martes, 2 de febrero de 2016

ALGÚN AMIGO DE JULIO ANGUITA DEBERÍA AVISARLE


ALGÚN AMIGO DE JULIO ANGUITA DEBERÍA AVISARLE

Un amigo me envía un whatsapp, en el que sobre una foto de Julio Anguita hay una frase que dice:
Lo único que os pido es que midáis a los políticos por lo que hacen, por el ejemplo, y aunque sea de la extrema derecha, si es un hombre decente y los otros son unos ladrones, votad al de la extrema derecha. Eso me lo manda mi inteligencia de hombre de izquierdas. Votad al honrado, al ladrón no le votéis aunque tenga la hoz y el martillo.”

He dudado antes de escribir esto porque podría ser eso que ahora se dice un fake pero comentando la frase con una persona normal, es decir, sin grandes preocupaciones políticas, carente de la disposición para retorcer los mensajes, esa persona admitió que lo que decía Julio Anguita estaba bien, y precisamente esta opinión es la que me hace reflexionar sobre ese mensaje, suponiendo que sea autentico, es decir, escrito por el propio señor Anguita.

Tratando de entender la preocupación por la honestidad del que fuera Coordinador de Izquierda Unida y Secretario General del Partido Comunista de España, por hacer de la política un campo de batalla de caballeros leales, cosa harto difícil, y suponiéndole autor del texto, el mensaje es en extremo equívoco, porque primero, lamentablemente la preparación y la capacidad intelectual que él posee no es extensiva a una amplia mayoría social y los comportamientos humanos pueden ser terriblemente indecentes aunque no se meta la mano en la caja, pues a estas alturas del proceso histórico, cuando existen 62 personas con tanto dinero como la mitad de la humanidad más pobre, es en extremo reduccionista hacer la reflexión que aparece en el post con su foto de fondo, sin explicar que estos caballeros, 62 caballeros que lideran al uno por ciento global, son unos expoliadores de riqueza, que no necesitan pringarse para robar a la sociedad, para robarnos a todos, la riqueza que en conjunto se genera, y que los gobiernos preocupados por facilitar al mercado opciones, contribuye a que se nos expropie, sin darnos, a los ciudadanos decentes posibilidades de defensa, legislando leyes retorcidas y tramposas; segundo, es descabellado, en grado superlativo, suponer que la extrema derecha pueda liderar un programa político que beneficie a los más débiles – la historia no recoge ejemplos, que yo conozca –, así pues animar a votar, por eliminación, a la extrema derecha honrada equivaldría a señalar al ladrón rojo – de la hoz y el martillo – un ejercicio de desinformación, que él, persona intachable habrá de reconocer lo confuso que resulta su mensaje, pues extrema derecha no es solo una frase, extrema derecha es un concepto político que encierra hostilidad, xenofobia, racismo, misoginia, homofobia, intolerancia, prepotencia, o sea, todo lo contrario de democracia, solidaridad, empatía.

El problema de los refugiados es el termómetro que evidencia, de un lado, el abandono de la lucha ideológica de la izquierda europea, adormecida por los cantos sirénicos del progreso de la sociedad postindustrial, que nos transportaba al paraíso de la sociedad del libre mercado, en la que han caído partidos y sindicatos obreros, y que la crisis ha hecho saltar por los aires, mostrando insolidaridad y miedo generalizado, y del otro lado, el reverdecimiento del fascismo, que siempre se mantuvo a la sombra esperando tiempos propicios, y que el ataque, en Suecia, de un numeroso grupo de individuos enmascarados, nos ha mostrado sin paliativos. Más de cien individuos enmascarados que hacen una razzia en una estación de trenes no son un grupete de aficionados; una incursión de ese tipo presupone una preparación militar que no se improvisa, que es propia de la policía y/o el ejército y de civiles que reciben ese tipo de entrenamiento, por lo tanto, el señor Anguita, una persona como él, cuyo ejemplo y capacidad de adhesión, tiene, ha de medir sus frases, pues no todos meditarán concienzudamente sus acciones, dejándose llevar de un líder de su calado.

Para acabar, espero que no vea en este apunte animadversión ni hostilidad sino un sincero intento de evitar dar al enemigo oportunidades por descuido o apresuramiento, y sepa que cuando hace unos años me aproximé a Socialismo 21, hubo dos nombre que me dieron confianza de seriedad y honestidad, aunque personalmente no les conocía, uno, fallecido, era Fernández Buey, el otro era, y es Julio Anguita.





Si la frase y foto fuesen un FAKE, ruego que tenga la bondad de no tomarlo en consideración.

jmrmesas

tres de febrero de dos mil dieciséis


















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