NARCOFASCISMO,
ISLAMOFASCISMO
ESTAMOS
AL FINAL DEL CAPITALISMO Y LOS “MARXISTAS” DUDAN
En
pocos días el número de muertos por la represión del Estado turco
se ha elevado a 30 muertos reprimiendo las manifestaciones que la
sociedad turca, echándose a la calle, trataba de impedir la matanza
de los defensores de Kobani a manos del Estado Islámico, protegido,
solapadamente, por el gobierno de Erdogan, mientras el
islamofascismo hace la limpieza étnica en Siria e Iraq, a cuenta de
los planes elaborado por la élites de las empresas petroleras de
las transnacionales angloamericanas, y la ayuda de la Francia del
socialdemócrata Hollande, queriendo, de este bárbaro modo,
redefinir las fronteras de Oriente Medio, mientras se espera la
ocasión de atacar la jugosa pieza de Irán. Sin embargo, este apunte
no va dirigido a ahondar en la geopolítica de la zona – el lector
interesado puede encontrar fuentes mucho más informadas, que este
cuaderno de apuntes –, sino a destacar el papel relevante del
fascismo, en esta baza política, ya que siempre que históricamente,
la situación política se encuentra en trance de abordar cambios de
honda importancia estratégica, el fascismo, el instrumento político
del capital financiero mundial, entra en escena, preparando el
terreno para la intervención decidida de los Estados con intereses
determinantes en la zona.
En
los años veinte del pasado siglo, el fascismo efervescente, surgido
tras la PGM, abrió un periodo de convulsiones planetaria, precursora
de la confrontación determinante que supuso la SGM, ante el fracaso
de las sociedades fascistas que preconizaban los líderes fascistas
europeos, cuyos más conspicuos elementos fueron el nacional
socialismo de Hitler, en Alemania, y el fascismo en Italia, de la
mano de Benito Mussolini, incapaces de someter a sociedades muy
complejas, como era la sociedad europea, en los comienzos del pasado
siglo xx.
La
incapacidad del fascismo de entonces, para domesticar a sociedades,
tan articuladas y conectadas de hace casi un siglo, fue, sin embargo,
de suma eficacia para preparar la guerra donde hubieron de decidirse
los intereses en conflicto de las burguesías europeas, con el
resultado ya conocido, y ahora, con una sociedad no menos conectada
que la anterior, el fascismo adquiere nuevos modos, más informales,
aunque no menos brutales y terroríficos, sino más, porque en
términos generales, la sociedad está más desarticulada y dispersa,
pues en estos años de dominio del capital financiero mundial, el
dislocamiento del movimiento obrero ha sido y es muy profundo, y el
abandono de la lucha ideológica por las organizaciones de izquierda,
ha sido total, y aunque hay gradaciones entre las diferentes
sociedades, el abandono de la lucha sindical ha sido generalizado,
pues tal ha sido la derrota de la izquierda en todo el mundo, por eso
al fascismo actual le basta la exhibición de la fuerza bruta sin el
adorno del componente ideológico, superfluo, por demás, puesto que
los valores dominantes en esta sociedad moderna corroída por los
modos y valores del capitalismo imperante, en el que el lujo y el
triunfo, a cualquier precio, tiene la recompensa del dinero,
cualquier justificación ideológica se condensa en la cuenta
corriente del triunfador.
En
Méjico, el narcofascismo es el ejemplo más brutal de lo que digo,
pues la implicación de los cuerpos policiales y militares penetrados
por la corrupción que tiene en el manejo de la droga su fuente, no
termina en esos escalones inferiores sino que están en la médula de
la élite de la sociedad mejicana, afectando al conjunto del Estado,
pues de otro modo es imposible de entender la impunidad con la que se
mueven a lo largo y ancho del territorio. Cuando esto sucede quiere
decir que la solución no es una simple depuración de algunos
escalones, sino que el problema radica en la descomposición social,
que habiendo perdido los valores por los que se regía la sociedad,
la única manera de evitar que la indignación popular estalle se
contiene por el terror indiscriminado y brutal del matonismo,
propiciado y fomentado por las élites enfangadas que, además, gozan
de la ventaja de desligarse del narco-matonismo, presentándolos
como delincuentes, cuando en realidad, mantienen el orden que
permite medrar a las élites corrompidas, por eso, el fascismo
mejicano, pasa desapercibido, porque la lucha contra el narcotráfico
está separada de la lucha por lograr una sociedad más justa, cuando
será luchando por una sociedad más justa y transparente, como se
podrá acabar con el problema del tráfico de las drogas y las
armas, y eso hoy, ahora, va unido a la lucha contra el capital
financiero mundial, en esta etapa de hundimiento del sistema
capitalista, como un modo de producción útil para la humanidad.
ISLAMOFASCISMO
Las
sturmabmanteilung, las SA, escuadras de asalto nazis llegaron a ser
un incordio para la jefatura de la werhmacht, hasta que fueron
disueltas tras la aniquilación de sus líderes. Ese es el rol que
está jugando en Oriente Medio el Estado Islámico, siendo las
escuadras de asalto del capital financiero. El fascismo
desideologizado imperante en Méjico, habría supuesto un exceso
sobre un exceso, por lo tanto, cuando se creó el ISIS a cuenta de
Estados Unidos e Israel, financiados por las burguesías árabes
sunitas, el terrorismo desatado había que revestirlo con un ropaje
acorde con el medio en el que habría de desenvolver su acción, y la
religión coránica fue y es la coartada perfecta para encubrir el
terror brutal.
Resulta
extremadamente notable, que un pueblo continuamente machacado como el
pueblo palestino, el fundamentalismo islamista del ISIS no solo no
haya arraigado, sino que además, el ISIS se vea de modo risible,
haciendo de su acción humor corrosivo, resaltando quienes son los
beneficiarios del yihadismo, pero eso ocurre en la sociedad
palestina, donde la religión no es el centro de la acción política,
y mujeres y hombres identifican quienes son y donde están sus
enemigos, y sobre todo, una sociedad en la que el debate democrático
no aparta a la mujer de la acción política, que es muy diferente de
la relación que la sociedad islámica guarda para la mujer, como
esposa y madre, y nada más, apartándola de cualquier otra
consideración profesional o intelectual.
El
yihadismo, que predica el advenimiento del califato es entendido como
una regresión funesta porque no puede ser interpretado como paso
progresivo sino como una vuelta a los privilegios para la minoría,
que ya los tiene, y por tanto, la avanzada políticamente sociedad
palestina, no se puede sentir identificada con el Estado Islámico,
sin embargo, sirios, iraquíes, yemeníes, etc., impedidos por la
represión política imperante, son presa fáciles para las
atrocidades del ISIS, dedicándose este a la limpieza étnica y a
mantener el orden que beneficia el interés de las transnacionales
que manejan las 147 empresas que son el núcleo duro del
superimperialismo euro-estadounidense,redefiniendo las fronteras de
Oriente Medio, a gusto de Estados Unidos.
Para
Europa y Estados Unidos, la amenaza del yihadismo es la excusa
perfecta para atacar las libertades democráticas, para recortar
libertades, pero el nivel de barbarie al que se ven sometidos los
ciudadanos árabes que han de convivir con los militantes del
yihadismo en sus calles, viendo, cotidianamente cuerpos decapitados
en putrefacción, cabezas cortadas enhastadas en verjas y palos, es
repugnante en grado superlativo y mantener el silencio ante semejante
nivel de barbarie, es complicidad de las agencias de noticias en
manos del capital financiero, que velan semejantes atrocidades, de la
misma naturaleza que silenciar la represión policial en Estados
Unidos, pues en Ferguson las protestas continuan, aunque la
repercusión en la prensa no tiene acogida, y todo esto son síntomas
inequívocos del final del modo de producción de mercancías,
abiertamente enfangado en evitar la toma de consciencia por la
sociedad de una situación, que la crisis económica no ha hecho más
que sacar a la luz porque el sistema está podrido.
Tal brutalidad
del Estado Islámico no puede ser indiferente para la izquierda del
mundo, y menos para la izquierda europea, pues eso es el fascismo en
estado puro, aunque se recubra del manto de la religión islámica, o
de cualquier otra, pues eso ha de ser combatido. La dureza en el
combate puede tener una cierta explicación pero toda la civilización
humana se ha levantado sobre el respeto a los muertos, y la
exhibición de despojos humanos nos retrotrae a épocas muy atrás
en el tiempo, por lo tanto, es inasumible el silencio ante tales
prácticas, y la izquierda no puede mirar para otro lado porque el
fascismo anida entre nosotros.
jmrmesas
veinticinco
de octubre de dos mil catorce