jueves, 26 de marzo de 2015

LA GRANDEZA Y EL ALMA





LA GRANDEZA Y EL ALMA


Toda empresa, por pequeña que esta sea, es una organización con ánimo de lucro, por lo tanto, y con mayor razón, las grandes empresas transnacionales, el ánimo de lucro es la causa primordial que las impulsa a romper barreras tratando de asegurar su prevalencia por encima de todo, y en nuestros días, las grandes empresas tienen una importancia trascendental y determinante, pues es conocido, según un muy citado informe, que el entrelazamiento productivo, comercial y financiero se concentra en un núcleo de 147 transnacionales con una influencia real sobre la marcha de la economía, que salvo el Financial Times, creo recordar que consideraba irreal que tal concentración de poder se utilizara con la intención de marcar tendencia – ¿no es más irreal pensar que habiendo llegado a tal concentración de poder económico, se desestimara la capacidad de reorientar la economía, dejándola fluir al buen tuntún? –, desarrollándose esta solo sujeta a la orientación de la fuerza del mercado.


Sea como fuere el razonamiento concreto al respecto, el hecho es que la alianza entre el capital industrial y bancario fundidos en el capital financiero, el funcionamiento de las empresas transnacionales, nos han traído hasta aquí, siendo innegable la dependencia política de la sociedad de los grandes bloques económicos, quedando, cada vez más mermado el espacio para la ciudadanía. La vida transcurre organizada y mediatizada por la capacidad de la economía porque la función para organizar la vida social esta articulada al rededor de la producción, y que esta, beneficia al mercado – los dueños de las grandes empresas, 80 de los cuales poseen casi el 50 por ciento de la propiedad global –, y no, a la sociedad, como se disimula el derroche de trabajo social cuando los economistas, políticos y periodistas se refieren al beneficiario de ese esfuerzo colectivo, que está destinado, como lo demuestran los informes de Oxfan a un exiguo uno por ciento.


Visto con esta perspectiva todo acuerdo que prime la capacidad de las empresas es terreno que pierde la sociedad por lo que a continuación trataré de desarrollar. Las necesidades de las personas no son las bases que informan la producción más que a condición de dejar beneficio, y dado que la capacidad de producción está determinada por la potencia empresarial, y que el ánimo de lucro es el motor de la producción, todo acuerdo que prime a las empresas – organizaciones muy estructuradas, cuya actividad en el tiempo se demuestra sólida y durable –, produciendo para una masa social sin estructura (consumidores, que forman un mercado), cuya única defensa son leyes generales, y como ya se sabe, las leyes generales, leyes comunes, están recorridas por los intereses generales de los poderosos, de los poseedores de los medios de producción y de la banca, si además, se priman leyes que defienden a las empresas, expresamente, la sociedad, la masa sin estructura, o débilmente estructurada es rehén en manos de las corporaciones industriales y financieras, como lo atestiguan los sufrimientos de extensas zonas de Méjico y Perú manipuladas por empresas como Monsanto, o Chevron, en Ecuador y Méjico, o la expropiación del territorio de los bosquimanos del Kalahari en Namibia, solo por citar algunos casos, en los que tratar de hacer valer los derechos de las personas contra los intereses de las empresas, es entrar en una batalla jurídica en la que todo obra en favor de la empresa, con sólidos gabinetes jurídicos, bien pertrechados financieramente y conocedores de todos los resquicios legales para conseguir los objetivos perseguidos, muchas veces, facilitados por gobiernos complacientes.


El modo de producción de mercancías, llegado hasta aquí, no es algo que sea ajeno al funcionamiento vital de la sociedad, algo marginal, periférico, algo sin substancia que pueda ser apartado, porque la vida social tiene una marcha propia y la producción y la economía sea prescindible, no, no es así, aunque, a primera vista pueda parecer que lo es, porque es evidente que se produce para el mercado, y el mercado no es la masa de consumidores, desestructurada y amorfa, no, el mercado es el uno por ciento nucleado en torno a ese grupo de ochenta personas, con una potente tendencia a seguir concentrándose, por lo tanto, toda la producción está nucleada en torno a los negocios que rinden beneficio económico y control político, y esta producción es la gran industria articulada para la producción de máquinas de gran complejidad que, absobedora de los avances científicos y técnicos producen armas terribles de destrucción masiva, en sí mismas un enorme chantaje que esta fuera del control de la sociedad, la cual carece de influencia sobre esa producción, como carece de influencia sobre la producción de dinero vacío, que es el otro componente determinante del poder de los dueños del complejo militar-industrial, la especulación.


El resultado de esta producción es una fuente inagotable de sufrimiento humano que produce injusticia, hambre, enfermedad, incultura,corrupción, terrorismo, drogadicción, prostitución, redes criminales, porque todo ello gira alrededor de una estructura social mantenida en la artificiosidad engañosa de ser producto natural de un proceso aleatorio, cuando la aleatoriedad es buscada para mantener una estructura que garantiza el dominio de una élite sobre la masa humana, ¿por qué la aleatoriedad se investiga y se integra en las disciplinas científicas, acotandola, para evitar imprevistos, mientras en el terreno social, se deja fluir sin control, cuando se saben sus resultados y consecuencias? Porque ese es su cometido, sorprender, impactar, emocionar, y sobre todo, paralizar, dejando la iniciativa en manos de una minoría, sea esta gubernativa, técnica, etc., mientras la sociedad masificada se sobrecoge y deja hacer.


Facilitar leyes específicas que primen el funcionamiento de las empresas, a su libre albedrío, y si son de la naturaleza del acuerdo transatlántico, con muchísima más prevención es entregar a la sociedad atada al carro de la propiedad privada, ya que esta, son – grandes empresas – las que toman iniciativas que cuando la sociedad conoce sus consecuencias, impedir que se realicen es consumir energías que terminan frustrando a una ciudadanía, siempre a remolque de los proyectos preparados por las corporaciones y bendecidas por los gobiernos, previamente conformados por los grupos de presión – lobystas – de las grandes firmas. Tal vez, sin proponérselo, la lucha de la sociedad contra la política de recortes que se ha producido desde el inicio de la crisis, tenga en el acuerdo transatlántico su expresión más cabal, pues yendo al origen, hoy, la situación se plantea entre el incremento de poder de los mercados, la exigua minoría que concentra casi la mitad de la propiedad global en ochenta macro empresarios, y una ciudadanía cada vez más mermada porque la concentración de poder en manos del capitalismo mundial trae aparejado procesos aleatorios que se traducen en episodios terroristas cuya consecuencia es un recorte de libertades políticas, impidiendo la auto organización ciudadana que encuentra dificultades enormes para hacer valer sus derechos.


LA ESTRATEGIA DEL CAMBIO DE MODELO


¿Es el tratado transatlántico que pretende EEUU un acuerdo económico? Tras la intención de lograr un pacífico acuerdo comercial con la Unión Europea, aparentemente inofensivo, late toda una estrategia de dominio, que choca en Europa con una sociedad politizada y desconfiada, de ahí que la presión que se ejerce para lograr la aprobación de Bruselas, no se pueda desligar de la provocación, que tiene en Ucrania su punto de fricción más agresivo y peligroso, porque el gobierno alemán que concentran la representación de la burguesía europea, consintiendo las maniobras de la OTAN, incluso la exhibición de fuerzas estadounidenses en suelo europeo, cree asegurar la propia supervivencia, cuando, en realidad no hace más que señalarse como el principal obstáculo a batir, tan pronto como la sociedad europea se convenza de la imposibilidad de lograr estándares de vida con un cierto desahogo, esperando una recuperación económica, que no llegará porque eso ya no es posible, dado que esa recuperación choca contra el interés de los mercados por eso, el acuerdo comercial que permitiría a las empresas desarrollar una actividad económica a la que debería supeditarse el conjunto de la ciudadanía, es la piedra de toque, porque lograr niveles de confort dignos para el conjunto de la sociedad no es posible más que haciendo que el objetivo de la producción sean las necesidades de las personas reunidas en sociedad, es decir, producir para la sociedad y no para el confort del uno por ciento.


La iniciativa empresarial es toda una concepción que recorta, constriñe, reduce la capacidad de decisión de la sociedad y esta concepción de la libre empresa se enfrenta a la misma sociedad; en realidad choca frontalmente contra el pueblo – en teoría –, fuente de poder y legitimidad, constantemente limitado, constantemente frenado, ninguneado, porque las batallas trabadas, porque la lucha de clases, encorsetada en los límites de la reivindicación económica lleva implícito los estigmas de la derrota, por eso, hoy plantear la lucha sin apelar a una ruptura con el sistema, sin llamar a romper con la concepción de producir para el mercado, esa exigua minoría – 80 propietarios – dueña del 50 por ciento de la propiedad global, es transigir con la corrupción, con el terrorismo, con el crimen organizado, con todo lo que significa ahogar el desarrollo de las fuerzas productivas, al servicio de un puñado de propietarios y su orla del uno por ciento humano, por eso hay que acabar con el modo de producción mercantil y plantear un modelo de producción cuyo objetivo sea producir para la sociedad, para los seres humanos, porque el desarrollo logrado hoy, no es ajeno al esfuerzo de las legiones de esclavos y trabajadores, de los esfuerzos de las generaciones que nos precedieron y del esfuerzo de las generaciones presentes que queremos legar un mundo mejor a nuestros descendientes, por eso hay que romper con el sistema, con los conceptos que han permitido concentrar el poder en una poderosísima minoría que parasita sobre el género humano.


LA GRAN ESPERANZA, EL IDEAL HUMANO


Proponer la ruptura no es hacer tabla rasa, sino que significa articular un proyecto que combata los conceptos anclados en el viejo modo de producir subordinado a tener que ser, inmediatamente rentable, perentoriamente beneficioso, porque tal modelo ahoga las aspiraciones humanas de justicia, equidad, hermandad entre los hombre y de estos, con la naturaleza, y aquí es donde nos fijaremos en las agrupaciones políticas que se abren ante nosotros.


En Grecia, una sociedad harta de ser engañada produjo un conjunto de luchadores que terminaron formando un partido apto para luchar según un patrón de comportamiento político que rompía el viejo esquema de la socialdemocracia, ellos mismos reclamándose socialistas, pero negándose a pactar para someter al pueblo griego a la férula de los mercados (repetiré incansable, 80 propietarios superricos rodeados del uno por ciento mundial), Syriza. En España, la ciudadanía apestada por el hedor de la corrupción ha agrupado un numeroso sector con la marca de Podemos como bandera guía. Unos y otros, ambos erupciones epidémicas en la dura costra del capitalismo mundial, algo leve que aún carece de la fuerza necesaria para convertirse en el comienzo del cambio, porque unos y otros, ambos, aún bajo el influjo enfermizo de la visión socialdemócrata de plantear la batalla en el terreno de la economía, como toda la izquierda continental europea, que lleva implícita los gérmenes deletéreos de la derrota, tienen que alcanzar unos y otros, ambos, y con ellos, la izquierda mundial la grandeza de levantar la bandera de la liberación de la especie humana, reclamando el final de un modo de producción y del sistema que lo alimenta y sostiene porque se enfrenta a las esencias que ha impulsado al ser humano desde el origen de los tiempos a la búsqueda de la justicia, la equidad, el conocimiento, la belleza, algo que puede definirse sin sonrojo, el alma humana, que nos liberó de nuestro origen animal y que no completaremos sin acabar con un sistema injusto, desigual, egoísta, que pone el lucro personal como bandera, por encima del ser humano, esta es la forma en que la izquierda radical tiene que plantear la lucha.


El capital financiero mundial (no nos engañemos, allí donde la sociedad se pone en pie y lucha, sea en Grecia, Ucrania, Gaza, España, Estados Unidos – Ferguson, Nueva York–, Venezuela, Méjico, etc., es decir, el mundo, que es su territorio, su cortijo), mueve a sus peones nacionales, Rajoy, Merkel, Obama, Hollande, para atajar que una erupción episódica pueda convertirse en una poderosa irrupción del pueblo en los asuntos del control del Estado, y en España, los agentes del capital financiero mundial, han detectado en Podemos un peligro al que atajar, algo a lo que no hay que dar tregua, por eso, sus dirigentes son combatidos, señalados, crucificados, porque temen que estos lleguen a las fibras sensibles de la ciudadanía, de la sociedad, de los trabajadores, despertándoles, mientras les hacen pensar, reflexionar sobre la terrible contradicción que supone ser fuente de poder y legitimidad, siendo perseguidos por los representantes de un puñado de ricachos, los mercados, que nadie ha elegido, y que el fulgor de su riqueza se debe a la organización del expolio mundial.


Combatir a los mercados con el firme propósito de conseguir una victoria capaz de legar a nuestros descendientes un mundo más justo y mejor quiere decir acabar con un modo de producción, el modo de producción mercantil que produce para el confort de ochenta personas y su orla del uno por ciento mundial, haciendo que la producción sea para el disfrute y confort de la humanidad. Esta es la batalla que hay que dar, y es posible que ni Syriza ni Podemos sean conscientes de ello, porque imbuidos de una visión nacional no entiendan que el sistema, el capitalismo, como modo de producción útil para el conjunto de la humanidad, ha pasado porque la aleatoriedad del mercado ha acabado siendo dirigido por el control de las 147 transnacionales, como lo manifiesta la existencia de las ochenta personas más ricas que poseen la mitad de la propiedad global, ellos son el mercado; ellos son los que marcan tendencia, así que, esto es lo que hay que explicar al electorado, a la sociedad, a los trabajadores. Lo demás es marear la perdiz y dejar a los partidos de la burguesía, de los mercados sigan entreteniendo a la buena gente.


jmrmesas

veintiseis de marzo de dos mil quince



martes, 17 de marzo de 2015

LA PARADOJA



LA PARADOJA DEL GIGANTE

SE TRATA DE CUESTIONAR EL CAPITALISMO Y NO DE SALVARLO

Varoufakis es no solo un economista reconocido y brillante; así le califican sus pares, sino además, un pensador comprometido con una sólida cultura, un gigante, que emulando a Hércules, debe limpiar las finanzas griegas para cumplir los compromisos electorales. Su capacidad y formación le permiten desenvolverse en las reuniones, con la troika y en salones de conferencia pero los recursos intelectuales no bastan cuando, de lo que se trata es de cambiar la condición primordial de un sistema, que se ha desarrollado hasta el límite para someter y explotar a la naturaleza, utilizando a los seres humanos, generadores de plusvalía.

Su reciente artículo, “Una agenda para Europa” comienza remitiéndonos a un texto, en el que el autor (N.Kaldor) avisa de la imposibilidad de lograr una unión política solo por el hecho de facilitar una previa unión monetaria, queriendo resaltar como no ha valido de nada una decisión administrativa sin haber echado, primero, los cimientos estructurales de una unión política. De este análisis, del que no se extraen conclusiones, Varoufakis trata de corregirlo proponiendo una suerte de cohesión sobre cuatro puntos – europeización descentralizada –, la define, que serían administrados con criterios comunes, en una práctica que vendría a magnificar el error que él señala en la introducción de su trabajo, porque se elude, siquiera sea como un supuesto teórico, entrar en definir los límites del capital financiero. Creo que esto se podría denominar una hipérbole, porque la europeización descentralizada no está definida con los criterios políticos suficiente como para no dejar de ser una decisión administrativa, que él comienza por reconocer citando la autoridad de un teórico.

Si hay alguien capaz de discutir con ventaja con los políticos de Bruselas, si hay alguien con autoridad profesional e intelectual capaz de entrar en el retorcido lenguaje de la economía de los mercados, sin lugar a dudas, ese es Varoufakis, un profesor universitario que enseña en lugares tan dispares, pero emblemáticos como Grecia y Estados Unidos, y la izquierda radical europea, galvanizada por SYRIZA y espoleada por el efecto PODEMOS haría muy bien en tomar nota que ese lenguaje no es el que hay que utilizar porque de lo que se trata es de comprender que el poder de los mercados, el poder del capital financiero internacional ve un peligro letal para su supervivencia un Estados Unidos de Europa, colofón del artículo del intelectual y militante Varoufakis.

EL MUNDO EN METAMORFOSIS

La izquierda radical europea tiene en España la apuesta más probable de seguir los pasos iniciados en Grecia por SYRIZA, pero ahí termina la semejanza, porque desde el mismo momento en que SYRIZA se hizo cargo del gobierno, todo un dispositivo negociador se puso en marcha para hacer fracasar al nuevo gobierno, en el que los mercados veían emerger el peligro de una contestación social, necesariamente, enfrentada a la extrema libertad de la que gozan los negocios, la circulación del capital, libre para especular donde se tercie y con lo que se presente, si hay beneficio.

El agotamiento del modo de producción de mercancías dejó de ser , casi desde los albores del pasado siglo, el medio eficaz de desarrollar las fuerzas productivas haciendo progresar al conjunto de la sociedad, y hoy, se puede decir sin temor a ser tildado de demagogo que el empobrecimiento social que se extiende en la casi totalidad de los países desarrollados industrialmente es una consecuencia buscada por el capital financiero internacional para someter a las naciones, a los pueblos, imponiéndoles condiciones que limiten el acceso de esos pueblos a la cultura, al ejercicio de los derechos ciudadanos que definen la soberanía de la sociedad, o dicho en el lenguaje moderno, que impiden el empoderamiento de los pueblos, para que los gobiernos los dirijan como tropa disciplinada.

La europeización descentralizada con la que el militante ministro de economía griego – Varoufakis – concluye sus medidas, un programa para mitigar el hambre y la pobreza es en sí mismo el reconocimiento de la contradicción antitética entre las medidas administrativas que propone y Estados Unidos de Europa, ya que este último es imposible de realizarse sin una lucha política abierta contra los mercados, contra el capital financiero internacional y que Varoufakis señala en su artículo cuando menciona la necesidad de inversión, gran cantidad de inversión en Europa, mientras que ella misma rebosa de ahorro oculto.

Los entresijos sociales, en las principales naciones desarrolladas, se agitan y convulsionan porque agobiados por un manto de leyes inicuas, leyes infames que benefician a los poderosos, tratan de romper un corsé que impide la vida. Sin querer, casi de rebote, han empezado a aparecer ante la sociedad organizaciones que muestran las lacras, las injusticias, la desigualdad perversa que los poderosos mantienen como garantía de su poder. Ahí están el international consortium of investigative journalists – icij – destapando el negocio de los paraísos fiscales, o arquitectos e ingenieros para averiguar que ocurrió, y por qué, con el derribo de las torres del WTC de Nueva York – rethink911 – y sobre todo una organización casi de caridad, pero cuyos informes expresan cabalmente el origen de las lacras e injusticias, del crimen, de la desigualdad, del hambre y la pobreza – Oxfan –, informes que gracias a un lenguaje alejado de tintes militantes, demuestran la naturaleza acaparadora y expoliadora del poder de los dueños del mundo.

Son señales que evidencian que debajo de la apariencia hay una sociedad viva que no concuerda con la sociedad oficial, y es este impulso interno al que hay que dotar de expresión política para construir un nuevo modo de hacer economía. Que Europa progrese y que la Unión Europea no se deshaga carcomida por las contradicciones nacionalistas requiere luchar abiertamente por la unidad de Europa, y esta unidad es imprescindible que sea acordada, debatida, impulsada conscientemente por la izquierda radical europea, que es lo que desde este modesto cuaderno de apuntes se propone, en vez de reformar un capitalismo empobrecedor.

SYRIZA, y a renglón seguido, PODEMOS, decidió catalogarse como socialdemócrata, entendiéndose con ello el intento de recomponer la ideología socialista rota en los comienzos de la primera guerra europea, y este impulso podría estar lleno de promesas venturosas si los militantes honestos que desean llevar adelante mejoras que permitan el empoderamiento de los pueblos se fijan menos en los resultados electorales inmediatos y más en acordar un conjunto de medidas comunes tendentes a facilitar el encaje de las contradicciones presentes en Europa.

España es el ejemplo nefando de una sociedad en descomposición que muestra esa podredumbre porque lo importante es hacer negocio al precio de pasar por encima de una ciudadanía, a la que se la pisotea mientras se le extraen los jugos vitales dejándola agotada; mirando con cierto distanciamiento veríamos que el sistema, en su conjunto, en el orden internacional, es esto lo que exuda: corrupción indiscriminada. Lo demuestran la sarta de fraudes bancarios aparecidos casi de continuo con el comienzo de la crisis, en Suiza, Reino Unido, USA, etc., lo demuestra, en ese mismo orden de cosas, como la industria más puntera y floreciente son las industrias ligadas a la fabricación de armas; cómo este proceder ha ido carcomiendo los instrumentos que controlaban la producción y los negocios, dejando inservibles, para la sociedad, las finanzas, el sistema monetario, porque el criterio de funcionamiento pasó de ser regulado por las instituciones internacionales, a ser dictado por Estados Unidos, en manos de los dueños del complejo militar industrial, un mundo, en el que a penas ochenta personas poseen casi la mitad de la propiedad mundial, y a esto hay que ponerle límites, y si en las reuniones internacionales, si en los salones donde se conferencia con el retorcido lenguaje de la economía, si en la troika reunida en Bruselas, un ministro militante, un gigante intelectual, preparado y capaz no pone sobre el tapete esta realidad ominosa, no se esta haciendo uso del lenguaje adecuado, porque se falsea la realidad, y el ahorro ocioso europeo, rebosante – en la cualificada opinión del autor de la propuesta de la europeización descentralizada –, en realidad el producto del latrocinio acelerado al que hemos sido sometido, con la aparición de los paraísos fiscales, en 1949, entonces ese ahorro seguirá ocioso, o se invertirá en la industria ligada a la guerra, o en proyectos, que poco o nada, benefician a los ciudadanos, que pasan hambre, frío, penurias, en medio de una sociedad culta, industrializada, preparada y capaz, pero que tuerce la cabeza para no mirar la injusticia y el daño causado, para someter y controlar.

UNA ECONOMÍA SOJUZGADA Y SOMETIDA

No deja de ser paradójico, incluso, irónico, que el certificador de la división del socialismo, de la socialdemocracia, en España, Fernando de los Rios, cuando rindió informe al Partido Socialista Obrero Español, después de llegar de Rusia y haber conversado con Lenin, sea el que, en mi opinión, defina con mayor claridad el dilema entre sociedad y economía, cuando sentencia sin ambages economía libre significa hombre esclavo; hay que tener sólidas convicciones para expresarse en unos términos, que no dejan lugar a dudas (recordaré que esa frase no fue dicha en el informe que supuso la división de socialistas y comunistas), y que centra la disyuntiva a cerca de la libertad de empresa, y dado que se trata de evitar la descuajaringación de la Unión Europea, para impulsar, apoyándose en ella la consecución de los Estados Unidos de Europa, empresa que requiere coordinación y fuerza no está demás reflexionar acerca de lo bien que el capitalismo ha estructurado su organización, tejiendo una red de organizaciones oficiales, institucionales y extra oficiales, privadas, donde donde tomar acuerdos. Nada hay en la izquierda, comparable a la conexión que el capital financiero mundial tiene articulada para soportar los embates más inesperados, y mientras la izquierda no entienda esa necesidad de articulación, la lucha política se convierte en un galimatías en el que todos parecen decir lo mismo.

Reconstruir el socialismo, recomponer el espíritu de la socialdemocracia significa iniciar un debate fraternal entre las diferentes sensibilidades que recorren el movimiento obrero, el movimiento ciudadano, acerca de que concepto, que intereses son inmediatamente exigibles, defendibles e inaplazable, mientras se perfilan los contornos capaces de contener la producción, la economía, las finanzas, a la luz de las nuevas fuerzas productivas, ya netamente internacionalizadas, mundializadas. Sería deseable y netamente fortalecedor que SYRIZA, acompañada de la izquierda radical, sobre todo, de la izquierda europea se dirigiera a los ciudadanos de la Unión Europea (no solo a los salones de banqueros y funcionarios) para explicar como impulsar esa meta, los Estados Unidos de Europa, y en ese impulso – al que no podrían sustraerse ni Izquierda Unida, ni Podemos, ni siquiera el PSOE –, explicar en que consistiría esa europeización descentralizada, cómo los ciudadanos pueden tomar parte en el diseño de las medidas económicas, y no que estas queden en manos de expertos, que como demuestra la historia, terminan apoderándose de los beneficios generados colectivamente y privatizandolos para uso personal. Los Estados Unidos de Europa no pueden ser realizados sin que un núcleo de la izquierda europea se sobreponga al griterío nacionalista, con que la que el capital financiero internacional nutre los movimientos fascistas – Ucrania – y tome partido, abiertamente, por construir la nación europea, dejándose en la batalla todo el esfuerzo necesario, porque, de otra manera, no será posible armonizar contradicciones.

Un mundo nuevo y mejor, un nuevo orden económico, un nuevo modo de producción no será posible sin que la izquierda apueste firmemente por la unidad de Europa, por los Estados Unidos de Europa.

jmrmesas

dieciocho de marzo de dos mil quince




martes, 10 de marzo de 2015

FLECOS INTERNACIONALES DE LAS POLÍTICAS NACIONALES

















FLECOS INTERNACIONALES DE LAS POLÍTICAS NACIONALES


O


COMO MOVILIZAR A LA CIUDADANÍA PARA EVITAR UNA GUERRA EN EL CORAZÓN DE EUROPA




Los desaforados esfuerzos de Estados Unidos, tirando de los ingleses de su Majestad Británica para corregir los acuerdos logrados para garantizar el respeto de alto el fuego en Ucrania, del trío continental – Putín, Merkel, Hollande –, descontrolada porque Poroshenko no logra imponer su autoridad a una élite de oligarcas vendidos a los traficantes del Pentágono, no son menos patéticos que las desaforadas críticas de Mariano Rajoy a la política del nevo gobierno griego de Alexis Tsipras, que en último término es el reconocimiento del agotamiento de una situación mundial que hay que recomponer porque las bases sobre las que se asentó el poder de la superpotencia que dirigió los destinos del mundo, están cuestionados porque los cambios sobrevenidos han dado al traste con los instrumentos que hacían posible la subordinación y el compromiso subsecuente.




NO ES POSIBLE UNA NEGOCIACIÓN SIN FUERZAS




Hace algo más de un año hice un apunte sobre un artículo del inefable Voroufakis en el que expresaba mis dudas sobre el objetivo del artículo escrito en el que consideraba como deber ingrato salvar el capitalismo. Creo que mi apunte respondía meridianamente claro el error conceptual del que partía porque el capitalismo actual no admite reparaciones cosméticas, y como está demostrando la realidad, las negociaciones con los representantes políticos de los mercados, que no de los ciudadanos, aunque estos les hallan votado, las condiciones no pueden ser más deprimentes, pues la ciudadanía griega voto a SYRIZA porque esta negaba el pago de la deuda, y nuestro amigo, ha tenido que comenzar desdiciéndose y aceptando una negociación encaminada a pagar.


Resulta que la proximidad del árbol impide la visión del bosque, y es por eso que el hecho de traer a colación los esfuerzos de los economistas atizando leña a Voroufakis – SYRIZA – o el intento de corregir al triplete continental, de Obama, sobre Ucrania, hace necesario remontarse o separarse del ámbito nacional para tener la perspectiva adecuada que nos permita apreciar hacia donde derivará el conjunto. Es evidente que las deudas son impagables porque están hechas para someter a la ciudadanía; que tal actitud no puede conducir más que al desastre porque la fortaleza de los oprimidos está en las convicciones que sustentan la lucha y no en revisar las convicciones o trampear en un territorio en el que el capitalismo es dueño y señor, por tanto, tratar de ganar tiempo es algo carente de sentido porque el tiempo juega a favor del contrario, y embarrase en la política nacional no es práctico porque ahora todo se juega en el terreno internacional, y la fortaleza de la negociación está en jugar la carencia de legitimidad de los mercados para pasar por encima de la nación. Esa es la fortaleza que debe jugar SYRIZA – Voroufakis –, dicho esto para que se aplique el remedio PODEMOS.


Que SYRIZA no tenga un proyecto de política internacional no quiere decir que la política nacional de SYRIZA no sea revolucionaria, porque el sentido revolucionario de la política nacional de SYRIZA está, precisamente, en defender el derecho de la nación ante los mercados, y ese derecho se pelea en el terreno internacional enfrentando las maniobras de la burguesía euro-estadounidense (la negativa griega a sumarse a las sanciones a Rusia, duele, porque, además, las sanciones, acortan el margen de maniobra de las economías nacionales europeas, echándose en brazos del acuerdo transatlántico que busca el complejo militar industrial USA), y buscando acuerdos con la izquierda mundial y sobre todo europea.


La burguesía que está comprendida en el núcleo duro del uno por ciento teme lo que pueda pasar en los próximas semanas que restan para las legislativas de España, porque saben que la ciudadanía mundial está cada vez más acosada por una economía que está hecha para satisfacer a una élite y no a la sociedad, baste decir que una quinta parte de los alemanes – quien lo hubiese imaginado – están convencidos que solo una revolución puede poner límites a la voracidad de los poderosos, por tanto no es extraño que los gurús de los mercados se paseen por Europa, advirtiendo ¡cuidado con lo que hacéis!, pues una mayoría de PODEMOS en las próximas legislativas podría elevar la moral de esa parte de la sociedad europea, de la que los alemanes son el botón de muestra, y decidir unir fuerzas contra un capitalismo, que está resistiendo el temporal de su deslegitimación, gracias a su excelente estructuración internacional, a sus organizaciones y a su agilidad para controlar el flujo vital del capitalismo: el dinero.




EL PODRIDO RÉGIMEN DEL SETENTA Y OCHO




Las fatigas que SYRIZA está experimentando queriendo ganar tiempo es la mejor demostración de que no vale la pena rebajar los objetivos creyendo que de ese modo se facilita la vida al sufrido pueblo griego, y PODEMOS no es ni de lejos, comparable a SYRIZA, pues ellos son una organización batallada y respetada mientras que PODEMOS está recibiendo los primeros embates de una tormenta en gestación. SYRIZA no tiene una política internacional, y si esto es así en una organización que lleva años de lucha, PODEMOS esta improvisando un ballet de encuentros con gerifaltes que no auguran otra cosa que un alejamiento de la ciudadanía para entenderse con los dueños de la deuda. La política de PODEMOS es la política de Izquierda Unida, y esto no lo digo como una reivindicación sino para reseñar la carencia de una visión de clase capaz de percibir el agotamiento del modo de producción mercantil, y plantear la batalla por la construcción de una alternativa al capitalismo.




Nadie duda de que la podredumbre de la política del régimen que sustituyó al franquismo está tan podrido que solo se aguanta por la certeza de no tener repuesto. Un gobierno quemado por la corrupción, un partido cuyos tesoreros están llamados al banquillo, una Casa Real igualmente manchada, una orla de banqueros implicados en fraudes da suficiente como para exigir elecciones anticipadas porque ese es el procedimiento normal cuando un gobierno está implicado en la mentira, en la corrupción y se ha demostrado que no respeta la ley; los países con los que tenemos fronteras comunes, relaciones y compromisos, con menos evidencias habrían exigido elecciones anticipadas, sin embargo, aquí se espera agotar la legislatura queriendo, de este modo, estructurar una organización que pueda convertirse en gobierno. Tan seguros están, que quieren prever un equipo de gobierno en vez de una estructura orgánica capaz de asegurar y garantizar el enlace con la población, la ciudadanía, la clase proletaria, que habrá de ser la que de fortaleza y confianza a un partido que no tiene arraigo social y carece de enlaces con la ciudadanía. No serán las componendas con los gerifaltes del ibex35 lo que mejore la situación de las familias, ni los desahucios, ni a los enfermos de hepatitis, no, serán explicaciones preparando la lucha por recuperar lo que los mercados nos han robado, con leyes tramposas hechas a su medida, para extorsionar y retorcer a la ciudadanía, leyes que después de quitarte la casa te exigen que pagues una hipoteca, para tenerte amordazado, atado y sumiso, de otro modo es inexplicable que el uno por ciento vaya a tener más dinero, propiedades y poder, que el noventa y nueve por ciento del mundo – apuntan los informes Oxfan–, y eso, que las constituciones del mundo civilizado dice que el pueblo es fuente de poder y legitimidad. Y encima nos toman por estúpidos.




UCRANIA O COMO PREPARAR LA GUERRA CONTRA LA MASA CRÍTICA SOCIAL CAPAZ DE CAMBIAR LA HISTORIA




A medida que el sistema se agota, en términos de utilidad social, la producción pierde valor de uso mientras gana valor de cambio; el exceso de producción no encuentra su correspondiente mercado porque la realidad tiene sus límites, y esto es otra de las múltiples señales que deberían de tomar en cuenta los políticos, estadistas y estrategas que piensan que de esta crisis saldremos, como de las anteriores, cuando la burguesía que lidera el complejo militar industrial, atrincherada en el gobierno de Estados Unidos, no para de llevar la provocación al extremo de meter las narices dentro del territorio ucraniano.




Históricamente, la burguesía del complejo militar industrial no ha cejado en su empeño de hostigar a la URSS, cuando, en sus temores, suponían la amenaza a los negocios de la libre empresa; baste citar los misiles instalados en territorio turco, en los años cincuenta del pasado siglo, y la decisión de poner al mundo al borde de una guerra nuclear para impedir que en Cuba se instalaran su contrapartida. Ahora Rusia ha ocupado el lugar que antes ocupó el imperio del mal (según Reagan), porque en su delirio, el complejo militar-industrial atribuía al Estado soviético todos los vicios y lacras que son inherentes a sus intimas obsesiones por dominar, y explotar al mundo, como está demostrando, ahora, la realidad cotidiana, queriendo meter, a toda costa, a la OTAN, a las puertas de Rusia.




La deriva del capitalismo ha superado el marco de una confrontación por el control de la economía para adentrarse en delirios de pretender constituirse en luz y guía del resto del mundo; una suerte de álter ego divino, porque la información, control y poder – no solo económico-productivo, sino sobre las potencialidades de las ciencias y tecnología, medicina, psicología, etcétera, les permite creerse capaces de dictar al mundo su ley, por eso, porque saben que esa norma no será aceptada por las buenas, preparan la guerra, porque tras sus negocios solo es posible una paz sumisa, obediente, sin rechistar, y a eso se dedican extendiendo el terrorismo, porque esa ha sido su práctica histórica, algo que, un lector curioso puede conocer, indagando en los textos. El acuerdo transatlántico perseguido por Obama, llevar la OTAN a las puertas de Rusia, las sanciones, son el prologo de una confrontación que, persigue el enfrentamiento bélico, y que, sagazmente, Putín está manejando con habilidad y tacto, pero Putín es un oligarca ex soviético, y ni la izquierda radical ni la ciudadanía puede dejar en manos ajenas la defensa de los intereses comunes, por eso la mejor defensa es la movilización ciudadana, nacional e internacional.




MOVILIZACIONES DEFENSIVAS




La clase obrera es sobre todo, la clase obrera organizada, los trabajadores y obreros que están en los sindicatos, partidos y organizaciones militantes, y esa clase obrera no puede dejar pasar el silencio cómplice de unas direcciones sindicales vendidas; de unos dirigentes incapaces de organizar la lucha contra un endurecimiento económico que lleva a los trabajadores en activo a las puertas de la esclavitud, porque los sucesivos recorte hacen del trabajador un individuo entrampado, endeudado, incapaz de luchar, porque Rajoy ha dado forma legal a la ley mordaza que existe en los sindicatos, cuando los delegados y militantes sindicales, no se atreven a protestar o son silenciados para evitar el conflicto, mientras las direcciones de comisiones obreras y de la UGT negocian con la patronal. Es indecente e inaceptable que eso suceda, cuando una enorme cantidad de abnegados delegados sindicales luchan y se estrellan, muchas veces, contra la propia organización sindical que no presta atención a la organización de la lucha.




Esos militantes entregados tienen toda la autoridad para exigir que las direcciones sindicales explique que ha ocurrido con los fondos que maneja el sindicato, quienes se han beneficiado y por qué. Tienen toda la autoridad para exigir un congreso y renovar, de abajo arriba y de arriba abajo toda las direcciones sindicales sobre la base de organizar la lucha, y organizarla para llevar a la sociedad a revelarse contra la autoridad de los mercados, sus portavoces, sus políticos camuflados y sus políticas de miserabilización de la ciudadanía. Esos militantes tienen toda la autoridad para negar el respaldo a uno dirigente sindicales, que cuando menos son completamente inútiles.




Organizar la movilización nacional es muy importante, pero no menos importante sino más es organizar la movilización internacional, y en ese orden no estaría de más que las organizaciones de la izquierda radical se aplicaran a estudiar que posibilidades se abren para una acción coordinada mundial, y es en este sentido, que una movilización internacional contra las sociedades offshore, comúnmente señaladas como paraísos fiscales adquiere todo el valor al reunir su implantación mundial con el objetivo de ocultar de la mirada de los Estados el recorrido de las finanzas y los patrimonios que se acogen al secreto, convirtiéndose en fuente de extorsión.




La izquierda radical europea debería de hacer un esfuerzo por coordinarse e impulsar, a escala internacional una campaña para exigir la erradicación de tales santuarios financieros, con el más pacífico de los métodos, concienciando a la ciudadanía mundial de la necesidad de tener control de los movimientos de capitales y que estos movimientos estén sometidos al control de los Estados con una legislación común, recogiendo firmas que se llevarían a los foros internacionales, con copia para los parlamentos nacionales. Una movilización internacional, coordinando foros de discusión, conferencias, asambleas, manifestaciones y culminando la campaña con la entrega de las firmas recogidas, podría crear vínculos y favorecer estructuras más estables como medio de prevenir las maniobras de los que quieren llevar – el poderoso uno por ciento – el agua al molino de la guerra.




jmrmesas


diez de marzo de dos mil quince