domingo, 3 de octubre de 2010

MI 29S

La huelga general del  29S contra la política de Zapatero ha sido un fracaso, para unos, mientras que otra parte cree que ha sido un éxito, pero la polémica no se aclara por lo que unos y otros opinen sino por lo que pueda esperarse de la movilización ciudadana que se produjo y que deberá de continuar si queremos arrebatarles a los mercados su capacidad de determinar nuestro modo de vida, que hoy por hoy es indiscutible, pues son los 225, que no se someten a ningún escrutinio los que imponen lo que quieren que hagamos el resto.  El resto, que nos sometemos a leyes, normas, reglamentos, impuestos, elecciones, guerras y paces, vivimos sugestionados por la idea de que somos libres y dueños de nuestros destinos, cuando de repente nos golpea un Katrina, un Haití, un Lehman Brothers, fuerzas de la naturaleza, todas previsibles a estas alturas del desarrollo técnico-científico, pero deliberadamente ignoradas porque a fin de cuentas, somos prescindibles, y entonces el cataclismo nos hace preguntarnos si de verdad somos libres.

¿Qué esperaban los que dicen que la huelga general ha sido un fracaso?          Tal vez esperaban que nadie respondiera a la tímida llamada realizada por los sindicatos, pero en ese caso nos están hablando de su miedo, pues ellos sabían que el daño causado por los M225 ha sido, es muy profundo, y según los expertos, aún no es descartable un nuevo marasmo, por eso, durante la etapa previa  a la HG del 29S, desde la derecha económica, política y social, no se hacía otra cosa que enfriar el ambiente todo lo posible atacando a los sindicatos, ladrando contra los “liberados”, despotricando contra las huelgas, contra la HG, como si para el currante, la huelga fuera una fiesta, cuando para todos los trabajadores ir a la huelga es una tarea penosa pero necesaria ante la tradicional e inacabable voracidad de la patronal de todo tipo; habríamos de vivir fuera de la realidad para no hacer un mínimo gesto de defensa ante tamaña agresión, que no ha cesado desde hace años.

Es posible que el miedo que la derecha siente ante la movilización que tuvo lugar el 29S estuviera  en relación al llamamiento que efectuó la Confederación Europea de Sindicatos, y que debería haberse coordinado a nivel europeo para que M225                 (-225personasmásricasdelmundo-mercados-banqueros-financieros-especuladores-)  tomaran nota de que no lo tendrían fácil, pero, y aquí entra el otro aspecto del problema, el éxito de la huelga, a la que se apuntan todos los que no quieren mirar la realidad de los mercados,  esos, que como el señor Solana expresidente de Telefónica, cuando en la tertulia de CNN+, trataba de hacer pedagogía hablando de la racionalidad de la economía diciendo que los mercados son los pequeños ahorradores que invierten sus ahorrillos para sacar lo que más puedan, cuando la realidad los fondos de pensiones los manejan empresas como BP, ó, BA, o todavía peor, cuando son programas informáticos los que toman las decisiones, y han de pasar semanas o meses antes de que los reguladores vean en donde radicaba el error.

Estos que se apuntan al éxito de la huelga, son los que la convocan pero no la articulan y dirigen para que el potencial de descontento se focalice sobre las causas que motivan las condiciones de precariedad de la economía de las familias; son los que transigen con que  los ricos, los banqueros, todos los que tienen mil y una triquiñuelas para evadir “hacienda somos todos” se escapen sin pagar, porque a decir de la señora ministra de economía su aportación no resuelve el problema. Es este tipo de persona, como el presidente del gobierno que cuando dijo aquello de “no os defraudare”, o bien no sabía lo que prometía, o bien esperaba no tener que enfrentarse al problema pero que una vez producida la disyuntiva tenía que haber explicado a quienes le dieron su confianza que la situación escapaba a su control porque no era cosa que se pudiera solucionar con un decreto, que la situación demandaba poner fuerzas sobre el terreno para cambiar instituciones, leyes, organismos, intereses, cauces y privilegios de élites sociales que se consideran por encima del común, y que en ese caso él, o se pone al frente de esas fuerzas, para cambiar, pacifica y democráticamente la situación de injusticia, o convoca elecciones para que la ciudadanía exprese su sentir, y en ese caso no habría defraudado a sus seguidores y no tendría que haberse tragado el sapo.   Estos que se apuntan al éxito son también los que en la manifestación de cierre de la jornada de huelga no pronuncian consignas contra la banca especuladora, ni contra el FMI, ni contra unas estructuras económicas de rapiña, simplemente utilizan la calle para lograr que las aguas se amansen, mientras esperan negociar acuerdillos que mitiguen la penuria de la familias.
Son también los partidos de izquierdas que en estos dos años lehmanbrothianos no han producido una sola reflexión, sobre un sistema cuya decadencia no nos acarrea más que precariedad para los trabajadores del mundo rico y miseria y sufrimiento para los parias del mundo pobre.    Acepto que cambiar este tinglado da mucho miedo, pero cuanto antes nos pongamos a la tarea más pronto acabará la desgracia.
                                                 
                                                        jmrmesas

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