sábado, 29 de enero de 2011

LA LLAMA DE LA REVOLUCIÓN








Hay acontecimientos históricos, que por sí solos tienen la virtud de colocar a cada actor interviniente en la escena política, en el sitio, que históricamente ocupa en el contexto del desarrollo de la acción, y es esto mismo, lo que está sucediendo con las movilizaciones populares que están desarrollándose en toda la zona araboislámica, en donde la  lucha de masas  sacudiéndose siglos de tiranía está situando a cada quien en el lugar que quiere ocupar y que, en cierto modo le corresponde; mientras el  primero, con mucha diferencia, es el actor principal, Estados Unidos, que por boca de su presidente se está asegurando no perder influencia y por tanto conservar hegemonía, entre unas masas, por el momento muy ocupadas, como para reparar en profundizaciones.

 Esta actitud USA, de apoyo a las masas está motivada como una garantía de defensa de los propios intereses, y hasta aquí, es normal.

 El otro actor, del que se podía esperar una decidida acción para ocupar el primer plano, asegurándose así, una defensa de sus intereses, que hiciese de su papel, el rol de “surfear”  la ola de la revolución, peligroso, pero necesario, para imponerse en la escena política,  -que duda cabe- debería de haber sido la Unión Europea, cuyo más perspicaz personaje, Sarkozy, -no en vano la burguesía francesa es la más decidida- habló tarde, pero lo hizo, para apoyar las movilizaciones tunecinas, cuando ya habían conseguido el derrocamiento de Ben Alí, sin embargo, aún calla la UE, sin atreverse a decir lo dicho por el gran patrón, Obama: “apoyamos el derecho de las masas”, con lo que la acción en desarrollo le sitúa en el papel de una burguesía, rebasada por la historia, incapaz de gesta de ningún tipo, siquiera para defender el EURO;  esto es lo determinante de la omisión de la Unión Europea, callando en el  proceso de revolución pacífica, que se lleva a cabo, pues su silencio la obliga a echarse en brazos de los mercados, para mal de la sufrida ciudadanía europea, que pagará las consecuencias de la cobardía de sus dirigentes, y sitúa definitivamente a la burguesía europea para hacer mutis en la historia.

Pero, ¿Y la sociedad europea? La historia sigue siendo imprevisible y el ser humano sigue luchando por controlar su destino, y una vez que contemplamos dolorosamente la falta de liderazgo de los líderes “naturales”, estamos obligados por la necesidad a defender nuestros intereses, sino queremos ser arrollados por la historia y ocupar el papel de “reserva espiritual”, muy pobre, por lo que se impone la necesidad de levantar una bandera, una señal capaz de liderar a las sociedades a la luz de los retos que plantea el naciente siglo xxi.

La burguesía europea, tímida y lentamente, muy lentamente, dio unos pasos correctos en la dirección, que la historia requería, pero una vez comprobado su incapacidad para tomar la decisión final, la sociedad europea debe levantar la bandera de la unidad europea con todas sus consecuencias y luchar por la Unión Europea Socialista, este es el reto que puede volcar el siglo xxi en favor de las masas populares en todo el planeta, pues todos los factores materiales están presentes desde hace décadas, ciencias y tecnologías, medios de producción, madurez social y política, estas son las nuevas fuerzas productivas encorsetadas por unas estructuras sociales, que en lo político la llenan gobernantes, corruptos, ladrones, felones, que se miran unos a otros y se disculpan y perdonan, mientras fustigan a sus sociedades, exprimiéndolas;  en lo económico, las estructuras la llenan los financieros, banqueros, especuladores que ocultan el botín en los paraísos fiscales, verdaderos santuarios del terrorismo político-financiero, incapaces de poner todos los medios al servicio de las mismas sociedades humanas a las que esquilman y empobrecen.

Esperar que los expertos sociales nos digan qué soluciones hay que tomar es una espera fútil,  sin ningún contenido, porque han tenido todos estos años pasados acumulando datos que no han sabido, ni querido ni podido conjugar, y que no han querido interpretar, porque el vaso está siempre medio lleno, hasta que el torrente lo desborda de golpe, con lo que quiero decir, que las estructuras sociales, políticas y económicas se enmohecen muy rápido, en unos momentos, como los actuales, en donde el dinamismo social no para de chocar con estructuras pasadas, propias de sociedades pretéritas donde los cambios se producían con lentitud.

El debate, entre los economistas de prestigio, -Galbraith jr, Stiglizt, Krugman, Wray, etc.-    laureados, pero sensibles ante los problemas que ha puesto ante sus narices la actual crisis de la economía está motivado por la descontextualización que estos expertos hacen con la ciencia económica al considerarla ajena a la propia sociedad que la genera, y por lo tanto los parámetros separados del desarrollo social no les permiten ver que el sistema está caducado, que no sirve a la sociedad, aunque sí, a un puñado de elementos riquísimos, los “mercados”, aunque tenga que discrepar de Schwartz, o L. Solana, empeñados en hacernos creer que los mercados son los abueletes que tienen sus ahorrillos en la bolsa, por eso, en este contexto, los expertos no pueden decirnos nada, porque ahora es el momento de la política revolucionaria.

El político revolucionario no es el sujeto con una tea en una mano, y el cuchillo en la otra, esa es la imagen que venden los fabricantes de armas, los dueños del átomo, de los misiles balísticos, de los submarinos “clase Virginia”, esos que pueden destruir el mundo varias veces; el político revolucionario es el explorador, el investigador de las nuevas necesidades de la sociedad que trata de alumbrar nuevos modos de organización, para conjugar los nuevos medios a favor de la humanidad, principalmente de la humanidad doliente, pero no solo, ya que no se trata de excluir, sino de sumar; es posible que parezca increíble,  y que los responsables, parezcan ser los que se reúnen para “perfeccionar” el Pacto de Toledo, o..., cuando lo que está en el alero es el destino de todos y no son capaces de percibirlo, angustiados por complacer las exigencias de los poderes fácticos, cuando el poder de iure, está expresándose, como de costumbre derramando sangre propia: si la izquierda europea quiere hacer de notario, si su papel de agente vivo de la sociedad europea ha de ser de líder, arrebatándole a la decrépita burguesía el liderazgo oficial, entonces estos son los poderes:

UNIÓN EUROPEA  SOCIALISTA, NO DE MERCADO, ESTE ESTA CONDENADO A DESAPARECER; SU TIEMPO SE ACABÓ.
Y estas sus armas:

ERRADICACIÓN DE LOS SANTUARIOS FINANCIEROS, SESENTA AÑOS DE LATROCINIO CONSENTIDO Y TOLERADO POR LOS GOBIERNOS, NOS AUTORIZAN A EXIGIR,

CONDONACIÓN DE LAS DEUDAS, DE TODAS LAS DEUDAS,

REGULACIÓN DE TODO EL SISTEMA FINANCIERO,

ORGANIZACIÓN DE UN NUEVO SISTEMA MONETARIO INTERNACIONAL,

REORGANIZAR LOS FOROS INTERNACIONALES -ONU, FMI, BM-,

DEFINIR UN NUEVO SISTEMA MONETARIO, CON UNA MONEDA  ÚNICA,

ELIMINACIÓN DE LOS ARSENALES NUCLEARES, NO QUEREMOS GUERRAS QUE SIEMPRE PELEAMOS NOSOTROS Y GANAN ELLOS,

REPARTO DEL TRABAJO,

ENSEÑANZA PÚBLICA, PONIENDO ESPECIAL ÉNFASIS, EN LAS ENSEÑANZAS  POTENCIADORAS DE LA COLABORACIÓN Y SOLIDARIDAD,

este   tipo de reivindicaciones permitiría encarar los retos del nuevo siglo de transición hacia nuevos modos de organización y producción, con unos costes sociales soportables, que hiciesen tolerables la remoción de las viejas estructuras, y que las diversas burguesías fuesen perdiendo relevancia de una manera, mínimamente, traumática, y para acabar sería muy importante que la izquierda hiciese público, su apoyo sin reservas al despertar reivindicativo y liberador de los pueblos árabes que quieren liberarse de sus atávicas ataduras.

Esto que parece imposible es lo razonable, lo otro, que parece responsable y comedido es el terror a lo nuevo, el miedo a lo desconocido: “más vale lo malo conocido, que lo bueno por conocer”, tiene acreditado su histórico fracaso: seamos razonables y pidamos lo imposible.
                                                                  jmrmesas




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