TEÓRICOS
LA IMPORTANCIA DE LA TEORÍA COMO LINTERNA MÁGICA
Quiero comenzar con este enlace,
que recoge la entrevista a un prestigioso teórico, filosofo y
profesor, que recomiendo leer con interés. De ella, descontado el
recorrido vital del personaje me interesan dos cuestiones, una que
desvela aquellas teorías que tiran por elevación para no tocar la
realidad, y dos, el todo hegeliano que atribuye al marxismo cuando
dice deducir de las relaciones de producción y de las fuerzas
productivas toda la superestructura. La he leído con atención
porque intento aprender de todos aquellos que conocen la obra de Marx
extensivamente. Como atento lector de Marx creo estar en condiciones
de discrepar acerca de los temas que hacen referencia a las
relaciones de producción, a las fuerzas productivas, al nacionalismo
o la revolución.
Este investigador de la obra de Marx admite que nunca ha sido un
marxista convencido, algo que no debería de preocuparle en absoluto,
porque el mismo Marx no era marxista, según el propio Marx afirma,
aunque era un fino y hábil conocedor de la historia y a mi escaso
juicio entiendo que esa, diré, la duda intelectual del teórico al
que me refiero, no le desautoriza porque dudar es razonable si se
persevera en la intención de hacer luz. Sin embargo, esperar que la
verdad se nos muestre,
simplemente porque los acontecimientos tienen una determinada
dirección, un determinado impulso no está en la onda del marxismo
que sabe la necesidad de ayudar, luchar por que los acontecimientos
discurrieran en el sentido que el curso del proceso histórico, el
teórico militante, si se quiere, el marxismo, vislumbra como la
dirección que se abre camino. El teórico desligado de la
realidad (que no parece ser el caso del personaje) nunca estará en
condiciones de entender el marxismo, por muchas lecturas que tenga
primero, porque, como se hace referencia en la entrevista, el
marxismo no es una teoría acabada; segundo porque Marx no es Dios y
tercero y muy importante, porque la profundización del marxismo no
es posible sin el partido, sin la internacional. El partido,
para todos los efectos, en términos marxista es la
internacional y los partidos nacionales son secciones de ese
partido, de esa internacional. Es el thinktank de la
clase obrera capaz de producir esa tormenta de ideas creadoras que
atribuye la élite anglosajona a los laboratorios de ideas que son
los thinktank. Solo la reflexión metódica de la clase obrera
organizada y su práctica política abriría el camino creador del
hombre nuevo. La humanidad redimida. La humanidad
liberada.
Eso queda aun algo lejos y con pocos visos de coordinar ideas,
movimientos, respuestas. En la entrevista se vierten algunas ideas
sobre la revolución que me parecen útiles como para reflexionar
sobre ellas porque atravesamos tiempos revolucionarios, deslavazados,
inconexos, pero muy educativos y llenos de enseñanzas. Haré uso de
otro enlace que me ha resultado, bello, bonito, hermoso sobre, lo
dice el medio enlazado, la revolución en Beirut,
porque la revolución hace sus reflexiones y extrae sus conclusiones
en sus panfletos, los grafitis —antes se decía pintadas—, en los
boletines y octavillas de las organizaciones participantes, que es la
manera de la masa que quiere dejar de ser mercancía, para
convertirse en seres humanos.
Es posible, como se dice en la entrevista, que la revolución sea una
catástrofe telúrica, yo diría, solo si fracasa. Pero mucho más
positiva, mucho menos catastrófica que dos guerras mundiales, o la
constelación de guerras locales que no merecen el calificativo,
tanto en el continente europeo como en el ámbito internacional, o la
sexta
guerra mundial de Trump. Debe de ser que el complejo militar
industrial, acomodado en un continente sin vecinos beligerantes
considera, justamente, que las guerras que fomenta fuera de sus
fronteras son mundiales. Sea como quiera que sea, o más exactamente,
las guerras y las revoluciones son la forma trágica de como el ser
humano se conoce a sí mismo, desde el comienzo de los tiempos.
Es como una crisis de identidad permanente en la que los seres
humanos, combatiéndose mutuamente, haciéndose daño mutuamente se
reconociera semejante, vulnerable, débil y abatible pero se negaran
a aceptar la vulnerabilidad prefiriendo quedar tuerto si enceguece al
otro, sin querer aceptar que se pierde siempre. El ser humano se
lanza a la aventura, a lo desconocido porque en ese lance se conoce a
sí mismo, más que lo que conoce de afuera, por eso las guerras y
revoluciones tienen en común la desorganización el descontrol y los
ejércitos tratan de llevar el caos y la destrucción al enemigo,
mientas pone todos los medios para evitar, en medio de la batalla,
que el caos y el desorden echen raíces en las filas propias.
La revolución es más positiva que la guerra porque la revolución
crea superestructura nueva, mientras va carcomiendo, destruyendo
superestructura vieja. La guerra, por el contrario, refuerza lo
caduco, afianza la vieja superestrucutura porque el poder de la élite
necesita ser indiscutido, irrebatible, aceptado y asumido por la
masa-mercancía.
Los ejemplos se abren ante nuestros ojos. Chile quiere otra
constitución —un principio de superestructura nueva porque la
heredada de Pinochet, no les vale—. El enlace de Líbano donde el
pueblo reclama acabar con el Estado confesional es otro ejemplo de
crear superestructura nueva. La movilización de los chalecos
amarillos en Francia es otra muestra de desacuerdo con la vieja
supresestructura. Todo ello planteado de un modo anárquico,
sin ilación, a pesar de las redes sociales y las comunicaciones
internacionales, lo cual vendría a plantear algunas cuestiones. La
primera sería que cuando en el contexto mundial los desacuerdo se
plantean en lugares tan diversos, al mismo tiempo, y sin acuerdo
previo el sistema estaría dando señales de un pésimo
funcionamiento. Podría estar indicando un agotamiento. Segundo, la
carencia de superestructura liberadora, que se podría definir como
la falta de teoría revolucionaria capaz de proponer los objetivos y
las metas luminosas. Insistiré: crear y profundizar en una
alternativa significa la reflexión militante, la reflexión metódica
de la clase obrera organizada y su práctica política encaminada
hacia objetivos concretos, medibles y cuantificables, y eso requiere
la construcción de ese partido internacional, ese thinktank de la
clase obrera organizada.
SUPERESTRUCTURA
En la entrevista, inquieta al entrevistado la implícita proposición,
mejor, la deducibilidad de formar la superestructura partiendo de las
relaciones de producción y las fuerzas productivas y me pregunto
¿Acaso la superestructura no es, en ultimo término, la
cristalización de unas relaciones de producción pasadas? ¿No es
el derecho, la filosofía, la religión, relaciones de producción
embellecidas, adornadas, sacralizadas, que garantizan el dominio de
una élite? ¿Donde queda esa ética si se cita a un ciudadano a un
consulado y ahí termina su historia, ante el silencio cómplice de
esa élite mundial que se apoya en una ética vacía de contenido?
Las relaciones de producción tienen unas características muy
distintivas y determinantes. Cuando suponen un freno a la potencia de
las fuerzas productivas el marco de su desarrollo se vuelve
inestable, incómodo, cambiante, y la superestructura jurídica,
política, ética, filosófica, estética, religiosa, se manifiestan
inútiles porque entorpecen, no ayudan, y demuestran que los ricos
poseedores lo son solo por medio de la fuerza bruta, por medio de un
poder que no es divino sino muy humano, que reprime, mata aniquila,
física, moral y espiritualmente al hombre masa-mercancía.
En mi corto juicio la superestructura es una etapa anterior
cristalizada que justifica el comportamiento de la élite tomada por
el todo, de hecho no es más que las relaciones de producción
anteriores elevadas al rango de sagradas.
Me maravilla la falta de perspicacia de la izquierda intelectualmente
pensante como no califican de catástrofe telúrica los millones de
muerto de la primera guerra mundial, no por los millones de muertos
sino porque los muertos eran ciudadanos, obreros, socialdemócratas
alemanes, franceses, rusos, holandeses, italianos, británicos que
se aniquilaron mutuamente en defensa de sus burgueses alemanes,
franceses, rusos, holandeses, italianos, británicos porque los
bernsteins que habitan en las organizaciones obreras contagian
a los militantes de fe en la burguesía, en su Estado, en su
emprendedurismo, útil solo para el enriquecimiento propio.
La sangría de semejante masa humana, ideologizada en un sentido
positivo, supuso la aniquilación de la consciencia de la clase
obrera militante, desde entonces, hasta hoy, reforzando la
superestructura burguesa, abiertamente aniquilable, aunque para eso
es necesario producir teoría liberadora, y la primera y la segunda
guerra mundial fueron el puntillazo asestado al movimiento obrero
mundial, al, proletarios de todos los países, uníos a manos
de dirigentes timoratos, dudosos y cobardes.
Viendo
en perspectiva el proceso, el estudioso, el analista que quiera
comprender el desarrollo de los acontecimientos tiene que convenir
que, si es cierta la afirmación de Marx cuando dice que, “El
intercambio de trabajo vivo por trabajo objetivado,
es
decir,
el
poner el trabajo social bajo la forma de antítesis entre el capital
y el trabajo,
es
el último desarrollo de la relación de valor y de la producción
fundada en el valor.”
tiene que significar que entonces, el modo de producción está
experimentando los estertores agónicos de su final, porque cuanto
más gana la automatización en la producción, cuanto mayor
dependencia de los servidores informáticos experimenten las
finanzas, quiere decir que la élite de multimillonarios roban la
riqueza de los pueblos apoyados en la superestructura —que nunca
fue divina, que nunca bendijo ningún dios, que nunca hubo tablas
de la ley,
que las escrituras
no
son otra cosa que invenciones— porque las máquinas no crean
plusvalía, porque toda la justificación en la que los ricos apoyan
su preponderancia consiste en una soberbia y colosal mentira que
destinada a empequeñecer, minimizar y enanizar a la sociedad,
autentica creadora de riqueza, creadora de valor porque los poderosos
del mundo no aflojaran su poder y emprenderan
otro holocausto porque ellos si están en el paraíso, aquí están
los arroyos
de
miel
y todas las huríes,
por eso es necesario una dirección obrera, una dirección
internacional, esa internacional capaz de acelerar el proceso y
recomponer la maltrecha consciencia de la clase obrera, porque
puestos a elegir catástrofes telúricas prefiero la catástrofe del
cambio social, porque la estructura económica actual, que produce
armas terroríficas, no solo por la mortandad capaces de producir
sino porque afectan al sentido intimo de la composición de la
materia, de la vida misma, también
ha creado los instrumentos y los medios para que la sociedad en su
conjunto se dote de los conocimientos y los medios para construir un
mundo mejor y más justo,
porque la sociedad no tomará consciencia más que si la clase obrera
organizada, es decir, el partido, la internacional explica las
contradicciones de la vida material “por
el conflicto que existe entre las fuerzas productivas sociales y las
relaciones de producción”
de lo contrario, la verdadera catástrofe será una nueva guerra
mundial.
El éxito del cataclismo que supusieron dos guerras mundiales en el
corazón de Europa fue la claudicación de los burgueses europeos
echándose en brazos de los europeos estadounidenses. Me
esforzare en intentar demostrar, a mi, siempre discutible juicio, por
que la Unión Europea tendría que rehacerse por completo. El éxito
de un Estado nuevo parte, y así me parece que lo confirma la
historia, de un núcleo de nueva superestructura capaz de dar sentido
a una clase, que siempre será una vanguardia. De la enraización que
la vanguardia tenga con la clase que representa dependerá el éxito
o fracaso de ese nuevo proyecto que lucha por abrirse camino. Estados
Unidos se formó porque el espíritu de la naciente burguesía —el
germen de una nueva superestructura— que viajó al nuevo
continente, en los miles de emigrantes europeos, de muy diversa
condición y estatus, latían “las relaciones de producción
nuevas y superiores” encontrando el terreno propicio a costa
del exterminio de lo viejo y, hay que entender, según el
espíritu de la época, que lo viejo eran los pueblos indígenas;
eran elementos prescindibles, utilizables, suprimibles, que es el
espíritu que sigue animando hoy al complejo militar industrial, de
los pueblos del planeta. ¿Por qué eso no se produjo en el terreno
del dominio español? La respuesta se encuentra en que los emigrantes
europeos, incluidos los pilgrim fathers habían roto mental y
espiritualmente con sus orígenes europeos, mientras que eso no se
produjo en el terreno del dominio español hasta más de cien años
después.
A la Unión Europea le pasa lo que a los emigrantes españoles en
América, querían reproducir un mundo acabado, terminado, en
declive, en un terreno nuevo, y fracasó. Reprodujo Las Españas.
La Unión Europea ha querido reproducir una suerte de Estados
Unidos, un mercado común, que no es posible, porque es ahora, en
su declive, cuando Estados Unidos reivindica un nuevo siglo
americano, ahora que cree que el mundo le pertenece, y la Unión
Europea no es ni siquiera un vaso comunicante, es un estorbo para
USA, y un lastre para la burguesía europea que ha de arrastrar la
dependencia material y espiritual de USA, incluso el fascismo,
respuesta genuina europea de la pequeña burguesía nacionalista,
ahora no es si no un remedo de los temores USA: los muros que quiere
levantar, el temor al yihadismo (pena e indignación me produce el
mundo árabe, un pueblo noble y acogedor, caricaturizado por
Hollywood y utilizado por la CIA como su clandestina legión
extranjera), y claro está, carece de ese germen de superestructura
nueva que pueda dar comienzo a un nuevos ciclo histórico.
Dije rehacer, no destruir a la Unión Europea, pues se trata de
mejorar lo que es susceptible de un mejor aprovechamiento. Si el modo
de producción mercantil es la “ultima relación de valor y de
la relación fundada en el valor” el contenido de la Unión
Europea no puede ser un mercado común, tiene que trascender
el mercado, y no se puede trascender el mercado si existe un modo de
producción basado en el mercado. “Una sociedad no desaparece
nunca antes de que sean desarrolladas todas las fuerzas productoras
que pueda contener, y las relaciones de producción nuevas y
superiores no se sustituyen jamás en ella antes de que las
condiciones materiales de existencia de esas relaciones hayan sido
incubadas en el seno mismo de la vieja sociedad. Por eso la
humanidad no se propone nunca más que los problemas que puede
resolver, pues mirando de más cerca, se verá siempre
que el problema mismo no se presenta más que cuando las condiciones
materiales para resolverlo existen o se encuentran en estado de
existir.”
Las fuerzas productivas se han convertido en su propia antítesis, y
las condiciones materiales para una nueva sociedad, ya están aquí.
Conjeturo: la dinámica de entre USA y CHINA no es sostenible en un
duelo de subidas de aranceles. Lógicamente esa dinámica tiene un
limitado recorrido porque afecta a todo el conjunto de la economía
mundial y necesita un desenlace. Me imagino que en una situación
normal en un país normal un brote vírico, no impulsaría a las
autoridades concernidas a tomar medidas anormales sino a un
despliegue normal, sin tener que acometer infraestructura
aceleradamente. ¿Por qué los chinos son tan proclives a enfermar
masivamente? ¿Por que han construido dos hospitales de 1000 camas
cada uno en unos días? ¿No indicará la premura señales de
anormalidad del virus?
El modo de producción de mercancías no desaparecerá en una lenta y
ordenada transición, porque nada en la historia de la humanidad se
ha producido de esa manera. El ser humano se ha ido conociendo a sí
mismo en los choques, y no es deseable que ese proceso tan hostil sea
el método, por eso, prevenir una nueva catástrofe telúrica debería
de impulsar a la izquierda a retomar la construcción de Europa
mirando lo más noble de la historia de Europa.
Europa es el nucleo donde anidó la civilización actual, esa
civilización que nació en el creciente fertil, en el cruce entre
Africa, Asia y Europa, que en un principio lideraron Egipto, Grecia y
Roma. Que Roma llevó a lo más alto integrando a los pueblos
conquistados convertidos en ciudadanos romanos —allá donde hay
vestigios de su paso, Oriente Medio, Alemania, España, Francia,
etc., se consideran símbolos de civilizacion y cultura, cuidándose
con respeto—, que más tarde, otros pueblos, otros gobernante
quisieron reproducir en el Sacro Imperio Romano Germánico y que
todos fallaron porque quisieron hacerlo por la fuerza. La
izquierda no puede reproducir este esquema. La izquierda
tiene que construir la unidad de Europa a partir de la fuerza
integradora de los pueblos y culturas que la componen y Europa son
todos los pueblos y naciones incluida Rusia, y por supuesto,
Inglaterra.
¿Existe un germen de superestructura en este empeño, que permita
acometer una tarea tan ciclópea?
Desde mediados del siglo xix la izquierda a pretendido construir un
mundo fraterno, lo pagaron muy caro los comuneros de París 1870, lo
pagaron muy caro los rusos 1917, lo volvieron a pagar caro los
españoles 1939 y fueron demoledores dos guerras mundiales que
terminaron casi de borrar el intento de recomponer una ideología
liberadora llamada socialismo, pero ahora existen las condiciones
materiales para abordar esa tarea y la necesidad de evitar esa
catástrofe telúrica que se cierne sobre la humanidad en forma de
guerra NBQ, pero sobre todo, sobre Europa. En toda esta lucha lo
único transversal es el empeño del sistema por reducir a la mitad
de la humanidad al silencio, queriendo acabar con la independencia de
las mujeres, por eso la izquierda debe considerar, la izquierda
mundial, debe considerar la posibilidad de poner en pie una nueva
internacional, el thinktank de la clase obrera organizada cuya tarea
sería la unidad de Europa como elemento lanzador de un modo de
producción liberado del estigma de la rentabilidad, de la
explotación de los seres humanos como masa-mercancía.
Europa debe construir su unidad con esa meta, con ese objetivo,
apoyandose en los pueblos y culturas que la integran, y para ello, la
izquierda mundial debe construir su herramienta, su thinktank, su
partido, la internacional.
jmrmesas
dos de febrero de dos mil veinte