martes, 24 de abril de 2012

EL GOBIERNO MUNDIAL




¿AUTOREGULACION DEL MERCADO?

Leo en The Economist un artículo en el que el autor fantasea sobre el comienzo de la tercera revolución industrial, desarrollándose en torno a una nueva industria que se apoyaría en las impresoras de objetos tridimensionales, una tecnología que ya tiene quince años de experimentación, la manufactura por capas -ALM-, (en inglés additive layer manufacturing); hice un apunte sobre esto hace algunos meses, pues leí un artículo en una revista del fabricante de Airbús, que incluiría en un próximo futuro este tipo de fabricación en los elementos metálicos que forman la estructura que han de soportar las cargas principales; evidentemente todas estas nuevas tecnologías, sí pueden suponer una nueva revolución, pero desde luego, no será solo industrial, pues su aplicación trastocará todo el panorama, y en la medida que la agonía del capitalismo no supone más que empobrecimiento y miseria para todos, las nuevas tecnologías no están destinadas a otra cosa que a acelerar el choque entre las viejas relaciones de producción y las modernas fuerzas productivas, pero del artículo me llamó la atención el dato que transcribo, ...La revolución va a afectar no solo cómo, se hacen las cosas, sino dónde. Las fábricas se trasladaron a países con salarios bajos para reducir los costes laborales. Sin embargo, los costos laborales son cada vez menos y menos importantes: a 499 dólares la primera generación de iPad solamente la mano de obra de fabricación es de cerca de 33 dólares, de los cuales, el montaje final en China representa 8 dólares.

Este párrafo recoge el concepto de la disminución de la tasa de plusvalía, que Marx previó, como determinante del final del modo de producción mercantil, y que algunos economistas refutan por considerar que está no disminuye, pero les guste o no, la tasa de plusvalía disminuye, como lo atestiguan las estadísticas, aunque lo que Marx no podía prever era la engañifa y despolitización de la sociedad, producida por los medios de comunicación afines, que ha hecho del capital financiero el gobierno efectivo del mundo, y el increíble poder e influencia que ha tomado el hecho de dominar la producción y el control de la circulación del dinero, es el modo de ejercer el poder, y que los gobiernos traducen en decisiones políticas.

El hecho de presentar al capitalismo como si de algo eterno se tratara, sin posible enmienda, es la cosa más falsa y burda, sin que nadie, entre los profesionales de la economía quiera entrar en el espinoso tema de esclarecer el misterio de la vida útil del modo de producción de mercancías y su pretendida capacidad de autoregulación, por lo tanto, trataré de demostrar la falsedad de este concepto, pues el de la vida útil del sistema ya, Marx señaló las características que revelan la utilidad social de un modo de producción, apuntando como la más importante la contradicción entre las viejas relaciones de producción y las fuerzas productivas nuevas, así que, en cuanto a la pretendida capacidad de autoregulación, me esforzaré en demostrar que, cuando menos, nadie la ha definido, y cuando más, es falsa, de comienzo a fin.

La complejidad de nuestro mundo es de tal magnitud que, en lo tocante a la actividad humana, y concretamente a la actividad industrial del elemento humano, ha tenido la desventura de trastocar el delicado equilibrio del funcionamiento de la naturaleza, contaminando el conjunto de este sistema cerrado que es el planeta, con lo que, abundando, algo tan ajustado, que ha necesitado cientos de miles de años para tener un funcionamiento, con una determinada garantía de equilibrio, ha sido desajustado por la actividad industrial de los últimos doscientos años, y, ¿Qué es lo que ha desajustado esta delicada maquinaria?

La capacidad de regular los patrones de funcionamiento del planeta lo aportan la flora terrestre y marítima, que es la que recicla, en términos masivos la capacidad regulatoria del funcionamiento de la biodiversidad, de tal manera que al sobrepasar la cantidad de contaminante presente en el ambiente, el CO2, producido, este, acaba desequilibrando todo el delicado equilibrio, y, necesariamente, se impone la introducción de elementos de corrección artificiales, si se quiere evitar que el desequilibrio producido termine por hacer irreversibles los efectos de la contaminación producida, con lo que pretendo demostrar, que algo tan preciso y natural como el funcionamiento de la naturaleza, precisa de la intervención humana para regular la alteración producida, pues una actividad sin medida ni control ha terminado desequilibrando algo cuyo funcionamiento era autónomo. Que se haga ahora o más tarde, es lo que determinará la ireversibilidad del desequilibrio.

La autoregulación de un sistema es tanto más fácil cuanto más pequeño es el ámbito que requiera ser regulado con una determinada autonomía, y de este modo, por ejemplo, si quiero regular la temperatura de una habitación o un edificio, el elemento regulador será el valor de la temperatura que habrá de introducirse en el termostato, y los dispositivos encargados del funcionamiento autónomo de la regulación serán los sensores que midan la temperatura en cada lugar donde quiera mantener el nivel de temperatura previsto.

Con estos dos ejemplos, pretendo demostrar, que cuanto más complejo es un sistema, tanto más complicado es lograr un nivel de equilibrio capaz de regular un sistema, en el primer ejemplo, el mecanismo regulador, que la naturaleza elaboró en un proceso de miles de años, el conjunto vegetal encargado del proceos de fotosíntesis, la actividad desenfrenada de la industrialización desordenada y caótica, en poco más de dos siglos, ha terminado por desequilibrar el planeta, en términos de poner en riesgo la propia existencia humana, así pues, si nos centramos en el capitalismos, me pregunto, ¿Alrededor de que conceptos o valores se regula el mercado?

Si se considera el mercado como un sistema habría que empezar por definir alrededor de que conceptos se introducen los elementos de corrección, toda vez que la aleatoriedad productoras de las sucesiva crisis, que el sistema genera, las inhabilitan como elementos de regulación, al crear más desorden que armonía, por tanto podríamos considerarlo como un sistema abierto, en el que el intercambio de materia y energía, en un principio, tomado aleatoriamente, del ámbito local, ha terminado por extenderse a todo el planeta, pues las fuerzas productivas han globalizado el mercado, y en la actualidad, el capital financiero a través de las multinacionales toman -saquean sin control- los recursos que desean, sin más límite que el que proporciona la fuerza, y el nivel de desajustes observados en cualquier ámbito afectado por el mercado es, sin lugar a dudas, inaceptable, por lo que si nos atenemos a la motivación principal, el deseo de lucro, motor de la acumulación, se impone la introducción de elementos correctores, que el propio mercado es incapaz de generar, pues la esquilmación de recursos físicos y humanos es insoportable e inasumibles.

Si se considerase el mercado como un sistema cuyo objetivo es el abastecimiento de mercancías que satisfacieran las necesidades de la una población, habría que admitir que solo cuenta la población con capacidad de consumir, y dado que el motor del sistema es el lucro, el capitalista trata de asegurarse la mercancía que le permita el mayor dominio que asegure el crecimiento del ámbito de su producción, y puesto que en el proceso de fabricación quien determina las condiciones de producción es la disponibilidad de capital, aquellos productores -banqueros- de la mercancía capital, dinero, se aseguran el dominio del mercado, en su propio beneficio, y no el del mercado, de modo genérico, y mucho menos, de la sociedad, con lo que creo haber dado un esbozo de la inexistencia de cualquier tipo de valor o condición media capaz de regular el complejo sistema del mercado. 

La propia situación actual se deriva del hecho de la carencia de elementos de corrección y en este proceso, que consume las energías sociales, tanto materiales como psicológicas, es la apatía y la falta de perspectivas las que al minar las capacidades de resistencia de la sociedad, terminaría por imponer una falsa salida consistente en que los ciudadanos trabajadores aceptasen el empobrecimiento impuesto por los poderosos, que sí tienen más elementos de control y mayor percepción de sus intereses de clase, aunque eso suponga aumentar el deterioro del conjunto, o estallidos de indignación popular sin perspectivas de cambios porque los partidos, con capacidad de convocatoria, temen, sus dirigentes, meterse en un terreno que abandonaron largo tiempo ha, peligroso porque supone la hostilidad de romper, pero si la sola presencia en los parlamentos, de los partidos obreros, no supone, una llamada a cambiar el sistema, ¿Tiene sentido estar ahí?

ACTITUDES Y APTITUDES PARTIDARIAS

Esta falta de precisión para caracterizar la fase de declive del capitalismos es lo que tiene atada las manos de la ciudadanía, pues los más combativos luchan porque perciben síntomas de deterioro del sistema pero la inmensa mayoría, angustiada por los problemas de la supervivencia diaria no ven ninguna salida, y los días transcurren idénticos, sin apenas variación porque de donde ellos esperan señales no ven el más mínimo gesto que suponga romper con el sistema.

Los partidos políticos de izquierdas están obligados a buscar una alternativa al sistema, en principio, porque son opuestos al capitalismo, pero además, no es admisible que los bancos digan que no tienen dinero y no se plantee, adónde fue a parar el dinero, y puesto que socialmente se acepta el lugar común que el dinero se evade a través de la elusión fiscal y de la evasión fraudulenta hacia los paraísos fiscales, es necesario tomar posición contra ese latrocinio público.

Un partido políticos de izquierdas no es una banda, en la que se está a lo que diga la superioridad, el boss, el jefe, un partido politico, es un instrumento para precisar los medios y los fines, de como buscar la alternativa a un sistema, el capitalismo que desde los inicios de la industrialización a fines del siglo 18 en Inglaterra, se percibía como inhumano y nocivo, que planteó (y debe seguir suscitando polémica, debate, confrontación ideológica), enfrentamientos teóricos, dando lugar a diversas concepciones del socialismo, hasta que la lucha y la elaboración teórica de Marx dieron una base solida al socialismo al analizar el funcionamiento de la producción de mercancías y su estrecha relación con el crecimiento de las fuerzas productivas; por tanto, el partido, como herramienta para cambiar la sociedad, compuesto por militantes en estrecho contacto con la clase trabajadora en la que se apoyan, deben buscar explicaciones, y no simplemente basar su expectativa en el parlamentarismo, y es imposible transformar la sociedad si se empieza por considerar que el sistema es intocable, intocable porque el poder politico burgués no quiere tocarle e intocable porque los que se dicen socialistas, del signo que sean, no se atreven a tocar el tema, para no caer mal, a los políticos burgueses y a los periodistas que escriben a sueldo de los burgueses, y en este sentido dejarse llevar, porque así se van tapando goteras.

Un partido político de izquierdas, no está para tapar goteras sino para transformar la sociedad, para cambiar la sociedad y eso quiere decir aquí y ahora que el capitalismo tiene que ser regulado por el poder político porque el sistema es falso que se autorregule, y eso quiere decir que el sistema tiene que producir para satisfacer las necesidades de la sociedad, lo que llevará la lucha a chocar con el principio de propiedad de los expropiadores, porque para ellos, para los expropiadores, el capitalismo está bien sin ningún tipo de regulación, lo que quiere decir que ellos imponen su regulación al conjunto del mundo a través de los gobiernos, que mansamente aceptan sus dictados, y regular el capitalismo significa erradicar los paraísos fiscales, quiere decir luchar porque, en principio los bancos digan dónde está el dinero, a quienes pertenece, que cantidad y que beneficios obtiene, quiere decir, igualmente que los bancos no pueden tener el dinero inmovilizado, y esto es así, porque el estado garante de la emisión de dinero, de su autenticidad y valor exige, el control y la regulación del flujo del dinero, porque el conjunto de la ciudadanía trabajadora, hace valer su peso específico en el funcionamiento de la sociedad, primero porque es el verdadero creador de riqueza, segundo porque es el principal pagador tributante y tercero porque es fuente de legitimidad y derecho, y eso hay que hacerlo valer, y mientras este tipo de explicaciones no aparezcan en los documentos partidarios, y mientras las intervenciones parlamentarias no estén recorridas por esta línea política argumental, la presencia en los parlamentos burgueses es un adorno, pura decoración para justificar las tropelías de los burgueses, o si se prefiere, de la derecha, y todavía es mucho más sangrante y escarnecedor en el terreno sindical, en el que los dirigentes no paran de llamar al dialogo, a la negociación, siempre sobre la base de ceder territorios, derechos, conquistas, a veces conseguidas sobre la sangre vertida.


Este mundo podría ser maravilloso, pero para los más viejos, están volviendo los tiempos duros de las penurias cotidianas, de las cartillas de racionamiento, de privaciones incontables, que siempre temieron que pudieran volver, y que finalmente han vuelto, porque los que creyeron los cantos de sirenas de la postindustrialización certificaron, antes de tiempo, el entierro de la lucha de clases, pero esta solo desaparecerá, cuando desaparezca el modo de producción mercantil, y para ello, hay que regular POLITICAMENTE el modo de producción mercantil, el capitalismos, porque YA los mercados, ESTAN REGULANDO POLITICAMENTE A LAS SOCIEDADES INDUSTRIALIZADAS, en lo que es, de hecho, el gobierno mundial.

Regular el capitalismo es erradicar los paraísos fiscales, la condonacion de las deudas soberanas y el consenso de una moneda única para el mundo, y las esperanzas que despierta la posible victoria de François Hollande, en la próxima vuelta de los comicios en Francia, quedará en aguas de borrajas si se cree que defender los intereses de Francia está en contradicción con defender los intereses de Europa, y defender los intereses de Europa es luchar por los Estados Unidos de Europa, porque de hecho, Merkel gobierna Europa, pero si quiere imponer su política, favorable solo a los intereses de la burguesía alemana, al menos que tuviera que concurrir a unas elecciones europeas, en las que justificar, que para que le vaya bien a un grupete de burgueses alemanes, debe de hundirse el resto de países, por eso, la posible victoria del socialdemócrata Hollande, si pretende vincular los intereses de Francia, al del grupete de burgueses franceses, estaría errando irremediablemente, porque salir de la crisis es plantear un nuevo modelo y eso quiere decir, romper con el capitalismo, eso quiere decir, REGULAR POLITICAMENTE EL MODO DE PRODUCCIÓN MERCANTIL.

jmrmesas
24 de abril de 2012



No hay comentarios:

Publicar un comentario