miércoles, 6 de julio de 2011

POLITICA Y LEY



La política es siempre una relación de fuerzas, de forma y manera, que su realización indica el grado en que la sociedad se interesa e implica en esa relación de fuerzas.

En los periodos normales, en los que la ciudadanía se ocupa de sus asuntos cotidianos, la política se ventila en las instituciones apropiadas para ese fin, como el parlamento, ayuntamientos, organismos afines, el gobierno, etcétera; en estos periodos, la ciudadanía asume que su función no pasa de un interés seguidista, sin otra misión que leer la prensa y escuchar tertulianos que opinan sobre la política; en este ambiente se podría decir que el ciudadano se ve apartado de la política siendo mero espectador, sin que tal situación suponga un acuerdo al cien por cien, ni con la política oficial ni con el sistema, solo que al no poder encontrar cauces de participación, se siente ajeno y rebasado

La situación es radicalmente diferente, cuando algún acontecimiento le saca de su rutina y permite expresarse a su propio nivel, en su propio lenguaje; cuando esta situación se produce, el lugar de encuentro es la calle, que es la confirmación evidente de que la relación de fuerzas empieza a variar pues cuando el acontecimiento que le saca a la calle sucede, el desacuerdo que ha motivado su participación demuestra, la necesidad de variar esa relación de fuerzas para ser tenido en cuenta; cuando una cosa así se produce en una serie de países, sin estar previamente acordada, significa que el sistema no funciona porque sin previo acuerdo, en diferentes países y por razones diferentes existe la percepción común de un agravio general, que faltaría más que, encima, los agraviados manifestasen al unisono que el sistema no funciona, entonces, ¿Para qué los partidos? ¿Para qué los políticos? ¿Para qué los líderes? Sobrarían todos.

Que el sistema no funciona, es algo que una enorme mayoría supone, aún sin necesidad de entrar en detalles, aunque percibiéndolo en mil detalles y mil modos diferentes, porque la realidad es que una enorme masa social exhibe sus protesta en temas que afectan al funcionamiento del sistema; en los países árabes y norteafricanos, los ciudadanos que protestan comprueban, a través de los nuevos medios de comunicación de masas, el desacuerdo de sus relaciones como productores y como ciudadanos de un déficit legal que les impide hacerse valer frente a sus patronos y gobernantes y se echan a la calle, en diferentes países, y cuando esto ocurre, quiere decir, que el sistema ha fallado ahí de forma bien perceptible; las leyes es esa zona no estaban acorde con las necesidades de una amplia gama de ciudadanos que demandan con sus acciones, una nueva correlación de fuerzas; están haciendo política, que para que sea efectiva, habrán de plasmarse en leyes, que ya ellos, la ciudadanía no harán, eso les corresponderá a los legisladores, a los políticos, que presionados por la calle, demorarán las formulaciones, pretendiendo calma e independencia, más cuando la calle se apacigua, entonces presionará el poder, los poderes fácticos, los mercados, a través de sus múltiples conexiones con gobiernos, políticos, instituciones, para que los legisladores sean “conscientes y realistas”, y no se dejen llevar por la “demagogia de la calle”, y con la calle desmovilizada, muy pocos legisladores podrán defender las reivindicaciones exigidas.

En Europa, la ciudadanía también ha exhibido una variada muestra de fuerza, en otro terreno, diferente del de los vecinos del sur, norteafricanos y árabes, “¡Ya quisieran, las libertades que tenemos aquí!”, argumentan cínicamente, destacados socialdemócratas refiriéndose a los conflictos europeos, pero cuando la ciudadanía europea de países como Inglaterra, Francia, Islandia, Irlanda, Portugal, España y Grecia, que tienen libertades y las ejercen protestan, quiere decir, que el sistema no funciona, para una amplia gama de la ciudadanía europea, porque esta, demanda del sistema otros comportamientos, que las leyes no pueden recoger porque toca de lleno a la naturaleza del sistema mismo, y la correlación de fuerzas habrá de ser mucho más intensa y coordinada que las lucha país por país, en solitario, y de ninguna manera los legisladores y políticos se enfrentarán al sistema, porque, enfermizamente consideran que no hay alternativas al sistema.

De igual modo, en el corazón del sistema, Estados Unidos, una amplia gama de ciudadanos y funcionarios se indignan y luchan porque una serie de estados, recortan derechos y puestos de trabajo, para atajar el descomunal déficit -14.354.490.181.333,86$- que cotidianamente, fluctúa arriba y abajo en unos 5.000.000.000 de dólares, sin apenas presión de los mercados, ni de las fatídicas agencias de calificación de riesgos, casi el pago que habrá de hacer Grecia para cumplir el plazo, sin que la situación de la ciudadanía yanki sea mucho mejor que el de la ciudadanía europea, y cuando eso sucede, quiere decir, que el sistema no funciona.

Pero, ¿Por qué no funciona el sistema? El modo de producción mercantil y el entramado de instituciones nacionales e internacionales que garantizan y permiten a la burguesía la gestión y control de los asuntos del mundo, forman eso que damos en llamar el sistema; es una relación de fuerzas cristalizadas, y que ha dado lugar al conjunto de leyes en vigor, su vigencia tiene más o menos trescientos años, y el fundamento íntimo, profundo y claramente confesado es la ganancia, al coste que sea necesario; un capitalista que no gana es un elemento a desaparecer en el magma social, y no importa si su proyecto pudiera ser útil, o beneficioso, pues si no arroja ganancia al plazo más corto posible, su proyecto no vale; movidos por este objetivo, se ha ido desarrollando el sistema, hasta nuestros días, en que el modo más rápido y eficiente de hacer ganancias colosales está subsumido en la especulación financiera, y para esto, una red eficiente de comunicaciones globales y un amplio tejido de relaciones interpersonales privilegiadas, bastan para desarrollar una subindustria, que tiene en la banca su principal fuente de materia prima; en cada pueblo, por pequeño que sea, hay, al menos, una sucursal de un banco, y cuanto mayor sea el pueblo, más sucursales de diversos bancos; las nóminas se pagan a través de bancos, mientras hace unos treinta años, las nóminas se pagaban en las empresas, entonces, en el comercio minorista se aceptaban deudas con los vecinos, deudas que se liquidaban al cobro de la nómina, hoy por el contrario, el comercio minorista está casi desaparecido, las deudas se tienen con los bancos, que poseen una amplia y vasta red de datos de la ciudadanía y por extensión del funcionamiento de la economía del país en el que operan.

En este lapso de tiempo, la ciudadanía se ha cultivado más, porque la producción se ha hecho más complicada, los procesos más elaborados y las operaciones requieren más atención y mayores dosis de anticipación, y esto, unido a la extensión de la democracia formal ha ido potenciando una base social, cada vez más culta, preparada y exigentes, y en esa medida los procesos laborales se han ido encareciendo, a la vez que las industrias se han ido “deslocalizando” desde los centros industrializados hacia la periferia -BRIC-, porque esa ciudadanía se volvía más peligrosa, y el método para domesticarla no es la simple violencia, sino el agotamiento mediante el encarecimiento de la vida, empobreciendolas a través de los instrumentos de dominio del sistema, el atesoramiento del dinero en los paraísos fiscales, que es donde radica el núcleo del poder político, y que luego, en el complejo entramado de reuniones internacionales informales se perfilan, cada burgués, en función de su poder e influencia, y que los instrumentos de su dominio, especuladores, agencias de calificación de riesgos, swap, etc., desarrollan para imponer la política de los “mercados”, haciéndolas pasar por necesidades objetivas.

La política, esa relación de fuerzas cristalizadas, es lo que se recoge en las leyes que esta a favor de los “mercados”, la burguesía estadounidense, arropada, con mayor o menor agrado y acuerdo por las burguesías nacionales menos poderosas, está atravesando un serio revés, porque una considerable parte de la ciudadanía del mundo, considera que las condiciones de vida son insufribles y no las aceptan.

-14.361.051.617.418,27$- (6.561.436.084,41) Estos seis mil quinientos millones, largos es el incremento de la deuda de Estados Unidos en tres días, que a no dudar serán la piedra que los republicanos más ultras, querrán atar al cuello del presidente Obama, para hundirle, porque el trámite parlamentario en el congreso no se resolverá fácilmente, y previsiblemente, mientras la administración tratará de disminuirla, los republicanos jugaran a que no disminuya porque esa es su principal baza y no estaría de más, que los ciudadanos yankis, se preguntaran si esta deuda enorme la han producido el medicare o el medicaid, o si han sido más bien Northrop-Grumman, Lockheed-Martin, Boeing,cuyos multimillonarios contratos con los centros gubernamentales como la NASA o el pentágono, estrechamente unidos a esa élite que forma el complejo militar-industrial, tiene algo que ver, cuando el principal argumento de los republicanos, es la innegociabilidad de mayores impuestos; saben los ciudadanos yankis que casi la totalidad de los paraísos fiscales se las reparten mitad a mitad entre el Reino Unido y Estados Unidos; ¿No sería cosa útil saber cuantos multimillonarios estadounidenses domicilian su fortuna en paraísos fiscales? ¿No sería útil que los cientos de funcionarios y los miles de ciudadanos afectados por las crisis presupuestarias de Wisconsim, California, Nueva Jersey, Tejas, Arizona, Illinois, Nevada, Alaska o Nueva York en que bolsillos están el déficit que suponen catorce billones de dólares?.

La globalización quiere decir, que la élite que dirige el mundo, se saluda en cada evento internacional en la que coinciden, aprovechando la ocasión para acordar negocios, pactar políticas, establecer lazos, eso quiere decir “los mercados”, todo de manera informal, pero que posteriormente tendrán sus repercusiones en las instituciones formales, en los parlamentos y foros establecidos, mientras que la ciudadanía debe aceptar políticas de las que nada sabe, solo por que han sido decididas, por aquellos a quienes votan con una cierta periodicidad y con criterios muy alejados de los que prometieron electoralmente; el caso más evidente de una correlación de fuerzas, burlada fue la guerra de Iraq, en la que la ciudadanía mundial manifestó su desacuerdo más unánime contra las excusas más falsas para desencadenarla; tuvieron que pasar unos años y varios cientos de miles de muertos para que se reconocieran las falsedades por las que se desencadenó, eso sí Halliburton, sacó una buena tajada, y tal vez, algo tuviera que ver el señor Richard Cheney, pero como se dice en las películas, eso es otra historia.

¿No es el momento de los ciudadanos nos pongamos al día?

¿No es el momento de exigir la erradicación de los paraísos fiscales, instrumentos del poder político encubierto para desvincular y corromper?

¿No es el momento de exigir el retorno del dinero oculto para dedicarlo a la investigación científica a favor de la sociedad, a la enseñanza pública y a la economía productiva?

¿No es el momento de exigir la condonación de las deudas soberanas, y de exigir políticas fiscales a los “mercados”?

¿No es el momento de exigir una moneda mundial consensuada, que permita a la ciudadanía soberana saber que hacen sus dirigentes?

Estimados lectores, tómense su tiempo y mediten si esto merece la pena, o si simplemente es demagogia barata, porque se avecinan tiempos complicados, y no vayamos a caer en la demagogia cara de los halliburton de turno, esos que sacan tajada de manera harto sangrienta.

06/07/2011                                               jmrmesas

                                             ¡¡¡pamplonicas: gora san fermin!!!

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