viernes, 4 de mayo de 2012

¿POR QUE ESE EMPEÑO EN IGNORAR LOS HECHOS?


ESO NO ES CIENCIA

Durante unos 60 años, Europa se ha entregado a un noble experimento: un intento de reformar, mediante la integración económica, un continente azotado por la guerra, para situarlo de forma permanente en el camino de la paz y de la democracia. Al mundo entero le interesa que el experimento sea un éxito y el mundo entero padecerá si fracasa, y de esto no hay duda, pero en el larguísímo articulo de Krugman, publicado en el periodico, donde lo he leído, lo que más destacable es la habilidad de pasar a través de la historia, como un rayo de sol por un cristal, sin dejar huella de su paso, pero, a diferencia del analisis krugmaniano, los acontecimientos pasados, sí han modelado la historia, queramos. o no, reconocerlo, y ese paso ha dejado secuelas, cicatrices, que no pueden ser ignoradas, porque son los datos del actual problema.
El más elemental hecho práctico es que la economía, por más que se quiera reducir al ámbito universitario, tiene unas implicaciones catastróficas en la vida de las sociedades, porque no es una ciencia abstracta, con fuerza de ley universal, sino que el manejo de la producción y su reparto, se hace con criterios arbitrarios, apoyando la defensa de los poseedores de los instrumentos de producción contra los que han de entregar su fuerza vital -fuerza de trabajo- a los poseedores de tales instrumentos, por eso, la economía no deja de ser, por mucha matemática que se le eche, un latrocinio organizado, dirigido y protegido de los poderosos, el escaso uno por ciento del mundo, contra el noventa y nueve por ciento restante, y los economista venden su ciencia a los poderosos y no al conjunto de la sociedad, por eso, en este caso, el señor Krugman, puede hablar de la formación de la construcción de la unión europea y los acontecimientos que la moldearon y la molean, haciendo abstracción de los hechos relevantes que marcan las vías de ese desarrollo.
La actual situación ha tenido su génesis y desarrollo en teorías que propiciaron economistas con una decidida vinculación ideológica anclada en la defensa de la propiedad privada y en la defensa del capitalismo, al coste de impulsar a los gobiernos a imponer la defensa del liberalismo económico a sangre y fuego, pues fueron las teorias de Friedman y Hayek quienes sirvieron de soporte a dictaduras tan sangrientas como la de Chile y Argentina, teorías que alimentaron las políticas de Thatcher y Reagan, por lo tanto, no es muy exacto tratar de colar un larguísimo artículo -igual en su libro, lo desarrolla, pero en el artículo no lo hace- que habla de la unidad de Europa, sin mencionar ese dique de contención que era, contra una economía dirigida, -la del bloque “comunista”- que no era mala por el hecho de ser dirigida, sino porque, igualmente, ahogaba y constreñía a una sociedad, que tampoco era dueña.
Su preocupación por la marcha del mundo, pues, adolece de esa simplicidad de querer escamotear los datos de un problema que configuran nuestro actual presente, y esto es lo que hace, que cualquier explicación que pretenda ignorar la contribución decisiva de los desposeídos y expropiados en la marcha de la economía, una visión parcial y claramente favorable a los intereses de los poderosos expropiadores, contra esa mayoría de expropiados
El primer dato, dado por asumido, que el modo de producción de mercancías es producto de un desarrollo histórico, que ha evolucionado a impulsos de las fuerzas productivas y al control de los medios de producción, anclados en una determinada concepción de la propiedad, que aparta, por la violencia, a la mayoría de la sociedad, de su control, dejándolos solo al arbitrio del reducido uno por ciento, los cuales adoptan las medidas que les son más favorables, el primer dato digo, es que la salida del dólar del patrón oro, en 1971, desequilibró el acuerdo alcanzado tras la SGM, lo cual vino a imponer al dólar como moneda mundial, sin ningún tipo de referencia, más allá de la que el propio gobierno estadounidense quería reconocer, y esto, que en un principio fue aceptado por los otros burgueses como una especie de tributo porque reconocían su dependencia militar de la burguesía del complejo militar-industrial estadounidense, terminó, una vez, disuelto el peligro “comunista”, en un afloramiento de todas las tensiones acumuladas en el proceso, por eso, la introducción del euro en el sistema monetario, fue percibido, por el capitalismo anglosajón, como una amenaza, por lejos que el conglomerado de la burguesía europea continental, estuviera de querer amenazar al dólar.
Este dato desaparece de todas las visiones y de todas las explicaciones, que el señor Krugman, y con él, de todos los economistas, pretenden dar a cerca del problema del sistema monetario y del sistema financiero, por eso, una vez comprobado el ferviente deseo, de evitar la confrontación directa del conglomerado burgués europeo, el análisis krugmaniano, ve positivo que, El Banco Central Europeo nos ha sorprendido de manera positiva desde que Mario Draghi relevó a Jean-Claude Trichet en la presidencia. Cierto es que Draghi se negó en redondo a admitir que el banco comprara bonos procedentes de los países en crisis. Pero encontró un modo de conseguir un resultado más o menos similar por la puerta de atrás: anunció un programa por el cual el BCE avanzaría préstamos ilimitados a los bancos privados y aceptaría bonos de los Gobiernos europeos como garantía secundaria. El resultado ha sido que, en el panorama general (al menos, mientras escribo estas páginas), el pánico autorrealizante parece menos inminente y, con ello, las tasas de interés de los bonos europeos se han reducido.,lo que interpreto como una vívida preocupación de que el sistema monetario se colapsara ante la obligada dependencia de un dólar cada vez más empapelado, toda vez que reconoce que los países europeos realizan aproximadamente el 60% de su comercio entre sí, y el suyo es un comercio muy profuso, lo que querría decir, que, a grandes rasgos, la importancia de las multinacionales estadounidenses no se verían amenazadas por que el euro viniera en socorro del dólar.

LA CONSTRUCCION DE LA UNIDAD EUROPEA
La SGM supuso un fatal golpe a las diferentes burguesías europeas, que, súbitamente comprendieron su pérdida de capacidad para dirigir los destinos del mundo, pues su territorio natural, el continente, se había reducido, al este, por la revolución rusa y la incorporación de una orla de países que abandonaron el mercado para participar en la experiencia de la economía dirigida que significaba el experimento ruso, y al oeste, y resto del mundo, porque las empresas estadounidenses, se instalaron en la mayoría de los países, dando inicio a lo que más tarde se definió como globalización, por lo tanto, en un alarde de juiciosa reflexión, se llegó al convencimiento de la necesidad de pactar las condiciones del mercado interior, siempre, de espaldas a la ciudadanía, y mientras el fantasma del “comunismo” tuvo existencia oficial, el pacto para la construcción del mercado interior, fue bien acogido porque suponía un dique, pero el desmoronamiento de la URSS y su orla, cambió todo, y una parte de la burguesía petrolera, queriendo valorizar su petróleo, estimo conveniente hacerlo en euros y no en dólares, siendo esto percibido como un peligro por los financieros estadounidenses, que decidieron tantear la disposición del conglomerado de la burguesía europea continental, para apoyar y defender el euro.
Todo esta perspectiva es deliberadamente ovbiada por el autor, porque presentar la economía como una disciplina intelectual, sin el incordio de las personas que padecen las decisones, que un grupo de tecnócratas toman, tal vez esté en consonancia con la poca consideración, que a los financieros-especuladores-mercados, tienen por el común de los mortales, porque, como reconoce el propio autor, todas las asimetrias que se daban para la adopción del euro se tuvieron en cuenta, menos, estimo yo, la que suponía la propia valoración que la ciudadanía tenía y tiene de la propia construcción europea, así que volviendo a citarle, en la referencia que hace a la movilidad de los trabajadores en el territorio europeo, dice citando a otro: La movilidad laboral ocupaba un primer plano en el artículo que dio origen a todo el campo de estudio de la zona monetaria óptima, escrito en 1961 por el economista de origen canadiense Robert Mundell. Un resumen a grandes rasgos de la tesis de Mundell diría que los problemas de ajustarse a un boom en Saskatchewan y una depresión simultánea en la Columbia Británica (o viceversa) se reducirían bastante si los trabajadores se desplazaran libremente allí donde están los empleos. Y, de hecho, la mano de obra se mueve libremente por las provincias canadienses, exceptuando Quebec; y se mueve libremente por los distintos Estados de EE UU. Sin embargo, no se mueve libremente por los países de Europa. Aunque los europeos tienen, desde 1992, derecho legal a trabajar en cualquier parte de la Unión Europea, las divisiones lingüísticas y culturales son suficientemente grandes como para que incluso grandes diferencias en las tasas de desempleo ocasionen unas tasas migratorias muy modestas.
De que movilidad laboral se habla, porque no es lo mismo un goteo de trabajadores, que masas de trabajadores recorriendo el continente, pues los trabajadores no son ganado trashumante, pero de cualquier manera, migraciones interiores solo son posibles si existe una política tendente a la creación de empleo, y los únicos focos de creación de empleo masivo son los que provee la construcción, el ladrillo, y aunque en España, ha tenido una destacada importancia, no ha sido el único país europeo en ensayarlo, ni siquiera en Estados Unidos, donde los bancos locales, acudieron en masa a contratar con los bancos alemanes, según dice él mismo, para proveerse de los fondos que los bancos locales americanos, carecían.
No, el problema de la desestabilización económica, no ha sido producido por las ciegas fuerzas de los mercados, antes al contrario, porque la mano del mercado dejo de ser ciega y está muy bien informada, merced a concienzudos estudios encargados para anticipar las cotizaciones bursátiles, y de tales estudios se derivó una política tendente a impedir la perdida del control financiero por parte del capitalismo angloamericano, porque, la burguesía, solo está de acuerdo en ser quienes dirijan la marcha del mundo, pero cada facción del capital financiero juega la carta más favorables a los intereses propio, y la apuesta del conglomerado burgués europeo continental, queriendo asegurarse el control del mercado interior, de lo que consideran su espacio natural, presenta un peligro potencial para la burguesía del mundo, si en su afán de defender su territorio natural, terminaran por adoptar un gobierno central con leyes y normas comunes.

 
LA ALTERNATIVA DEL MODO DE PRODUCCION 

 

El noble experimento aludido por el señor Krugman, es posible que estuviera animado de nobles intenciones, pero se han ido quedando por el camino porque el experimento nunca traspasó los umbrales de los despachos para salir a las calles y plazas del continente en demanda del concurso y aportación de la ciudadanía europea, porque en el lapso de tiempo del siglo 20, el mundo ha cambiado notablemente y la preparación funcional de la ciudadanía ha empezado a despertar una consciencia crítica, pese a la labor de enmascaramiento del sistema, y al abandono ideológico de la izquierda, permitiendo desviar la atención de todo aquello que pueda debilitar el poder del control que las finanzas tienen sobre la política para subvertir las instituciones, por eso es necesario señalar una y otra vez, -la repetición es la forma más elemental aprendizaje- que el modo de producción de mercancías ha dejado de tener utilidad social, para convertirse en el instrumento de dominio del capital financiero, primero, porque la mercancía producida, por encima de cualquier otra es el propio dinero, al facilitar la especulación, y la producción de armas de destrucción masiva, segundo, porque en el proceso de la circulación, el control del dinero está en manos de un reducido puñado de financieros con un control minucioso de las finanzas del mundo, las cuales están veladas por la permisividad de los gobiernos, al hacer dejación de su capacidad de control del dinero, confiándolo al libre albedrío de los banqueros, tercero, porque el instrumento que permite la veladura está destinado a la práctica exoneración de la tributación de los poderosos, cuarto, porque todo el entramado legal está destinado a facilitar el dominio de una clase social minoritaria, en contra de la mayoría de la sociedad, y a todo esto, que tradicionalmente se enfrentó lo que históricamente se ha entendido como la izquierda, se vino a fragmentar, tras la revolución rusa de 1917, en dos corrientes importantes, si hacemos abstracción del anarquismo, (¿No es al qaeda, sus seguidores, un trasunto del anarquismo, propio de sociedades rurales?), que ha ido perdiendo importancia en la medida que el proletariado industrial crecía: la socialdemocracia que se ha centrado en el parlamentarismo burgués, y el marximo-leninismo, cuya razón de ser fue la defensa de la naciente revolución, entonces, atacada por amplios sectores de la socialdemocracia, por extemporánea.
En este panorama, la solución burguesa del mercado común, más tarde convertida en Unión Europea, fue aceptada, prácticamente sin crítica por la socialdemocracia europea, mientras que el marxismo-leninismo, la percibía como una amenaza, y tras el desmoronamiento de la URSS, como algo sin substancia, carente de interés.
El debate en el interior de los partidos obreros sobre el capitalismo y su salida ha quedado excluido, considerándolo como algo carente de utilidad práctica, valga el ejemplo del reciente congreso del psoe, en el que la ponencia marco, que abordaba problemas de cierta profundidad, fueron relegados a una comisión reducida, para ser debatida fuera de las sesiones congresuales, porque eran otras las prioridades, y no había tiempo para eso, como un ejemplo de lo alejado que se encuentra el movimiento obrero actual, tanto de una lucha ideológica contra el capitalismo, como de la preocupación por el estudio de la deriva del modo de producción mercantil y su alternativa, por eso, el impulso de responder a esta necesidad pasa por comprender que el modo de producción mercantil es un proceso que ha llegado al límite de su utilidad social, y que su alternativa pasa por hacerlo funcionar a favor de la sociedad y no, que sea el mercado, -las necesidades y prioridades del reducido grupete del uno por ciento de financieros-, quien las determine.
Regular el capitalismo no será una lucha menos dura ni más fácil que expropiar a los expropiadores, porque prácticamente se trataría de hacer que el proceso de producción se hiciera en función de las necesidades de la población, aunque la titularidad de las empresas siguiera siendo de sus actuales dueños, pero al tener que producir según necesidades sociales, se introducen limitaciones en el derecho de propiedad de los expropiadores.
Regular el capitalismo, de este modo se aleja de la pomposidad de construir el socialismo, pero luchar por la erradicación de los paraísos fiscales, que es el medio que los financieros utilizan para regular el aspecto crucial de la circulación monetaria, haciendo que esta fluya en cantidades masivas para la especulación, mientras se reduce a un goteo de tortura china para los ciudadanos corrientes, está muy alejado del parlamentarismo burgués.
Regular el capitalismo, significa, aquí en Europa, una lucha dura y feroz por la construcción de los Estados Unidos de Europa, que ya sería una socialización de todo un continente al hacerlo revisando todos los tratados a la luz de las necesidades de los pueblos y no de sus burguesías, de tal manera que las necesidades de bienestar, salud, educación, cultura, exigiría un crecimiento de las fuerzas productivas, centrando este concepto en un incremento cuantitativo y cualitativo de la formación intelectual y profesional del conjunto de la propia ciudadanía, única manera de acercar distanciamientos engendrados en el proceso histórico por religiones, culturas y lenguas diferentes.
Este tipo de debate es el que debería producirse en el interior de las formaciones de izquierdas para encontrar la respuesta a la actual crisis de nuestros días, y seguramente, todo sería más diáfano, desde si es la monarquía la forma del estado más conveniente, hasta por qué se recorta a los recortados y no a los recortadores y defraudadores. 
El futuro lo estamos escribiendo en el presente, y el que se está escribiendo desde los recortes no es más que añadir pesar a las penas presentes, por eso, un futuro más prometedor significa decir basta de recortes, hay que regular el capitalismos, y eso, significa globalmente, erradicación de los paraísos fiscales, retorno del dinero oculto para invertirlo en ciencias y educación a favor de la ciudadanía, significa condonación de las deudas soberanas que empobrecen y envilecen a los pueblos, significa consensuar una moneda única, porque con ello se embrida el desbocamiento de los especuladores, banqueros y financieros, porque construir un futuro mejor pasa por estas duras tareas, los recortes no son otra cosa que, más de lo mismo.

jmrmesas
4 de mayo de 2012
 

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