sábado, 21 de octubre de 2017

155 REGRESO AL PASADO







155 REGRESO AL PASADO



Cuando expertos de todo tipo valoran el articulo constitucional 155 como un mero problema de convocatoria electoral, creo que desestiman el momento histórico en que va a tener lugar el proceso de cambio político más importante que se dará en Europa en el sensible sur del continente.

Envueltos en una falsa apariencia de vuelta a la normalidad constitucional, el Partido Popular pretende una regresión al franquismo por la puerta de atrás, como si la normalidad constitucional no hubiese sido rota y escarnecida durante décadas por el latrocinio del dinero publico organizado desde el Estado y su cúspide, por el partido que se arropa con los compinches de Ciudadanos y la terrible falta de discurso político del Partido Socialista Obrero Español. Como muestra, mientras que Iceta trata con Puigdemont, Pedro Sanchez se desdice de toda la batalla dada por reconducir el socialismo ibérico, volviendo a la casilla de salida. Probablemente, el No es No que le llevó a abandonar su escaño parlamentario se lo dictó su orgullo herido, que no su compromiso con los valores que la sociedad española esperaba de los políticos de izquierdas, en las últimas elecciones legislativas, ¿acaso el problema catalán no ha venido siendo orillado porque a la izquierda enfrentar la lucha por los intereses del pueblo trabajador le venía grande?

Sí, le ha venido grande porque todos los enfrentamientos con los herederos del franquismo se estrellaron en todos los intentos iniciales (años 83,84) de los colectivos sociales, en los años posteriores a la constitución, hoy rebasada por los acontecimientos, cuando se empezaron a reivindicar a las victimas del franquismo que yacían en las cunetas, y que cuarenta años después esa constitución del 78, aun siguen en ellas en muchos casos.

Le ha venido grande, porque todos los derechos sociales, todas las libertades democráticas han sido limitadas por reglamentos hinbidores que hacían de ellas objetos de difícil uso. Le ha venido grande porque cuando los sucesivos gobiernos socialistas y posteriores de los populares, malvendieron los patrimonios industriales de las empresas pública estaban socavando los cimientos del pueblo trabajador para beneficiar a los amigos y compañeros de pupitre. Porque se compraron a los sindicatos para mantener a los obreros controlados. Porque no se reconoció la heroica lucha militante de la clase trabajadora de sus mujeres y hombres que lo mismo eran despedidos y encarcelados, y a veces asesinados, porque la reconciliación solo iba en un solo sentido. Porque nunca se restituyeron los patrimonios sindicales expropiados a los partidos y sindicatos por el golpe fascista del 39. Todo ello fue minando, desanimando la lucha social, las asociaciones vecinales, de barrios y fábricas porque nuestra entrada en Europa terminaría solucionando esos problemas.

El resultado, como se está viendo, no ha sido ese porque mientras tanto la burguesía, a escala internacional, ha ido estrechando su campo de operaciones, y el planeta se le ha quedado pequeño, es decir, la internacionalización de las fuerzas productivas ha ido estrechando los mercados – como el presidente de la Comisión Europea expresa con su propuesta de centralizar funciones –, pero el peligro de dar a esa propuesta un estatus político, que uniría a una ciudadanía europea, ahora estabulada en los actuales Estados nacionales, se opta por la, aparente independencia, que a escala económica es falsa, porque son los mercados – grandes grupos bancarios e industriales – los que tienen el control real de las naciones, porque la moneda común, el euro, es una moneda subsidiaria de la moneda que regula el comercio mundial, el dólar de USA, que además utiliza a Europa como pieza de ajedrez, en la confrontación que el núcleo de la burguesía de EEUU, el complejo militar industrial tiene con un Estado europeo, Rusia, presionándola sembrando el territorio europeo de armas nucleares, que apuntan a un Estado europeo, en este juego peligroso.

Estas y otras muchas razones me llevan a valorar que el momento político mundial es muy movedizo, y como en todo este tiempo político, la burguesía española, conectada por esos lazos que tejen los intereses económicos, ha comprendido la necesidad de reducir las posibilidades de maniobra de la ciudadanía, amparada en esa campaña internacional orquestada desde los thinktank estadounidenses de endurecer las restricciones de los pueblos, viendo la ocasión de solucionar los problemas que viene arrastrando, ante la falta de concreción de la izquierda. Las medidas tomadas hoy en el consejo de ministros supone, no solo una suspensión de la autonomía catalana, supone un aviso a la sociedad española, que quien interpreta la ley no son los jueces sino el ejecutivo, que la emplea a su conveniencia, y si eso está siendo así, de hecho, un gobierno minoritario, cuestionado y cuestionable, estaría poniendo punto final a la constitución que dice defender, porque en realidad, lo que se persigue es un regreso al pasado, un regreso al franquismo disimulándolo de regresar a la normalidad inexistente, a menos que el latrocinio sea la norma política.

Si esta interpretación fuera cierta habríamos de entrar en un proceso constitucional, y de entrar ahí, en mi discutible opinión, desde luego, la forma del Estado, de ninguna manera debería ser la monarquía, habría de ser una República Federal que garantizara las libertades democráticas y el derecho de los pueblos.

jmrmesas

veintiuno de octubre de dos mil diecisiete
















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