sábado, 25 de octubre de 2014

NARCOFASCISMO, ISLAMOFASCISMO



NARCOFASCISMO, ISLAMOFASCISMO


ESTAMOS AL FINAL DEL CAPITALISMO Y LOS “MARXISTAS” DUDAN


En pocos días el número de muertos por la represión del Estado turco se ha elevado a 30 muertos reprimiendo las manifestaciones que la sociedad turca, echándose a la calle, trataba de impedir la matanza de los defensores de Kobani a manos del Estado Islámico, protegido, solapadamente, por el gobierno de Erdogan, mientras el islamofascismo hace la limpieza étnica en Siria e Iraq, a cuenta de los planes elaborado por la élites de las empresas petroleras de las transnacionales angloamericanas, y la ayuda de la Francia del socialdemócrata Hollande, queriendo, de este bárbaro modo, redefinir las fronteras de Oriente Medio, mientras se espera la ocasión de atacar la jugosa pieza de Irán. Sin embargo, este apunte no va dirigido a ahondar en la geopolítica de la zona – el lector interesado puede encontrar fuentes mucho más informadas, que este cuaderno de apuntes –, sino a destacar el papel relevante del fascismo, en esta baza política, ya que siempre que históricamente, la situación política se encuentra en trance de abordar cambios de honda importancia estratégica, el fascismo, el instrumento político del capital financiero mundial, entra en escena, preparando el terreno para la intervención decidida de los Estados con intereses determinantes en la zona.


En los años veinte del pasado siglo, el fascismo efervescente, surgido tras la PGM, abrió un periodo de convulsiones planetaria, precursora de la confrontación determinante que supuso la SGM, ante el fracaso de las sociedades fascistas que preconizaban los líderes fascistas europeos, cuyos más conspicuos elementos fueron el nacional socialismo de Hitler, en Alemania, y el fascismo en Italia, de la mano de Benito Mussolini, incapaces de someter a sociedades muy complejas, como era la sociedad europea, en los comienzos del pasado siglo xx.


La incapacidad del fascismo de entonces, para domesticar a sociedades, tan articuladas y conectadas de hace casi un siglo, fue, sin embargo, de suma eficacia para preparar la guerra donde hubieron de decidirse los intereses en conflicto de las burguesías europeas, con el resultado ya conocido, y ahora, con una sociedad no menos conectada que la anterior, el fascismo adquiere nuevos modos, más informales, aunque no menos brutales y terroríficos, sino más, porque en términos generales, la sociedad está más desarticulada y dispersa, pues en estos años de dominio del capital financiero mundial, el dislocamiento del movimiento obrero ha sido y es muy profundo, y el abandono de la lucha ideológica por las organizaciones de izquierda, ha sido total, y aunque hay gradaciones entre las diferentes sociedades, el abandono de la lucha sindical ha sido generalizado, pues tal ha sido la derrota de la izquierda en todo el mundo, por eso al fascismo actual le basta la exhibición de la fuerza bruta sin el adorno del componente ideológico, superfluo, por demás, puesto que los valores dominantes en esta sociedad moderna corroída por los modos y valores del capitalismo imperante, en el que el lujo y el triunfo, a cualquier precio, tiene la recompensa del dinero, cualquier justificación ideológica se condensa en la cuenta corriente del triunfador.


En Méjico, el narcofascismo es el ejemplo más brutal de lo que digo, pues la implicación de los cuerpos policiales y militares penetrados por la corrupción que tiene en el manejo de la droga su fuente, no termina en esos escalones inferiores sino que están en la médula de la élite de la sociedad mejicana, afectando al conjunto del Estado, pues de otro modo es imposible de entender la impunidad con la que se mueven a lo largo y ancho del territorio. Cuando esto sucede quiere decir que la solución no es una simple depuración de algunos escalones, sino que el problema radica en la descomposición social, que habiendo perdido los valores por los que se regía la sociedad, la única manera de evitar que la indignación popular estalle se contiene por el terror indiscriminado y brutal del matonismo, propiciado y fomentado por las élites enfangadas que, además, gozan de la ventaja de desligarse del narco-matonismo, presentándolos como delincuentes, cuando en realidad, mantienen el orden que permite medrar a las élites corrompidas, por eso, el fascismo mejicano, pasa desapercibido, porque la lucha contra el narcotráfico está separada de la lucha por lograr una sociedad más justa, cuando será luchando por una sociedad más justa y transparente, como se podrá acabar con el problema del tráfico de las drogas y las armas, y eso hoy, ahora, va unido a la lucha contra el capital financiero mundial, en esta etapa de hundimiento del sistema capitalista, como un modo de producción útil para la humanidad.


ISLAMOFASCISMO


Las sturmabmanteilung, las SA, escuadras de asalto nazis llegaron a ser un incordio para la jefatura de la werhmacht, hasta que fueron disueltas tras la aniquilación de sus líderes. Ese es el rol que está jugando en Oriente Medio el Estado Islámico, siendo las escuadras de asalto del capital financiero. El fascismo desideologizado imperante en Méjico, habría supuesto un exceso sobre un exceso, por lo tanto, cuando se creó el ISIS a cuenta de Estados Unidos e Israel, financiados por las burguesías árabes sunitas, el terrorismo desatado había que revestirlo con un ropaje acorde con el medio en el que habría de desenvolver su acción, y la religión coránica fue y es la coartada perfecta para encubrir el terror brutal.


Resulta extremadamente notable, que un pueblo continuamente machacado como el pueblo palestino, el fundamentalismo islamista del ISIS no solo no haya arraigado, sino que además, el ISIS se vea de modo risible, haciendo de su acción humor corrosivo, resaltando quienes son los beneficiarios del yihadismo, pero eso ocurre en la sociedad palestina, donde la religión no es el centro de la acción política, y mujeres y hombres identifican quienes son y donde están sus enemigos, y sobre todo, una sociedad en la que el debate democrático no aparta a la mujer de la acción política, que es muy diferente de la relación que la sociedad islámica guarda para la mujer, como esposa y madre, y nada más, apartándola de cualquier otra consideración profesional o intelectual.


El yihadismo, que predica el advenimiento del califato es entendido como una regresión funesta porque no puede ser interpretado como paso progresivo sino como una vuelta a los privilegios para la minoría, que ya los tiene, y por tanto, la avanzada políticamente sociedad palestina, no se puede sentir identificada con el Estado Islámico, sin embargo, sirios, iraquíes, yemeníes, etc., impedidos por la represión política imperante, son presa fáciles para las atrocidades del ISIS, dedicándose este a la limpieza étnica y a mantener el orden que beneficia el interés de las transnacionales que manejan las 147 empresas que son el núcleo duro del superimperialismo euro-estadounidense,redefiniendo las fronteras de Oriente Medio, a gusto de Estados Unidos.


Para Europa y Estados Unidos, la amenaza del yihadismo es la excusa perfecta para atacar las libertades democráticas, para recortar libertades, pero el nivel de barbarie al que se ven sometidos los ciudadanos árabes que han de convivir con los militantes del yihadismo en sus calles, viendo, cotidianamente cuerpos decapitados en putrefacción, cabezas cortadas enhastadas en verjas y palos, es repugnante en grado superlativo y mantener el silencio ante semejante nivel de barbarie, es complicidad de las agencias de noticias en manos del capital financiero, que velan semejantes atrocidades, de la misma naturaleza que silenciar la represión policial en Estados Unidos, pues en Ferguson las protestas continuan, aunque la repercusión en la prensa no tiene acogida, y todo esto son síntomas inequívocos del final del modo de producción de mercancías, abiertamente enfangado en evitar la toma de consciencia por la sociedad de una situación, que la crisis económica no ha hecho más que sacar a la luz porque el sistema está podrido.


Tal brutalidad del Estado Islámico no puede ser indiferente para la izquierda del mundo, y menos para la izquierda europea, pues eso es el fascismo en estado puro, aunque se recubra del manto de la religión islámica, o de cualquier otra, pues eso ha de ser combatido. La dureza en el combate puede tener una cierta explicación pero toda la civilización humana se ha levantado sobre el respeto a los muertos, y la exhibición de despojos humanos nos retrotrae a épocas muy atrás en el tiempo, por lo tanto, es inasumible el silencio ante tales prácticas, y la izquierda no puede mirar para otro lado porque el fascismo anida entre nosotros.


jmrmesas


veinticinco de octubre de dos mil catorce



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