SOBERANÍA
DEL PUEBLO Y FONDOS BUITRES
LA
SUPREMACÍA DEL CAPITAL FINANCIERO SOBRE LA NACIÓN
ES
LA SEÑAL INEQUÍVOCA DEL FINAL DEL MODO DE PRODUCCIÓN MERCANTIL
COMO
INSTRUMENTO DE AVANCE SOCIAL
El
papa Francisco reflexiona y dice que los comunistas
han
robados los pobres a la Iglesia, y no es que
pretenda entrar en competencia teológica con tan cualificado
personaje, pero la Iglesia no tiene más que aplicar lo que dijo
Jesús: — Reparte tus bienes y posesiones y sígueme, y tendrás
tesoros en el cielo — ,algo muy sencillo, pero muy duro de aplicar,
y la Iglesia tiene siglos de una práctica mundana que la ata a la
riqueza terrena, pero este papa, ha tenido el valor de señalar
que el sistema mata, y eso es un paso importante, al menos
para que la Iglesia no obstaculice el esfuerzo de los que creemos que
la pobreza es un instrumento de control del sistema capitalista
sobre el género humano.
El
sistema terminó su fase de utilidad social tan pronto como el
predominio del capital financiero tomó el relevo de la economía
desplazando a la producción industrial y hoy ese predominio se
ha convertido en un dominio absoluto, como decía hace unas semanas,
el comercio mundial experimentó una disminución respecto al
crecimiento
del PIB mundial, y eso no sucedía desde la SGM, y
todo ello es, cuando menos una concatenación de coincidencias,
que si no fuesen casuales,
serían producto de una conspiración, porque se trata de una
conspiración contra los pueblos por un puñado de estrategas a
sueldo de los mercados
porque el mercado ya no
existe, el libre juego de
oferta y demanda acabó con el imperialismo pactando los precios y
ahora de lo que se trata es de como apoderarse de los recursos del
mundo, mientras se dicta a
los gobiernos la política,
los recortes, que estos se apresuran a imponer a las sociedades
post-industriales;
ese robo de los recursos del mundo, entre el bloque del
superimperalismo euro-estadounidense, buscando los medios para
deshacer ese otro bloque, en ciernes, que tiene en Rusia y China, y
un poco más descolgados Brasil, India, Sudáfrica, un principio de
respuesta a la voracidad del primero, significa que el escenario se
ha quedado demasiado pequeño para actores tan colosales, porque
cuando las supercomputadoras financieras toman el control de las
finanzas -hasta a Wall Street le resulta escandalosa el uso de tales
máquinas, probablemente para guardar las formas y no enajenarse a
los pequeños inversionistas, que dan un barniz de respetabilidad a
la bolsa de valores- quiere decir que lo que se hace es decidir
cual es el límite tolerable
de las ganancias y las pérdidas.
En
este juego, no termina de descartarse un nuevo reparto del mundo, a
la manera clásica, con
una guerra mundial, más concretamente, una guerra en Europa, pues
eso es lo que significa la provocación de EEUU, avalada por una UE
completamente entregada, ya que acepta de buen grado que la
suerte del
modo de producción
mercantil está echada,
ni siquiera es útil para asegurar el dominio de la élite dominante,
pues esta confía en la inercia del discurrir de la historia, como
elemento de estabilidad cósmica,
en la que solo un cataclismo tendría la fuerza necesaria para variar
un curso suficientemente rodado; la provocación ucranista
de EEUU busca la intervención rusa como causa para justificar la
agresión de la OTAN, aún a riesgo de un conflicto nuclear, sin
vuelta atrás, socapa de defender a un aliado, Poroshenko, para
forzar un tiempo, que juega en contra de EEUU y la UE, y a favor de
Rusia y de la propia Ucrania, pues si el nuevo régimen de los
oligarcas golpistas
no obtiene resultados que presentar a los ucranianos, elevando
su nivel de vida, no
parece posible que estos acepten que el coste humano y político de
una guerra civil encubierta, silenciada, ignorada por el mundo, que
está teniendo lugar en el corazón de Europa, sea en vano, y ahora
que los los golpistas, parecen que han ganado los núcleos rebeldes
de Slaviansk y Krasmatorsk, ¿Veremos una oleada de asesinatos
presentados como terrorismo? Ni siquiera su próximo vecino,
Alemania, podrá escapar a una guerra, que para ella no es
desconocida, y la propia socialdemocracia alemana, prestándose a
desviar la atención de la ciudadanía, salvándole la cara a la
canciller Merkel, tiene garantizado salir indemne; incluso la
izquierda radical Die linke, padece el mismo problema que el resto de
la izquierda radical de europea, creer que presentando alternativas
nacionales se consciencia a
una ciudadanía, harta de comprobar en carne propia, que la única
respuesta, capaz de hacer retroceder a la voracidad del capitalismo
es la fuerza, pero la fuerza no acompaña a la izquierda.
Toda
la palabrería sobre la importancia de la patria, toda la palabrería
sobre la nación, la ciudadanía, se la carga de un plumazo el
apremio de un tribunal de EEUU respaldando las exigencias del fondo
de inversión de Paul
Singer, un
especulador, que como todos, se aprovecha de la falta de regulación
financiera internacional para exprimir a los países, porque la
nación, la patria, no es igual para todos sus hijos, la burguesía,
los capitalistas, los ricos y poderosos, utilizan los recursos
nacionales, bien a través de los gobiernos, bien porque tienen
potestad para hacerlo, y cuando las cosas se tuercen, entonces, todos
somos responsables, todos somos contribuyentes, todos estamos
jodidos, menos ellos, que salvaron sus negocios y nos dejaron las
ruinas, y esto es así, con las variantes que se quiera, según las
latitudes, porque la lucha de clases se paro desde el momento en que
la socialdemocracia
decidió hacer piña con los burgueses propio
hace un siglo, desde entonces la lucha de clases se ha limitado al
salario y poco más, y claro está, el capital se dedicó a hacerse
las leyes, nacionales e internacionales, sin el agobio de tener que
responder, a lo que luego, tienen que apretarse el cinturón,
trabajar duro, sacrificarse y morir y matar en sus guerras.
El
capital financiero internacional, en esta fase del proceso no
necesita las legiones de trabajadores de antaño y este tipo de
conflictos son los dominantes, junto a los fraudes, manipulación de
datos, la corrupción desmedida, que ya no es un síntoma sino su
principal característica, porque como digo, el mercado ya no existe,
sino más bien una representación, un convencionalismo
que se hace pasar por tal, y en esta fase final, la radicalización
del superimperialismo se está volviendo muy agresiva porque los
instrumentos de control económicos -el sistema monetario, bancos,
paraísos fiscales, tasa decreciente de plusvalía, privatización de
servicios, etc.,- aparecen, cada vez más, como lo que son en
realidad, instrumentos para expropiar a las naciones, a la
ciudadanía del mundo, porque sería imposible que 88
propietarios tengan tanto dinero como 3 500 000 000 millones de
personas, si los Estados nacionales defendiesen el interés de la
mayoría, en vez de defender el interés de una reducida élite de
riquísimos propietarios haciendo pasar tal defensa de un expolio
como un hecho ineluctable de una ciencia.
Estos
son los últimos coletazos de una fiera herida, y cuanto más se
tarde en reconocer el problema más costoso será para las naciones,
para las sociedades, porque la aparición del fascismo en la escena
europea -Ucrania- ante la indiferencia política de los Estados
nacionales europeos indica, para el superimperialismo
euro-estadounidense la necesidad de ir a un enfrentamiento con los
pueblos para amordazarlos y anularlos; el terrorismo que desarrolla
el superimperialismo se extiende, primero en los países en guerra,
como lo demuestra la reactivación de la guerra en Iraq con el EIIL
reconvertido en estado islámico, vivero de fanáticos dispuestos a
llevar el terrorismo a Europa y Estados Unidos, como parte de un plan
urdido por los estrategas de los thinktank que se mueven entre los
servicios secretos de EEUU y el Departamento de Estado, en un primer
momento para atemorizar a las ciudadanías objetivos de sociedades en
proceso de transformación, y cuando el anuncio de tales vaticinios
lo hace alguien relevante como el que fue vicepresidente
de Estados Unidos con Bush hijo -Dick Cheney-, debe de tenerse muy en
cuenta, segundo, porque es mediante la parálisis política que
acontece ante la falta de alternativa al sistema capitalista -como
usar las enormes capacidades conseguidas POR LA HUMANIDAD en las
últimas centurias- lo que enerva a la sociedad, convirtiéndola en
caldo de cultivo de prácticas denigrante, insolidarias, narcisistas,
precisamente por el abandono de la utopía socialista; ha sido esta
falta de lucha social lo que ha dividido la práctica política
oficial de las luchas ciudadanas y de las luchas obreras, ante el
sometimiento de los parlamentarios y de los sindicalistas a los
cantos de sirena de la burguesía, por eso la despolitización
carcome a la sociedad, porque solo en el tiempo de elecciones, los
políticos bajan a la calle, y mientras tanto, los ciudadanos, los
trabajadores, se las apañan como pueden, luchan para sobrevivir,
sin objetivos, y esa es la característica de la guerra civil
en Ucrania, por eso, si en el 39, la guerra civil española fue el
anticipo de la segunda guerra mundial, la guerra civil en Ucrania,
una guerra secreta,
sin corresponsales, sin observadores, sin objetivos, puede ser el
anticipo de una derrota europea, de todos los que temen una
Europa solidaria, una Europa concienciada politicamente, una Europa
ciudadana, por eso, mandan los fondos buitres sobre las
naciones, porque la burguesía sí tiene objetivos, y el
principal objetivo es lograr una derrota bíblica sobre la
ciudadanía, luego, ya se repartirán el botín.
LA
ESTRUCTURA MENTAL
Supondremos
que la estructura mental es el conjunto de imágenes, ideas,
conceptos que es común a una determinada época y que cada época de
la historia se reconoce; es el cuadro de ideas, valores, imágenes y
conceptos compartido por el grupo humano en un determinado tiempo.
Según ese estado de conocimientos grosso modo compartido, es posible
la comunicación, pudiéndose acudir a él para exponer, explicar una
idea, un concepto, un plan. Diríamos, recurriendo al lenguaje
coloquial, que es el software con el que cada época dota a
sus miembros; eso significa, acotando el grupo humano en función de
categorías profesionales, sociales, culturales, religiosas, etc.,
que la idea, discurso, proyecto que se presenta puede explicarse, por
muy novedosa que sea, acudiendo a ese cuadro de elementos y recursos
mentales, que es propio y compartido por el grupo. De esta estructura
mental se vale la publicidad para mandarnos mensajes, que no siempre
son explícito, pero que crean el ambiente necesario para
presentar el producto final. ¿Tan difícil puede resultar para la
izquierda creer que el modo de producción mercantil sigue teniendo
un futuro válido para la humanidad, ante el cúmulo de sufrimientos
y penalidades evidentes, que no se atreve a decirlo así de claro,
por temor a no ser creída? ¿Tan difícil resulta enumerar por qué
ya
no es útil para el conjunto humano un modo de producción que nos
enfrenta y nos divide, cuando la propia ciencia busca la síntesis?
El
modo de producción mercantil tiene 500 años de existencia; el
objetivo del sistema es conseguir el máximo beneficio fabricando
objetos, y en estos 500 años de existencia, el perfeccionamiento
logrado ha llegado al extremo; a principios del siglo xx el
monopolio, el cartel, aseguran una determinada tasa de beneficio,
fusionando el capital industrial y el capital bancario, es el
imperialismo, el dominio del capital financiero; en la
actualidad el capital financiero ha disparado la especulación, que
le asegura el control de la producción de dos mercancías exclusivas
que solo pueden ser utilizada por la reducida élite como valor de
uso, una es el dinero, pero el dinero solo puede ser utilizado como
valor de uso por los que poseen la capacidad de producirlo, los
bancos, avalados por los Estados nacionales, para el ciudadano
corriente, el dinero tiene que ser utilizado como valor de cambio, y
en ese cambio solo puede obtener los bienes que permiten una
existencia más o menos cómoda, pero para la inmensa mayoría
-millones de personas subsisten con menos de un dólar diario-, el
dinero solo permite sobrevivir el día a día. La otra mercancía
utilizable como valor de uso es la fabricación de armamento, y el
complejo militar-industrial asegura el clima necesario para
que el objeto de su fabricación no decaiga, y en esa lógica
perversa, se asegura el nivel de desconfianza que lleva aparejado la
hostilidad, el temor, porque una élite es la que decide como
emplear los recursos del planeta, en su exclusivo beneficio.
En
este curso del desarrollo histórico, la fuerza de trabajo, que era
el factor principal de las fuerzas productivas, es expulsada de la
producción, cada vez en mayor proporción, en mayor medida, y eso
hace bajar vertiginosamente la tasa de ganancia, pues la enorme
capacidad de producción, al automatizarse expulsando fuerza de
trabajo, hace descender la tasa, ya que las máquinas no producen
plusvalía, sin embargo, las fuerzas productivas sigue creciendo,
porque estas fuerzas la asegura la ciencia y la tecnología. Este
desarrollo del proceso está lleno de contradicciones terribles que
se aceptan como algo consustancial, pero esta lógica
no puede crecer sin tener consecuencias; bajar la tasa de
beneficio significa que grandes masas de personas privadas de medios
de subsistencia, se convierten en un gran peligro para el sistema, y
para compensar este déficit de disciplina político-social,
el sistema lo compensa con el incremento de la política de
privatizaciones, cuyo objetivo último no es compensar
económicamente al sistema, al capital financiero -el nivel de
ciencia y tecnología aseguraría una cómoda existencia vital, para
toda la humanidad, si hubiese un reparto de la riqueza
diferente, más justo- sino disciplinar a una ciudadanía,
cada vez más insumisa y consciente, aunque sin otras perspectivas
que las que el sistema le ofrece, a través de la publicidad, de una
publicidad tendenciosa.
El
capital financiero, al controlar la economía por la vía de la
especulación, ya no necesita la mano de obra, la fuerza de trabajo,
porque la fuerzas productivas la controla el dinero que crea la
ciencia y la tecnología que quiere, necesita y desea, y no la
ciencia y la tecnología que facilitaría la vida, por lo tanto,
el exceso de humanidad se convierte en un fardo, un lastre, un
peso muerto que suprimir;
el cinismo del viejo Le Pen es un indicativo de los planes de la
élite, cuando en la pasadas elecciones al parlamento europeo aludió
al señor ébola, como solución del la emigración en
Francia, por lo tanto, sin descartar una guerra nuclear, el sistema
necesita eliminar a masas de seres humanos, pero aparentando
accidentes, pandemias, es decir, aterrorizando blandamente, sin
excitar el odio que apareja el conflicto bélico, y en ello anda la
investigación de este
investigador, claro está que las motivaciones no
las dice, o de otro modo, la investigación siempre es
puro conocimiento, pero los resultados dependen de poderes que
siempre escapan al control de la ciudadanía, pues esas decisiones
son excepcionales, y por tanto, ajenas al debate, ¿Que esto es una
exageración?, que significa sino el hecho que casi media humanidad
sobreviva con entre uno o dos dólares, o que 85 propietarios tengan
tanta riqueza como 3 500 000 personas. La realidad es que esos 85
propietarios nos poseen, pues a su nivel de riqueza corresponde un
análogo nivel de poder, y esto es demostrable con informes hechos
por instituciones y equipos de investigación independientes; sin
ambigüedad puede decirse que son los amos del mundo.
EL
PROGRAMA DE TRANSICION
Los
momentos finales del predominio de EEUU -que es como decir el
capitalismo mundial- están recorridos por acciones de gran
tensión y violencia porque el sistema es consciente de vivir el
final de una etapa critica en el que el futuro puede ser definitivo,
pero el cambio no se producirá sin un acto de afirmación de la
sociedad. Este acto de afirmación tiene que ser un acto sin
ambigüedad respecto al fundamento mismo de la nueva sociedad y
ese no puede ser otro que la producción misma decidiendo que esta ha
de ser para sí, porque el sistema, el capital financiero
internacional ha logrado convencer a la sociedad de la
supremacía de respetar las finanzas -fondos buitres- sobre la
nación, para que el funcionamiento de esta, de la sociedad pueda
prosperar, lo cual es falso, pero no se discute, porque la
falta de una alternativa socialista, acepta un determinado grado de
desigualdad, en el supuesto que esta desigualdad se va corrigiendo
con el transcurso del tiempo, cuando, históricamente, los datos
demuestran que no es cierto, sino que es este grado de desigualdad se
incrementa, de tal manera que se percibe, no solo por los más
débiles, sino por esa capa social, eufemísticamente denominada
clase media,
y cuyo nivel de vida no
hace más que descender, por tanto, repudiar la extrema desigualdad
social -88 propietarios que se reparten casi medio planeta, es la
demostración más evidente- valorando la necesidad de una sociedad
menos crispada, más solidaria, no será posible sin diseñar un
nuevo proyecto de sociedad,
aceptando que tal proyecto tiene un coste económico, que merece la
pena sufragar, porque será la garantía de una convivencia
armoniosa, pero hasta llegar a ese punto queda un recorrido,
que puede ser breve o eternizarse ante el temor a mirar el
problema a la cara y reconocer la necesidad de crear esa alternativa.
Un
proyecto de programa para facilitar el tránsito hacia esa sociedad
requiere luchar por un cuadro de reivindicaciones comunes comenzando
por desmontar la falacia de acabar con los impuesto. Una
sociedad industrializada y moderna, con un grado de civilización
altamente tecnificada requiere un nivel de funcionalidad que solo
puede mantenerse con impuestos -ya es así-, pero quienes menos
tributan son los que más se benefician, y ellos deben ser gravados
en función de sus cuantiosas ganancias: tributar es la garantía de
una sociedad solidaria, en la que el ciudadano tiene la máxima
consideración porque son el soporte principal -no son
súbditos- sino iguales en derechos, iguales ante la ley.
Esta
necesidad requiere la exigencia de someter las finanzas al control de
la sociedad exigiendo la erradicación de los paraísos fiscales, y
allí donde una inversión obtenga beneficios debe tributar con una
tarifa internacional igual, en todos los países; la erradicación
de los paraísos fiscales debe formar parte de la acción política
ciudadana. La publicación de las riquezas y ganancias
obtenidas, así como su trazabilidad debe ser una
exigencia de garantía de que tales beneficios fueron logrado con
honorabilidad.
Garantizar
un mínimo vital como vivienda, implementada con un mínimo de
habitabilidad, sanidad, enseñanza y cultural, es condición
indispensable de progreso y funcionalidad ciudadana. Cualquier
intento de privatizar ese mínimo de confort ciudadano debe ser
considerado crimen de lesa ciudadanía.
La
internacionalización de la producción y el comercio es una realidad
insoslayable, y tal realidad requiere de instrumentos capaces de
garantizar un trato justo entre las naciones, y esos instrumentos no
son otros que un nuevo sistema monetario mundial -la dolarización de
la economía está a punto de quebrar, y de esta amenaza de
quiebra deriva toda la tensión mundial-. Un nuevo sistema
monetario, dejado al albur de la actual política internacional es
impensable porque la ciudadanía internacional es arrastrada ante la
falta de esa necesaria alternativa -como ejemplo de debate,
previsión, control y coordinación, dejo este
enlace, que he citado más veces, en el
entendimiento de hacer ver el nivel de organización de la clase
capitalista y la misérrima organización ciudadana-, puesto que solo
una fuerza independiente de los intereses burgueses puede hacer valer
opciones de clase diferentes de los intereses burgueses; cualquier
otra opción diferente arrastrará a la ciudadanía en pos de
criterios, pretendidamente nacionales, y ha de quedar claro, que esas
opciones, siempre benefician a una parte de la nación.
Europa
es en el tablero en el que los estrategas al servicio de los
mercados, dibujan sus planes; es el principal objetivo a
batir, porque es donde está la materia humana capaz de volcar la
inercia histórica, la que cuenta con la fuerza más preparada, pero
la extrema división nacional y el abandono de la lucha del
internacionalismo proletario por la socialdemocracia, hace cien años,
poniéndose al lado de sus burguesías, impide, a la ciudadanía,
comprobar cuan cerca están británicos y alemanes, franceses y
rusos, españoles y suecos, etc., como lo están sus respectivas
burguesías entre sí con la burguesía más fuerte, la corporate
class estadounidense, y romper esta alianza burguesa pasa por
impedir que esa alianza del complejo militar-industrial
euro-estadounidense pueda jugar con los nacionalismos europeos
quebrando la percepción popular de ser un mismo pueblo. Una fuerza
de izquierda que se atreviera a liderar un cambio histórico, como el
que se esboza aquí, con incierta fortuna, habría de levantar la
bandera de la lucha por los Estados Unidos de Europa, exigiendo un
solo gobierno, responsable ante un parlamento común, conscientes de
que esta opción eriza los pelos de toda la burguesía mundial. Es
innecesario decir, que tal unión no equivale a borrar la identidad
nacional, sino más bien, facilitar un enriquecimiento cultural y
humano.
La
alternativa necesaria es la gran tarea a realizar por la izquierda
mundial, y en este sentido, la izquierda europea le tocaría corregir
el rumbo que los parlamentarios socialistas erraron hace cien años
votando los créditos de guerra. Este apunte comenzó por reconocer
al Papa Francisco su deseo e interés por recuperar la bandera de los
pobres. El camino podría ser recorrido junto, no solo por cristianos
y marxistas; es un camino abierto a todos los que quieran luchar por
una humanidad mejor, comenzando por exigir un reparto de la riqueza
diferente y más justo, porque la riqueza la crea y tiene sentido la
sociedad.
jmrmesas
once
de julio de dos mil catoce