lunes, 6 de octubre de 2014

UN BALANCE SILENCIADO


UNA CUESTIÓN INCOMODA

ABORDAR EL BALANCE DEL FRACASO DEL SOCIALISMO REAL

O

ESTAR OBLIGADOS A CALLAR POR CARECER DE POLÍTICA

El debate suscitado en Berlín entre el gobierno merkeliano y Die Link, rápidamente resuelto en torno a la disolución de la RDA, evitando adjetivar la desaparecida República Democrática, encierra el ser o no ser del comunismo, es decir, del rol que los partidos comunistas, quieran tener en el panorama actual, pues no puede ser más triste el panorama de esta, auto disuelta internacional, condenada al ostracismo, o cuando menos a tener que cubrirse con ropajes de camuflaje, caso de Izquierda Unida, por no atreverse a sacar, públicamente, las conclusiones de una etapa histórica, llena de adquisiciones notables, pero con un balance terrible por no haber sido consecuentes hasta el final.

El señor Gregor Gysi, tiene, evidentemente, un balance de esa etapa, como cualquier militante, mínimamente informado, tiene el suyo propio, pero lo verdaderamente fundamental de tales balance, no es que se tenga – no se puede hacer política, careciendo de criterio, a menos, que estés en política para forrarte, en cuyo caso, mejor, no tener ninguno, y esto no es aplicable a los cientos de miles de militantes obreros, que siempre pusieron más, porque luchaban y luchan por objetivos comunes –, sino que el balance personal sea contrastado orgánicamente, que orgánicamente se obtengan conclusiones sobre donde radicó el fallo, y que debió de haberse hecho para evitar tan terrible consecuencia, y aquí, es donde está el núcleo fundamental del balance, pues, ni Die Linke, ni los demás partidos comunistas han abordado tal balance, y mucho menos, hecho públicas, las conclusiones, de haberlas.

Este hecho es de vital importancia, en el momento presente, porque según mi propia valoración, el modo de producción de mercancías se ha especializado en dos únicas mercancías de uso exclusivo de la élite que maneja el capital financiero, y estas son la industria de las fuerzas destructivas, industria armamentista, manejadas por complejo militar industrial y la creación de dinero ficticio, es decir, sin valor de uso para la sociedad, disparando la especulación, como forma de producir ese dinero vacío, y esto unido a unas fuerzas productivas que eliminan de la producción, cada vez, a mayor cantidad de fuerza de trabajo, es lo que ha producido una crisis económica, que por sus características intrínsecas no es una crisis más, es la crisis, es decir, el evento cuya resolución alumbrará un cambio social, a partir del cual, el sistema habrá mudado toda la fundamentación que sustentaba al modo de producción de mercancías, de tal modo que sin una respuesta social, contra este modo de producción, no será posible más que un retroceso terrible, porque ese retroceso será producido por una guerra en el continente europeo.

Tal es la importancia del debate, que se oculta, que oculta la izquierda, cuando no quiere plantearse, organizadamente, que fue lo que acabó con la URSS, y las repúblicas populares.

Entiendo muy bien que en un momento de esperanza alumbrado por el ascenso electoral de Podemos, sacar el tema de un balance terrible y que es terrible por la expropiación teórica, social, política, y fundamentalmente, económica, de la élite, de la dirección obrera, que en principio, tenía la confianza del pueblo revolucionario, es un serio obstáculo, precisamente porque siempre se dejará la iniciativa de sacarlo, al enemigo de clase, al enemigo político, que presentándose como un demócrata pretende colar que todos defendemos lo mismo, cuando es radicalmente mentira.

La democracia como modo de hacer política es desigual y tendenciosa, porque no es la misma democracia la que defiende el banquero, un poder en si mismo, que un trabajador. No tiene la misma libertad un burgués que un obrero; ni en el plano económico, ni el el plano político, ni el el plano cultural, por tanto cuando un poderoso dice defender la democracia, defiende su, democracia, la forma en que su, clase entiende su, libertad, su, democracia, su, ley, sus, derechos, que nunca son equiparables a los del ciudadano corriente, y esto es muy arduo defenderlo, porque no es cómodo, es retorcido, y defendible solo cuando se tienen las ideas muy trabajadas, y para estos previos, sin un partido revolucionario internacional, es una tarea gigantesca, por eso toda la saña, toda la vesania de la burguesía, del capital financiero mundial se vuelca contra el comunismo, porque la lucha por la democracia obrera no es equiparable a la democracia burguesa, porque entre ambas están los intereses materiales, de clase; quien se beneficia del producto social y en que medida.

Han hecho falta cien años para que un radical de izquierdas diga que los partidos socialistas se han vuelto del lado del capital, han hecho falta cien años y dos guerras mundiales desarrolladas en el continente europeo, para que algunos empiecen a darse cuenta que en Europa hay más caniches de Washington que Sarkozy, y que, en realidad, no son tales, sino consecuentes ante una ciudadanía que va tomando consciencia de su orfandad política, mientras tantea medios para organizarse, pues esto es el superimperialismo, y acabar con el será el alumbramiento de un nuevo orden social, que no será dirigido en concreto por ninguna superpotencia, y si lo fuera, no sería un nuevo orden social sino el viejo orden social, con un nuevo ropaje.

En un país podrido como es España, donde la élite burguesa se mantiene porque toda la gobernanza está podrida, el reciente caso de las tarjetas negras, en la que una fracción de los que hacen posible tal gobernanza tenía libre disposición de crédito, enjugado y enjuagado como error como errores contables, los implicados, culpables sin paliativos, no son los principales culpables que hicieron uso de esas tarjetas, sino quienes ponen esos intrumentos a disposición de los corrompibles, pero la trampa no es solo buscar culpable en los usuarios de tales medios, ni siquiera en la empresa que puso el instrumento en manos de los corrompibles, sino entender que tal hecho, conocido por las instituciones oficiales es un instrumento institucional para asegurar un funcionamiento fluido del sistema, y contra esa trampa, solo se puede luchar si un partido tiene un balance de lo que ha supuesto la lucha de clases, desde la traición de la socialdemocracia mundial votando los créditos de guerra, hace cien años, y que ahora, un radical de izquierda dice que los partidos socialistas se han vuelto del lado del capital, cuando eso ya era conocido, pero sigue silenciándose, porque existe la falsa idea de ir todos juntos, pero sin programa, y el programa, sin balance es un programa retocable, o dicho en términos populares, recortable.

EL BALANCE

La clave del cambio del modelo de sociedad está en entender que esta crisis no es coyuntural sino estructural, que no saldremos de ella como se ha salido de otras anteriores, es decir, sin tocar la estructura de la propiedad y por tanto el poder, porque como dice Marx (GRUNDRISSE, tomo 2,– Contradicción entre la base de la producción burguesa (medida del valor) y su propio desarrollo. Máquinas, pag. 227,228 editorial siglo xxi), al acortar la magnitud del tiempo de trabajo, y actualmente se acorta drásticamente de año en año se derrumba el fundamento de la producción de mercancías porque el proceso de creación de valor de uso, se independiza de la fuerza de trabajo, y este proceso es el detonante que hace movilizarse a la sociedad, en la búsqueda de respuestas. Esta es la percepción del actual proceso político, que sostengo desde este blog, con fortuna incierta. De ahí, la importancia del enfoque con el que hay que abordar las tareas políticas actuales. Si no se entiende así, se buscaran respuestas coyunturales, sea para los desahucios, el empleo, la democracia, etcétera, y entonces, se irá diluyendo la fuerza porque no se habrán tocado los fundamentos del sistema, ya que los dirigentes, optando por la vía de la menor resistencia, no plantearán, ante la ciudadanía trabajadora la necesidad de tener voz y voto en el proceso económico – qué hay que producir y para qué –, pues este derecho ha sido expropiado por la burguesía, al conjunto de la sociedad, invocando el derecho de propiedad.

En tiempos de la URSS, las tareas de la revolución se aparcaron porque había que defender el socialismo en un solo país (no puede existir el socialismo en un solo país porque el socialismo es el inicio de un nuevo modo de producción, y un modo de producción, con unas fuerzas productivas mundiales solo puede ser un modo de producción global, y es eso, o retroceder a las cavernas), cuya práctica política era la coexistencia pacífica, y eso suponía tiempo para que los burócratas fueran comiéndole el terreno a la sociedad, a la dueña de los instrumentos de producción y de cambio, mientras se transferían las riquezas sociales a las cuentas privadas de los burócratas que terminaron convirtiéndose en los neoburgueses – púdicamente, oligarcas –, y ese balance histórico es el fracaso del socialismo soviético; hoy, ese balance equiparable es el que defiende este blog, es decir, las tareas políticas han de estar recorridas por la necesidad de explicar que el sistema no tiene continuidad porque está agotado, y la solución, desde la óptica del superimperialismo euro-estadounidense es el sometimiento de todo el planeta a los dictados del poder fáctico que emana de las 147 empresas que controlan la economía mundial, y eso es así, al precio de ir a una guerra, hecho este, en el que la ciudadanía trabajadora mundial perdería porque sin una dirección revolucionaria, perderían referencias, carentes de ideología serían carnaza del sistema renacido y de sus ideólogos, sería el predominio del terrorismo de Estado.

Que la situación sea favorable para la ciudadanía mundial solo puede venir de una política tendente a movilizarla como una fuerza independiente de los criterios burgueses, y a eso responde la lucha contra las condonaciones de las deudas nacionales (los dueños de las deudas suelen ser los banqueros nacionales), la lucha, organizada, contra los paraísos fiscales, santuarios del terrorismo económico contra los pueblos, la lucha por el gravamen prgresivo y la publicación de las finanzas y las fortunas, la lucha por una medida de valor – moneda – mundial, la lucha contra las expropiaciones, impulsando lo público, evitando las privatizaciones, sanidad, enseñanza, cultura, todo lo que hace a una persona, consciente y capaz, posibilitando tomar opciones conscientes. Todo eso puede ser acelerado si la izquierda radical europea se organiza en torno a un mínimo programa común, entendiendo esto como parte consciente del conjunto social que estará poniendo las bases de una nueva sociedad.

El agotamiento del sistema no es una invención personal. El agotamiento se mide por el endeudamiento creciente de las naciones, por las expropiaciones que las transnacionales hacen de los recursos de los pueblos, pero sobre todo porque el sistema financero y monetario están bordeando la bancarrota, y eso impulsa políticas de hostilidad hacia los Estados, que el superimperialismo considera enemigos potenciales, como es el sacar del sistemas de compensacion de pagos internacional – SWIFT – a Rusia, pero sobre todo, el que el dólar ha dejado de ser una moneda confiable, y que todo el oro monetizable se agota rápidamente (Estados Unidos no puede devolver a Alemania el oro depositado en sus bancos, porque Estados Unidos ha dispuesto de esos depósitos), y estos hechos encierran el peligro potencial de resolver el impass mediante la guerra, que ya está a las puertas de Europa, por la actitud de Turquía, respecto a la guerra de baja intensidad, que ya vive Oriente Medio.

UNA INTERNACIONAL

Esta ha sido la manera de organizarse la clase obrera, el socialismo desde los tiempos de Marx y Bakunin, y esta debe ser la manera de organizar al pueblo trabajador, hoy. Un partido mundial, internacional se hace a impulsos de acontecimientos cuya trascendencia tienen un marcado carácter que va más allá de las propias fronteras, y las fuerzas productivas actuales no se pueden circunscribir a los límites estrecho, ni siquiera de las naciones Estados más grandes, si Podemos entiende que no es ese su rol, es incomprensible la actitud del núcleo Iglesias–Monedero, de querer ir como partido, y es más acertado la posición Rodríguez–Echenique, de abrirse a asambleas populares. Durante la transición que siguió a la muerte de Franco, las asamblea en las fábricas y empresas, muchas veces se continuaban en la calle y esa movilización ciudadana era un obstáculo que los dirigentes políticos que negociaron con los franquistas se dieron maña para ir reduciéndolas, hasta hacerlas desaparece. Aún con toda la tecnología disponible, las asambleas en fábricas, calles y plazas es el instrumento más directo para contactar con la ciudadanía, sin que eso suponga desestimar las ventajas que las redes sociales, que pueden ser potenciadas y hacerlas un instrumento para impulsar la lucha.

El complejo mundo en que vivimos necesita debatir sobre todos los puntos que afectan, en conjunto a la sociedad, desde la producción y las finanzas hasta el calentamiento global, pasando por las nuevas formas de familia, el derecho a vivir y el derecho a morir y un partido internacional puede ayudar a dirigir tal debate, aunque, según Marx, no es la consciencia de los hombres la que determina la realidad; por el contrario, la realidad social es la que determina su consciencia, así pues, es cuestión de estar muy atentos a como se desarrollan los acontecimientos para encontrar el camino que no lleve a la victoria, o de lo contrario, será la tumba de nuestros desvelos. En cualquier caso, la única garantía es unir nuestra propia lucha con la de nuestros afines.

jmrmesas

seis de octubre de dos mil catorce
















No hay comentarios:

Publicar un comentario