martes, 14 de julio de 2015

DESCONTEXTUALIZAR


DESCONTEXTUALIZAR

UNA ADQUISICIÓN GENIAL IGNORADA


El intercambio de trabajo vivo por trabajo objetivado, es decir, el poner el trabajo social bajo la forma de antítesis entre el capital y el trabajo, es el último desarrollo de la relación de valor y de la producción fundada en el valor.
El supuesto de esta producción es y sigue siendo, la magnitud del tiempo de trabajo, el cuanto de trabajo empleado como factor decisivo de la producción de la riqueza. En la medida, sin embargo, en que la gran industria se desarrolla, la producción de la riqueza efectiva se vuelve menos dependiente del tiempo de trabajo, y del cuanto de trabajo empleados, que del poder de los agentes puestos en movimiento durante el tiempo de trabajo, poder que a su vez -su poderosa eficacia- no guarda relación alguna con el tiempo de trabajo inmediato que cuesta su producción, sino que depende más bien del estado general de la ciencia y del progreso de la tecnología, o de la aplicación de esta ciencia a la producción.*
*– ELEMENTOS FUNDAMENTALES PARA LA CRITICA DE LA ECONOMIA POLITICA (GRUNDRISSE) 1857-1858
Editorial Sigloxxi 8ª edición, pgs 227-228-229

Esto, dicho por Karl Marx, hace 150 años era una adquisición teórica genial, que hoy se ha convertido en una obviedad ignorada por los técnicos y politólogos porque les deja sin respuesta, enfrentados a la élite de riquísimos burgueses, que reprimen el progreso, para que la sociedad tenga que seguir penando, que es la forma en la que esta élite se asegura su poder. Repetir esto no es un ejercicio de dogmatismo de un fanático marxista, sino que es la conclusión de una experiencia personal que me permite entender lo que queda fuera de la estrecha relación – estrecha va por angosta y limitada – que se oculta a la visión del trabajador; cuando comencé a trabajar en la industria de la aviación, un avión de entonces, era una máquina llena de artilugios mecánicos, que necesitaba una extensa gama de trabajadores muy bien preparados y mal pagados, para mantener en vuelo esa compleja máquina. Cuando me jubilé, los aviones seguían siendo máquinas llenas de artilugios electrónicos que requerían mucho menos personal, mucho más preparado, e increíblemente peor pagado, mientras el tiempo de mantenimiento se había reducido aún más. Por aquel entonces, en la ampliación del metro de Madrid, hubo un accidente en la construcción de la estación de metro, creo que Pio XII, en la que la retirada del encofrado, produjo el derrumbamiento del hormigón que no había fraguado, porque se querían apresurar los plazos, y entonces, los túneles se perforaban con cuadrillas de trabajadores, y no con tuneladoras, que aparte de perforar, forran la cavidad.

La explicación de esta introducción viene a cuento porque integrar la ciencia y la tecnología en la producción es algo que se evita discutir, cuando se hace política porque relaciona la producción con factores que están fuera de la relación capital-trabajo, y los políticos de izquierdas, cortaron, cuando el socialismo se convirtió en el ala izquierda del capital, porque al cortar esta explicación se vela, se oculta, la íntima relación mediante la cual, la sociedad genera riqueza, no el emprendedor, sino los vínculos que se establecen entre la empresa y la sociedad, entre la economía y la política, en la que las personas que componen la sociedad, no es una masa informe – en eso tratan de convertirla – sino que este conjunto progresa, casi, al unísono, razón por la cual, la riqueza crece, aunque se la apropia una minoría.

El movimiento cartista, a principios del siglo xix fue una reacción popular de los trabajadores del textil, inquietos porque la introducción de la maquinaria les quitaba puestos de trabajo, y las leyes que el parlamento británico emitió apoyaban a los industriales frente a los trabajadores; fue el comienzo de la organización obrera y de los diversos socialismos, que se extendió al continente y que mantuvo un debate fructificador hasta que estalló la PGM, y los socialistas, ya plenamente dominados por la corriente del marxismo, creyendo que el parlamentarismo evitaría la necesidad de la guerra, votaron los créditos que permitían a los gobiernos rearmarse.

Por eso, cuando Syriza empezó a plantear la idea de enlazar con la tradición socialdemócrata – que de alguna manera, Podemos ha copiado –, la estrategia parecía positiva porque el problema de la deuda, para ser entendido, en toda su dimensión, hay que plantearlo como una relación de clase, entre la clase dominante y la sociedad, cosa, por otro lado, fácil, porque los informes de una organización de caridad, como Oxfan internacional, exime de culpa a una izquierda timorata y desarmada ideológicamente, ya que esos informes demuestran con datos y cifras la genialidad de la adquisición teórica de Karl Marx, 150 años antes, más, para llevar adelante esta idea hay que querer romper con el sistema, y si tomamos como indicativo la voluntad política de Syriza, el artículo escrito por Voroufakis en diciembre de 2013, en el que plantea, no obstante, los sinsabores, promover la estabilidad del capitalismo europeo, porque la izquierda no está preparada, es una repetición semejante a la que tuvo lugar un siglo antes, cuando los parlamentarios socialdemócratas votaron los créditos de guerra.

A ese artículo hice un apunte, destinado a responder, a un pequeño sector de la izquierda española, que fiaba la propia acción al tirón político que pudiera producir una victoria de Syriza, que entonces era Izquierda Unida, a la que la burguesía mediática hacía la cama potenciando a Pablo Iglesias, sin embargo, y pese a lo mucho que ha madurado la situación política internacional, no hay modo de reconocer abiertamente que no hay posibilidad de mejora sometiéndose al sistema, un sistema que se regula a sí mismo, rompiendo la sociedad y queriéndola poner a disposición de la empresa privada a través del acuerdo transatlántico, que para mayor humillación, los parlamentarios europeos, esos que tributaron una ovación a Tsipras por ganar el referéndum del domingo 5 de julio, ni siquiera pueden copiar para estudiarlo a fondo; si eso no es la demostración palpable de que el modo de producción mercantil ha dejado de ser útil, para la sociedad, ¿qué más hace falta?

Hay que tener el valor de romper con el sistema, con el capitalismo porque lo contrario es aceptar sus reglas, y esa ruptura pasa por exigir una reforma fiscal profunda, en el seno de la Unión Europea, disputándole a la burguesía, a la troika la dirección política de los destinos de Europa, la Unión Europea se tiene que convertir en la construcción de los Estados Unidos de Europa, porque eso quiere decir deconstruir el sistema, de lo contrario artículos virulentos como este, enfangan el terreno porque no es Alemanía la que impera, es la burguesía europea, empujada por la burguesía estadounidense la que quiere humillar a Grecia, como un cortafuegos contra el contagio de la lucha de los griegos, porque no se puede decir que Alemania no pagó los créditos contraídos, descontextualizando el pago del hecho de que una parte de Alemania era socio de la URSS, y que el sistema necesitaba que la Alemania del oeste progresara y se convirtiera en el escaparate de la libertad del libre comercio, por eso, no basta que Pablo Iglesias grite en un mitin Aguanta Alexis, que vamos en tu ayuda, porque Syriza, en los días previos al referéndum pidió solidaridad, y a esa solidaridad, la izquierda oficial de Europa respondió con un silencio atronador: a esa izquierda, coincidiendo con Pablo Iglesias, no se la puede salvar, tiene que desaparecer porque es la que frena a la ciudadanía europea, a las trabajadoras y trabajadores, es el aliado objetivo del gobierno de los mercados, por eso, reivindicaciones como la exigencia de una reforma fiscal profunda – para que paguen más los ricos y desaparezcan los santuarios fiscales –, que no son reivindicaciones socialistas, sino democrático burguesas, en el contexto actual adquieren el carácter de revolucionarias, superando el marco nacional y entrando de lleno en el enfrentamiento de clase contra clase, que siempre será menos costoso que el enfrentamiento de los Estados nacionales destruyendo vida e infraestructuras, por eso, Syriza debe ser apoyada, sostenida y mantenida por la izquierda sana europea y mundial y los sindicatos deberían ser capaces de convocar, en el menor tiempo posible una manifestación europea, preferentemente en Berlín para hacer justicia a los griegos y recoger el impulso del parlamento europeo, cuando aplaudió a Tsipras, que aún sigue luchando, y ese si sería un enlace positivo de Syriza con el espíritu socialista que se quebró en 1914 y que recogio el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso bolchevique, antes de claudicar y convertirse en el partido estalinista

jmrmesas

catorce de julio de dos mil quince








































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