viernes, 1 de enero de 2016

RAZONES Y CERTEZAS

LA POSIBILIDAD DE PODER APORTAR

RAZONES Y CERTEZAS



Este continuo choque al que estamos abocados porque vivimos tiempos en los que las viejas estructuras tienen que cambiarse sin ver, desde mi atalaya, posibilidad de mejora, para los míos, el pueblo trabajador, los desfavorecidos, me anima a poner y exponer mis discutibles certidumbres, que poco a poco se han ido abriendo paso en mis entendederas; desde que al inicio de la crisis, esperé encontrarlas en los que suponía más versados y capaces, y persuadido de que el mundo no es malo porque haya malos, sino porque les dejamos hacer de malos y con nuestra omisión permitimos su maldad, contribuyendo, por omisión - con nuestra omisión -, que puedan hacer pasar sus intereses, sus principios como los principios del pueblo trabajador, facilitándoles hacer patria, hacer nación, por esto, creo llegado el momento de no cejar, dejándome ganar por una realidad tan inventada como la mía misma, es decir irreal, porque lo real, el sufrimiento de los más, importa poco a los menos, fabricantes de realidades; creo que se me entenderá el razonamiento ya que no se trata, en términos políticos de una lucha del mal contra el bien, sino de una lucha de intereses de clase, y en esa confrontación de intereses, los más ricos y poderosos camuflan los suyos haciéndolos pasar por los intereses de todos, no siendo esto cierto desde ningún ángulo ni perspectiva, por eso precisamente, cuando se habla de la nación, de la patria conviene puntualizar que la patria del trabajador no es la misma patria que la del banquero aunque hablen la misma lengua, recen al mismo Dios y estén sujeto a las mismas leyes, pues salvo las de Dios, que no podemos preguntarle, la ley no es igual para el obrero que para el banquero, ni en la letra ni en el espíritu.

La importancia de estás elecciones pasadas del 20D, están en la posibilidad de alterar las estructuras nacionales, conscientes que de lograrlo supondrá un importante impulso que trastocará en profundidad las estructuras de la Unión Europea, que es, no lo olvidemos, la apuesta de los burgueses europeos de mantener sus negocios para no ser fagocitados por la burguesía de Estados Unidos, y que de ellos, ni de unos ni de otros es posible esperar nada, el pueblo trabajador. La izquierda en España tiene la oportunidad de lograr la legitimidad necesaria para hacer las transformaciones y eso pasa por que el PSOE entienda que la soberanía popular tiene que ser consultada para que los catalanes decidan si quieren estar dentro del Estado español o fuera, como una necesidad de legitimidad ineludible y no solo como una cuestión de ganar o perder escaños.

Europa es, dadas las tensiones entre el bloque que lidera la burguesía euroestadounidense y el nuevo bloque de los BRICS, el factor que podría aportar estabilidad defendiendo los intereses del pueblo trabajador, pero la izquierda tiene que aceptar que los Estados nacionales son un obstáculo insalvable porque son los garantes de la Unión Europea y desde ellos al euro, son todos instrumentos burgueses destinados a entorpecer la unidad entre los pueblos; los Estados europeos han generado y generan un entramado de burocracia y clientes que objetivamente al suponer su medio de vida son un obstáculo en la medida que la permanencia de la parafernalia estatal dificulta una integración supraestatal, y los burgueses europeos son incapaces de defender una opción diferente de la que defiende el complejo militar industrial euro estadounidense, porque temen a la propia ciudadanía nacional y este sabe que su opción para diseñar las fronteras en Oriente Medio tiene que anular a Europa, sometiendo a la ciudadanía europea que no debe ni puede permitir que una zona tan sensible como la de nuestros vecinos del sureste sea manipulada para beneficiar a las potencias presentes en el conflicto, y no a los pueblos que la habitan desde el origen de los tiempos, pero más allá de los thinktank de estrategas donde se diseña la política del capital financiero, en los cuales es fácil encontrar concenso, los burgueses europeos, que no están en el intringulis de tales cenáculos de estrategas, y que han de velar sus negocios, saben que las nuevas sanciones a Rusia debilita sus expectativas y endurece las tensiones nacionales, por eso en está situación, el PSOE, que ya abrió las puertas de España a la OTAN, debe saber que sus propios votantes y afiliados les abandonaran, si en esta oportunidad, la izquierda perdiera, porque la política internacional de conjunto, está decidida por el complejo militar-industial y este tiene dos plenipotenciarios de Estados Unidos en Europa y Oriente Medio, la cancillera Merkel y el presidente Recep Tayyip Erdogan.

La izquierda es una noción que debe volver a redefinirse porque dada la obcecación de los líderes de los diferentes Estados poniéndose las anteojeras nacionales, cierra cualquier perspectiva de colaboración y Corbyn está en el Reino Unido, Gregor Gysi, en la órbita de Merkel – es mucha la gravedad de la cancillera –, el Front de Gauche esperando que Melenchon sea dibujado en algún periódico que le proyecte, en Italia... ...¿qué hace la izquierda? ¡ah! Ya, están disgustados con la preponderancia de la economía de Alemania ¿Recuerdan los compañeros, los camaradas el internacionalismo obrero? ¿La necesidad del intelectual colectivo, el Partido Internacional para traer la alternativa al caducado y obsolescente modo de producción de mercancías? ¿Que el modo de producción de mercancías no vale más que para concentrar poder y acumulación a menos de 80 personas en el mundo? Incluso parece indecente oír hablar de la cadena de valor de Adam Smith para dulcificar el incremento de valor, como si Marx no hubiese aportado nada, como si los 80 multimillonarios con tanto dinero como tres mil quinientos millones de los más pobres y el 1% con más dinero que el 99% pudiese meterse debajo de la alfombra, como un polvillo molesto.

Toda la lucha contra el franquismo, hasta tener un régimen democrático estuvo sostenido, soportado por el Partido Comunista, ¿donde está el partido? No puede permanecer en silencio detrás de Izquierda Unida. Si lo hace es porque no tiene política, porque tener política significa tener un balance de porque son los ex-burócratas rusos y allegados ex-soviéticos los que tienen el dinero y el poder en la Rusia post-comunista, y no vale con que algún militante lo sepa, tiene que saberlo el partido. Se ha de debatir porque sin esa reflexión común no habrá certezas. Sin embargo en el propio silencio que denota la falta de política, porque se perdieron las antiguas certezas alienta una carga de honestidad que es necesaria activar, poner en valor porque necesitamos construir una nueva dirección que pueda llevar luz a este concreto momento en el que el choque entre las superpotencias supone, nuevamente, desestimar la realidad de los más, el pueblo trabajador de Europa, en favor de los que hacen patria, engordando su peculio.

La vuelta a la arena política del Partido Comunista de ningún modo habría de ser para competir como un partido más sino como animador de un gran debate con proyección internacional, no como el debate de España, sino como el debate de Europa en el mundo, como el debate capaz de evaluar lo que han supuesto los últimos 150 años en la historia del mundo, como se ha pasado del trabajo con tracción animal a las modernas máquinas computerizadas y como eso afecta al trabajo, a la creación de valor y como esa creación de valor se dispersa para concentrarse en los grandes depósitos bancarios; como en las áreas del conocimiento y la investigación se escatiman los logros soltando la mínima información sensible para que las masas, que no quieren ser masas sino seres diferenciados, sigan siéndolo porque de ese modo son más fáciles de seguir dominando a la plebe, como el libre albedrío es garantía de consciencia, y cómo desde el momento en que la clase obrera empieza a organizarse ha estado presente el sentimiento de solidaridad y el sentimiento de generosidad, ese debate llenaría de sentido la vuelta del Partido Comunista a la actividad política, ese debate podría hacer la síntesis de la división de la socialdemocracia que ha estado presente en el movimiento obrero desde 1914. Esta es mi certeza


jmrmesas

uno de enero de dos mil dieciséis.

























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