miércoles, 29 de diciembre de 2010

PROCEDERES



Afanándome en encontrar una respuesta que supusiese una conmoción tan brutal como ha supuesto el asalto de los mercados a nuestras vidas, desde una perspectiva política, no veo solución, pues la iniciativa despiadada de los mercados ha sido secundada por todos los gobiernos, que puestos del lado de los asaltantes, no solo les han entregado el dinero, que los gobiernos recaudan de nosotros, para entregárselo a los que no pagan impuestos, sino que además de no legislar para evitar los próximos asaltos, ponen atención en aceptar la demanda de los mercados, los cuales exigen más y no menos, pues a la aceptación de considerar la jubilación a los 67 años, la OCDE estima que se considere la posibilidad de llevar más allá ese límite en la jubilación en la medida en que la esperanza de vida se prolongue.

Cuando digo que no veo solución, quiero decir, que parece muy improbable que la respuesta se produzca o pueda venir del lado de los partidos, organizaciones  y sindicatos de izquierda porque están muy imbuidos  por las ideas y conceptos de la ideología dominante, y esto les resta capacidad de articular medidas tan duras y radicales como para que los gobiernos reconsiderasen su actitud de sumisión ante los mercados, pues esta respuesta ha de ser una respuesta de ruptura, de negación de validez al sistema, y esto resulta imposible cuando se considera que lo que habría de hacerse es utilizar el sistema con  otros criterios, más justos y más, digamos, ecológicos; pero resulta que con esta perspectiva, justamente se embota, se mella cualquier idea de soltar amarras con  el sistema, y por ello, la respuesta de partidos organizaciones y sindicatos es la protesta, que toma forma de manifestación, huelga, o cualquier otra, todas, de un modo muy concreto asumidas por el sistema, el cual legisla para integrarlas entre otras medidas tendentes a garantizar los derechos de los ciudadanos y trabajadores, lo que quiere decir, perfectamente asumibles por el sistema, mientras que propuestas rupturistas, ni siquiera se plantean, y mucho menos se discuten, en seno de esas organizaciones, precisamente porque se creen descabelladas y sin sentido práctico.

La muestra que ofrezco para quien quiera comparar es una página de attac, y algunos blogs que tocan el tema de los paraísos fiscales, en contraposición con mi idea sobre el mismo tema.  Para comenzar, mi opinión es que el tema de los paraísos fiscales no se puede tratar como algo que esta a la misma altura que otros temas económicos, sino que lo sitúo como el foco del latrocinio social al que la plutocracia ha sometido al resto, porque se han considerado con el privilegio de no pagar impuestos.  Los paraísos fiscales, a los que llamo santuarios financieros del terrorismo político-especulativo, tomaron estado legal en los años finales de la década de lo cuarenta del siglo pasado; a partir de ahí, grandes empresas, grandes fortunas privada, y a su amparo, el crimen organizado, encontraron un medio legal de ocultar las ganancias a las haciendas nacionales de los diferentes países.  En mi opinión, privilegiar a un grupo social poderoso para que no pague impuestos entra en contradicción flagrante con el Estado de Derecho -todos iguales ante la ley- pues se exime, precisamente a los más pudientes de la contribución al mantenimiento social de la que extraen la riqueza, cargando sobre los más débiles ese mantenimiento, explotándoles doblemente, siendo esta segunda intolerable e inadmisible, pues si bien la primera, esta legalmente aceptada por la compensación del salario, la segunda no tiene la compensación de la contribución fiscal, y la reposición del consumo recae íntegramente en el conjunto social.  Por esta razón resulta indecente cuando en los medios se lee o escucha que los “mercados somos nosotros decidiendo”, o, “nuestra posición de débito a los mercados... ...” como si los mercados fuera algo ajeno a la sociedad; una especie de fuerza de la naturaleza, ajena al quehacer político.  

En realidad, los mercados son el núcleo social poderosísimo de los grandes dueños de fábricas, bancos, tierras que en cada país,  en un proceso histórico ha ido configurando los mecanismos sociales, para que estos jueguen a su favor, utilizando los recursos sociales y naturales en su propio beneficio, siempre revistiéndolos con argumentos tendentes a identificar el bien social con el de esa minoría de privilegiados, que ha sido capaz de conjugar los recursos económicos, políticos y sociales, para que las clases y capas de la sociedad afanadas en el diario quehacer, apartadas por la rutina diaria de los entresijos políticos, haya propiciado la manipulación interesada de la élite, marginando al conjunto social.

En la medida que el desarrollo social se complica, escapando en muchos aspectos de los límites nacionales, o más concretamente, de los límites que configuran los estados, y que además, es imposible controlar a una sociedad cada vez más informada y culta, más comunicada y articulada, con una dinámica, cada vez más interrelacionada, automatizada y menos dependiente de factores improvisables, estas élite-mercados, recurren a maniobras, en cierto modo desesperas, con la intención de reconducir los procesos sociales hacia los trillados caminos de sus intereses particulares, con lo que no hacen sino ahondar las contradicciones sociales, mostrando claramente la ruptura entre sus intereses particulares y los intereses sociales. ¿A quien se le escapa que esta crisis no para de beneficiar a los que la crearon?  ¿A quien se le escapa que la complicidad de los gobiernos con las élites-mercado, bien sea por afinidad o cobardía, no hace sino beneficiarles a costa de los  más débiles?

Sin embargo, los propagandistas de los mercados se enlodan, empeñándose en propalar que esta crisis es el resultado de haber vivido por encima de “nuestras” posibilidades, cuando, ciñéndonos a España,  Es importante que se entienda y se conozca qué ha estado ocurriendo en la Unión Europea durante estos últimos años (y no me refiero sólo a lo que ha pasado desde el inicio de la crisis en 2007). La participación de las rentas del trabajo como porcentaje de la renta nacional en el promedio de los países de la UE-15 ha ido descendiendo desde principios del establecimiento de la Unión hasta hoy, bajando del 69% al 56%. Este descenso ha sido mucho más acentuado en la zona euro, y todavía mayor en España. Ello ha ido acompañado de un aumento del desempleo en el promedio de la UE-15 (interrumpido provisionalmente en España por la burbuja inmobiliaria hasta que estalló) y de un deterioro de las condiciones de trabajo. El porcentaje de trabajadores que declara trabajar en condiciones estresantes en el promedio de la
UE-15 ha pasado del 32% de la población empleada a un 54% en 2008. En España ha sido incluso mayor. Una consecuencia de ello es que las enfermedades laborales por estrés han aumentado.
Por si esto no fuera suficiente, la protección social se ha ido deteriorando.” (Conferencia de Vicenç Navarro en el paraninfo de la universidad de Barcelona el 22 de septiembre de 2010)

Este tipo de estudios, que empieza a ser corriente en medios especializados que  estudian la evolución de las condiciones económicas cotidianas de la vida en diferentes países y que en España ha estudiado la posibilidad de mantener las pensiones, se oculta deliberadamente impidiendo que sea conocido por la ciudadanía, en un intento de crear un ambiente catastrofista que justifique un endurecimiento de las condiciones de vida y un eventual recorte de derechos, siempre recurriendo al terrorismo, porque el sistema capitalista ha rebasado los límites de utilidad social, y ya solo es útil para estas élites-mercados, que han de justificar la pervivencia amparándose en el catastrofismo.

En este clima de entrega política a las élites-mercados, por parte del poder político gubernamental -Obama acepta mantener la ley Bush, sobre el patrimonio- no es posible esperar nada y solo una respuesta global, como la que levantó la oposición a la guerra de Bush contra irak,  podría hacer reconsiderar a la izquierda su pasiva impotencia ante la ofensiva de las élites-mercados para abanderar una respuesta organizada por la erradicación de los paraísos fiscales, santuarios del terrorismo político-financiero, que reclamara para la sociedad el dinero oculto en esas cuevas de ladrones para reinvertirlo en la economía productiva, en la enseñanza y la sanidad, pero la respuesta inicial deberemos de organizarla a partir de internet,  organizándonos a partir de una convocatoria global de protesta contra los mercados y contra los gobiernos cómplices y tolerantes con las élites-mercados.

                                                        jmrmesas

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