lunes, 7 de marzo de 2011

ZONA DE EXCLUSION AEREA



Gadafi no ha sido socio de los gobernantes europeos y estadounidenses sin saber muy bien jugar sus bazas, y él, como los gobernantes europeos y estadounidenses tienen miedo de las manifestaciones populares, y si en Túnez y Egipto el ejercito supo mantenerse fuera del foco, la situación en Libia no es la misma, por eso el canalla de Gadafi y sus más directos colaboradores e hijos, pudieron amenazar con la guerra civil si las masas libias se echaban a la calle, pero en la medida que la represión carnicera que está llevando a cabo pudiera ahogar la revolución durante un breve periodo, su posibilidad de tener el control de la sociedad libia, como antes de las luchas presentes, ya no sería ni posible ni imaginable, y es a partir de ahora que la situación se volverá, como amenaza el propio Gadafi, aunque no lo exprese abiertamente, caldo de cultivo del integrismo islamista, controlado por él mismo, como medio de agitar el espantajo de sus hasta hace poco amigos gobernantes, los cuales demoran la intervención para declarar la Zona de Exclusión Aérea, por varias razones.

La primera de todas es la debilitar la revuelta popular, pues acabar con Gadafi potenciando una ciudadanía enardecida por el esfuerzo, introduce un factor difícilmente controlable toda vez que las reivindicaciones que se planteen no serán de mero cambio de fachada, sino que pondrán en el candelero el problema del reparto social de las riquezas de subsuelo libio, y esto, si podría suponer añadir un plus de confianza revolucionaria en toda la zona del Magreb y Oriente Medio.

La segunda razón es que la intervención militar, al querer asegurarse que la Liga Árabe y la Unión Africana den el vistobueno, no es tanto para demostrar que no van a por el petróleo libio, cosa increíble de una parte, aunque, con unas masas enardecidas y luchando siempre será más complicado que las petroleras que controlan el negocio pueda operar como si en vez de luchas populares hubiese un gobierno títere dispuesto a colaborar, a cuenta de comisión, sino que la razón más cruda es que no se puede criticar a Gadafi por masacrar a los discrepantes bombardeándolos y ametrallándolos con la aviación, cuando la OTAN, en Afganistán no deja de pasar un día sin causar victimas civiles en una población tan machacada, que el propio gobierno “amigo” de Karzai tenga que protestar ante sus aliados, incapaces de apuntar sin causar “daños colaterales”.

La tercera razón, no menos importante es que la revolución libia no se está produciendo en una región en calma, ni en una situación global de apatía e indiferencia, sino que la situación actual es de suma tensión porque seguimos estando en crisis económica con los problemas que dieron origen a dicha crisis, sin resolver, y sea cual sea el cariz que tome el desarrollo de las luchas en Libia, tanto en la zona como en los centros sensibles del poder, y esto significa la Unión Europea y Estados Unidos, y en ambos lugares, más una compleja situación social en China, la situación es muy poco tranquilizadora.

Lo más triste de todo esto, es que mientras el panorama internacional brilla cual noche estrellada, en donde no cesan aparecer fenómenos que excitan la curiosidad de todos, los únicos que todavía no salen de su ¿Asombro?  ¿Incredulidad?  ¿Inopia?, es la izquierda, que ni políticamente, ni sindicalmente, han manifestado ideas ni formulas capaces de llevar al seno de la sociedad, un debate que hasta el momento, solo los periódicos, televisiones y tertulias  son los que emiten opinión, que desde luego no sirven para que los trabajadores y la ciudadanía se pueda orientar y desenvolver en su quehacer frente a los “mercados”; es decir, la izquierda no sabe que proponerle al mundo para solucionar la decrépita decadencia del modo de producción mercantil.

07/03/2011                                         jmrmesas    

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