domingo, 2 de enero de 2011

DECADENCIA



¿Como se imaginan los economistas, sociólogos, politólogos y otros doctos investigadores  de las ciencias sociales el final del capitalismo?  ¿Acaso piensan que el sistema pueda durar siglos, es decir, cien años más, doscientos; más aun? ¿La humanidad terminará sus días ahogada en la miseria de un mar de dinero?
El siglo xx comenzó con los balbuceos del telégrafo y del teléfono, con algunos cientos de kilómetros de vías férreas tendidas en todo el mundo; preguntándose que era la electricidad; la investigación  científica eran supuestos teóricos difíciles  de comprobar; la producción industrial en cadena comenzaba sus primeros pasos.  En cien años, el avance científico y tecnológico permite llevar prácticamente el ordenador en el bolsillo y comunicarnos con cualquier rincón del mundo; la diversificación de las comunicaciones pone el viaje a las antípodas en cuestión de horas, con lo que quiero expresar que el salto ha sido tan enorme, que difícilmente puedo imaginarme como será el mundo en los próximos noventa años en el terreno científico y tecnológico.   
Socialmente ha habido notables avances, pero los comportamientos siguen siendo muy homologables porque el ser humano sigue siendo muy dependiente de la orientación que viene de la jerarquía, y esta, se cuestiona poco, además de rodearse de filtros que hagan impermeables su proceder político, y por tanto es difícil escudriñar que hay detrás de las decisiones políticas, cuando se toman, pero no es descabellado pensar que tras el interés por privatizar la sanidad está el fabuloso negocio de las aseguradoras y, tal vez ahondando se encuentren relaciones sociales y tal vez, personales entre la patronal y los políticos que toman decisiones en ese terreno.
Con ello quiero decir que tras este tipo de decisiones no hay inocencia, sino calculo, doblez, premeditación, como atestiguan las interesadas filtraciones de wikileaks, pues el poder miente y corrompe, porque mentir y corromper es más barato que imponer por la fuerza y mucho más cómodo que tratar de convencer y educar en la verdad, por eso pregúntome y pregunto al lector, cómo se imaginan, aquellos que investigan el funcionamiento social que será, o cuales serán las señales que percibirán para anunciar que el sistema ya no vale, porque fiándome de las pautas definidas por Marx, este, o fue un charlatán indocto, o fue un investigador serio y concienzudo empeñado en destripar los entresijos del funcionamiento del modo de producción capitalista, y  sin que esto quiera decir que haya que sacralizar sus conclusiones, las que definen el límite de la utilidad social de un modo de producción, las define por la incompatibilidad entre las relaciones sociales de producción y los medios de producción aplicados a dar respuestas a las necesidades sociales, por eso dice que este, el modo de producción de mercancías es el último modo antagónico, no de un antagonismos personal sino de un antagonismo social.
¿Producir electricidad a partir de las condiciones geofísicas, bien sea utilizando los vientos, las mareas, la luz, biomasa, etc., etc.,  sería más caro que comprar 36 aviones de combate por un coste que estaría entre los 7 000 000 000 y los 10 000 000 000 de $?  Esta decisión la tomará una economía emergente, Brasil, con lo que ciertos sectores sociales brasileños se pondrán las alas, -léase, se forraran- pero, podríamos apostar a que semejante masa de dinero, en cualquier economía,  tendrá repercusiones negativas en los salarios, o acaso, en la sanidad, o tal vez, en la enseñanza, o a los peor, en todas, por eso, dicen los más ricos, cuando se refieren a la crisis, ahora “somos” más pobres, pero lo cierto es que las condiciones de utilidad social del sistema ya no valen, aunque, eso sí, mientras los doctos profesionales de la investigación social no se atrevan a decir sin eufemismos que el modo de producción de mercancías agotó su tiempo de vida histórico, y que hay que buscar nuevos modos de relaciones sociales de producción, en las que, efectivamente, la sociedad tenga completa capacidad de decisión sobre el conjunto de TODOS los elementos sociales, que inciden en su manera de organizar la vida, esta estará gobernada por los  -225banqueros, financieros, especuladores, mercados- que son, efectivamente, quienes nos gobiernan, interponiéndonos a los Obamas, Zapateros, Berlusconis, Lulas,  etc., etc.
Estamos inmersos en la decadencia del sistema global de producción capitalista, por eso, ante la huelga general, prometida por el secretario general de CCOO, me planteo, ¿cual será la consigna movilizadora? ¿La defensa del empleo? ¿La defensa de las pensiones? Sería fabuloso que la consigna fuera,  Erradicar los paraísos fiscales. Ah, ya sé, que los paraísos fiscales tienen una dimensión global, pero aún así, sería una potente patada asestada en cierta parte dolorosamente sensible de la anatomía social del capitalismo, por eso, me temo que esta no será la consigna, pues los dirigentes responsables, “estadistas”, como Zapatero, sin ir más lejos, preferirá quemarse adoptando medidas duras, contra los más débiles, a romper moldes que ya no valen, pero, no dudemos, se trata precisamente de romper lo que no vale, y el capitalismo global, NO VALE, porque, la crisis será superada, solo para caer en otra más profunda, pues las causas que dieron origen a esta no han sido resueltas, es decir, el sistema monetario mundial esta minado por la confrontación dólar-euro, o lo que es lo mismo, por el temor del complejo militar industrial a perder la hegemonía ante una tímida burguesía europea indecisa entre salvar el euro, construyendo un estado, o desaparecer absorbida por una ciudadanía europea potente pero desconocedora de su propio poder.
 Esta indecisión podría eternizar la decadencia, y su costo social sería abrumador, por eso es importante tomar la decisión de romper un sistema que dejó de valer hace tiempo. 
                                                                      jmrmesas


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