domingo, 31 de octubre de 2010

MERCADOS


Merkel y Sarkozy se interesan por reformar los acuerdos de la UE y eso no puede significar nada bueno ni para los ciudadanos alemanes, ni franceses y por supuesto, para los españoles, mucho menos; y sin embargo desde ningún lugar de la UE se alza una voz  que reclame en nombre de los sufridos ciudadanos-trabajadores, un ¡alto ahí!, vale ya de facilitarles la vida a los mercados, pues no deja de darme vueltas el valor de ese 2,33 veces el dinero de la economía real, que está refugiado en los santuarios financieros y que nadie se atreve a demandar qué hacer con él.

Cuando un autor investiga cualquier tipo de negocio ilícito donde se manejan sumas importantes de dinero, el resultado siempre termina en la ubicación de algún paraíso fiscal, sin ninguna posibilidad de continuar dada la opacidad imperante en esos lugares protegido por algún gobierno democrático; ahí se pierde la pista y todos convienen en reconocer que mientras no se acabe con la opacidad de los paraísos fiscales, la lucha contra el delito a gran escala tiene la dificultad añadida de la protección financiera.

Podrá reconocerse que los paraísos fiscales no se crearon para proteger el crimen, pero se crearon para permitir la evasión fiscal de los poderosos y poder y crimen son la cara “a” y la cara “b” del mismo disco, en cualquier caso, ahora el problema es ese 70% de dinero incontrolado que vaticina más calamidad para el común de los sufridos pueblos de este valle de lágrimas, que los mercados han decidido para nosotros, pues cualquier medida para poner orden en este desconcierto, según dicen los expertos pasaría por controlar y regular a los bancos, y a eso, no hay gobierno que se atreva por las buenas, y por las malas haría falta una izquierda con la suficiente claridad intelectual como para llamar a la construcción de una Unión Europea Socialista, y así levantar en el  mundo la respuesta global a los mercados, porque el nudo de la cuestión radica en la incapacidad de la burguesía para levantar una economía productiva que fabrique bienes para la sociedad, pues la economía actual se desarrolla en torno a la tecnología de consumo, desde consolas de videojuegos a ordenadores, pasando por toda la gama de cachivaches electrónicos, telefonía móvil incluida, y eso es insuficiente para tirar del empleo en los países industrializados, que por otra parte su fabricación –de tales cachivaches-  se hace en los países de economías emergentes más, mucho más barato, por lo que, para someter a la díscola población europea, los mercados-225 necesitan empobrecernos material y culturalmente, antes de que estemos en condiciones de aceptar.     

Toda la potencia de las modernas fuerzas productivas, en esencia la posibilidad de fusionar producción y ciencia al servicio de la humanidad, se encuentra constreñida por el “pecado” original de la burguesía, el lucro, no un beneficio justo o aceptable, pues el lucro es el beneficio inmoderado, y este se obtiene de singular manera mediante la especulación, para la cual no se necesitan complejas instalaciones industriales, con las que ya existentes  el especulador puede desplegar toda su ambición pues para especular no se necesitan más que tres ingredientes, dinero abundante -70% de dinero incontrolado da para mucha especulación, la primera; segunda y muy importante, información privilegiada, y tercera y decisiva, completa ausencia de escrúpulos, G. Soros, sería el paradigma.  

La “lúgubre ciencia económica, a decir de P. Krugman” no vale de nada en la actualidad, pues sus avances en los últimos años son espectacularmente inútiles en el mejor de los casos y absolutamente dañinos en el peor, -lo dice él- con lo que, de hecho viene a certificar la caducidad del modo de producción capitalista, pues los modelos matemáticos aplicados al delicado y complejo cuerpo social, no hace más que añadir sufrimiento inútil, ante la timoratez y cobardía de una izquierda acostumbrada a lamer la mano de una derecha que la utiliza para legitimar los planes de ajuste de los mercados. Es preciso y necesario, diría,  urgente, que si se quiere aportar un beneficio a la humanidad, se levante la bandera por la lucha de una Europa unida, para los ciudadanos, para los pueblos, para los trabajadores; la burguesía, escarmentada tras las guerras inició un proceso, el mercado común,  que la ha sobrepasado, y que manifiesta su impotencia en la actual crisis.  Ahora es el momento de la izquierda, de todos aquellos que honestamente quieran la construcción de un mundo nuevo y mejor, por eso luchar contra los santuarios del dinero en Europa es abrir la puerta a un cambio en todo el mundo, porque 2,33 veces el valor de la producción real para la especulación es un crimen de lesa humanidad.
                                             
                                                      jmrmesas

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