¿AUTOREGULACION DEL
MERCADO?
Leo en The Economist un
artículo en el que el autor fantasea sobre el comienzo de la tercera
revolución industrial, desarrollándose en torno a una nueva
industria que se apoyaría en las impresoras de objetos
tridimensionales, una tecnología que ya tiene quince años de
experimentación, la manufactura por capas -ALM-, (en inglés additive
layer manufacturing); hice un apunte sobre esto hace algunos meses,
pues leí un artículo en una revista del fabricante de Airbús, que
incluiría en un próximo futuro este tipo de fabricación en los
elementos metálicos que forman la estructura que han de soportar las
cargas principales; evidentemente todas estas nuevas tecnologías, sí pueden
suponer una nueva revolución, pero desde luego, no será solo
industrial, pues su aplicación trastocará todo el panorama, y en la
medida que la agonía del capitalismo no supone más que
empobrecimiento y miseria para todos, las nuevas tecnologías no
están destinadas a otra cosa que a acelerar el choque entre las
viejas relaciones de producción y las modernas fuerzas productivas,
pero del artículo me llamó la atención el dato que transcribo,
...La
revolución va a afectar no solo cómo,
se hacen las cosas, sino dónde. Las fábricas se trasladaron a
países con salarios bajos para reducir los costes laborales. Sin
embargo, los costos laborales son cada vez menos y menos importantes:
a 499 dólares la primera generación de iPad solamente la mano de
obra de fabricación es de cerca de 33 dólares, de los cuales, el
montaje final en China representa 8 dólares.
Este párrafo recoge el concepto de la disminución de la tasa de
plusvalía, que Marx previó, como determinante del final del modo de
producción mercantil, y que algunos economistas refutan por
considerar que está no disminuye, pero les guste o no, la tasa de
plusvalía disminuye, como lo atestiguan las estadísticas, aunque lo
que Marx no podía prever era la engañifa y despolitización de la
sociedad, producida por los medios de comunicación afines, que ha hecho del
capital financiero el gobierno efectivo del mundo, y el increíble
poder e influencia que ha tomado el hecho de dominar la producción y
el control de la circulación del dinero, es el modo de ejercer el
poder, y que los gobiernos traducen en decisiones políticas.
El hecho de presentar al
capitalismo como si de algo eterno se tratara, sin posible enmienda,
es la cosa más falsa y burda, sin que nadie, entre los profesionales
de la economía quiera entrar en el espinoso tema de esclarecer el
misterio de la vida útil del modo de producción de mercancías y su
pretendida capacidad de autoregulación, por lo tanto, trataré de
demostrar la falsedad de este concepto, pues el de la vida útil del
sistema ya, Marx señaló las características que revelan la
utilidad social de un modo de producción, apuntando como la más
importante la contradicción entre las viejas relaciones de
producción y las fuerzas productivas nuevas, así que, en cuanto a
la pretendida capacidad de autoregulación, me esforzaré en
demostrar que, cuando menos, nadie la ha definido, y cuando más, es
falsa, de comienzo a fin.
La complejidad de nuestro
mundo es de tal magnitud que, en lo tocante a la actividad humana, y
concretamente a la actividad industrial del elemento humano, ha
tenido la desventura de trastocar el delicado equilibrio del
funcionamiento de la naturaleza, contaminando el conjunto de este
sistema cerrado que es el planeta, con lo que, abundando, algo tan
ajustado, que ha necesitado cientos de miles de años para tener un
funcionamiento, con una determinada garantía de equilibrio, ha sido
desajustado por la actividad industrial de los últimos doscientos
años, y, ¿Qué es lo que ha desajustado esta delicada maquinaria?
La capacidad de regular
los patrones de funcionamiento del planeta lo aportan la flora
terrestre y marítima, que es la que recicla, en términos masivos la
capacidad regulatoria del funcionamiento de la biodiversidad, de tal
manera que al sobrepasar la cantidad de contaminante presente en el
ambiente, el CO2, producido, este, acaba desequilibrando todo el
delicado equilibrio, y, necesariamente, se impone la introducción de
elementos de corrección artificiales, si se quiere evitar que el
desequilibrio producido termine por hacer irreversibles los efectos
de la contaminación producida, con lo que pretendo demostrar, que
algo tan preciso y natural como el funcionamiento de la naturaleza,
precisa de la intervención humana para regular la alteración
producida, pues una actividad sin medida ni control ha terminado
desequilibrando algo cuyo funcionamiento era autónomo. Que se haga
ahora o más tarde, es lo que determinará la ireversibilidad del
desequilibrio.
La autoregulación de un
sistema es tanto más fácil cuanto más pequeño es el ámbito que
requiera ser regulado con una determinada autonomía, y de este modo,
por ejemplo, si quiero regular la temperatura de una habitación o un
edificio, el elemento regulador será el valor de la temperatura que
habrá de introducirse en el termostato, y los dispositivos encargados
del funcionamiento autónomo de la regulación serán los sensores
que midan la temperatura en cada lugar donde quiera mantener el nivel
de temperatura previsto.
Con estos dos ejemplos,
pretendo demostrar, que cuanto más complejo es un sistema, tanto más
complicado es lograr un nivel de equilibrio capaz de regular un
sistema, en el primer ejemplo, el mecanismo regulador, que la
naturaleza elaboró en un proceso de miles de años, el conjunto vegetal encargado del proceos de fotosíntesis, la actividad
desenfrenada de la industrialización desordenada y caótica, en poco
más de dos siglos, ha terminado por desequilibrar el planeta, en
términos de poner en riesgo la propia existencia humana, así pues,
si nos centramos en el capitalismos, me pregunto, ¿Alrededor de que
conceptos o valores se regula el mercado?
Si se considera el
mercado como un sistema habría que empezar por definir alrededor de
que conceptos se introducen los elementos de corrección, toda vez
que la aleatoriedad productoras de las sucesiva crisis, que el
sistema genera, las inhabilitan como elementos de regulación, al
crear más desorden que armonía, por tanto podríamos considerarlo
como un sistema abierto, en el que el intercambio de materia y
energía, en un principio, tomado aleatoriamente, del ámbito local,
ha terminado por extenderse a todo el planeta, pues las fuerzas
productivas han globalizado el mercado, y en la actualidad, el
capital financiero a través de las multinacionales toman -saquean
sin control- los recursos que desean, sin más límite que el que
proporciona la fuerza, y el nivel de desajustes observados en
cualquier ámbito afectado por el mercado es, sin lugar a dudas,
inaceptable, por lo que si nos atenemos a la motivación principal,
el deseo de lucro, motor de la acumulación, se impone la
introducción de elementos correctores, que el propio mercado es
incapaz de generar, pues la esquilmación de recursos físicos y
humanos es insoportable e inasumibles.
Si se considerase el
mercado como un sistema cuyo objetivo es el abastecimiento de
mercancías que satisfacieran las necesidades de la una población,
habría que admitir que solo cuenta la población con capacidad de
consumir, y dado que el motor del sistema es el lucro, el capitalista
trata de asegurarse la mercancía que le permita el mayor dominio que
asegure el crecimiento del ámbito de su producción, y puesto que en
el proceso de fabricación quien determina las condiciones de
producción es la disponibilidad de capital, aquellos productores
-banqueros- de la mercancía capital, dinero, se aseguran el
dominio del mercado, en su propio beneficio, y no el del mercado, de
modo genérico, y mucho menos, de la sociedad, con lo que creo haber
dado un esbozo de la inexistencia de cualquier tipo de valor o
condición media capaz de regular el complejo sistema del mercado.
La
propia situación
actual se deriva del hecho de la carencia de elementos de corrección
y en este proceso, que consume las energías sociales, tanto
materiales como psicológicas, es la apatía y la falta de
perspectivas las que al minar las capacidades de resistencia de la
sociedad, terminaría por imponer una falsa salida consistente en que
los ciudadanos trabajadores aceptasen el empobrecimiento impuesto por
los poderosos, que sí tienen más elementos de control y mayor
percepción de sus intereses de clase, aunque eso suponga aumentar el
deterioro del conjunto, o estallidos de indignación popular sin
perspectivas de cambios porque los partidos, con capacidad de
convocatoria, temen, sus dirigentes, meterse en un terreno que
abandonaron largo tiempo ha, peligroso porque supone la hostilidad de
romper, pero si la sola presencia en los parlamentos, de los partidos
obreros, no supone, una llamada a cambiar el sistema, ¿Tiene sentido estar ahí?
ACTITUDES Y APTITUDES PARTIDARIAS
Esta falta de precisión
para caracterizar la fase de declive del capitalismos es lo que tiene
atada las manos de la ciudadanía, pues los más combativos luchan
porque perciben síntomas de deterioro del sistema pero la inmensa
mayoría, angustiada por los problemas de la supervivencia diaria no
ven ninguna salida, y los días transcurren idénticos, sin apenas
variación porque de donde ellos esperan señales no ven el más
mínimo gesto que suponga romper con el sistema.
Los partidos políticos de izquierdas
están obligados a buscar una alternativa al sistema, en principio,
porque son opuestos al capitalismo, pero además, no es admisible que
los bancos digan que no tienen dinero y no se plantee, adónde fue a
parar el dinero, y puesto que socialmente se acepta el lugar común
que el dinero se evade a través de la elusión fiscal y de la
evasión fraudulenta hacia los paraísos fiscales, es necesario tomar
posición contra ese latrocinio público.
Un partido políticos
de izquierdas no
es una banda, en la que se está a lo que diga la superioridad, el
boss, el jefe, un partido politico, es un instrumento para precisar
los medios y los fines, de como buscar la alternativa a un sistema,
el capitalismo que desde los inicios de la industrialización a fines
del siglo 18 en Inglaterra, se percibía como inhumano y nocivo, que
planteó (y debe seguir suscitando polémica, debate, confrontación
ideológica), enfrentamientos teóricos,
dando lugar a diversas concepciones del socialismo, hasta que la
lucha y la elaboración teórica de Marx dieron una base solida al
socialismo al analizar el funcionamiento de la producción de
mercancías y su estrecha relación con el crecimiento de las fuerzas
productivas; por tanto, el partido, como herramienta para cambiar la
sociedad, compuesto por militantes en estrecho contacto con la clase
trabajadora en la que se apoyan, deben buscar explicaciones, y no
simplemente basar su expectativa en el parlamentarismo, y es
imposible transformar la sociedad si se empieza por considerar que el
sistema es intocable, intocable porque el poder politico burgués no
quiere tocarle e intocable porque los que se dicen socialistas, del
signo que sean, no se atreven a tocar el tema, para no caer mal, a
los políticos burgueses y a los periodistas que escriben a sueldo de
los burgueses, y en este sentido dejarse llevar, porque así se van
tapando goteras.
Un partido político de izquierdas, no
está para tapar goteras sino para transformar la sociedad, para
cambiar la sociedad y eso quiere decir aquí y ahora que el
capitalismo tiene que ser regulado por el poder político porque el
sistema es falso que se autorregule, y eso quiere decir que el
sistema tiene que producir para satisfacer las necesidades de la
sociedad, lo que llevará la lucha a chocar con el principio de
propiedad de los expropiadores, porque para ellos, para los
expropiadores, el capitalismo está bien sin ningún tipo de
regulación, lo que quiere decir que ellos imponen su regulación al
conjunto del mundo a través de los gobiernos, que mansamente aceptan
sus dictados, y regular el capitalismo significa erradicar los
paraísos fiscales, quiere decir luchar porque, en principio los
bancos digan dónde está el dinero, a quienes pertenece, que
cantidad y que beneficios obtiene, quiere decir, igualmente que los
bancos no pueden tener el dinero inmovilizado, y esto es así, porque
el estado garante de la emisión de dinero, de su autenticidad y
valor exige, el control y la regulación del flujo del dinero, porque
el conjunto de la ciudadanía trabajadora, hace valer su peso
específico en el funcionamiento de la sociedad, primero porque es el
verdadero creador de riqueza, segundo porque es el principal pagador
tributante y tercero porque es fuente de legitimidad y derecho, y eso
hay que hacerlo valer, y mientras este tipo de explicaciones no aparezcan en los documentos
partidarios, y mientras las intervenciones parlamentarias no estén
recorridas por esta línea política argumental, la presencia en los
parlamentos burgueses es un adorno, pura decoración para justificar
las tropelías de los burgueses, o si se prefiere, de la derecha, y
todavía es mucho más sangrante y escarnecedor en el terreno
sindical, en el que los dirigentes no paran de llamar al dialogo, a la
negociación, siempre sobre la base de ceder territorios, derechos,
conquistas, a veces conseguidas sobre la sangre vertida.
Este mundo podría ser
maravilloso, pero para los más viejos, están volviendo los tiempos
duros de las penurias cotidianas, de las cartillas de racionamiento,
de privaciones incontables, que siempre temieron que pudieran volver,
y que finalmente han vuelto, porque los que creyeron los cantos de
sirenas de la postindustrialización certificaron, antes de tiempo,
el entierro de la lucha de clases, pero esta solo desaparecerá,
cuando desaparezca el modo de producción mercantil, y para ello, hay
que regular POLITICAMENTE el modo de producción mercantil, el
capitalismos, porque YA los mercados, ESTAN REGULANDO
POLITICAMENTE A LAS SOCIEDADES INDUSTRIALIZADAS, en lo que es, de
hecho, el gobierno mundial.
Regular el capitalismo es
erradicar los paraísos fiscales, la condonacion de las deudas
soberanas y el consenso de una moneda única para el mundo, y las
esperanzas que despierta la posible victoria de François Hollande,
en la próxima vuelta de los comicios en Francia, quedará en aguas
de borrajas si se cree que defender los intereses de Francia está en
contradicción con defender los intereses de Europa, y defender los
intereses de Europa es luchar por los Estados Unidos de Europa,
porque de hecho, Merkel gobierna Europa, pero si quiere imponer su
política, favorable solo a los intereses de la burguesía alemana,
al menos que tuviera que concurrir a unas elecciones europeas, en las
que justificar, que para que le vaya bien a un grupete de burgueses
alemanes, debe de hundirse el resto de países, por eso, la posible
victoria del socialdemócrata Hollande, si pretende vincular los
intereses de Francia, al del grupete de burgueses franceses, estaría
errando irremediablemente, porque salir de la crisis es plantear un
nuevo modelo y eso quiere decir, romper con el capitalismo, eso
quiere decir, REGULAR POLITICAMENTE EL MODO DE PRODUCCIÓN MERCANTIL.
jmrmesas
24 de abril de 2012
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