jueves, 25 de julio de 2019

EL INDIVIDUO COLECTIVO





EL INDIVIDUO COLECTIVO

TEORIA

La teoría, en términos coloquiales tiene un sentido peyorativo con el que se intenta desvalorizar las explicaciones que van al origen del problema, tratando de formar un cuerpo articulable que nos pueda explicar los conceptos complicados para entender el funcionamiento; el por qué y para qué.

Probablemente Europa sea ahora el lugar con mas posibilidades para que una ciudadanía decidida e informada, convenientemente informada, podría dar un giro copernicano a los acontecimientos si esta dispusiera de los dirigentes sociales y políticos con la voluntad de mirar a la historia con la perspectiva capaz de despegarse del acomodo del sillón, zafándose de la dependencia ideológica del capital financiero, de la presión del complejo militar industrial, y sus agentes nacionales tipo ibex35, pero para eso la reflexión teórica es necesaria para llevar al ánimo de la gente la importancia de los problemas.

Cuando me refiero a la dependencia ideológica de los lideres de izquierdas de la burguesía y su caduco modo de producción, me estoy refiriendo a ese tipo de argumentación que explica la lucha contra la pobreza abogando por la renta básica o los servicios básicos universales, y no, argumentando por un reparto de la riqueza, que les es tan favorable a los poderosos porque esta amañado, trucado, para que puedan acumular riquezas sin cortapisas, como es, por ejemplo, entre muchos otros, la emisión de dinero, dólares, que la reserva federal USA, entrega a los bancos sin coste para ellos —a decir de los expertos, significa un rescate encubierto para la gran banca—, cuando el ciudadano corriente, o pequeño industrial ha de pagar interés; un debate que tiene que hacerse acotando la propiedad privada de los medios de producción, sobre todo en industrias que tienen una incidencia mortal sobre el conjunto de los seres humanos, como es la industria armamentista, o la industria de la bioingeniería, donde el fabricante puede modificar la vida, el contenido genético sin tener que responder ante nadie; donde magnates, capitanes de industria mantienen complejos emptresariales de cohetería espacial (Elon Musk –SpaceX–, Jeff Bezos –Blue Origin–), disponiendo y comprometiendo los recursos del planeta porque les resulta gratis, y no estoy ni se puede estar en contra de la experimentación científica, pero debe tener objetivos y contenidos consensuados por la sociedad, que debería contar con órganos y asesores capaces de vigilar los límites que se traspasan —empresas de resuscitación que experimentan con cadáveres e inteligencia artificial—. Tal debiera ser el origen y contenido del debate teórico.

Un debate que debe poner en el centro y en claro que todos los logros conseguidos por los genios —reales (desde Galileo a Einstein) o fabricados (Steve Jobs o Zukerberg)— se han conseguido por el uso, a beneficio de inventario, que esos genios, que los poderosos, que los ricos, han hecho, hacen y hay que impedir que sigan haciendo de la sociedad, como si esta solo tuviera que asentir y callar, pero es necesario poner en valor y tomar consciencia que sin ese espacio organizado, interconectado con multitud de dependencias independientes que hacen posible la individualidad y la asociación, con los recursos y medios reunidos y compartidos, no existirían ni los genios ni sus genialidades, y por tanto, ésta, el común de sus integrantes, la sociedad, tienen derecho a opinar, controlar y decidir sobre los límites porque aquellos que la desprecian o desvalorizan cuestionan el ser de la historia de la humanización, de la civilización que nos ha traído hasta aquí.

La velocidad con la que la ciencia y la tecnología impulsan los acontecimientos trastoca todos los códigos y valores tenidos hasta ahora como inviolables, definitivos, precisamente porque nunca hasta ahora el ser humano dispuso ni de las fuerzas ni de las herramientas que pudiesen acercarse al cuadro de valores y conceptos sobre los que se ha elevado la civilización y la cultura y si ahora no se ponen en claro, en valor, que el poder reside en el conjunto y no en la élite, la humanidad podría dividirse entre individuos fabricados a la carta que configurarían la élite dominante y la humanidad normal que compondría la servidumbre, los replicantes destinados a ser exportados a los confines de los límites físicos, o imaginados porque es carne de cañón, elementos desvalorizados deshumanizables.

Hoy los límites, que no se quieren mirar forman un buen montón de problemas que se enconan porque se mira para otro lado, como son los límites de los Estados pequeños y medianos, que en la práctica son territorios comerciales, extensiones de las grandes corporaciones, permanentemente avisadas, advertidas de sus competencias, y cuando estos avisos y advertencias no son tenidos en cuenta, la soberanía nacional es severamente castigada por el gobierno mundial. Porque existe un gobierno mundial que opera en los hechos y que no cuestiona ni siquiera la Organización de Naciones Unidas. Las sanciones económicas impuestas por el gobierno trumpiano USA a otros Estados soberanos es la demostración práctica de un gobierno mundial, que el mundo no ha elegido y cuyas decisiones no han sido consensuadas. En los hechos, el mercado —en la práctica, inexistente—, cada vez más controlado por un puñado de grandes empresas y los grandes bancos organizados e interparticipados accionarialmente —existe un informe que patrocinó la universidad de Zurich sobre este asunto— demuestra que el modo de producción está globalizado aunque el presidente USA, Trump, lo niegue porque la realidad perversa de esta mundialización es la de ir inoculando en los pueblos un internacionalismo indeseado que se trata de disimular, pero que estalla aquí y allá y que toma cuerpo de diversos modos en las manifestaciones contra la contaminacion del planeta o contra los rancios códigos sexuales, pero sobre todo contra el deseo de igualdad de las mujeres, a las que el rancio patriarcado quiere seguir dominando, por que este ve un peligroso efecto de arrastre, de sumas de colectivos y minorías explotadas y subyugadas que podrían sumarse a la protesta.

Toda una serie de problemas, unos esbozados aquí, y otros que seguramente se me pasan, debieran ser discutidos y presentados en sociedad por figuras y pensadores cualificados porque esa presentación hecha por intelectuales documentados podría ser el mejor antídoto contra el abuso de las grandes corporaciones, y sobre todo, para prevenir las guerras locales y mundial, que el complejo militar industrial busca, sobre todo, en EUROPA como una salida muy peligrosa pero viable para seguir manteniendo apartada a las fuerzas sociales, cada vez mas conscientes de tener que perseguir la auto organización, como las movilizaciones de los chalecos amarillos que tuvieron lugar en Francia recientemente, para mostrarle a su presidente el profundo desacuerdo con la política económica seguida.

Aludía más arriba como los avances en los terrenos de la medicina y la biotecnología esta en condiciones de preparar individuos a la carta, pudiendo escindir a la raza humana en dos especies, aunque ya, la humanidad está escindida por las abismales diferencias sociales producidas por la rapiña, el bien organizado sistema de expropiaciones que la banca coaligada dirige, y cómo esta posibilidad no se traspasa, no se rompe, no se vulnera (al menos, públicamente) porque existen códigos éticos que suponen límites infranqueables que habitan en el inconsciente colectivo del individuo social.

Este inconsciente colectivo, este individuo social es producto de un larguísimo proceso histórico, en el que el poder dejó su impronta y que se cultivó desde la noche de los tiempos por la naturaleza gregaria, social, colectiva que dio origen a la especie humana. La posibilidad material de reunir a la grey y acceder a la inteligencia, pero sobre todo a los sentimientos, a las emociones configuró ese inconsciente común que este largo proceso fue modelando y que evolucionó muy lentamente, y solo en la medida que la instrucción, la educación, algo muy reciente en términos históricos, y también muy acotado, ha permitido, no obstante la variedad evolutiva, cultural, lingüística, que los seres humanos se puedan entender; la aparición de internet, como quien dice, hace un instante, y las redes sociales empiezan a tener una leve incidencia, que el poder trata de corregir para impedir que una masa crítica pueda configurarse como un poder alternativo.

Como el lector habrá podido entender conceptos firmemente asentados como son las identidades nacionales, culturales, sociales y un largo etcétera están en constantemente contradicción causando tensiones y fricciones por la fuerza que los hechos económicos, en sus variados aspectos imprimen a los acontecimientos, que las élites del capital financiero comprende perfectamente, pero que atizan y magnifican porque sirve para garantizar los intereses concretos de las poderosas minorías que se enmascaran como fervientes patriotas cuando no son más que un hatajo de hábiles ladrones y asesinos de pueblos y razas. Bástenos mencionar el terrible crimen del periodista árabe discrepante Jamal Khashoggi, descuartizado vivo en el consulado de Arabia Saudí en Estambul, y cómo el autor intelectual del crimen, el príncipe heredero –MBS– se ha codeado en la última reunión del G20 con todos los jefes del grupo, sin una mínima crítica.

Esto significa que los Estados nacionales, sobre todo los pequeños y medianos, perdieron su condición de defensores de los intereses nacionales porque estos intereses están mediatizados por las grandes firmas industriales, comerciales, financieras que se mueven por la intervención de leyes económicas supranacionales impuesta por Estados Unidos, que tras la segunda guerra mundial obtuvo la aquiescencia de los burgueses europeos asustados por lo que entonces suponía la Unión Soviética, y que en el transcurso del siglo xx, la burguesía, el capital financiero mundial, de consuno configuró para asegurarse que las contradicciones inherentes al sistema de producción mercantil estuviesen controladas, vigiladas, fuesen previsibles para evitar sorpresas. Esa es la causa subyacente que explica la profusión de cumbres internacionales de todo tipo, de acuerdos bancarios tipo Basilea, de sociedades financieras como SWIFT (Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication), de sociedades como la OMC (Organización Mundial del Comercio), una suerte de conspiración contra los pueblos elabotado por los bien organizados THINKTANS que diseñan y presentan estudios, planes, programas sobre las posibles vías y evolución de los acontecimientos teniendo en cuenta factores, tanto económicos, como científicos, tecnológicos y su incidencia en la sociedad y en la política, es decir, evitar la sorpresa requiere de previsión y anticipación.

La élite mundial, ese escaso número de multimillonarios y sus estrategas que se envuelve en el uno por ciento más rico para poder operar a través del complejo militar industrial y las ramificaciones nacionales sabe que su gobernanza mundial tiene que aparentar que existen las soberanías nacionales, algo que parece evidente y comprobable, pero que hace aguas tan pronto como una soberanía nacional choca con la autoridad del sistema encarnada en el pentagoniano complejo militar industrial dirigido por el presidente-delegado (el nombre es irrelevante, pues si no sigue el guión se le asesina y se presenta el hecho como terrorismo).

¿Cómo es posible que el presidente de un Estado nacional (USA) pueda dictar sanciones internacionales fuera del ámbito de Naciones Unidas que no suponen una declaración de guerra porque son respetadas por la práctica totalidad de los gobiernos?

Solo desde una compleja sumisión aceptada por el conjunto del sistema, a regañadientes, y a veces discrepando sin disimulo, pero conscientes del rol de salvaguarda que ejerce el complejo militar industrial, que ventilas sus acuerdos en esa internacional informal que suponen la rondas de encuentros en la cumbre de jefes de Estados y de gobiernos, se pueden entender que el sistema no haya reventado por sus costuras, lo que en los hechos supone un informal gobierno mundial, en el que las alineaciones discrepantes, digamos, la Unión Europea, es hostigada, a veces, sin sutilezas, parar garantizar el rol de Estados Unidos, debilitando (Brexit) todos los que puedan ser molestos.

De todas las condiciones objetivas que el modo de producción de mercancías acumula para poder dar el salto cualitativo la subjetiva es la piedra angular que da todos los problemas. No se entiende, aquellos que quieren situarse del lado de la clase obrera, la terrible la derrota que supuso la traición de la socialdemocracia, de los dirigentes socialdemócratas que se plegaron a las teorías burguesas de la colaboración con el sistema. Aquella traición supuso asesinar el la cuna la naciente consciencia de clase, impidiendo la formación de una concepción de la vida y de la historia vista con una optica diferente a la de la ganancia por encima de todo.

En el inconsciente colectivo se albergan sentimientos contradictorios como pueden ser los deseos y sentimientos de fraternidad e identidad. Uno impulsa a la cooperación, la ayuda solidaria, el otro apunta a la competencia, a la diferencia. Es indudable que prima el segundo sobre la fraternidad, pero la fuerza de los hecho económicos, la fuerza de las cosas, que parecen tener existencia autónoma nos indica, como he tratado de exponer aquí, y en algún apunte anterior, que si los Estados pequeños y medianos han perdido, en los hecho, formalmente son soberanos, poder y autonomía es así porque durante el siglo xx las fuerzas productivas devinieron internacionales, y el hecho objetivo de la globalización, la globalización del mercado y las finanzas, su globalización, con sus secuelas sobre el medio ambiente, y otras lacras, se debe al hecho objetivo de la internacionalización de estas fuerzas productivas y los acuerdos y leyes económicas y financieras que las refuerzan, que no tiene reconocimiento porque choca con la objetividad del sistema por la acumulación y la privatización de los beneficios producidos como conjunto por el sistema.

Esta globalización, su globalización, necesita de los Estados nacionales como una suerte de compatimentación, para la gestión y el control de masas, pues como es fácil de comprobar cuando los Estados soberanos impelidos por la necesidad tratan de acotar el poder de las transnacionales, sean cuales sean, se disparan los reparos y vetos de todos los calibres porque chocan con las libertades económicas, intocables para la supervivencia del sistema. En el transcurso del proceso productivo del modo de producción de mercancías todo el dispositivo económico centrado en la producción se ha evaporado reduciéndose a la industria bélica y a la especulación. Mientras existan los Estados nacionales —que no las naciones— el peligro de guerra es inevitable, y el gobierno informal del mundo, el gobierno en la sombra del complejo militar industrial, necesita de los Estados nacionales y de las guerras locales para el saqueo de los pueblos.

Así, frente a su globalización habría que oponer una globalización fraterna y solidaria que acabara con la industria bélica planetaria y dedicar los cuantiosos recursos liberados a organizar una alternativa basada en la educación y el conocimiento, organizando nuestra estancia en el planeta para convertirlo en el vehículo sostenible que nos lleva por el cosmos.

Es evidente que un gobierno mundial sí podría acabar con las guerras y revoluciones que tienen su causa en la desigualdad de los seres humanos, perseguidas por las élites como garantía de su poder y prepotencia. Que este objetivo sí podría reconciliar al amplio espectro de la izquierda mundial, deshecha por la traición de los dirigentes venales y/o timoratos, pero posiblemente, antes de alcanzar este estadio, el mundo deberá pasar por las asociaciones supranacionales, continentales que serían inevitables para organizar la movilización de recursos energéticos de todo tipo armonizando la convivencia de los pueblos, algo que ahora parece fuera de contexto.

Algo que nunca será posible sin levantar, mejor, sin construir una herramienta capaz de llevar al ánimo de los trabajadores del mundo el convencimiento de que los objetivos son accesibles si se lucha por ellos. Esta herramienta poderosa ha tenido antecedentes históricos en las internacionales obreras y si bien la clase trabajadora está, psicológicamente más dispersa, intelectual y culturalmente está mas preparada para participar y aportar más que en cualquier otro momento, en el pasado. El complicado mundo actual, en el que todo parece ser reconocible, las variaciones habidas merecen ser debatidas porque implican cambios profundos. Comenzando por el aclarar que el modo de producción de mercancías no supone un mero sistema económico sino toda una completa concepcion del mundo, de la vida y de la historia, que pasa desapercibida porque, interesadamente, se reduce a la mera función económica, y esto nunca se tiene en cuenta porque reduciría el margen de maniobras de la economía, enmascarándose en la política y para resaltar este hecho capital se necesita la construcción de la internacional, una nueva internacional.

El afianzamiento de China, de la República Popular, se debe al, en mi opinión, hecho capital, nada desdeñable, que los burócratas chinos se han visto obligados a tener que desarrollar una economía que ha tenido que competir en el mercado mundial por hacerse un hueco y este hecho, que inevitablemente tiene lacras de corrupción porque en todo el proceso habido, la democracia popular se ha reducido al enunciado y a la élite burocrática, ha fortalecido a China, que a diferencia de la suicidada URSS se encerró en sus inmensas fronteras y pretendió construir el socialismo solo en la inmensa Rusia y territorios afines. Al pretender desarrollar la economía sin desarrollar la democracia popular, el resultado fue el despegue de los burócratas de cualquier afinidad con la sociedad soviética que había levantado el colosal complejo industrial soviético y fue a raíz de la victoria del ejercito rojo en Stalingrado, cuando la burocracia, sobrada de soberbia (pretendiendo ignorar la imponente aportación de los guerrilleros, en todos los frentes, en todo el mundo), disolvió la tercera internacional (1943), disolvió el partido de los trabajadores (la tercera internacional), porque pretendía llegar a un entendimiento con los burgueses y cuyo colofón fue el reparto de la Madre Rusia en 1990. Por supuesto, china no pretende exportar el socialismo a ningún sitio, concederemos, que sí a China, pero eso es un objetivo de distracción, el sueño de la élite, no creo que sea ese.

Siempre me ha parecido muy honesta la actitud de Fernando de los Ríos, habitualmente retratado por su informe al Partido Socialista, tras su visita a la naciente Rusia revolucionaria, en este aspecto es el paradigma del intelectual pequeño burgués, aireado con fruición por los anticomunistas, pero su honestidad intelectual se puso de manifiesto cuando tuvo que redactar y defender en el parlamento el proyecto de constitución de la república de 1931 en el que plantea la necesidad de someter la economía a las necesidades de la sociedad, algo que rompe el esquema normal —“economía libre significa hombre esclavo” (algo que ha sido aludido en el reciente debate de investidura fallida)— viniendo a demostrar esa concepción amplia del modo de producción, trascendiendo a la economía, y que hoy enlazaría con las monedas virtuales (el sistema monetario esta carcomido por la desvalorización de dinero, o lo que es lo mismo, la miserabilización del trabajo humano, de la fuerza de trabajo), los intereses negativos, una forma segura de invertir en empobrecimiento, cuando los gestores de los fondos de pensiones tienen que invertirlos en los bonos de la Unión Europea, es decir, el traslado del dinero de la ciudadanía hacia los bolsillos de las grandes fortunas.

Una internacional obrera debería cumplir y rebasar el rol que tienen, para la burguesía los thinktank y su brazo ejecutor, el gobierno del complejo militar industrial, pues la misión fundamental sería la de imaginar las características del modo de producción alternativo al caduco modo de producción de mercancías, debería prever esos macro Estados continentales, destinados a armonizar nacionalidades diferentes, en algún caso, históricamente, enfrentados, enemigos, debería prever las condiciones de movilidad y transporte de las energías y alimentos, con criterios de solidaridad y ayuda mutua y no de explotación i ganancia, debería de prever, proponer y organizar la posibilidad que los ciudadanos cumplieran tareas en las administraciones nacionales, de tal manera que el Estado no estuviera alejado de los ciudadanos, es decir, ir reduciendo el papel de los expertos y burócratas que concentran en sus manos poderes excepcionales.

Construir una internacional obrera debería ser un objetivo que no nos hiciera suponer para un futuro lejano, pues la velocidad de los acontecimientos nos hace pensar que la izquierda no tiene todo el tiempo del mundo sino que es una necesidad apremiante, pues sería el modo de cultivar las posibilidades del imaginario común, el individuo colectivo que necesitará de todas sus potencialidades para prevenir los problemas que las nuevas tecnologías nos traerán cuando estas se diseñan contra el ser humano y no para crear a la mujer y al hombre nuevo. 

jmrmesas

veinticinco de julio de dos mil diecinueve