domingo, 20 de mayo de 2012

CATEDRAL



 IDEAS Y CREENCIAS

He visto algunas catedrales, pero nunca había reparado en la finalidad de su construcción, porque daba por descontado que tal finalidad no era otra que glorificar la majestad del supremo hacedor, Dios, pero en mi última visita a una de ellas, no pude dejar de preguntarme, si además de expresar la magnificencia divina, sus constructores, no estarían mandándonos, a través de los siglos un mensaje, y no pude por menos, que convenir en que ese mensaje, no solo a llegado, sino que ha calado en las consciencias de las personas, a través de generaciones.
De paso por Sigüenza, decidí entrar en la catedral, porque hacía mucho calor y probablemente estaría fresco, y de camino darme un baño de cultura sin mayor problema, y héme aquí, que mientras deambulaba por los pasillos mirando sepulcros y capillas, al tiempo que me refrescaba, me venían a la mente las ideas con las que he dado comienzo a este apunte, y entre paramentos y columnas me topo con la sillería capitular, cerrada por una imponente reja mejor ornamentada, que la otra reja, frente a aquella, que guardaba la principal capilla, en donde la feligresía se reúne para dar culto a los santos.
Fueron estos detalles los que me hicieron pensar en el mensaje que todo aquello encerraba, porque, ¿Qué podría significar la imponente reja que guardaba la sillería capitular? ¿Por qué la reja de la sillería era mejor que la de la capilla de culto? Como no podía preguntarle a los autores, llegué a la conclusión que en la sillería capitular se deberían reunir, tal vez, dignatarios de la Iglesia y del poder temporal a debatir de lo humano y divino, y entonces, como ahora, se imponía marcar diferencias, distancias, porque las directrices que salían de esas reuniones capitulares, tenían trascendencias que formaban las consciencias, eran los creadores de opinión de la época, capaces de condenarte al fuego eterno o a la tajadera del verdugo, y eso es una impronta que ha quedado en las consciencias de los pueblos, y que si hacemos abstracción de los diferentes templos, catedrales, pirámides, coliseos, foros, etc., arrojan una forma de pensar que resumimos en las frases hechas: siempre ha sido así, siempre ha habido ricos y pobres, esto es así, no se puede hacer nada, que expresa una fatalidad falsa pero efectiva, porque desmoviliza las energías populares y corta, o cuando menos, entorpece, la investigación de lo terreno, que es lo verdaderamente preocupante, para el poder y los poderosos.
Estas reflexiones me llevan a la necesidad de comprender, que pese a que el entramado legal que compone el sistema capitalista, no está soportado más que por las creencias, estas son tan importantes, y están tan hondamente arraigadas, que sin un importante esfuerzo por desmenuzar y explicar las bases en las que se sustenta, cualquier tipo de cambio estaría condenado a ser poco durable, porque la fuerza de las convicciones sobre el funcionamiento del modo de producción, que nadie quiere poner en tela de juicio, -la famosa frase de Sarkozy sobre reinventar el capitalismo, era justamente el debate que hubiese procedido, pero de inmediato entendió que fue un error, y desde la izquierda, y mucho menos, desde la derecha, el envite fue ignorado- es la pieza capital sobre la que gira y se retuerce toda la situación política de nuestro tiempo, y sobre la que se articulará el próximo futuro, y esto es tan vital y real, que si el recién electo presidente de Francia, Hollande, en su visita al socio transatlántico, Obama, van a tratar de los asuntos de Europa, es porque para Estados Unidos, la situación no es menos dramática, pese a no tener que soportar el acoso de los mercados, pues el incremento de la deuda es tal, que en un trimestre, el incremento de la deuda USA de más 350 mil millones de dólares, como casi 15 veces el dinero que el ministro Montoro quiere hacer aflorar con la amnistía fiscal a los defraudadores, por eso no es de extrañar que diga Obama, Si en Madrid hay problemas, los hay en Milwaukee, porque, de ninguna manera, la deuda de Estados Unidos puede seguir engordando indefinidamente, lo que es una confirmación clara de que el problema no es de Europa o de Estados Unidos, es el problema del capitalismo, y del modo de producción mercantil que hay que refundar, es decir, hay que regularlo, p-o-l-í-t-i-c-a-m-e-n-t-e, para que sea útil a las personas y no a los mercados, y esto requiere de las acción política, en la calle, de la ciudadanía presionando a los políticos, a las instituciones, a los profesionales, y de una valiente decisión de la izquierda, para unir fuerzas y acercar posiciones que se articulen para buscar una alternativa programática que responda a las necesidades de la humanidad, hoy, conscientes, de que sin ese programa, las ideas, que como impronta, han calado en las consciencias de las gentes, desmontar el sistema, no tendrá más opción que la violencia, y una sociedad tan interconectada como son las socidades modernas, sus consecuencias no pueden ser más que catastróficas. 
El sistema se ha convertido en algo tan terriblemente inoperante y perverso porque nadie se atreve a plantear su utilidad social por temor a que se desestabilice la sociedad ante el conocimiento de un montaje cuya utilidad solo vale para un puñado de poderosos y ricos que creen poder diseñar el mundo a su capricho, cuando la realidad es que la sociedad, cada día es más consciente de eso que se pretende ocultar, razón por la cual, desconfía de los políticos, del establishment, a los desprecia, porque no se atreven a reconocer lo que es evidente, y lo que es verdaderamente desestabilizador es el temor y la incompetencia de los, al menos, legalmente, tienen una parte de la confianza ciudadana, que no son capaces de plantear el problema.
El descrédito de la izquierda es incluso más grave, porque al ser, los teóricos adversarios del capitalismo, son incapaces de criticar al sistema, plegándose a las necesidades del capitalismo, para no ser tildados de desestabilizadores, de antisistema, y pensar que las masas de ciudadanos se echen a la calle para exigir reivindicaciones, que la izquierda no es capaz de plantear, es sencillamente, quimérico, ¿Qué diferencias hay entre el capitalismo de hace cincuenta años y el actual? ¿Hay en algún partido de izquierdas algún equipo de estudios para determinar cual es la tasa de explotación de la fuerza de trabajo en la sociedad actual? ¿Lo hay en los sindicatos obreros? ¿Cómo desmontar el capital financiero, si durante años, los bancos no han hecho más que repartir beneficios, y ahora resulta que no hay dinero? Y para mayor escarnio, el ministro que asesoró, en su etapa universitaria, a los empresarios a evadir impuesto, ahora perdona a los evasores.
La situación requiere algo más que el empeño de Rubalcaba para consensuar con Rajoy una posición común para salvar la posición de España, ¿De qué país se habla?
jmrmesas
21 de mayo de 2012
























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