viernes, 29 de marzo de 2013

LINEA POLITICA



LINEA POLITICA

LA CONFIGURACION DEL SISTEMA

Mis conocimientos de informática son los estrictamente imprescindibles para no estropear la configuración del sistema cada vez que hago algo inusual en el ordenador, pero a veces, inevitablemente, toco algo que lo desconfigura, es decir, que no hace lo que se espera que haga, y entonces me pongo a la tarea de meter en vereda a la máquina para volverla útil a mis órdenes. No siempre lo consigo, y cuando esto ocurre, he de solicitar la ayuda de un joven amigo, un crack de la informática, que lo reconfigura a velocidad increíble, y por más que pongo atención por seguir el proceso, soy incapaz de quedarme con él, -el procedimiento- pues su velocidad escapa a mi capacidad de asimilar lo que estoy viendo.

La utilidad de un sistema complejo estriba en una buena configuración del mismo para hacerlo útil a la función para la que se espera que realice, y así, por ejemplo, el cockpit, la cabina de mando de un moderno avión, debe de configurarse de acuerdo con la fase del vuelo que realiza en cada momento; esta reconfiguración no es otra que posicionar los interruptores y palancas para que hagan el cometido esperado, y cuando esto sucede, el vuelo transcurre sin novedad. Pero el sistema político actual, el modo de producción mercantil, el capitalismo, semeja a esas complejas máquinas de las películas de ciencia ficción, en la que la nave toma el mando de la misión, entrando en conflicto con la tripulación, que ha de someterla, porque en su transcurso, la nave, ha desarrollado su propia estrategia, que difiere de la asignada, y esta trama atrapa la atención de la tripulación y la de los espectadores.

Estamos en esa fase de esta historia, en al que la nave, el sistema capitalista ha desarrollado su propia estrategia de supervivencia, la cual difiere total y completamente de la tripulación, pues las decisiones que toma el sistema han entrado en abierta contradicción con las necesidades de la tripulación, que ignorante de este punto, cree que el sistema se ha averiado (en realidad, hay un malvado, adivinen, que colabora en esta deformación estructural porque saca ventaja, y contribuye a enmarañar el asunto desviando la atención de la tripulación, del sistema), cuando lo que ocurre es que la supuesta anomalía no es otra cosa que diferentes concepciones de la misión, y el malvado se empeña en decirle a la tripulación que se equivoca porque viven por encima de sus posibilidades. La cosa podría ser chistosa pero en realidad es trágica, porque a diferencia de una historia inventada, es una historia real, con un increíble saldo negativo para la tripulación, toda la especie humana.

El sistema de producción mercantil, el capitalismo, ha llegado a un punto en el desarrollo, que dotándose de las fabulosas capacidades para alterar el curso de la naturaleza tan profundamente, compromete el desarrollo de la civilización, abocándonos a catástrofes desmesuradas, porque una pequeña minoría se arroga el derecho a decir por el conjunto, y no, en función de un supuesto bien común, sino haciéndonos tragar su bien común por el bien común.

Es en este punto, donde interviene la facultad de hacer entrar en razón a la tripulación, presentando una línea que confronte el interesado curso del sistema con las medidas necesarias para que la tripulación vuelva ha hacerse con los mandos, controlando la nave y aquí, es donde radica el fallo de la tripulación, empeñada en proponer detalles cuando de lo que se trata es de proponer estrategias globales porque nuestra civilización no puede seguir progresando más que a condición de utilizar toda la ciencia y la tecnología actual, y la próxima que está por venir, de una manera acorde con el bien común, y este bien común no puede ni debe ser diseñado por un grupete de expertos, sino que ese bien común, o es democráticamente diseñado, en un permanente debate, o será motivo de enfrentamiento, desorden y luchas a muerte.

LA LINEA

Una línea política es un conjunto de propuestas para la acción, cuyo principal objetivo es la de permitir dar salida a las tensiones sociales generadas por el afán acaparador de esa minoría ávida dispuesta a conseguir toda la acumulación posible, por lo que, una línea política acertada puede variar la correlación de fuerzas, permitiendo agrupar una mayoría social suficiente como para ser la masa crítica capaz de disparar los cambios necesarios para reconfigurar al sistema, en un primer momento, hacia un punto que permitiera a la mayoría social tomar consciencia del conjunto de las necesidades para transformar el antagónico modo de producción de mercancías, en un nuevo modo de producción armonioso y de colaboración. Esa línea política es la que se ha propuesto en este blog desde que tomé la decisión de decir lo que yo esperaba escuchar desde las filas de la izquierda, de cualquier lugar del mundo, pero que no conocí, porque, y seguimos en esas, la acción política de la izquierda se enfoca con una perspectiva local. Hay reconocerle a los publicistas e ideólogos de la burguesía haber acabado con el internacionalismo proletario, que al menos, pretendía tener una concepción global de la lucha de clases, durante el siglo 19, y que hoy, en la era del teléfono móvil e internet, no tiene opinión sobre lo que ocurre en el mundo, y mucho menos, una línea política para variar una correlación de fuerzas a favor de la ciudadanía trabajadora.

El siglo 20 comenzó con dos guerras mundiales y una revolución social en el corazón de Europa, y el siglo 21 ha comenzado desatando la mayor tormenta financiera, trasladada desde Estados Unidos a Europa, porque el mundo se ha globalizado mientras que la izquierda se ha negado a mirar esta incomoda realidad a la cara, porque perdió su identidad al aceptar plegarse al territorio nacional, para no chocar con la burguesía, y el hecho de haberse focalizado la batalla en Europa, ni es casual, ni podía ser evitado, porque las fuerzas puestas en tensión, y estas fuerzas son la colosal y fabulosa capacidad de transformación que presta la ciencia y la tecnología actuales, en manos del superimperialismo, que necesita someter a Europa para tener pleno dominio de la totalidad del planeta, porque ya no le basta con reconfigurar el sistema en cada momento, sino que en su delirio, pretende domesticar a la humanidad y así poder experimentar todas sus fantasías, por eso, desprecia el sufrimiento humano, como lo ha demostrado durante décadas pasadas, indiferente ante la atrocidad de media humanidad malviviendo con, apenas un dólar diario, manipulando a una izquierda dócil, que ha colaborado, cuando menos, con la impotencia de considerar la situación inabordable.

El siglo 21 se está decidiendo ahora, en esta batalla desatada por esa trama de 147 empresas, cuya financiación la proveen esta red bancos -imagen- que he citado en otros apuntes, y que controlan la economía mundial, aparentando respetar la soberania nacional de los estados, porque necesitan que los políticos a los que susurran al oído qué políticas han de transmitir al pueblo soberano pueda esgrimir la supuesta soberanía mientras la élite vacía las arcas de los estados, sus recursos naturales y humanos, para contentar así a los mercados.


No todas las sociedades viven los vaivenes de la tormenta financiera con la misma intensidad y angustia, sin embargo, España, una nación en la que la burguesía no hizo su revolución en el momento en la que otras naciones de Europa, las burguesías respectivas se desligaban del antiguo régimen, la burguesía española unió su destino al de la corona, por eso, en España, en esta confluencia de acontecimientos, lograr la estabilidad política no pasa solo por un cambio de gobierno sino que lograr esa estabilidad pasa por acabar con un régimen corrupto, que no es otra cosa que a acabar con una monarquía, que es sinónimo de corrupción (importa y mucho comprender que acabar con la monarquía es acabar con un periodo de la historia, comprendiendo que las personas que han encarnado esa etapa de la historia han sido instrumentos y que no se les juzga personalmente sino con una perspectiva distante, respetando su vida y su dignidad personal, como a cualquier individuo,valorando solo el contenido historico-político), y en el momento que se vive en Europa, semejante cambio político trastoca el panorama porque una republica en España está unida a una Europa federada en el marco de los Estados Unidos de Europa, porque igualmente, las burguesías nacionales europeas necesitaban la ficción de la soberanía nacional para mantener distraída a una ciudadanía madura, pero apartada de la vida política.

La Unión Europea está acabada, y todo lo que no sea avanzar en la dirección de los Estados Unidos de Europa será aplazar una medida que es la única válida y razonable para el viejo continente, ni el mundo tendrá estabilidad mientras que este continente no ajuste cuentas con una etapa histórica de división artificial, toda vez que la producción y la economía la deciden un núcleo de poderosos financieros, al margen de las leyes, que es lo mismo que decir, burlando las leyes, porque los dirigentes políticos de la burguesía se encuentran cómodos en este estatus, y los dirigentes políticos de la izquierda tímidos e incapaces de mirar una realidad que les asusta no se atreven a decirles a los ciudadanos que ellos, los ciudadanos son el soberano porque son los verdaderos creadores de la riqueza, son fuente de legitimidad democrática y son los verdaderos financieros del funcionamiento del mundo porque son los que pagan los impuestos mientras que la élite los elude, los roba, y los utiliza para someter a la ciudadanía al chantaje de la deuda, por eso, una línea política válida, capaz de variar la correlación de fuerzas debería de hablar, como se hace desde este blog, de erradicar los paraísos fiscales, pues en esa lucha, como en la de no pagar las deudas nacionales es como se incrementaría la fortaleza política de la ciudadanía, adquiriendo la consciencia necesaria como para empezar a generar los propios e imprescindibles paradigmas que terminarían por convertir a la ciudadanía mundial en el sujeto histórico del cambio revolucionario consciente.

Si este tipo de línea política hubiese madurado en un partido político, pongamos, Die Linke, o en dirigentes como Oskar Lafontaine, o en elementos como Malenchon, incluso en elementos bienintencionados como Hollande, más aún, en Izquierda Unida, incluso en personalidades como Borrell, el debate y la organización de la lucha, en estos momentos, sería un factor de progreso, más la inoperancia de todos ellos convierte la situación en un pozo negro sin atisbo de solución porque las políticas miopes y alicortas permite la proliferación de la confusión, mientras burócratas reconvertidos como Mevedev y Putín hablan sin pudor de la quiebra de sus bancos chipriotas, cuando en realidad es la expropiación y el saqueo del pueblo ruso a manos de sus reconvertidos burócratas en repugnantes burgueses, lo que debería indignar a la izquierda rusa, si es que queda algo sano, pero aún reconociendo la dificultad de articular una respuesta internacional desde la estrechez de los partidos nacionales aislados, la actual situación no tiene más salida que encarar la respuesta que la izquierda tiene que dar empezando por asumir que tal respuesta es internacional y europea en su comienzo, porque desde la derecha no se puede esperar más que más recortes, más sufrimiento y mayor empobrecimiento social, cultural y vital, porque ellos temen a la masa, a la ciudadanía, en la que no ven sus iguales, sino sus siervos.

Esta es la situación: arrancar el modo de producción de mercancías de las manos del superimperialismo, para ponerlo al servicio de la humanidad, luchar por los Estados Unidos de Europa, luchar por someter al poder financiero del grupo de bancos sistémicos erradicando los paraísos fiscales, condonar las deudas soberanas y una moneda mundial, como factor de progreso; el apoyo decidido a las luchas de nuestros vecinos del magreb y oriente medio; el apoyo decidido a las luchas de los pueblos africanos y de otros continentes como único modo de armonizar intereses, es la política que puede abrir esperanzas a una ciudadanía, que espera a una dirección audaz para cambiar la faz del mundo.

jmrmesas

veintinueve de marzo de dos mil trece

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