viernes, 25 de diciembre de 2015

REFLEXIONES SOBRE LA NACIÓN Y LA LENGUA


REFLEXIONES SOBRE LA NACIÓN Y LA LENGUA

Parece conveniente dedicar alguna atención sobre quienes componen la nación y si la lengua es el factor más importante en lo tocante a la nacionalidad porque a mí no me parece que lo sea, de hecho, Suiza, una pequeña nación – en términos de espacio territorial –, pero un gigante en cuanto a potencia industrial y financiera, tiene cuatro lenguas oficiales, alemán, francés,s italiano y romanche; tiene, ademas, un ejercito formado por milicias, en la que la única unidad fija y permanente es un escuadrón de alerta y control que se encarga del espacio aéreo, por lo tanto, no parece que la lengua sea lo más decisivo en el mantenimiento de la unidad nacional; ni siquiera Estados Unidos tiene un idioma oficial, aunque el inglés sea el idioma dominante, por lo tanto, parece conveniente detenerse en los intereses.

No hace falta que lo diga, pero el runrún del asunto de la independencia catalana lo veo como una dispersión de la fuerza del pueblo trabajador más que como una autentica necesidad del pueblo de Cataluña, porque como las elecciones expresaron, ni siquiera en coalición– JxSI–, las sensibilidades independentistas catalanas tienen mayoría, sin embargo, el sentimiento de tener una identidad distinta y querer expresarla colectivamente en unas elecciones de autodeterminación merece tenerse en cuenta. No se trata, como dice el PSOE, de encontrar la fórmula en la que Cataluña se sienta cómoda, se trata de zanjar una cuestión que atañe a la necesidad de aceptar que la soberanía popular debe de ser reconocida como fuente de legitimidad y eso significa preguntarles, a los catalanes, si quieren seguir siendo parte del Estado de España o no. Por supuesto, desde este cuaderno de apuntes, apuesto por la unidad del Estado, para ser más fuerte en la lucha contra el capital monopolista y construir la nación Europa cediendo soberanía nacional para ganar fuerza como pueblo, como nuevo pueblo, en el concierto mundial.

CONSTRUIR UN NUEVO ESTADO PARA UNA NUEVA NACIÓN

EUROPA

Si la izquierda quiere hacer las transformaciones estructurales necesarias para impulsar la sociedad de forma positiva con un coste mínimo de violencia, tiene que tener claro que el marco nacional, que el marco del Estado nacional y el nacionalismo heredado, los nacionalismos heredados (español, alemán, inglés, francés, etc., etc.,) son una trampa que la burguesía cosmopolita (española, alemana, inglesa, francesa, etc.,) puede manipular para engañar a los pueblos, porque ese engaño es la garantía de su supervivencia, primero como burguesía nacional, y segundo como clase que garantiza la supervivencia del caduco modo de producción de mercancías, pero haciéndolo así el empecinamiento de los burgueses europeos de querer mantener los corralitos estatales nacionales fomentan su propia debilidad, porque la burguesía estadounidense sabe que la garantía para construir un quimérico futuro, exige acabar con Europa, en cualquier formato.

Un ejemplo paradigmático que ha pasado como un soplo porque se destapan, pero no se abunda ni se ahonda, porque sus consecuencias se evidencian demostrando que la nación no es sino una cortina que tapa los intereses de la burguesía, ha sido en estos días, después de las elecciones del pasado día 20D todos los esfuerzos y todas las señales que se le están mandando al líder del PSOE para que permita, al menos, por omisión, gobernar al Partido Popular, y esas señales, esos esfuerzos los están haciendo los poderosos, poderes de hecho, que no votaron (como instituciones privadas, aunque lo hicieran como ciudadanos) el 20D, banqueros, empresarios de dentro y fuera o el propio presidente de la Comisión Europea, Juncker. La polarización electoral, a pesar de todas las marrullerías ha arrojado un empate y ha deshacer ese empate se están empleando desde la patronal a Bruselas, indicándonos indirectamente que las posibles transformaciones en España pudiesen arrancar una oleada de análogas esperanzas en Europa.

El tiempo, inexorable, puede parecer igual para todos, pero convendría no perder de vista una cierta noción relativista en cuanto a la capacidad de encogerse o dilatarse dependiendo de la velocidad, y en este caso, la velocidad la marcan los acontecimientos y el poder de desencadenar efectos estructurales que posee la burguesía de Estados Unidos, afortunadamente, contenida por una parte de su propia nomenclatura recelosa de la belicosidad del complejo militar industrial, que denuncia maniobras para activar el espíritu de confrontación con el naciente bloque de los BRICS, porque de ese modo se podría favorecer un determinado relanzamiento industrial y hacer que los negocios funcionen, no es cuestión baladí si tenemos en cuenta que la propia formación de Estados Unidos se hizo exterminando a los aborígenes americanos y que su industrialización definitiva estuvo marcada y está marcada por la industria de guerra, y esto que, a continuación diré, es de mi exclusiva invención, pero no me parece creíble el desaforado intento turco de rehacer el imperio otomano, sin un apoyo ni nadie que sople en algún oído propicio, sueños de grandeza, con el solo propósito de tener ¿una cabeza de turco en la que descargar las culpas?; es posible que sea un desvarío de un viejo receloso, pero sabe más el diablo por viejo que por diablo.

Es esta una situación sumamente delicada porque la superestructura internacional requiere cambios profundos en la medida que hay dos bloques, el complejo militar industrial euro-estadounidense, de un lado, y los BRICS del otro, y la posibilidad más racional, que en mi corto juicio, alcanza a ver radica, precisamente en el objetivo a batir de la burguesía dominante – la de América del Norte –, queriendo anular o destruir Europa, pero la posibilidad de convertir Europa en un factor de estabilidad internacional radicaría en una unión nueva, en construir una nación acabando con los Estados nacionales – focos de inestabilidad (me extenderé someramente trayendo a colación una reflexión de un intelectual marxista de principios del siglo xx o finales del xix: los Estados de Europa son resultado de la incapacidad del imperio romano de hacer tributar a sus ricos propietarios, y en esas continuamos) –, y esta posibilidad es imposible sin plantear abiertamente que ganarían los europeos de las diferentes naciones, cediendo soberanía, evidentemente algo que hace necesario un gran acuerdo porque el factor determinante sería poco creíble solo enunciándolo: no ser convertidos en carne de cañón, otra vez, no ser convertidos en ceniza radiactiva, y esto, que puede parecer un farol, una fantasmada, es lo que se está ventilando, mientras se ve como se nuclearizan las fronteras próximas a Rusia; mientras se pergeña la entrada de la OTAN en Oriente Medio; mientras se infamia la acción bélica de Rusia, fabricando muertos que son los de la coalición internacional, que como en el caso demostrado en Afganistán, no tiene reparo en bombardear un hospital, claramente ubicado; mientras se llama a los europeos a ir a Siria, para no polarizar la permanencia en Siria en un duelo ruso-americano.

La debilidad de la izquierda es su falta de internacionalismo, que no son las grandes ideas sobre la solidaridad, el sacrificio, la abnegación sino las más cercanas y próximas. La burguesía tiene ventaja en este sentido, en este terreno, primero porque como fabricante, la producción no se atesora, hay que venderla, deshacerse de ella, a veces, incluso con pérdidas – si fuera preciso –, y esta visión la enfoca con perspectiva de negociar, acordar incluso con la competencia, de ahí su visión internacional, que evidentemente desarrolla entre bastidores, con disimulo, porque no se debe de enseñar al pueblo trabajador que no todo el esfuerzo está dentro del Estado nacional, en casa como quien dice; la burguesía sabe, desde la SGM, que su opción es internacional, pero esta necesidad la oculta y camufla lo mejor que puede para que su enemigo de clase, el pueblo trabajador no le copie y no extraiga conclusiones.

El Estado nacional semeja un campo disciplinario y la burguesía es fuerte en la medida que puede controlar ese campo generando consenso y para lograrlo necesita el apoyo de los líderes sociales, políticos, sindicales, etc., que, teóricamente, están enfrente. Ese apoyo es vital para que las contradicciones sociales que el sistema genera, se diluyan y no se muestren tal cual porque entonces todo se vendría a tierra; la traición explica una parte, pero todo no se puede explicar cubriendo a los discrepantes de traidores, la parte más importante está en la creencia de pensar que las cosas no pueden ser de otro modo, que el sistema tiene cuerda y que aún no ha sacado toda su faceta positiva, pero su faceta positiva solo significan armas más mortíferas, las fuerzas productivas convertidas en fuerzas de destrucción y muerte, porque los dirigentes políticos no se atreven a reivindicar para la sociedad ese poder que la burguesía se arroga para ella, y esta es su segunda ventaja, la inercia de la historia, la creencia de que las cosas no pueden forzarse, cuando la realidad es un continuo asalto que se evidencia en esa veloz acrecentamiento de la concentración de la riqueza generada.

El Partido Popular ha perdido, la sociedad en España, que es un reflejo de la sociedad del pueblo trabajador de Europa es mayoritariamente partidaria de opciones avanzadas. Una legislatura con un gobierno popular es un lastre, una terrible imposición que la burguesía de Europa quiere cargar sobre los trabajadores españoles, como antes ha hecho con los trabajadores griegos, y en ambos casos porque los dirigentes políticos son incapaces de buscar consenso, pero las transformaciones necesarias necesitan ese consenso y no va ha ser un solo partido, un solo partido puede ganar las elecciones, pero las transformaciones de la superestrutura de Europa para convertir esta en una fuente de estabilidad internacional requiere acuerdo, en principio, de la izquierda, en principio de la izquierda de España que tiene en sus manos la posibilidad de pergeñar una circunscripción única reuniendo la mayoría parlamentaria suficiente para abordar esos cambios, para llamar a los trabajadores de Europa a apoyarlos, en principio, en España, para conseguir ganar en Europa. Ahora es el momento.

Citaré a Stephen Hawking que no solo está en contra de la inteligencia artificial, sino que además es crítico con el sistema capitalista para argumentar por qué ahora es el momento. A lo largo de la historia los historiadores han buscado – buscan – datos para interpretándolos, darnos una visión de nuestro pasado, como especie convertida en diferentes sujetos, dignos de hacer notar que hay en común y en qué nos diferenciamos. En tanto que habiendo diferentes escuelas – modos de interpretar los datos – vuelcan sus conclusiones públicamente, la sociedad puede extraer conclusiones con una determinada certeza de imparcialidad y justicia, pero lo que era una laboriosa tarea de personas dedicadas a conocer la verdad, al menos, una aproximación más ajustada, las nuevas tecnologías nos hacen generar datos en cantidades increíbles que las empresas privadas pueden interpretar dándoles, como poco, un contenido comercial favorable a petición de quien tenga dinero suficiente para extraer la conclusión que quiera: puede que sea legal, pero como parte de las nuevas fuerzas productivas, la izquierda tiene que reclamarlas para que tales fuente de datos estén sujeto a un control social, que la sociedad sepa cómo se usan y con qué objetivos.

Más aun, los datos biológicos que han permitido conocer la estructura molecular del ADN de alguna especie determinada, y aún más, del ser humano, tiene que ser patrimonio de la especie humana en su conjunto y no podemos ni debemos reconocer autoridad legal ni ética, a nadie, para poseer, en propiedad el ADN de ninguna especie, y menos aun, la del ser humano, ni siquiera del científico que haya contribuido a su descubrimiento, y aun menos, a alguien cuyo único mérito es tener dinero. Reivindicar esto, ahora es el momento, o habrá que esperar que la élite todopoderosa cree su hombre nuevo perfecto con el que sustituir nuestra imperfecta humanidad ¿Teme esto Stephen Hawking? ¿Su recelo de la inteligencia artificial, radica ahí? Ahora es el momento pero si la izquierda cree que hay que empezar por el empleo y la educación, que recuerde la necesidad de arrancar tributos proporcionales a los que más tienen, y empecemos a construir la nación Europa.

No partimos de cero, la lucha por la emancipación de la clase trabajadora para acabar con la explotación de los seres humanos ha sido una constante desde que la creación de riqueza empezó a ser notable para nuestros antecesores en la lucha desde el siglo xviii, y nombres como los del francés Fourier, o el británico Robert Owen, o los rusos Ogarev, Herzen, Kropotkin o Bakunin a penas si son conocidos por una minoría de estudiosos, porque la burguesía y sus ayudantes se han encargado de desmemorizar la lucha obrera, pero desde Marx sabemos que la explotación tiene causas estructurales fundadas en la plusvalía y que este modo de producción tiene fecha de caducidad que es la carencia de utilidad social de este modo de producción: el incremento de la industria de armamento y la especulación financiera desatada que concentra propiedad y acumulación es el corolario más evidente de este proceso, ponerle fin ahora, es el momento; de lo contrario, dejar hacer, permitir que el sistema siga su curso, no traerá más que desgracia, por tanto, ahora es el momento.

jmrmesas


veinticinco de diciembre de dos mil quince













No hay comentarios:

Publicar un comentario