miércoles, 18 de mayo de 2011

LA UNION EUROPEA Y LA IZQUIERDA






Los aviones de EADS, los diferentes modelos de airbus tienen un complejo proceso de fabricación pues sus componentes recorren los cielos y carreteras europeos hasta confluir en las diferentes países, en donde finaliza el proceso de montaje y esto significa la necesidad de articular una complicada red de infraestructuras técnicas, políticas y sociales para garantizar el funcionamiento de unas fuerzas productivas en la elaboración de una mercancía -en este caso, el avión- cuya complejidad es un ejemplo concreto de la internacionalización de la fuerzas productivas; como es de suponer, para muestra, un botón, no es la única industria que requiere este complicado proceso de leyes e infraestructuras y es esto, en concreto la necesidad que ha impulsado hasta aquí, el crecimiento de la famosa Unión Europea.

Esta necesidad para configurar un mercado interno ha demandado un esfuerzo para tratar de ir homogeneizando a una variopinta sociedad llena de contradicciones, siempre toleradas, porque esta “construcción europea” se hace desde sus inicios en una enconada lucha de clases que se trata de tapar como si no existiese, no solamente en el interior de la propia Europa occidental, sino incluso dentro del entonces existente bloque soviético, y no solamente entre obreros y patronos, sino entre las diferentes burguesías a uno y otro lado del Atlántico, así que cuando leo las causas de la ruptura de Europa, de J. I. Torreblanca, no puedo más que estar en desacuerdo porque no es una crisis de crecimiento lo que está llevando al colapso a Europa, sino la lucha de clases que no aparece por ninguna parte, de un lado, y de otro, a la crisis de una izquierda que ignora el paso positivo de la Unión Europea, y que, incapaz de encontrar una respuesta a esta realidad, tiende a considerar, aún a estas alturas, la hipótesis de la revolución nacional como una salida, sin comprender que una revolución nacional, en cualquier país de Europa no tendría más salida que su extensión al resto del continente, porque esas fuerzas productivas, que menciono al comienzo demandan para su funcionamiento, una estructura SUPRANACIONAL, y este proceso, que es el que se ha dado en todas las naciones europeas (en función de las fuerzas productivas de aquella época) desde el final de la edad media configurando los estados de Alemania, Italia, España, Francia, etc., es una cierta continuidad actual por mor de ese crecimiento de las fuerzas productivas.

En su articulo, que me parece bueno, en su descripción, nos explica cosas interesantes, que a mí me parecen reveladoras de la política por la que atraviesa la construcción europea, y que es la parálisis que nota entre la jerarquía de eurócratas, “perdidos entre la bruma europea, incapaces de articular un mínimo discurso que les ponga en contacto con los europeístas que todavía creen en este proyecto”; lo que a mi entender no significa otra cosa, cual es, que esa parte, que vagan desorientados, son aquellos elementos procedentes de los gobiernos, ligados a los intereses concretos de la gran empresa, de la gran banca, incapaces de tomar decisiones tendentes a una mayor integración, porque semejante proceso de impulso integrador, mina la capacidad de una burguesía europea que ve peligrar su liderazgo histórico, mientras que, “- Solo el Parlamento Europeo se erige ocasionalmente en conciencia moral, levanta diques contra los excesos populistas y xenófobos e intenta hacer avanzar el proceso de integración.”- ; y esto no creo que sea por azar, sino porque la procedencia de los parlamentarios pese a todas las cautelas, son los que están más en contacto con una ciudadanía, que de una manera concreta considera mejor estar unidos para defender los intereses generales frente a un exterior, que paradójicamente está dentro.

El cómodo esquema izquierda-derecha, edulcora las espinosas relaciones de la lucha de clases, entre ricos propietarios de medios de producción y pobres, las inmensas masas de desheredados que componen la fuerza de trabajo, pero incluso de este modo “amable”, en el articulo echo a faltar la componente de las luchas sociales, sin las cuales no se explica la atonía en la que ha entrado la construcción de la UE; esquema, difícil de demostrar siempre, esta lucha de intereses, que queda enmascarada entre buenos y malos, izquierda-derecha, ha quedado completamente al descubierto hoy, por efecto de la semiglobal quiebra de los poderosos bancos, sin explicar abiertamente que la quiebra se ha producido porque esos “onorevoles cavalieres”, han robado el dinero depositado en sus bancos, trasladándolos a la caja B de los paraísos fiscales, pero precisamente esta quiebra, podría poner en nuestras manos los argumentos para revitalizar la construcción de Europa con una perspectiva abiertamente social.

La globalización, como insisto machaconamente, hace perder relieve a lo nacional, resaltando lo internacional, y en este caso, la izquierda, si quiere dar un paso en la buena dirección, ha de apostar por encontrar una salida para Europa, porque la burguesía, como retrata el articulo es incapaz de dar los pasos necesarios para convertir este conglomerado de naciones en una Europa unida, y esto sería una tarea relativamente fácil, si toda esa enorme capa social de profesionales que desarrollan su trabajo en instituciones y universidades, en la casi totalidad de las naciones europeas, mucho de los cuales, claramente partidarios de las ideas socialistas, marxistas, o simplemente críticos con el capitalismo, se volcaran en la construcción de la Unión Europea, para arrebatarle su dirección a los que son incapaces de llevar adelante un proyecto de circunstancias en el que no creen e incluso temen, y ahora, bajo toda la tensión combinada del ataque al euro, de un lado y del otro, las revoluciones norteafricanas y Siria al este, los “eurócratas” se sienten amenazados y reculan de un proyecto que ha ido más lejos, de lo que en un principio, parecía bajo su control, escapándoseles de las manos.

En todo este proceso, la izquierda debe abandonar la concepción de que la UE le es ajena, y asumir lo positivo, que es la amplia y variada organización, de la que en alguna medida esa compleja y rica sociedad se siente afectada por los acuerdos y decisiones que toman una reducida élite de gobernante, centrados en la defensa de sus respectivas posibilidades de ser reelegidos para un nuevo mandato, prácticamente sin programa, o más exactamente, con un programa nacional que quieren hacer extensibles al resto de los países miembros, y proponer con determinación y convicción la construcción de la Unión Europea Socialista.

El socialismo está lastrado por la experiencia del “socialismo realmente existente”, pero entre esa experiencia y la nueva sociedad que se abre en el comienzo del siglo xxi, se han destapado las contradicciones latentes mantenidas en sordina hasta ayer, y mientras la sociedad civil en todo el mundo,  se ha hecho más culta, preparada y contestataria, todo los controles están más mucho más diversificados y la sociedad más comunicada e interconectada, y el futuro del socialismo será una experiencia más liberadora y enriquecedora, humanamente, más reconfortante, que la opresora experiencia anterior, teniéndose que defender, del exterior, del acoso del cerco capitalista, y desde el interior, de una burocracia indecente; la UE no puede ser ni un recurso de políticos carrerista ni de burgueses avariciosos; se hace con nuestro esfuerzo, nuestros impuestos y nuestras vidas y tenemos derecho a variar sus acuerdos leoninos, tenemos derecho a querer hacer de la UE, la Unión Europea Socialista; habremos de reunir la fuerza necesaria para lograrlo: ¿Podría ser Democracia Real Ya, un comienzo?

18/05/2011                                           jmrmesas



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