jueves, 9 de octubre de 2014

ALARMA


 ALARMA

Al arma. Era el grito del vigía, cuando detectaba peligro y prevenía a los descuidados a estar atentos ante el peligro. Su generalización, alarma, se ha convertido en el aviso de peligro inminente, y el ébola en Europa es una señal de alarma, no por el hecho de haberse producido un caso de contagio sino porque el contagio ha sido introducido como un factor de miedo, con el fin de atemorizar a la ciudadanía.

En apuntes anteriores he reseñado los avisos sobre la posibilidad de epidemias esparcidas como medio de debilitar a las poblaciones como medio de controlar los estallidos de protestas contra las políticas que los gobiernos están aplicando, en un intento de evitar la auto organización de los ciudadanos que perciben, con una cotidianidad desmoralizadora, el insoportable empeoramiento de las condiciones de vida, pese a los cantos triunfalistas sobre una recuperación, que la gente corriente no percibe.

Hay una intención de dañar a las ciudadanías más cultas y preparadas, y potencialmente más peligrosas, como medio de asegurarse el control del mundo, por ese uno por ciento mundial que sabe que la situación actual no puede permanecer sin cambios, mucho más tiempo, del que ya dura, contemplando la posibilidad de diezmar a la sociedad por medios de estrategias, aparentemente, blandas, estrategias que comporten menos peligro y destrucción que una guerra, que siempre disparará los odios y los resentimientos. Esto, puede pensar el lector, es una invención sin ninguna base, pues si tuviera un fundamento comprobable, se sabría, por medios más creíbles que los puedan merecer estos apuntes.

Sin embargo, estos apuntes tratan de prevenir a la ciudadanía, poniendo el dedo en la llaga y en el afán de dotar los apuntes, de un máximo rigor y coherencia, tratar de relacionar noticias que tienen importancia estratégica, en campos, como, por ejemplo, la investigación sobre biología y medicina, que pueden pasar desapercibidos, pero que para quienes tengan atenta la sensibilidad, resulta inevitable relacionar tales noticias con fines inconfesables, aunque siempre son otros, los fines que se dicen. Por ejemplo, resulta llamativo que este doctor haya investigado una cepa del agente N1H1 2009, para recrear la cepa de la gripe de 1918, modificandola para escapar a cualquier posibilidad de cura, lo que querría decir que la investigación por la investigación ha de estar financiada con algún criterio de utilidad práctica, toda vez, que cualquier investigación demanda cantidades de dinero para llevarla a cabo, y si, como digo, la utilidad práctica es nula, la finalidad no puede ser otra que convertirla en un arma de destrucción masiva, como cualquier otra arma de última generación.

Abundando en el tema, tanto el presidente Obama de EEUU, como el primer ministro, Cameron, por el Reino Unido, en diversas ocasiones han aludido a extremar las precauciones sobre los contagios, en un esfuerzo para prevenir pandemias, algo, en principio, loable y lógico, más cuando el ébola estaba contenido solo en el continente africano, en zonas muy determinadas, hubiera sido posible erradicar el virus en el lugar de origen, si el combate contra dicho mal no hubiese quedado en manos de organizaciones bienintencionadas, pero carente de medios, como las ongs; hablar de peligro, de contaminación, resulta un tanto chocante, si las expresiones de alerta no conllevan medidas prácticas concretas para estar prevenido. Resulta inevitable que las cosas se desarrollen, de un cierto modo natural, en que el daño se va expandiendo sin ruido, subrepticiamente, hasta que, de repente, se nos cuela en la propia casa y entonces se exclama — ¿cómo ha sucedido? —, pues sucedió porque hubo una cadena de errores que fue cultivada como algo que no podía preverse, aunque, lógicamente, era previsible; en realidad es sibilino y retorcido, pero aquí, no se trata de intereses estratégicos entre potencias, sino intereses estratégicos entre clase enfrentadas, en la que una de ellas, tiene toda la información, todo el poder, y la otra no tiene más que una información filtrada, y no es consciente de sus intereses de clase.

Los recortes entrarían en la lógica de eliminar aquellos elementos de lujo, por tanto, superfluos, y alguien debió considerar como un lujo superfluo una unidad de infecciosos para control de enfermedades tropicales, como la que había en el hospital Carlos III, de la Comunidad de Madrid, de cuyo consejero de sanidad, partió la decisión de su desmantelamiento. Lo demás es sobradamente conocido, incluida una ministra incapaz, de la que la prensa corriente da puntual información, sin embargo, el asunto no esta en enrollarse con lo mal que lo hacen, sino que esta contaminación, como otro caso ocurrido en Estados Unidos, Tejas, donde un ciudadano anduvo infestado, estriba en que tales manejos forman el entramado blando de la lucha de clases, sin que los partidos y sindicatos obreros, relacionen una y otra cosa, porque no es correcto en el entendimiento político; el uno por ciento que posee la práctica totalidad del mundo, porque este es su escenario, y eso lo convierte en su propiedad, de hecho, de tal modo, que esa poderosísima élite, sabe que la muy compleja sociedad actual no puede funcionar a la buena de Dios, y prepara el terreno para controlar la situación, a la que una sociedad como la actual, está abocada, cuando el colapso previsible, se produzca, como anuncia un informe de la NASA, comentado por estos medios, cuyos enlaces dejo, para que el lector saque las conclusiones que mejor le cuadren, y que, en mi modesto parecer, ocurrirá porque las cadenas de errores forman parte de ese comportamiento extendido que consiste en pensar — esto no puede ocurrir aquí —, hasta que ocurre, y entonces te das cuenta que no puede ocurrir tal cadena de despropósitos, más que sí se hace dejación de las tareas de previsión, que son competencia de la gobernanza, que previó un comportamiento natural, y por tanto, letal.

Este es el significado del agotamiento del modo de producción de mercancías. Un modo de producción basado en la obtención del beneficio privado, a cualquier precio, y que en el transcurso del proceso histórico, la clase dirigente se ha especializado en la dos únicas mercancías que solo la élite maneja, dinero y armas. Todo lo demás es accesorio, y si no se entiende con esta perspectiva, no hay posibilidad de solución, porque la sociedad siempre estará frenada por los jerifaltes que minimizan los daños que sufre el pueblo llano, la ciudadanía, que es fuente de legitimidad, pero no hace valer sus derechos.

La ciudadanía debe exigir responsabilidades, con los partidos de izquierdas a la cabeza, empezando por la dimisión de la cúpula del ministerio de sanidad, y la consejería de sanidad de la Comundad de Madrid, cuya austeridad administrativa llevó al desmantelamiento de la única unidad especializada en la capital del Estado. El tema tiene la suficiente enjundia como para plantearle al gobierno, la necesidad de su dimisión y la convocatoria de elecciones anticipadas, pero esto, seguro que es pedir demasiado.

jmrmesas

diez de octubre de dos mil catorce
















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