viernes, 22 de octubre de 2010

REMODELACION

Motivos para que los trabajadores, a fin de cuentas, ciudadanos todos, se echaran a la calle para protestar y hasta para insurreccionarse, no faltan porque desde las filas de la política institucional, no podemos esperar ninguna medida dispuesta para enfrentarse al problema capital que no es otro que una distribución de la riqueza, abiertamente de robo con violencia, pues no de otra manera se puede considerar toda la política institucional de norte a sur y de este a oeste, que de obligarnos, por las malas, a tener que asumir la crisis de la economía de los riquísimos que viven por encima de nuestras posibilidades, esos 225, que según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- poseen la riqueza de la mitad de la humanidad, esos que la revista FORBES, retrata en sus páginas, esos que empresas como  Merryll-Linch y Capgemini  cuidan de que sus cuentas no terminen de engordar nunca mientras las nuestras adelgazan.

Como es de suponer, que tan pocos tengan tantísimo no es solo porque dios o alá quiera, sino porque estas personas cuentan con gente que les comprenden y traducen, para beneficio de ellos y perjuicio nuestro, las trapisondas económico-financiera-política, que cometen y acometen; veamos un ejemplo, aunque el hecho de que sea español no invalida que sea extensivo en otras latitudes: tomemos un ministro de trabajo, mismamente el relevo del, ¿cesado? ¿dimitido? Corbacho, Gorbachov, … ¿No tendrán un ancestro común?, ... vuelvo al foco: el nuevo ministro de trabajo, estuvo en la manifestación del 29S, y veinte días más tarde es el ministro que tiene que gestionar la cobardía de Zapatero que se tragó el sapo de los mercados, y digo, ¡vaya marrón!, pero, nada de eso, este caballero nos aclaró que él no estaba de acuerdo con la huelga general, y que, ¡órdago!,  las medidas de Zapatero llevan su sello. Sería por eso, que en la manifestación no se oyó ni una consigna contra el gobierno, ni contra los mercados, ni contra los banqueros, ni contra el FMI; eso sí, hubo mucho tamborileo, pero también mucha ausencia de política pedagógica. Será por eso que las huelgas en Francia, como antes en Grecia no mueven a los dirigentes sindicales a un mínimo de solidaridad proletaria, cuando los banqueros de todos los países, se unen contra la horda de los humillados y ofendidos ciudadanos.

La edad, puede dar más juicio y reflexión, aunque no necesariamente, pero de ninguna manera tiene porque dar mayor dosis de estupidez, porque se puede reconocer abiertamente, que los 225 más ricos del mundo, no es que tengan Blackwater  respaldándoles, que da mucho miedo, pero se reconoce, y a otra cosa, mariposa, es que tienen los ejércitos institucionales, la fuerza aérea, la Navy,  todos u todas respaldando un sistema abiertamente canalla, que cuentan con gobiernos incapaces de tomar medidas para que el jodido mundo sea un poco más habitable y compasivo, con lo que quiero decir, que el ministro de trabajo debe saber, como debe de saber Zapatero, que como, mucho será un parche, lo que hagan, porque la realidad es ese setenta por ciento -70%- del dinero emitido que no se puede emplear en la economía productiva, pues ésta solo absorbe el 30%, así que el 70% restante, refugiado en los santuarios fiscales, es el empleado fraudulentamente en la especulación, y es el resultado de la carencia fiscal de los ricos, es el resultado de casi setenta años de paraísos fiscales, en el que la sociedad pagaba mientras los ricos atesoraban.

Sin la sociedad, no hay producción, ni economía, y va siendo hora de que nos esforcemos en pasar a la acción, porque tras el miedo escénico que se abrió tras la famosa quiebra de Wall Street, aquello de reinventar el capitalismo, ha pasado como una ocurrencia pánica de otro personaje político, Sarko, y como no podemos esperar milagros institucionales, será cuestión de mandar señales concretas: neguémosnos a pagar a los fiscos nacionales hasta conseguir la ilegalización de los santuarios financieros, los paraísos fiscales; la imposición  progresiva fiscal a las grandes fortunas; emplear los fabulosos medios de producción  en obras útiles para la humanidad, y mientras vamos preparando la revolución, luchemos por una Unión Europea Socialista, para mandar a todos estos políticos incapaces, sin ningún tipo de complejos a sus casas, porque ya tenemos bastante con odiar a dos personajes siniestros, Margaret Thatcher y Ronald Reagan, y con ellos, a toda la socialdemocracia, que ahora, como entonces, fueron incapaces, o más concretamente, cómplices en el ataque inmisericorde a los trabajadores.

                                                           Jmrmesas
NB: Algún lector me hace notar que Dios, Alá, se escriben con mayúsculas, cosa que agradezco, pero yo empleo estos nombres en minúsculas porque quiero respetar las creencias religiosas de los que me leen y al escribirlos de este modo quiero criticar a los que emplean el nombre de Dios en vano.   

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