miércoles, 9 de febrero de 2011

REVOLUCION Y CONSCIENCIA




¿Por qué algo tan determinante como una revolución ha de ser ciega?
¿Por qué cuando la ciudadanía enfebrecida y/o enfurecida, se pone en marcha, debe girar en circulo sin saber donde ir?
Claro está que, una vez que se hace camino, se empiezan a sacar conclusiones, y la primera conclusión que sacan los trabajadores egipcios es que quieren la misma subida de salarios, que la adjudicada a los funcionarios -15%-, pero precisamente concentrar la lucha por echar a Mubarak sin disponer de una plataforma reivindicativa, que a estas alturas, la oposición aún no ha sido capaz de acordar, demuestra la debilidad de una revolución sin dirección, y aunque, no obstante el proceso revolucionario, rápidamente aguza la comprensión de la situación, concentrando la tensión en las evidencias, no bastará con rodear al parlamento para pedir la disolución de un legislativo amañado, sino que el mismo proceso revolucionario necesita sumar a los indecisos, y eso solo se logrará si empiezan por articular su indignación y enfado, en medidas para normalizar la vida ciudadana sin perder la tensión revolucionaria, por eso me parece falaz, glorificar la espontaneidad del estallido revolucionario, mientras en medio de la niebla política se empiezan a encender luces engañosas para llevar a la ciudadanía a estrellarse.

Es cierto, que todas o casi todas las sociedades modernas tienen su origen e una revolución triunfante, pero las sociedades democráticas, actualmente gobernadas con los criterios con los que arranco la revolución francesa, saben que ese modelo es obsoleto, que los tiempos actuales demandan tocar los sacrosantos principios de la propiedad, por eso la burguesía teme a la revolución, porque sabe que las necesidades de una sociedad compleja como la actual debe tocar esas teclas, y esos “sonidos” no pueden ser improvisados, han de ser tocados sabiendo que es lo que se hace, por eso los defensores de la espontaneidad de la revolución suelen ser los mismos que defienden el libre mercado, la desregulación de las finanzas, porque su futuro se vuelve incomodo si la ciudadanía husmea en los negocios, y mucho más si en vez de la ciudadanía dubitativa es la ciudadanía revolucionaria, por eso hay que promover, según ellos, la revolución sin partido.

No es menos cierto, que un partido no se puede convertir en un totem, ni sus dirigentes en semidioses, pero mientras el partido sea el conductor, el guía, y la sociedad la dueña del invento, siempre le podrá decir al guía, “gira a la izquierda pepeluis, que me gusta  más esa avenida”.

De cualquier modo, ¿No resulta chocante, que con la revolución a las puertas de Europa, la Unión Europea, para bueno o para malo, sus dirigentes sean tan irresolutos? ¿No resulta indignante comprobar la pequeñez de unos dirigentes que tienen  tan poco criterio? ¿Y la izquierda? ¿Los firmantes del pacto de las pensiones, cabe esperar alguna reacción positiva, en defensa de algo que les queda tan lejos?

Y, para finalizar, recojo este llamamiento de los intelectuales árabes, porque, ¿Qué menos? La convocatoria de una gran manifestación unitaria europea, en solidaridad con el despertar revolucionario, escapa a mi reducida capacidad, pero, al menos, sí puedo hacer de repetidor, para que llegue lo más lejos posible: este es su llamamiento,
Texto completo del manifiesto:
"Expresamos, en primer lugar, nuestra inmensa gratitud hacia el pueblo tunecino que ha sido, sin lugar a dudas, el precursor de una nueva era de las luces en nuestros países, la del renacimiento ciudadano. Expresamos también con rotundidad nuestro apoyo al pueblo egipcio en su lucha decisiva contra la tiranía y por la instauración de la democracia. Nos inclinamos ante aquellas y aquellos que han dado su vida para que se realice el sueño confiscado en nuestros países desde hace decenios, el de unas sociedades más justas y más humanas, regidas por las reglas del Estado de Derecho, universalmente establecidas: soberanía popular en la elección de nuestros representantes y gobernantes, separación de poderes, igualdad ante la ley, redistribución equitativa de las riquezas, erradicación de la corrupción y garantía de las libertades individuales y colectivas, incluidas las libertades de opinión y creencia.
Lo decimos alto y fuerte, ningún país árabe puede ya sustraerse a este movimiento incontenible que se ha adjudicado claramente la tarea de poner fin al reinado de la arbitrariedad. El amanecer que se ha iniciado en el mundo árabe tiene ahora el color de la dignidad recuperada y de la libertad. Por todas partes, los pueblos han tomado nota de ello. Llamamos, pues, a los intelectuales donde quiera que se encuentren a que expresen su solidaridad con las aspiraciones de los pueblos árabes, en particular del pueblo egipcio, en esta fase crítica. Llamamos, finalmente, a todas las instancias de la Comunidad Internacional a que se pongan del lado de los luchadores por la libertad, denunciando la represión salvaje de la que están siendo víctimas y reconociendo sin ambages la legitimidad de las aspiraciones de nuestros pueblos a liberarse del yugo de la opresión y construir la democracia".
Primeros firmantes:
Adonis, escritor (Líbano)
Abdellatif Laâbi, escritor (Marruecos)
Khalida Saïd, crítica literaria (Líbano)
Issa Makhlouf, escritor (Líbano)
Amin Maalouf, escritor (Líbano)
Kamal Boullata, pintor (Palestina)
Tahar Ben Jelloun, escritor (Marruecos)
Salah Stétié, escritor (Líbano)
Mohammed Berrada, escritor (Marruecos)
Mohammed Bennis, poeta (Marruecos)
Qassim Haddad, escritor (Bahrein)
Abdessalam Cheddadi, historiador (Marruecos)
Jabbar Yassin, escritor (Irak)
Anouar Benmalek, escritor (Argelia)
Aicha Arnaout, poeta (Siria)
Zouleikha Abu Richa, escritora (Jordania)
Joumana Haddad, escritora (Líbano)
Khalid Darwish, escritor (Palestina)
Yassin Adnan, escritor (Marruecos)
Mahi Binebine, pintor (Marruecos)
Amin Salih, escritor (Bahrein)
Fouad Laroui, escritor (Marruecos)
Ahmed El Maanouni, cineasta (Marruecos)
Karim Bennani, pintor (Marruecos)
Najwan Darwish, escritor, periodista (Palestina)
Mohammed Tozy, sociólogo (Marruecos)
Nasser Soumi, pintor (Palestina)
Amina Saïd, poeta (Túnez)
Mohammed Hmoudane, escritor (Marruecos)
Abdelkader Lagtaa, cineasta (Marruecos)
Siham Benchekroun, escritora (Marruecos)
Bouthaïna Azami, escritora (Marruecos)
Driss Allouch, escritor, periodista (Marruecos)
Hicham Fahmi, escritor (Marruecos)
Abdelhadi Saïd, escritor (Marruecos)
Dominique Eddé, periodista (Líbano)
Driss Chouika, cineasta (Marruecos)
Farida Benlyazid, cineasta (Marruecos)
Vénus Khoury-Ghata, escritora (Líbano)
Etel Adnan, escritora (Líbano)
Gérard Khoury, historiador (Líbano)
Nabil Abi Chacra, Forum cultural libanés (Líbano)
Jamal Boudouma, escritor (Marruecos)
Simone Fattal, escultor (Líbano)
Nabil El Azan, director de teatro (Líbano)
Abderrahman Djelfaoui, escritor (Argelia)
Habib Tengour, escritor (Argelia)
Abderrahim Yamou, pintor (Marruecos)
Habib Samrakandi, profesor de Universidad (Marruecos)
Driss Ksikes, escritor (Marruecos)
Mohammed Nedali, escritor (Marruecos)
Abdellatif Bazi, periodista (Marruecos)
Nadir Boumaza, profesor de Universidad (Argelia)
Salah Boussrif, poeta (Marruecos)
Habib Selmi, escritor, periodista (Túnez)
Saïd Boukrami, escritor (Marruecos)
Faraj Bayrakdar, escritor (Siria)
Salah Guemriche, escritor (Argelia)
Sabah Kharrat Zouein, escritora (Líbano)
Abdallah Saaf, profesor de Universidad (Marruecos)
Ahmed Bouzfour, escritor (Marruecos)
Noureddine Saadi, escritor (Argelia)
Traducción: Alberto Nadal para VIENTO SUR
(Llamamiento recogido de El País)
                                                 jmrmesas

                                                           

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