UNA
INTERNACIONAL...¿FASCISTA?
Todo
parece familiar, todo parece como siempre. Durante doscientos años
las rutinas del común de los mortales han consistido en eso,
rutinas que parecían garantizar una cotidianidad, más o menos grata
pero en todo caso intrascendente, sin embargo, tras esta
aparente normalidad se han ido gestando actitudes y aptitudes
producidas por el curso del progreso científico-técnico que
modificaban
incansablemente el sustrato
de esa cotidianidad,
podría decirse, que éste, pasaba desapercibido para la mayoría.
Ese
sustrato lo componen, de una parte, la compleja interrelación de las
fuerzas productivas, que a su vez influyen inexorablemente sobre el
sustrato natural,
el planeta vivo, el planeta mismo, alterado impunemente
por los grandes contaminadores
—el desarrollo del modo de producción, el
inmisericorde capitalismo,
que ha utilizado la naturaleza como si fuera de su propiedad
exclusiva—, mientras que, de otro lado, las interrelaciones
económicas y políticas, ocultas a la mirada del conjunto social,
abonaban
el
sustrato
social,
que hace de la rutinas cotidianas el narcótico
que adormece y pone en segundo o tercer plano, la
consciencia individual y colectiva.
Sin embargo, una minoría poderosa, que sí empezó siendo
sorprendida, rápidamente se apercibió
cabalmente de la importancia de las actitudes y aptitudes que el
progreso generaba. La rutina de esa élite, necesitada de tomar
decisiones, con la frecuencia necesaria como para notar las sutiles
diferencias que se producían, y que se producen y seguirán actuando
inexorablemente porque son la esencia de un desarrollo humano, tan
dependiente de los artificios que han modificado el comportamiento
de la naturaleza en el transcurso del funcionamiento de las
tareas concernidas por la economía, los negocios, la política e
indeclinablemente, por las ciencias, una ciencia que es financiada
por una élite muy concreta, para que arroje resultados en la
dirección conveniente y esperada, y esas rutinas generadora de
modificaciones y cambios imperceptible para la mayoría| obró el
milagro de hacer luz en la cotidianidad de la élite, valorando un
terreno que para la mayoría es ajeno.
Ese
sustrato, que en términos sociales están oculto a la mirada de la
sociedad son la causa de las modificaciones que afectan a las
condiciones de la vida cotidiana del planeta, y que solo, cuando
saltan las alarmas nos preguntamos qué sucede, qué ocurre.
En
los últimos tiempos, los acontecimientos y la posibilidad de tener
conocimientos de sucesos que ocurren en el otro extremo del mundo,
empieza a despertar una cierta consciencia general, mundial, una
cierta percepción de conjunto, que aún no sabemos —en términos
generales— como integrar en nuestras reflexiones cotidianas, en
nuestro pensamiento, que busca hacer luz para saber qué hacer y como
hacer de una situación cada vez mas complicada y agresiva, pero que
sigue estando en esos planos subordinados a la perentoria rutina
cotidiana que parce garantizar nuestro sustento, mientras que el
sustrato, los sustratos, el natural y el de los de contenidos
sociales y económicos acumulan tensiones, cada
vez mas graves y peligrosas, que escapan a la mayoría,
pendiente de las exigencias de sus rutinas, pero muy alertadores de
la poderosa élite que controla el capitalismo financiero.
Son
las tensiones del sustrato —natural y social—, lo que en mi
discutible opinión me hace suponer que el sistema se encuentra en
unas condiciones de crisis extrema y que estaría condicionada por la
naturaleza cambiante del modo de producción que ha pasado de estar
impulsado por la producción de mercancías tangibles, a estar
poderosamente volcado en el logro del beneficio obtenido por la
especulación, por ese capitalismo financiero que mueve todas las
fichas para no perder el control, es decir, acumular dinero
fabricando y vendiendo humo.
He
leído no hace mucho algunos artículos de documentados columnistas y
periodistas que me han hecho reflexionar porque, no obstante de poner
nombres y describir
problemas echo en falta el reconocimiento de haber
llegado a la situación actual sin una expresa manifestación de que
tal estado de cosas ha sido posible porque una parte importante de la
sociedad, la clase trabajadora, ha ido abdicando en sus intereses, en
sus
reivindicaciones
históricas al estar estos defendidos por
unas direcciones políticas, sindicales, sociales e ideológicas
completamente capturadas por la ideología
burguesa, tendiente siempre a la desmovilización social fiándolo
todo a un parlamentarismo vacio que permita el enriquecimiento de los
poderosos a cambio de migajas, siempre barridas por las incesantes
crisis, hasta llegar a la mas importante de todas desde 1929, la de
2008, según los expertos,
no superada, pero sí atenuada, amortiguada
por la bien estructurada organización
de los medios financieros internacionales,
sus redes de territorios de baja tributación
—paraísos fiscales—
y la coordinación de los gobiernos, prestos a echar un
mano y dineros públicos al agujero creado por los bancos.
Las
tensiones que se acumulan en el panorama mundial, tanto en los varios
escenarios de conflictos de Oriente Medio —Siria, Yemen, Palestina,
Irán— como en el continente americano —Venezuela y su lazo de
países seguidores del dictado trumpiano— o en Asia —las islas en
el Mar de China Meridional, Corea del Norte, Japón— y las mas
próximas pero no menos importantes en Europa —Brexit, Francia,
Italia, España, Alemania (Deutsche Bank)— serían un alarmante
panorama que nos indicaría la rotura del estado de cosas que hacían
de Estados Unidos el principal y determinante regidor del escenario
mundial.
El
temor a perder ese lugar de privilegio obtenido por el rol jugado al
final de la SGM-WWII, que hizo posible configurar la estructura
productiva y financiera es el que explicaría el encono actual en los
campos del comercio mundial, y la comprometida e inestable posición
de las finanzas mundiales, que está perdiendo porque el statu quo
global ha cambiado y la acumulación de tensiones es el resultado de
un balance de fuerzas disconformes con la hegemonía USA que les
perjudica.
De
lo leído hasta ahora, me ha parecido que el articulo de M. Roberts
es interesante porque aborda una cierta perspectiva del sistema que
desde su posición de economista profesional, es medida u cauta, pero
desde la de la de los luchadores marxista, como desde la que trato de
explicar y explicarme, resulta mas evidente de enfrentar. Su
artículo comienza planteando la debilidad del capitalismo
para crecer en los términos originales (fabricar cosas, mercancías
y crear empleo). Todo ese texto es una demostración del, cuando
menos, estancamiento de las fuerzas productivas, sin terminar –en
ese texto no lo he visto, y dada su formación marxista, esperaba
algún atisbo militante–de encontrar la razón del mismo, cuando al
menos para mí está claro que se debe a ese cambio experimentado por
el capitalismo apoyando el predominio del capital financiero, a la
especulación frente a la producción y ese predominio del capital
financiero es un salto cualitativo que explica un
cierto agotamiento social del sistema, del modo de
producción de mercancías, especializándose en una producción que
domina y controla fabricando armas de destrucción masivas y
dinero desvalorizado porque beneficia solo a una reducida
élite, y esa reducida élite buscaría arteramente el
debilitamiento de una población a la que teme y desprecia,
buscando someterla porque ese es el contenido de las élites
dominantes a lo largo de la historia y que Umberto Eco, de una
inteligente manera retrata en su descripción del UR
FASCISMO pues esas élites gobernantes son, no
obstante las etiquetas que quieran colgarse, fascistas.
El
clima de terror indiscriminado puesto en marcha por el complejo
militar industrial pentagoniano al que se suman todos los fabricantes
de armas del mundo es una forma de detraer los fondos que han de
tener una visibilidad inevitable, porque los otros fondos privados se
ocultan en los santuarios financieros, con el beneplácito de los
gobiernos que gobiernan solo para la élite, aunque pretendan decir
que gobiernan para todos.
Trump
es la cara visible de ese complejo militar industrial, de ese poder
pentagonista que defiende los intereses de una riquísima minoría
que nunca paga impuestos y que además destruye el planeta. Un
terrorismo, bien estudiado para aparecer y desaparecer minimizando
los lazos orgánicos, para ser presentando como sin ataduras y sus
brazos ejecutores, como lobos solitarios, porque en realidad, esa
internacional oculta, esa internacional sin organización formal
tiene sus cerebros en los entresijos concomitantes del Departamento
de Estado y el Pentágono. En los lazos con empresas dedicadas a la
seguridad y sus conexiones, siempre disimuladas en pequeños
comercios, empresas tapaderas con sutiles conexiones a los servicios
secretos de los Estados asociados, conectados a la Alianza Atlántica
que permite a esa reducida pero riquísima y poderosa élite,
conectada internacionalmente con sus pares en otros países
ir construyendo sus mentiras, que antes fueron los kisinger, mc
namara, brzezinski y hoy son los Bolton, Pence, y sus peones en los
países asociados.
Esa
élite es la creadora del terrorismo, de las diferentes caras con las
que aparece el terrorismo, sea el terrorismo cristiano de los Behring
Breivik, Brenton Tarrant pero también de los hermanos musulmanes, al
nusrra, al qaida creados por las antiguas potencias coloniales o por
el moderno imperialismo, pero siempre oculto, y cuando, en algún
caso se destapa, rápidamente silenciado, como ha sido el caso del
discrepante saudí Kashoggi asesinado y descuartizado en Estambul,
luego se termina sabiendo que el príncipe Bin Salman había
organizado un escuadrón de torturas para silenciar a
los discrepantes.
Ellos,
los superricos, los que cuentan su dinero —que nos roban, porque no
pagan impuestos y además lo ocultan en los santuarios financieros—
por millones, les aterra la toma de consciencia que la sociedad va
asumiendo, siempre, a partir
de sus capas más
débiles, más explotadas y
el auge de los movimientos
feministas, que en el
mundo y especialmente,
España ha experimentado
un incremento,
para ellos aterrador, porque temen que al calor de ese movimiento,
justo y necesario,
se sumen otros
colectivos hartos de ser ninguneados, ignorados,
es un movimiento que quieren combatir de forma organizada, porque la
táctica puede variar de un país a otro, pero la decisión de los
fascismos imperantes desde los Trump, Bolsonaro,
Casado-Rivera-Abascal, Macrón (incapaz éste, de controlar a los
chalecos amarillos quiere declarar, terroristas, sus protestas) está
dictada por Bolton, dejando muy claro que el sistema se encuentra muy
superado, porque ellos, hacen política, no solo en las
administraciones políticas, cuidan los contactos internacionales
para no dejarse sorprender y también analizan y estudian en los
thinktank la marcha del mundo y sus posibles derivadas, y saben que
su mundo se derrumba porque un modo de producción no cambia,
sin antes poner en tensión todos los recursos que pueda contener,
y el modo de producción de mercancías es el último
desarrollo de la relación de valor y de la producción fundada en el
valor, como
explicó Marx y los gráficos del articulo de M.
Roberts muestran las dificultades de ese crecimiento, ocultando, no
obstante, que la economía fundada en el valor –plusvalía– tiene
contado su tiempo histórico.
Los
autores, de cuyos artículos dejo los enlaces y recomiendo leer,
plantean temas importantes que, difícilmente se producirán desde
los partidos y sindicatos obreros, muy embebidos en no perder la
sintonía con el sistema y puede que crean que el capitalismo será
eterno, les plantearía está reflexión ¿Será posible un transito
a un modo de producción superior que no mercantilice al ser
humano sin superar el nivel de organización de los
capitalistas?
No
creo que el capitalismo pueda aguantar otros cien años, pero el
nivel de tensión y deterioro de las relaciones internacionales, los
vaticinios de los economistas pronosticando otra nueva crisis y la
guerras comerciales hacen prever un nuevo reparto del mundo, un nuevo
ajuste de fuerzas que podría determinar quien guiará la transición
a un nuevo escenario para la humanidad, pero mientras tanto eso se
ventila, el incremento del fascismo como medio de control de la
ciudadanía será una posibilidad a tener presente, por eso las
reflexiones que plantean deben ser respondidas con políticas
militantes porque el deterioro y descrédito de la política
y los políticos como plantea este otro artículo,
en mi opinión, se debe a la cobardía de las direcciones obreras
incapaces de formular que proyecto de sociedad quieren
que no sea una simple mejora de lo que hay, porque lo que existe se
debió a una lucha feroz por el socialismo, que el movimiento obrero
fue obligado a olvidar al coste de dos guerras mundiales en
Europa,
y ahora sus dirigentes creen haberse hecho un hueco en
el sistema y la lucha por el socialismo es una antigualla
innombrable. Los ataque al socialismo, a los sindicatos, a las
mujeres y a las minorías diferentes, se incrementarán por
que el fascismo es brutal pero camaleónico, y las instituciones
creadas al calor de la bonanza se desharán —Unión Europea—
porque no existe pueblo europeo porque este debe ser la opción
militante de la izquierda de Europa por superar las
barreras económicas que generan desigualdad, siempre
favorable a esa riquísima élite, y la ciudadanía europea concita
el temor de la burguesías del complejo militar industrial de Estados
Unidos porque es el núcleo humano mas preparado, organizado y
politizado del planeta, y ellos temen que los movimientos populares
puedan prender la llama de la solidaridad, la llama de la
reivindicación para acabar con la pobreza artificial, porque el ur
fascismo es el que mueve a las élites, esas élites que colonizaron
el Magreb, Oriente Medio, el Sureste asiático robándoles sus
riquezas y ahora, envenenando sus mentes para convertirlos en su
legión extranjera,
al nusra, al qaida, carne de terrorismo, porque ese complejo militar
industrial ha de controlar las fuentes de energías que mueven el
mundo, por eso, Venezuela ha de ser expropiada de sus riquezas, sobre
todo, su petroleo, planificando una intervención armada, al precio
que sea.
CONCLUSIÓN
El
modo de producción mercantil es la última relación de valor, y de
la producción fundada en el valor(Marx), y este agotamiento tiene su
exponente en el agotamiento del país que ha llevado más lejos el
capitalismo: su agotamiento, su declive es el declive del sistema
mismo. La vieja Europa podría ser la impulsora de la transacción a
un nuevo escenario para la humanidad, pero para ello debería
subsumir los nacionalismos en la creación de un pueblo europeo capaz
de integrar a todo el continente.
jmrmesas
veintitrés
de marzo de dos mil diecinueve