viernes, 11 de julio de 2014

SOBERANÍA DEL PUEBLO Y FONDOS BUITRES

SOBERANÍA DEL PUEBLO Y FONDOS BUITRES
LA SUPREMACÍA DEL CAPITAL FINANCIERO SOBRE LA NACIÓN
ES LA SEÑAL INEQUÍVOCA DEL FINAL DEL MODO DE PRODUCCIÓN MERCANTIL
COMO INSTRUMENTO DE AVANCE SOCIAL


El papa Francisco reflexiona y dice que los comunistas han robados los pobres a la Iglesia, y no es que pretenda entrar en competencia teológica con tan cualificado personaje, pero la Iglesia no tiene más que aplicar lo que dijo Jesús: — Reparte tus bienes y posesiones y sígueme, y tendrás tesoros en el cielo — ,algo muy sencillo, pero muy duro de aplicar, y la Iglesia tiene siglos de una práctica mundana que la ata a la riqueza terrena, pero este papa, ha tenido el valor de señalar que el sistema mata, y eso es un paso importante, al menos para que la Iglesia no obstaculice el esfuerzo de los que creemos que la pobreza es un instrumento de control del sistema capitalista sobre el género humano.


El sistema terminó su fase de utilidad social tan pronto como el predominio del capital financiero tomó el relevo de la economía desplazando a la producción industrial y hoy ese predominio se ha convertido en un dominio absoluto, como decía hace unas semanas, el comercio mundial experimentó una disminución respecto al crecimiento del PIB mundial, y eso no sucedía desde la SGM, y todo ello es, cuando menos una concatenación de coincidencias, que si no fuesen casuales, serían producto de una conspiración, porque se trata de una conspiración contra los pueblos por un puñado de estrategas a sueldo de los mercados porque el mercado ya no existe, el libre juego de oferta y demanda acabó con el imperialismo pactando los precios y ahora de lo que se trata es de como apoderarse de los recursos del mundo, mientras se dicta a los gobiernos la política, los recortes, que estos se apresuran a imponer a las sociedades post-industriales; ese robo de los recursos del mundo, entre el bloque del superimperalismo euro-estadounidense, buscando los medios para deshacer ese otro bloque, en ciernes, que tiene en Rusia y China, y un poco más descolgados Brasil, India, Sudáfrica, un principio de respuesta a la voracidad del primero, significa que el escenario se ha quedado demasiado pequeño para actores tan colosales, porque cuando las supercomputadoras financieras toman el control de las finanzas -hasta a Wall Street le resulta escandalosa el uso de tales máquinas, probablemente para guardar las formas y no enajenarse a los pequeños inversionistas, que dan un barniz de respetabilidad a la bolsa de valores- quiere decir que lo que se hace es decidir cual es el límite tolerable de las ganancias y las pérdidas.


En este juego, no termina de descartarse un nuevo reparto del mundo, a la manera clásica, con una guerra mundial, más concretamente, una guerra en Europa, pues eso es lo que significa la provocación de EEUU, avalada por una UE completamente entregada, ya que acepta de buen grado que la suerte del modo de producción mercantil está echada, ni siquiera es útil para asegurar el dominio de la élite dominante, pues esta confía en la inercia del discurrir de la historia, como elemento de estabilidad cósmica, en la que solo un cataclismo tendría la fuerza necesaria para variar un curso suficientemente rodado; la provocación ucranista de EEUU busca la intervención rusa como causa para justificar la agresión de la OTAN, aún a riesgo de un conflicto nuclear, sin vuelta atrás, socapa de defender a un aliado, Poroshenko, para forzar un tiempo, que juega en contra de EEUU y la UE, y a favor de Rusia y de la propia Ucrania, pues si el nuevo régimen de los oligarcas golpistas no obtiene resultados que presentar a los ucranianos, elevando su nivel de vida, no parece posible que estos acepten que el coste humano y político de una guerra civil encubierta, silenciada, ignorada por el mundo, que está teniendo lugar en el corazón de Europa, sea en vano, y ahora que los los golpistas, parecen que han ganado los núcleos rebeldes de Slaviansk y Krasmatorsk, ¿Veremos una oleada de asesinatos presentados como terrorismo? Ni siquiera su próximo vecino, Alemania, podrá escapar a una guerra, que para ella no es desconocida, y la propia socialdemocracia alemana, prestándose a desviar la atención de la ciudadanía, salvándole la cara a la canciller Merkel, tiene garantizado salir indemne; incluso la izquierda radical Die linke, padece el mismo problema que el resto de la izquierda radical de europea, creer que presentando alternativas nacionales se consciencia a una ciudadanía, harta de comprobar en carne propia, que la única respuesta, capaz de hacer retroceder a la voracidad del capitalismo es la fuerza, pero la fuerza no acompaña a la izquierda.


Toda la palabrería sobre la importancia de la patria, toda la palabrería sobre la nación, la ciudadanía, se la carga de un plumazo el apremio de un tribunal de EEUU respaldando las exigencias del fondo de inversión de Paul Singer, un especulador, que como todos, se aprovecha de la falta de regulación financiera internacional para exprimir a los países, porque la nación, la patria, no es igual para todos sus hijos, la burguesía, los capitalistas, los ricos y poderosos, utilizan los recursos nacionales, bien a través de los gobiernos, bien porque tienen potestad para hacerlo, y cuando las cosas se tuercen, entonces, todos somos responsables, todos somos contribuyentes, todos estamos jodidos, menos ellos, que salvaron sus negocios y nos dejaron las ruinas, y esto es así, con las variantes que se quiera, según las latitudes, porque la lucha de clases se paro desde el momento en que la socialdemocracia decidió hacer piña con los burgueses propio hace un siglo, desde entonces la lucha de clases se ha limitado al salario y poco más, y claro está, el capital se dedicó a hacerse las leyes, nacionales e internacionales, sin el agobio de tener que responder, a lo que luego, tienen que apretarse el cinturón, trabajar duro, sacrificarse y morir y matar en sus guerras.


El capital financiero internacional, en esta fase del proceso no necesita las legiones de trabajadores de antaño y este tipo de conflictos son los dominantes, junto a los fraudes, manipulación de datos, la corrupción desmedida, que ya no es un síntoma sino su principal característica, porque como digo, el mercado ya no existe, sino más bien una representación, un convencionalismo que se hace pasar por tal, y en esta fase final, la radicalización del superimperialismo se está volviendo muy agresiva porque los instrumentos de control económicos -el sistema monetario, bancos, paraísos fiscales, tasa decreciente de plusvalía, privatización de servicios, etc.,- aparecen, cada vez más, como lo que son en realidad, instrumentos para expropiar a las naciones, a la ciudadanía del mundo, porque sería imposible que 88 propietarios tengan tanto dinero como 3 500 000 000 millones de personas, si los Estados nacionales defendiesen el interés de la mayoría, en vez de defender el interés de una reducida élite de riquísimos propietarios haciendo pasar tal defensa de un expolio como un hecho ineluctable de una ciencia.


Estos son los últimos coletazos de una fiera herida, y cuanto más se tarde en reconocer el problema más costoso será para las naciones, para las sociedades, porque la aparición del fascismo en la escena europea -Ucrania- ante la indiferencia política de los Estados nacionales europeos indica, para el superimperialismo euro-estadounidense la necesidad de ir a un enfrentamiento con los pueblos para amordazarlos y anularlos; el terrorismo que desarrolla el superimperialismo se extiende, primero en los países en guerra, como lo demuestra la reactivación de la guerra en Iraq con el EIIL reconvertido en estado islámico, vivero de fanáticos dispuestos a llevar el terrorismo a Europa y Estados Unidos, como parte de un plan urdido por los estrategas de los thinktank que se mueven entre los servicios secretos de EEUU y el Departamento de Estado, en un primer momento para atemorizar a las ciudadanías objetivos de sociedades en proceso de transformación, y cuando el anuncio de tales vaticinios lo hace alguien relevante como el que fue vicepresidente de Estados Unidos con Bush hijo -Dick Cheney-, debe de tenerse muy en cuenta, segundo, porque es mediante la parálisis política que acontece ante la falta de alternativa al sistema capitalista -como usar las enormes capacidades conseguidas POR LA HUMANIDAD en las últimas centurias- lo que enerva a la sociedad, convirtiéndola en caldo de cultivo de prácticas denigrante, insolidarias, narcisistas, precisamente por el abandono de la utopía socialista; ha sido esta falta de lucha social lo que ha dividido la práctica política oficial de las luchas ciudadanas y de las luchas obreras, ante el sometimiento de los parlamentarios y de los sindicalistas a los cantos de sirena de la burguesía, por eso la despolitización carcome a la sociedad, porque solo en el tiempo de elecciones, los políticos bajan a la calle, y mientras tanto, los ciudadanos, los trabajadores, se las apañan como pueden, luchan para sobrevivir, sin objetivos, y esa es la característica de la guerra civil en Ucrania, por eso, si en el 39, la guerra civil española fue el anticipo de la segunda guerra mundial, la guerra civil en Ucrania, una guerra secreta, sin corresponsales, sin observadores, sin objetivos, puede ser el anticipo de una derrota europea, de todos los que temen una Europa solidaria, una Europa concienciada politicamente, una Europa ciudadana, por eso, mandan los fondos buitres sobre las naciones, porque la burguesía sí tiene objetivos, y el principal objetivo es lograr una derrota bíblica sobre la ciudadanía, luego, ya se repartirán el botín.


LA ESTRUCTURA MENTAL


Supondremos que la estructura mental es el conjunto de imágenes, ideas, conceptos que es común a una determinada época y que cada época de la historia se reconoce; es el cuadro de ideas, valores, imágenes y conceptos compartido por el grupo humano en un determinado tiempo. Según ese estado de conocimientos grosso modo compartido, es posible la comunicación, pudiéndose acudir a él para exponer, explicar una idea, un concepto, un plan. Diríamos, recurriendo al lenguaje coloquial, que es el software con el que cada época dota a sus miembros; eso significa, acotando el grupo humano en función de categorías profesionales, sociales, culturales, religiosas, etc., que la idea, discurso, proyecto que se presenta puede explicarse, por muy novedosa que sea, acudiendo a ese cuadro de elementos y recursos mentales, que es propio y compartido por el grupo. De esta estructura mental se vale la publicidad para mandarnos mensajes, que no siempre son explícito, pero que crean el ambiente necesario para presentar el producto final. ¿Tan difícil puede resultar para la izquierda creer que el modo de producción mercantil sigue teniendo un futuro válido para la humanidad, ante el cúmulo de sufrimientos y penalidades evidentes, que no se atreve a decirlo así de claro, por temor a no ser creída? ¿Tan difícil resulta enumerar por qué
ya no es útil para el conjunto humano un modo de producción que nos enfrenta y nos divide, cuando la propia ciencia busca la síntesis?


El modo de producción mercantil tiene 500 años de existencia; el objetivo del sistema es conseguir el máximo beneficio fabricando objetos, y en estos 500 años de existencia, el perfeccionamiento logrado ha llegado al extremo; a principios del siglo xx el monopolio, el cartel, aseguran una determinada tasa de beneficio, fusionando el capital industrial y el capital bancario, es el imperialismo, el dominio del capital financiero; en la actualidad el capital financiero ha disparado la especulación, que le asegura el control de la producción de dos mercancías exclusivas que solo pueden ser utilizada por la reducida élite como valor de uso, una es el dinero, pero el dinero solo puede ser utilizado como valor de uso por los que poseen la capacidad de producirlo, los bancos, avalados por los Estados nacionales, para el ciudadano corriente, el dinero tiene que ser utilizado como valor de cambio, y en ese cambio solo puede obtener los bienes que permiten una existencia más o menos cómoda, pero para la inmensa mayoría -millones de personas subsisten con menos de un dólar diario-, el dinero solo permite sobrevivir el día a día. La otra mercancía utilizable como valor de uso es la fabricación de armamento, y el complejo militar-industrial asegura el clima necesario para que el objeto de su fabricación no decaiga, y en esa lógica perversa, se asegura el nivel de desconfianza que lleva aparejado la hostilidad, el temor, porque una élite es la que decide como emplear los recursos del planeta, en su exclusivo beneficio.


En este curso del desarrollo histórico, la fuerza de trabajo, que era el factor principal de las fuerzas productivas, es expulsada de la producción, cada vez en mayor proporción, en mayor medida, y eso hace bajar vertiginosamente la tasa de ganancia, pues la enorme capacidad de producción, al automatizarse expulsando fuerza de trabajo, hace descender la tasa, ya que las máquinas no producen plusvalía, sin embargo, las fuerzas productivas sigue creciendo, porque estas fuerzas la asegura la ciencia y la tecnología. Este desarrollo del proceso está lleno de contradicciones terribles que se aceptan como algo consustancial, pero esta lógica no puede crecer sin tener consecuencias; bajar la tasa de beneficio significa que grandes masas de personas privadas de medios de subsistencia, se convierten en un gran peligro para el sistema, y para compensar este déficit de disciplina político-social, el sistema lo compensa con el incremento de la política de privatizaciones, cuyo objetivo último no es compensar económicamente al sistema, al capital financiero -el nivel de ciencia y tecnología aseguraría una cómoda existencia vital, para toda la humanidad, si hubiese un reparto de la riqueza diferente, más justo- sino disciplinar a una ciudadanía, cada vez más insumisa y consciente, aunque sin otras perspectivas que las que el sistema le ofrece, a través de la publicidad, de una publicidad tendenciosa.


El capital financiero, al controlar la economía por la vía de la especulación, ya no necesita la mano de obra, la fuerza de trabajo, porque la fuerzas productivas la controla el dinero que crea la ciencia y la tecnología que quiere, necesita y desea, y no la ciencia y la tecnología que facilitaría la vida, por lo tanto, el exceso de humanidad se convierte en un fardo, un lastre, un peso muerto que suprimir; el cinismo del viejo Le Pen es un indicativo de los planes de la élite, cuando en la pasadas elecciones al parlamento europeo aludió al señor ébola, como solución del la emigración en Francia, por lo tanto, sin descartar una guerra nuclear, el sistema necesita eliminar a masas de seres humanos, pero aparentando accidentes, pandemias, es decir, aterrorizando blandamente, sin excitar el odio que apareja el conflicto bélico, y en ello anda la investigación de este investigador, claro está que las motivaciones no las dice, o de otro modo, la investigación siempre es puro conocimiento, pero los resultados dependen de poderes que siempre escapan al control de la ciudadanía, pues esas decisiones son excepcionales, y por tanto, ajenas al debate, ¿Que esto es una exageración?, que significa sino el hecho que casi media humanidad sobreviva con entre uno o dos dólares, o que 85 propietarios tengan tanta riqueza como 3 500 000 personas. La realidad es que esos 85 propietarios nos poseen, pues a su nivel de riqueza corresponde un análogo nivel de poder, y esto es demostrable con informes hechos por instituciones y equipos de investigación independientes; sin ambigüedad puede decirse que son los amos del mundo.


EL PROGRAMA DE TRANSICION


Los momentos finales del predominio de EEUU -que es como decir el capitalismo mundial- están recorridos por acciones de gran tensión y violencia porque el sistema es consciente de vivir el final de una etapa critica en el que el futuro puede ser definitivo, pero el cambio no se producirá sin un acto de afirmación de la sociedad. Este acto de afirmación tiene que ser un acto sin ambigüedad respecto al fundamento mismo de la nueva sociedad y ese no puede ser otro que la producción misma decidiendo que esta ha de ser para sí, porque el sistema, el capital financiero internacional ha logrado convencer a la sociedad de la supremacía de respetar las finanzas -fondos buitres- sobre la nación, para que el funcionamiento de esta, de la sociedad pueda prosperar, lo cual es falso, pero no se discute, porque la falta de una alternativa socialista, acepta un determinado grado de desigualdad, en el supuesto que esta desigualdad se va corrigiendo con el transcurso del tiempo, cuando, históricamente, los datos demuestran que no es cierto, sino que es este grado de desigualdad se incrementa, de tal manera que se percibe, no solo por los más débiles, sino por esa capa social, eufemísticamente denominada clase media, y cuyo nivel de vida no hace más que descender, por tanto, repudiar la extrema desigualdad social -88 propietarios que se reparten casi medio planeta, es la demostración más evidente- valorando la necesidad de una sociedad menos crispada, más solidaria, no será posible sin diseñar un nuevo proyecto de sociedad, aceptando que tal proyecto tiene un coste económico, que merece la pena sufragar, porque será la garantía de una convivencia armoniosa, pero hasta llegar a ese punto queda un recorrido, que puede ser breve o eternizarse ante el temor a mirar el problema a la cara y reconocer la necesidad de crear esa alternativa.


Un proyecto de programa para facilitar el tránsito hacia esa sociedad requiere luchar por un cuadro de reivindicaciones comunes comenzando por desmontar la falacia de acabar con los impuesto. Una sociedad industrializada y moderna, con un grado de civilización altamente tecnificada requiere un nivel de funcionalidad que solo puede mantenerse con impuestos -ya es así-, pero quienes menos tributan son los que más se benefician, y ellos deben ser gravados en función de sus cuantiosas ganancias: tributar es la garantía de una sociedad solidaria, en la que el ciudadano tiene la máxima consideración porque son el soporte principal -no son súbditos- sino iguales en derechos, iguales ante la ley.


Esta necesidad requiere la exigencia de someter las finanzas al control de la sociedad exigiendo la erradicación de los paraísos fiscales, y allí donde una inversión obtenga beneficios debe tributar con una tarifa internacional igual, en todos los países; la erradicación de los paraísos fiscales debe formar parte de la acción política ciudadana. La publicación de las riquezas y ganancias obtenidas, así como su trazabilidad debe ser una exigencia de garantía de que tales beneficios fueron logrado con honorabilidad.


Garantizar un mínimo vital como vivienda, implementada con un mínimo de habitabilidad, sanidad, enseñanza y cultural, es condición indispensable de progreso y funcionalidad ciudadana. Cualquier intento de privatizar ese mínimo de confort ciudadano debe ser considerado crimen de lesa ciudadanía.


La internacionalización de la producción y el comercio es una realidad insoslayable, y tal realidad requiere de instrumentos capaces de garantizar un trato justo entre las naciones, y esos instrumentos no son otros que un nuevo sistema monetario mundial -la dolarización de la economía está a punto de quebrar, y de esta amenaza de quiebra deriva toda la tensión mundial-. Un nuevo sistema monetario, dejado al albur de la actual política internacional es impensable porque la ciudadanía internacional es arrastrada ante la falta de esa necesaria alternativa -como ejemplo de debate, previsión, control y coordinación, dejo este enlace, que he citado más veces, en el entendimiento de hacer ver el nivel de organización de la clase capitalista y la misérrima organización ciudadana-, puesto que solo una fuerza independiente de los intereses burgueses puede hacer valer opciones de clase diferentes de los intereses burgueses; cualquier otra opción diferente arrastrará a la ciudadanía en pos de criterios, pretendidamente nacionales, y ha de quedar claro, que esas opciones, siempre benefician a una parte de la nación.


Europa es en el tablero en el que los estrategas al servicio de los mercados, dibujan sus planes; es el principal objetivo a batir, porque es donde está la materia humana capaz de volcar la inercia histórica, la que cuenta con la fuerza más preparada, pero la extrema división nacional y el abandono de la lucha del internacionalismo proletario por la socialdemocracia, hace cien años, poniéndose al lado de sus burguesías, impide, a la ciudadanía, comprobar cuan cerca están británicos y alemanes, franceses y rusos, españoles y suecos, etc., como lo están sus respectivas burguesías entre sí con la burguesía más fuerte, la corporate class estadounidense, y romper esta alianza burguesa pasa por impedir que esa alianza del complejo militar-industrial euro-estadounidense pueda jugar con los nacionalismos europeos quebrando la percepción popular de ser un mismo pueblo. Una fuerza de izquierda que se atreviera a liderar un cambio histórico, como el que se esboza aquí, con incierta fortuna, habría de levantar la bandera de la lucha por los Estados Unidos de Europa, exigiendo un solo gobierno, responsable ante un parlamento común, conscientes de que esta opción eriza los pelos de toda la burguesía mundial. Es innecesario decir, que tal unión no equivale a borrar la identidad nacional, sino más bien, facilitar un enriquecimiento cultural y humano.


La alternativa necesaria es la gran tarea a realizar por la izquierda mundial, y en este sentido, la izquierda europea le tocaría corregir el rumbo que los parlamentarios socialistas erraron hace cien años votando los créditos de guerra. Este apunte comenzó por reconocer al Papa Francisco su deseo e interés por recuperar la bandera de los pobres. El camino podría ser recorrido junto, no solo por cristianos y marxistas; es un camino abierto a todos los que quieran luchar por una humanidad mejor, comenzando por exigir un reparto de la riqueza diferente y más justo, porque la riqueza la crea y tiene sentido la sociedad.


jmrmesas


once de julio de dos mil catoce





















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