lunes, 11 de julio de 2011

PARA SUMAR FUERZAS



PARA SUMAR FUERZAS


El capitalismo, es perecedero, el capitalismo está agotado, su ciclo histórico está viviendo en los finales; esta es su agonía, y esto para mí es tan claro como abstruso es para catedráticos, politólogos, y expertos del sistema que, tal vez como hipótesis teórica, contemplan la posibilidad, que de ninguna manera, creen posible en este siglo, sino algo remoto, y por supuesto, catastrófico.

Que para mi, esto sea claro, no significa, de ningún modo, que sea fácil ni sencillo, porque la principal fuente de vida del sistema estriba en la percepción social de la carencia de su recambio, y en la medida que nadie plantea su sustitución semeja al que tiene que habitar una casa ruinosa, porque una nueva está fuera de sus expectativas; esta es la razón por la que el capitalismo se permite la libertad, ya sin remilgos de imponernos su ley, porque el virus que representa este blog, pasa desapercibido, mientras politólogos y catedráticos fabulan sin osar plantear la inutilidad del sistema, y son ellos, precisamente, los que ponen sobre el tapete sus contradicciones, criticándolas y analizándolas, a quienes, por no plantear abiertamente su inutilidad social, insuflan vida en el agonizante cuerpo del capitalismo inútil.

Mientras el capitalismo producía mercancías útiles para la sociedad, este tuvo que invertir enormes sumas para poner en pie los complejos industriales que fabricaban las mercancías, que nos son familiares, desde trenes y lavadoras hasta cepillos y juguetes; en esa época, la fabricación en masa, produjo empleo y condiciones de vida más o menos aceptables, para la masa social que vivía en los países que se industrializaban; en este periodo las fuerzas productivas se han internacionalizado, globalizando la economía y unificando el mercado, a partir de aquí, la producción en masa, que proporcionaba empleo, es cosa del pasado.

En la actual fase del capitalismo, quien manda es esa alianza de la banca y la industria que es el capital financiero, como dan fe esos, entre dos y tres billones de dólares diarios que se negocian en las bolsas especializadas del mercado de capitales, a través de esas dos mil millones de transacciones avaladas por la Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication, -SWIFT- con sede en las inmediaciones de Bruselas, contra los exiguos 82,2 millones de dólares diarios que es el volumen de la economía productiva, y como se puede ver, no hay color, pues el capitalismo, no apuesta por la economía productiva sino por la economía especulativa.

Ante este panorama, el candidato del PSOE, Rubalcaba, puede argüir que sabe que es lo que hay que hacer para crear empleo, pero me planteo la siguiente reflexión, quien crea empleo no es el político, sino el capitalista que decide invertir dinero en montar una empresa, en el ámbito que compete al político, así pues, si Rubalcaba quiere crear empleo ha de hacerlo facilitando leyes que permitan al capitalista ventajas y favores que hagan atractiva su inversión de capital, y esto, es lo que le ha dicho Merkel, o lo que es lo mismo, la Unión Europea a Zapatero, “hay que hacer recortes para que las cuentas cuadren”, y Zapatero, se tuvo que tragar dobladas sus promesas, porque todo el aparato de dirección del PSOE, está de acuerdo, con que el capitalismo, el “sistema” es lo que hay que defender, y como escribo más arriba, los casi tres billones de dólares diarios de la economía especulativa es quien define el tipo de sociedad que hay que soportar, y nadie del aparato del partido socialista pone en cuestión este tipo de economía, y cuando digo esto, estoy hablando de las “cosas de comer”, de lo que en realidad tiene la fuerza real para hacer que el mundo sea como es.

En realidad en el mundo gobierna una única y sola fuerza que aparece travestida de diferentes formas según el país o el estado del que se trate, pero en todos el discurso es el mismo, su contenido idéntico, y su finalidad, la misma; de lo que se trata es que hay que imponer políticas de ajustes duros, porque es de la única manera de mantener a la masa social, entretenida y desgastándose, mientras los poderosos del mundo juegan a ser dioses que gobiernan los destinos del mundo: como le han dicho los republicanos a Obama, a propósito del control de la deuda: “subir los impuestos no es una opción”, y con diferentes palabras, el fondo del discurso, es común en todos los países, de este modo, el capital sigue sin ser regulado, concentrándose, formalmente, en los paraísos fiscales, mientras el poder político legalmente constituido, tiene que doblegarse ante el poder político espurio, que se concentra al rededor de los santuarios financieros.

Los instrumentos para ejercer esta política de opresión y crimen, revisten diferentes apariencias, unas, anodinas, como los thinktank, otras formales y legales, como las bolsas y su tendencia a la concentración de negocios -fusiones- y otras, consentidas, como las agencias de calificación.

Que esto es así lo demuestra el hecho palmario, que casualmente los economistas que escriben en revistas de izquierdas, (Sistema, Sin permiso, Rebelde) desestiman y por lo tanto, tampoco pueden extraer conclusiones, de algo en lo que no reparan: la tendencia acelerada a la concentración de las bolsas de valores entre naciones que ni siquiera están en el mismo continente, como el acuerdo de fusión entre la bolsa de Londres y Toronto “que dará a luz a la primera plataforma mundial para las empresas de comercio especializado en la extracción de recursos naturales y la producción de energía”; o esta otra, la fusión de la bolsa de Nueva York y la bolsa de Francfort siendo el principal gestor bursátil del mundo, mientras que la sede jurídica de la nueva entidad estará es Amsterdam; esta tendencia creciente (estudios de fusión entre las bolsas de Singapur u Sydney; o la bolsa de Brasil y Shanghai; o entre bolsas del mismo continente, Colombia, Perú y Chile-, es la más clara demostración de que el mercado es uno, de que pese a que las sociedades nacionales imponen, por el solo hecho de estar en distintos lugares, condiciones y reparos -políticos en algunos casos, económicos, en otros), la unicidad del mercado y su tendencia a la concentración de capital, que tensa las contradicciones sociales a favor de los mercados; así a la tendencia a la concentración del capital, que sigue sus propias normas, sin que desde el ámbito político legal se le señalen límites infranqueables que no vulneren a la sociedad, los partidos políticos que son quienes articulan esa relación de fuerzas que es la política, entre la ciudadanía mayoritaria, pero heterogénea y el mercado, la burguesía, minoritaria, pero muy homogénea en la defensa de sus intereses, en la medida que no cuestionan, que no revisan la validez social del sistema, terminan siendo ellos mismos, elementos del sistema.

Rubalcaba argumentará que sabe que es lo que hay que hacer para crear empleo, pero subirles los impuestos a la banca “no es una opción”, porque esa opción política pasa por variar la correlación de fuerzas en la sociedad, y fundamentalmente en la calle, o lo que es lo mismo, crear opinión, una opinión mayoritaria, capaz de movilizar a la sociedad a hacer que los ricos paguen más que los más pobres, que son, somos los que contribuimos al funcionamiento de la sociedad, pero la situación empuja a una parte del aparato a buscar el calor de la calle, y Rodríguez Ibarra, cree que “Rubalcaba debe aproximarse a ellos. La izquierda tiene que reinventarse, resetear, es lo que quieren los jóvenes. Les dijimos ‘formaos y tendréis el futuro garantizado’. Y ahora tienen un máster y están de cajeros en un supermercado. El sistema tiene un virus, hay que reiniciar. Rubalcaba tiene que conectar con el 15-M, decirles ‘vamos a resetear’, y ese movimiento estará con nosotros. Todo está en revisión, la crisis de la izquierda llega porque no se atreve a decir que está dispuesta a revisarlo todo. El nuevo modelo de sociedad se basa en la inteligencia, no podemos seguir con esquemas de otro siglo.”

Ya, el lenguaje del personaje, camufla el contenido del debate capaz de variar la correlación de fuerzas, porque para variarla hay que empezar por identificar con claridad cada una de las características que impide que los formados universitarios estén de cajeros es los supermercados, y esta opción, pasaría factura al aparato, fracturandolo, y rompiendo al PSOE, porque este partido es parte del sistema, como lo son los sindicatos, con sus comedimiento y cautelas.

Tampoco escapa Izquierda Unida a esta disyuntiva, y mucho menos si pretendiendo sumar fuerzas en la nueva plataforma de izquierdas convergentes en el programa, no quedan meridianamente claros los puntos capitales de esa variada alianza de izquierda, y casi casi estaría por apostar que se eludirán los aspectos espinosos, en pos de conseguir presentar una candidatura unitaria para converger en las próximas elecciones con posibilidades de conseguir una fuerza parlamentaria, más que una fuerza social capaz de volcar la correlación de fuerzas en Europa.

El disgusto de la ciudadanía con la actual situación es profundo, y si se suman fuerzas con inteligencia, hasta sería posible que la fuerza parlamentaria fuese relativamente importante, pero el cambio social que se precisa no se producirá en el parlamento, sino que ha de ser un cambio social que barra con las concepciones ancladas en los modos de entender la vida desde la óptica de la ideología burguesa, que es la que compone el imaginario social a la hora de plantearse los esquemas cotidianos con los que viven sus vidas, y que se concentra en el éxito en ganar dinero y en el reducido ámbito de la vida personal, y romper este esquema pasa por plantear abiertamente que el sistema está agotado, y nos ha tocado a nosotros, a los que vivimos esta época presente, ser el elemento vivo que va a cambiar el modo de vida en el mundo; este es el reto: llevar a la sociedad la idea de que hay que cambiar el mundo, de que vamos a cambiar el mundo, y francamente no creo que una alianza, que aún no ha definido el programa, sea capaz de formularlo.

De eso es de lo que se trata, porque si se piensan los presuntos “aliandos”, que bastaría conseguir un puñado de parlamentario, incluso si esta alianza, por el hastío de la ciudadanía, aburrida de las componendas políticas pppsoe, consiguiera saltar a la primera linea y constituirse en la fuerza más votada, que podría suceder, mantener la tensión y la atención de la ciudadanía, pasaría por extender y profundizar sobre el agotamiento del sistema; sobre como este agotamiento imposibilita construir una sociedad más justa, equitativa, solidaria y más feliz, para todos sus integrantes, si se consiguen, en un primer momento disminuir las astronómicas desigualdades sociales, que son el principal foco de tensión internacional.

Si los presuntos “aliandos”, quisieran convertirse en la fuerza más votada, deberían de tener claro esta premisa fundacional: cualquier variación en la correlación de fuerzas que una alianza de izquierdas, quisiera lograr para tener un peso significativo a favor de la sociedad, pasa indefectiblemente por tener propuestas de alcance global, empezando por el más inmediato y concerniente problema europeo, pues no es serio criticar el euro y no proponer medidas alternativas, cuestión que quita, resta importancia a propuestas estrictamente nacionales, pues como resulta evidente, las políticas nacionales son consecuencias de las políticas globales que aplica la burguesía escondida tras el aséptico calificativo de “los mercados”, y que por tanto, eludir el tema internacional, no demuestra más que una carencia de voluntad política de enfrentarse al problema capital de nuestro tiempo que es el del agotamiento del sistema, y comprender, que la burguesía obtiene su poder de la facilidad con la que puede manejar su arma decisiva, que es el dinero, que lo hace circular a voluntad, porque ahí radica el poder político para imponer condiciones a la ciudadanía global; que la deuda soberana es una artimaña para empobrecer a las sociedades, y que las tensiones de la economía se mantienen artificialmente, porque se permite que el dólar siga jugando el papel de moneda mundial, cuando la economía estadounidense ha perdido toda capacidad de ser el motor de crecimiento de las fuerzas productivas, convirtiéndose en el freno: en el año 1945, fue vencedora de la segunda guerra mundial, su papel de líder, permitió que el dólar, usurpase el puesto de moneda mundial, que solo el fantasma del comunismo, justificó, pero hoy ese rol ha de ser discutido, valorado y consensuado, a la luz de la nueva situación actual.

11/07/2011                                                   jmrmesas

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