EL DRAMA GRIEGO: UN
GOBIERNO AJENO A LOS MERCADOS
El drama griego es
un aviso muy serio a todos los pueblos que opten por elegir, apoyar y
mantener gobiernos propios, que significa gobiernos para defender,
sobre todo, a los más débiles. Es, además, un muy serio aviso a
los partidos que deciden ser consecuentes con sus principios. Toda la
hostilidad mostrada contra Tsipras y Syriza es para dejar bien
patente que los gobiernos han de gobernar para el mercado, y los
mercados, como ya se sabe,
pero la corrección
política prefiere ignorar, son ese puñado de
superricos, cuyas empresas determinan el contenido de la economía
actual.
Es importante que los militantes y activistas
conscientes interioricen esta premisa porque es la que orienta toda
la política actual señalando el sentido del esfuerzo porque la
política y la economía están determinadas porque se produce para
el mercado, y el mercado, a diferencia de lo que dicen los
defensores de esta economía (el tipo de defensor que asume la
defensa del mercado, ya nos dice de qué lado quiere estar), no
importa que etiqueta se coloque, no somos todos, los mercados, dicen
sus defensores ...somos todos,cuando intervenimos
económicamente...,
no, no, no, no son los ciudadanos que invierten sus ahorrillos en
bolsa, ni son los preferentistas estafados, no no, esos
ciudadanos son los que aportan un plus de
respetabilidad,
de honorabilidad a un sistema diseñado para extraer los escasos
ahorros, de toda una vida de sacrificio de los trabajadores que han
conseguido atesorar unas monedas para tener una vejez tranquila y sin
cuya participación, el sistema quedaría al descubierto, los
mercados son las ochenta personas más ricas del mundo, cuyas
empresas articulan la producción, la gran producción industrial, la
gran producción industrial que es capaz de integrar toda la
producción científica y tecnológica, que es regada con las
finanzas de la gran banca mundial, decidiendo que ramas quiere
potenciar, que industrias favorecer y cuales otras arruinar, porque
el sistema es el sistema de los capitalistas, y las leyes, no
escritas,
del capitalismo, pero si imbuidas, embebidas, subsumidas en el
funcionamiento del sistema determinan que la sociedad está al
servicio del mercado, y no al revés, y está exigiendo el
sometimiento de un gobierno que le es ajeno. Ese
es el drama de Grecia.
Esas
leyes no escritas pero que sí están en la naturaleza del sistema
capitalista son las que, desde todos los ángulos de la sociedad
oficial, eso que denominamos el establisment quiere que Syriza se
someta, que el referéndum lo pierda Tsipras, no porque las
consecuencias económicas fuesen inasumibles, en términos
monetarios, sino porque serían inasumibles en términos del balance
de fuerzas, porque toda la política mundial está configurada para
empobrecer a la sociedad – como corroboran los informes de oxfan,
pero que la corrección política aconseja ignorar –, y ese
empobrecimiento es
el modo de operación de los mercados,
para dominar y
someter a los pueblos a la gobernanza de los mercados,
por eso se combinan los esfuerzos del establisment europeo, para
llevar a la opinión pública que Grecia, Syriza, Tsipras, acepten la
humillación.
El
sistema, que claramente está determinado para favorecer a los dueños
de las 147 transnacionales que configuran la economía actual, cuya
velocidad
en el
empobrecimiento del conjunto mundial es el indicador más fiable que
demuestra lo inútil que resulta para la sociedad,
sabe que la Unión
Europea,
como parte que es del sistema, tiene que volcar todo su poder e
influencia en condenar la actitud de Tsipras y su gobierno, porque
la Unión Europea es,
sobre todo,
la construcción
del €uro,
y si Grecia es
sacada,
expulsada del €uro,
por los eurócratas,
lo de eurócratas no va por lo de estadistas europeos, sino por
funcionarios implicados en la construcción de una moneda artificial,
que no se forjó en el día a día de las transacciones
económicas-productivas, sino en los despachos conectados con los
banqueros, el
futuro de la moneda estará en trance de extinción,
porque los
gobiernos europeos,
por muy afines que sean a los mercados, dependen de la ciudadanía
para poder llevar adelante la política de recortes, y la expulsión
de Grecia, puesto que Syriza y Tsipras no plantean abandonar el euro,
dispararía una dinámica de desenganches, y dada la situación
internacional, el panorama se vuelve sumamente inestable, por eso, el
drama griego es la evidencia de que Tsipras y el gobierno de Syriza
es un gobierno que sirve a unos griegos y a una Grecia que está
enfrentada a la Europa de los mercados;
el domingo, el próximo domingo debería de ser un día para
demostrar a los eurócratas que estamos con Tsipras y Syriza, que
apoyamos un gobierno que se enfrenta a una Europa que no es la de los
pueblos que es la Europa de los mercados,
y esa Europa no la queremos, por eso queremos demostrar que apoyamos
a los griegos y al gobierno que les defiende.
jmrmesas
dos
de julio de dos mil quince
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