales, los intereses sociales y los de la clase obrera empezaron a ser indistingibles, y los burgueses tomaron nota de su pequeñez sociológica frente a una sociedad que dejo de ser crédula y conformista, pese a los denodados esfuerzos de los dirigentes sociales, que no se atrevían a disputar el poder a la burguesía porque creían que el modo de producción mercantil, era inatacable, y la lucha por cambiar a la sociedad, la lucha por el socialismo era una antigualla infumable.


Los cambios producidos en este lapso pasaron desapercibidos, porque su cotidianidad les hacía invisibles, indistinguibles. La preponderancia del capital financiero, devino en especulación pura y dura en todos los ordenes, endeudando a las familias como una sutil red que constreñía la independencia personal y familiar; la producción de mercancías, el largo proceso que ha permitido a la burguesía, dueña de los medios de producción y de cambio, acumular riqueza, como nunca anteriormente, se ha especializado en la fabricación de dos mercancías, que le da el control social de todo el proceso socio-económico vital, garantizando su supervivencia, como clase social, más allá del tiempo de vigencia del modo de producción que era útil para el conjunto humano.


La producción de armas de destrucción masiva y dinero, le permite utilizar esas dos mercancías como elementos de poder que le asegura el control de la sociedad, influyendo decisivamente en los gobiernos y administraciones nacionales. La emisión de dinero, desvalorizado, le permite un control decisivo sobre la sociedad – ¿cómo, de otro modo se podría haber producido semejante tasa de expropiación y concentración de riqueza, sino por el hecho de manejar sumas gigantescas para sus proyectos faraónicos, mientras a la sociedad le tocan, cada vez más, salarios de miseria ? –; la depredación planetaria, por el capital financiero destruyendo cultivos, personas, el entorno natural, transgrede la naturaleza manipulando la genética de la vida vegetal y animal ¿también la de las personas?, que no quiero decir que no se deba investigar en todos los campos y órdenes, pero debería de haber un determinado consenso, un debate sobre los poderes omnímodos de los poseedores de dinero para modificar nuestras vidas a su capricho para seguir dominando, hace, todo ello de modo inequívoco, que la fabulosa expropiación planetaria, a manos de un puñado de riquísimos propietarios, que supondrían la cien milésima parte del uno por ciento mundial, que el modo de producción de mercancías haya perdido cualquier posibilidad de ser considerado beneficioso para el conjunto humano, habiéndose de buscar la alternativa a tan letal sistema, porque ya, en las actuales manos, en manos del capitalismo, son garantía de una catástrofe humana, tanto si hay una guerra mundial, como si la sociedad permite que el puñado de multimillonarios que capitanean al uno por ciento mundial, sigan disponiendo del fabuloso poder de unas fuerzas productivas mundiales, a su capricho.


Es en este contexto en el que encuentra sentido las maniobras de la dirección del capital financiero mundial, dirigido por su facción más audaz, el capitalismo estadounidense, proponiendo tratados comerciales internacionales – acuerdos transatlánticos y transpacíficos – en el que las empresas comerciales garantizarían una suerte de gobernanza mundial, si no fuera porque las burguesías nacionales se sienten amenazadas por sus nacionales depositando sus seguridades en una legislación transfronteriza que garantiza el poder del mercado, de los mercados, esos 80 multimillonarios ¿70? el próximo año, con tanto dinero como la mitad de la humanidad, en definitivas, la burguesía, como clase dominante global.


Esta realidad, en si misma, un rotundo mentís a las afirmaciones nacionalistas burguesas y pequeñoburguesas, defendiendo con celo, el secretismo de los textos que han de votarse, tendría que revalidar el internacionalismo proletario, que siempre ha defendido la izquierda, porque lo que hace fuerte a la burguesía monopolista, no es otra cosa que sus organizaciones internacionales, su internacionalismo disimulado; en este proceso, en el que se están delimitando dos bloques importantes, la burguesía veterana euro estadounidense, de un lado, y del otro, los neoburgueses rusos, y la buroburguesía china, capitaneando a la burguesía de las economías emergentes, enriquecidos los primeros, por el robo de la propiedad socialista y los segundos manejando masas de trabajadores esclavos, que se está configurando el actual orden internacional, en la que Rusia, ya desligada de cualquier remordimiento por sus orígenes y consciente de haber hecho la penitencia debida, está dispuesta a hacer valer sus intereses, que hace inevitable un choque de fuerzas para delimitar el liderazgo mundial, que aún no se ha producido porque la constante comunicación – conferencias, cumbres, encuentros, foros, etc.–, tiene la facultad suficiente como para no forzar la maquinaria, conscientes, ambas tendencias burguesas, de una ciudadanía, aún, expectante, que sin embargo, estaría dispuesta a movilizarse si viera objetivos capaces de ilusionarla y dirigentes fiables.


INTERNACIONALISMO DE LOS MERCADOS O INTERNACIONALISMO PROLETARIO


El poder de esta élite está en sus instituciones públicas y privadas, sus foros internacionales públicos y privados, su poder estriba en un continuo debate internacional de cumbres públicas y privadas donde toman acuerdos para dominar a sus pueblos, estos, aún sensibles a los sentimientos nacionales, sin distinguir la manipulación interesada del internacionalismo mercantil, burgués, que trata de desestabilizar Europa, a toda costa, porque sabe que aquí está la base social capaz de cambiar el curso de la historia si dispusiese de la información veraz y una orientación política capaz de mostrar las lacras del sistema capitalista, objetivando la ruptura del sistema, no como una revancha de los explotados y oprimidos, en ningún caso, positiva, sino como el necesario corte que garantizaría la estabilidad social, material, cultural y espiritual del planeta porque la mayoría social, autentica dueña de unos recursos y medios, generados en un proceso, que tienen su origen en la hominización y humanización de una especie animal que se sobrepuso a las limitaciones impuesta por la naturaleza, controlaría las fuerzas productivas mundiales, impulsando una economía y un reparto acorde con un gobierno internacional.


Por quimérico y utopista que pueda parecer esta propuesta, merecería ser tomada en cuenta, ya que la actual deriva del sistema capitalista nos aboca al desastre, a la catástrofe, solamente porque las fuerzas productivas gigantescas se utilizan sin ningún tipo de control o acuerdo que pueda poner remedio a las fuerzas naturales, como el desastre de Fukusima (primer accidente nuclear, tras la explosión de Chernobil), cuyas consecuencias se empiezan a notar ahora, por lo tanto, no es descabellado imaginar que, sin necesidad a recurrir al uso de la fuerza, que las facciones burguesas han utilizado, a lo largo de la historia reciente, para asegurarse mercados y recursos, la potencia de las fuerzas productivas modernas, empleadas al albur del interés privado, nos lleva de cabeza de una catástrofe a la siguiente, por lo que la ruptura con el sistema, se impone como una medida de seguridad mundial, al tiempo que, como una consecuencia de justicia histórica, ya que, la Tierra, nos pertenece a todos, y no a los que nos la expropian, por la fuerza o con leyes tramposas.


Esta expropiación planetaria, silenciada políticamente (he de suponer que la carencia de una alternativa al sistema, en su conjunto, dificulta y retrae el enfrentamiento abierto), convirtiendo en una batalla perdida los intentos políticos de lograr reformas que hicieran más llevadera la vida social, en las sociedades industrializadas de Europa, Estados Unidos, Japón, etc., las sociedades con potencial suficiente para liderar un cambio social impulsando un nuevo modo de producción basado en servir a la sociedad y no al capitalismo, los mercados, los 80 o 70 principales, es decir, romper, no a impulsos de la desesperación sino alentados por el convencimiento de impulsar un nuevo modo de vida para una nueva sociedad, pero los intentos reformistas hasta ahora proyectados, querer que los más ricos paguen, tributen, en función de sus riquezas, han fracasado, todos, “ porque subir los impuestos, no es una opción ”, como, claramente, los senadores USA hicieron saber a Obama, cuando se ventilaba el déficit presupuestario, pero que es una constante, en cualquier democracia avanzada – aunque hay diferencias notables –, y la razón para impedir esta batalla, no es de orden económico, no es que los más ricos viesen mermados su modo de vida, sino que consentir tributar les haría perder la preponderancia política, y en las sociedades citadas, aceleraría los cambios democráticos, por eso, tributar, no es una opción.


La sociedad capitalista está férreamente controlada por las instituciones burguesas que cuentan a su favor una practica de subordinación social a un poder, que en principio, provenía de Dios, y que solo tras cruentas luchas, se terminó por aceptar que el pueblo es fuente de poder y legitimidad, siempre que ese poder y legitimidad, esté convenientemente filtrado por los más ricos y poderosos, por lo tanto la práctica cotidiana del poder, tomar las decisiones del día a día, se hace desde esas instituciones, y las instituciones, que de alguna manera se controlan son las instituciones públicas, pero esas instituciones son una parte minúscula muy controladas mientras una enorme cantidad de decisiones que afectan a la vida corriente, la toman instituciones privadas, en las que la sociedad no tiene ninguna posibilidad de controlar; todas, casi la totalidad de las decisiones económicas, la toman ese tipo de instituciones privadas, que, socapa de obedecer a las leyes del mercado, han terminado por ser controladas por un mercado, reducido al uno por ciento de la humanidad, y jerarquizada por la élite de los ochenta ¿75,70? más ricos del mundo.


Instituciones como el Banco de Pagos Internacionales, o la sociedad para las comunicaciones interbancarias y financieras mundiales – SWIFT –, tienen una importancia capital en la gestión de la economía y están estrechamente conectadas con las 147 empresas transnacionales, en la que están todos los bancos importantes – demasiado grandes para caer – cuya influencia financiera es determinante; tales bancos, interparticipados acionarialmente, contribuyen, sí o sí a concentrar la economía en manos de la élite que forma el uno por ciento mundial, y son la base de la globalización, de la mundialización de las fuerzas productivas, son por lo tanto, la internacional burguesa, que multiplica y magnifica la pequeñez social de la burguesía, pero que hace efectivo su dominio; la economía, el orden de prioridades que explican la producción, el reparto y los gastos están, tiempo ha, organizados y controlados, como explica el informe de la universidad de Zurich, por un cartel de 147 empresas, por lo tanto, las crisis económicas se producen a conveniencia ¿a qué tanto control, tanta institución, tanto banco interconectado accionarialmente, si no se ve venir la crisis? Porque estas forman parte del disciplinamiento social, del empobrecimiento controlado de las sociedades industrializadas con capacidad potencial para desestabilizar un sistema que les es hostil, y por tanto, tales sociedades han de ser sujetadas, amordazadas, compartimentadas en nacionalismos, los cuales, se manipulan creando odios, antipatías, escasez, miseria, dolor, sufrimiento, miedo, porque es la forma de dominar, desde el origen de los tiempos.


Este es el internacionalismo disimulado de los mercados, de los cosmopolitas de las finanzas, de los fabricante de armas de destrucción masivas, de los fabricantes de miedo y de odio, de los fabricantes del terrorismo internacional, imposible de funcionar sin un chorro de dinero, capaz de alimentar tanta miseria.


EL INTELECTUAL COLECTIVO
LA INTERNACIONAL AMIGA PARA CAMBIAR EL MUNDO


El modo de producción de mercancías coexistió con el modo de producción feudal un considerable espacio de tiempo, y mientras este se agotó, porque las condiciones vitales hicieron de la ciudad el centro de la vida política, social y económica, haciendo compatible la coexistencia entre la naciente burguesía y la nobleza acaparadora de tierras y riqueza, y puesto que los roles sociales, no suponían una ruptura conceptual inasumible, la extinción del modo de producción veterano – feudal – se produjo de manera natural. El modo de producción que haya de sustituir al modo de producción mercantil, implica una ruptura, una ruptura que no solo afectará, obviamente, al derecho de propiedad sobre los medios de producción y de cambio, sino que afectará, decisivamente, a la relación de la sociedad con los medios de producción, en tanto que como dueños comunes, afectará a las concepciones, es decir, la sociedad no podrá echarse en brazos de dirigentes incontestables, haciendo dejación de sus responsabilidades, y eso, supondrá un salto cualitativo. Sin este salto cualitativo, los ejemplos de la extinta URSS, y de la actual República Popular China son suficientemente elocuentes, como para evitarme mayores comentarios, en este momento.


El salto cualitativo que habrá de darse, no es ajeno al esfuerzo por clarificar conceptos, de todos los que de una manera u de otra, tratamos de impulsar la lucha para reivindicar el derecho a una vida digna para todos, pero empezando por los más desfavorecidos, los perseguidos, todos aquellos cuyo mínimo vital no alcanza los 2 dólares diarios; sin este requisito, los flujos migratorios serán imparables.


Esta será la tercera vez que me refiera a Varoufakis; la anterior, la envié al correo de su blog, en un gesto de honestidad política, por si quisiera rebatir mis opiniones; daba por descontado que no necesitaba contestación por su parte, en atención a sus tareas en el gobierno (también supuse, que dada mi irrelevancia política, tampoco lo haría, así que alivié mi inquietud, ante la llegada de una posible respuesta). Al referirme a tan señalado personaje lo hago porque él, públicamente se ha expresado así: Varoufakis dice "…pone a la izquierda radical frente a un terrible dilema : ¿deberíamos aprovechar esta profunda crisis capitalista –esas que se dan una vez por siglo— como una oportunidad para promover el desmantelamiento de la Unión Europea, dada la adhesión entusiasta de ésta al credo y a las políticas neoliberales? ¿O deberíamos aceptar que la izquierda no está preparada para un cambio radical, y promover, en cambio, la estabilización del capitalismo europeo? Este trabajo argumenta que, por poco atractiva que pueda sonar esta ultima proposición a los oídos de un pensador radical, el deber histórico de la izquierda, en esta coyuntura particular, es estabilizar el capitalismo."


Los lectores que quieran conocer el artículo citado (CONFESIONES DE UN MARXISTA ERRÁTICO EN MEDIO DE UNA CRISIS EUROPEA REPUGNANTE) pueden encontrarlo en la web sin mayor problema, mis conjeturas sobre dos de sus artículos, a los que hago referencia, también, aunque, supongo que habrán de bucear más tiempo, ya que el pecio no es tan llamativo.


El objeto de esta cita es precisamente señalar el error que anida en los dirigentes políticos de la izquierda en todo el mundo. He tratado de demostrar que en la actual etapa del modo de producción mercantil, con todas las instituciones públicas y privadas, desde la ONU hasta las instituciones de caridad, imbuidas de las tesis burguesas, dirigidas por personas influenciadas por las concepciones ancladas en el pasado, con una estructura económico productiva controlada por el capital financiero que nos expropia aceleradamente – como lo demuestra Oxfan, que no es precisamente la comintern bolchevique, con sus informes, año tras año–, el afán de querer regenerar el capitalismo es un error, admisible en el conjunto humano, solo porque no conoce la profundidad y dominio del capitalismo, y se puede suponer el lugar común, que siempre ha sido así, pero en gente cultivada, solo puede suponerse pereza mental, obnubilación acomodaticia, falta de rigor intelectual, y solo en último término, traición.


Me niego a pensar que las personas que optan por sumarse a la lucha política, al lado del pueblo trabajador, al lado de los más débiles, sean traidores, por lo tanto, la lucha ideológica, el debate, la confrontación de propuestas y conceptos, es ineludible e indispensable porque el necesario salto cualitativo para alumbrar una sociedad justa y libre no se hará sin la aportación de precisiones a los conceptos, sin precisiones a las propuestas, y mi crítica quiero que se entienda desde esta perspectiva, con este ánimo.


La pérdida de influencia electoral, que se prevé para Podemos, en las próximas elecciones, creo que están más en consonancia con este abandono de radicalidad, que del esfuerzo de la dirección por acercar posiciones para el electorado transversal, ¿quienes creen que les vota?, ¿a quienes creen que pueden sumar electoralmente?, ¿por qué creen que hay tanto abandono electoral en la izquierda?, ¿creen que los que abandonan esperan los periodos electorales para activarse? Lo que ha hundido al movimiento obrero, en Europa, por supuesto, ha sido el abandono de la lucha militante, día a día, por parte del estalinismo, que en pos de la coexistencia pacífica supeditó la lucha de clases al electoralismo barato: Colau, Ada Colau es alcaldesa de Barcelona porque su campaña electoral fue la lucha cotidiana, la lucha en la calle; lo que da beneficios políticos es la movilización, no el poner el culo en un parlamento y ahí, aguantar cuatro años hasta el próximo esprint. Este esfuerzo es el que demanda la lucha por elevar el nivel de consciencia, de conocimiento, y ese esfuerzo, que demanda análisis, debate, precisiones, que luego tienen que traducirse en la lucha pública, en la calle, en las fábricas, en las aulas, en las facultades, en las salas de redacción, necesita del intelectual colectivo, del partido político de los oprimidos, de la internacional, como los organizadores del movimiento obrero histórico hicieron, desde Marx a Bakunin.


Como trato de demostrar, la pequeñez sociológica de la burguesía está compensada por la estructuración, por la articulación de sus organizaciones, y esta articulación es internacional, porque las fuerzas productivas son mundiales, su territorio de operaciones, el teatro de sus andanzas, es el mundo, por lo tanto, el partido de los oprimidos ha de tener este ámbito, y a los pueblos hay que abrirles los ojos haciéndoles conscientes de la imbricación de los lazos que unen la vida nacional no solo con el entorno, sino con el conjunto del mundo; Europa es de hecho, un Estado supranacional, que es muy cómodo, para los burgueses nacionales, porque pueden volcar su fracaso sobre Alemania, y esta puede zafarse de sus nacionales echándoles la culpa a los vagos del sur, pero este discurso es pura pantomima, que les libera de tener que asumir convencer al conjunto del pueblo trabajador europeo de una política, que en los hechos maneja Alemania, el malo de la película, pero que en la realidad todos asumen, porque es la que les hace fuerte, por eso aceptan el fraccionamiento político, como aceptan el respaldo militar de la OTAN, que es de hecho, garantía contra los propios pueblos nacionales, ¿habremos de recordarnos las correrías de las Stay Behind?


Los políticos que militan en la izquierda, no pueden olvidarse del carácter de la lucha que encabezan. El intento de Syriza de enlazar con la socialdemocracia clásica, original, antes de la ruptura que supuso la división de la primera guerra mundial, hizo esperanzar a la izquierda dispersada, pero el intento, a lo que se está viendo, ha quedado en otra maniobra electoral, copiada, burdamente, por Podemos, sin embargo, la idea era positiva y es positiva, pero esa idea no puede hacer abstracción de la historia recorrida, del camino hecho, porque el principal damnificado, han sido los sindicatos obreros, una panda de vendidos, cuya consigna colectiva gritada en las escasas manifestaciones convocadas – en Madrid – era el ejemplo más deprimente, impotente y culpable de unos dirigentes incapaces: “que se metan por el culo la reforma laboral”; cualquier sindicalista de cualquier pequeña empresa tendría mejores propuestas que las elaboradas en las sedes nacionales de los sindicatos mayoritarios, y de los sindicalistas honestos y combativos que aún quedan organizados debe esperarse el puñetazo en la mesa, y barrer a unas direcciones de UGT y CCOO, completamente incapaces; durante toda la crisis, apenas han dicho nada digno de recordarse, a no ser la frase de Fernandez Toxo ...la izquierda no tiene política para Europa, cito de memoria, quedándose tan tranquilo; el asunto de los fondos comunitarios malversados debería ser la piedra de toque para convocar un congreso sindical para clarificar las responsabilidades políticas, las penales siempre encontrará justicieras o justicieros, siempre dispuestos a tirar de la manta ajena.


¿No han podido los sindicatos elaborar una base de datos, comparable a los informes de Oxfan, para dotar a los luchadores obreros del armamento político necesario para dejar sin respuestas a los administradores patronales del ibex35?, francamente, me resulta increíble; mírese por donde se mire, la derrota de la clase obrera, en Europa, donde la historia de luchas de liberación, de luchas por los derechos de los trabajadores ha configurado una sociedad trabajadora muy homogénea, a pesar de todo el veneno nacionalista vertido por la burguesía para mantener dividida a una sociedad tan acompasada, las propuestas, que intuíamos, manejaría Varoufakis iría en cuestionar la estructura de la Unión Europea, como nociva para el conjunto del pueblo trabajador europeo, señalando a las deudas nacionales, como el dogal para mantener dominado a una sociedad tan igualitaria, grosso modo, no tanto, en cuestionar el euro, o salir de él, o la emisión de monedas paralelas para solventar una situación nacional – la griega –, abiertamente, catastrófica, sino en cuestionar la Unión Europea, su división nacional para mayor control de la burguesía, de las burguesías nacionales, que chalanean con los intereses de sus obreros de sus pueblos, para defender sus negocios; esta es la crítica que yo entiendo, pertinente: mantener la división de la Unión Europea, en naciones, que económicamente beneficia a una clase y que mantienen las estructuras de los Estados nacionales, solo beneficia a la burguesía, como clase social, por lo tanto, la izquierda debería luchar por la unidad política; mientras Europa este fraccionada en Estados, formalmente, independientes, pero económicamente dependientes de un mercado que controlan 147 empresas transnacionales (con todos los bancos interconectados por acciones) y 80 o 70 personas más ricas del mundo, este será, cada vez más, escenarios de catástrofes y las sociedades, en el mundo, objeto de fraude, extorsión, robo; mencionaré el reciente descubrimiento del trucaje de Volkswagen para eludir la contaminación, o el aún más novedoso y lacerante, los fármacos, el 80% de ellos, se menciona en una nota periodística, cuyo objetivo es mantener estable al enfermo, para engordar la cuenta de resultados de las empresas farmacéuticas, en vez de curar a los pacientes; como me esfuerzo en querer demostrar, el capitalismo es la depredación consentida por los gobiernos, y la dispersión social, su apuesta vital, por tanto, Europa nunca estará unida, si no apostamos, los pueblos, por la unidad, y la izquierda debe persuadirse y asumir la tarea de construir la nación europea, desde Tarifa a los Urales, y toda esta tarea solo puede ser posible, si en ese intento que inició Syriza de conectar con los orígenes, se asume como una necesidad vital levantar la internacional, el intelectual colectivo capaz de responder a las diferentes sensibilidades sociales del pueblo trabajador, teniendo en cuenta que dada la profundidad de la derrota, la internacional habría de ser flexible para poder armonizar la diversidad, una suerte de parlamento proletario, capaz de orientar las luchas populares para construir una nueva sociedad, que es necesario definir y que estará basada en utilizar las fuerzas productivas para satisfacer las necesidades sociales y no las cuentas de resultados de las transnacionales del capital financiero, y para eso, las luchadoras y luchadores tienen que apelar a la sociedad diciéndoles, que las casas donde habitan, las infraestructuras y las estructuras que soportan el mundo, que la comida que comen y las riquezas generadas, son ellos, los que la han generado y de las que han sido expropiados, porque el mundo lo han configurado a su capricho, un puñado de expropiadores, y que el mundo, nos pertenece y es de justicia, reclamarlo.


CONCLUYENDO


Creo necesario concluir, haciendo una mención explícita al problema del terrorismo actual, al terrorismo yihadista, como es bien sabido, manipulado y manipulando las creencias basadas en la fe islámica, en ningún caso, identificable con la religión islámica.


El terrorismo actual, manipulado para satisfacer legislaciones represivas, que no pueden tener cabida más que en un ambiente de temor constante, es una pieza básica del sostenimiento del capital financiero internacional; como demuestran los hechos, el financiamiento de las infraestructuras necesarias, que en este caso del terrorismo yihadista, despliega, cuenta con la colaboración de gobiernos que mientras gritan para aumentar el miedo y la confusión, dejan hacer, permitiendo la comercialización del petróleo robado, mientras surten de material a los terroristas, al tiempo que silencian aspectos concretos, como la utilización de la infancia preparando asesinos, o prostituyendo a las mujeres, pero no es este aspecto al que quiero referirme, sino a una vertiente que le une al adn del capitalismo depredador: hay una correspondencia entre el grado de crueldad mostrado por los terroristas que no se corresponde con las leyes de la guerra y sí con la consecución por cuadrar los balances. Tal modo de funcionar se correspondería con la propia rapacidad del modo de producción mercantil y con su capacidad para disponer de recursos y vidas, despreciando cualquier otro tipo de consideraciones; en realidad, la disposición del capital financiero mundial para primar la ejecución de los objetivos, sin importar otras consideraciones, por ejemplo, las ejecuciones de las hipotecas – no son suicidios, son asesinatos –, por ejemplo, cerrando hospitales, o quitando medicamentos costosos, y un largo etcétera, se corresponde y compagina con el desprecio yihadista por la vida, por la cultura, por la sensibilidad, porque en esta fase del capitalismo, que puede ser el final, necesita echar mano a todos los medios para conservar el poder de un mundo que se les escapa, por eso, ante tal aglomeración de acontecimientos, creo que la lucha del pueblo trabajador del mundo, necesita del intelectual colectivo, una internacional capaz de explicar y organizar las fuerzas dispersas de la clase obrera, y no importa si esta lucha la dirigen obreros u otras clases pues Marx, Lenin, Trotski eran pequeños burgueses y Engels, un burgués, pero todos se elevaron por encima de sus intereses concretos, asumiendo la defensa de la clase obrera, de los oprimidos del mundo, con esto, concluyo mi personal balance de cinco años, anotando mis conjeturas, y espero poder aportar, al debate necesario mi propia perspectiva.


Jesús M. Rodríguez Mesas
veintisiete de octubre de dos mil quince





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