jueves, 21 de abril de 2011

R E L E V O



Zapatero no se presentará en las próximas elecciones a primer ministro de su majestad, y con esto se abre la carrera en el psoe para encontrar el relevo que compita con el pp al cargo del feo papel de castigar aún más al sufrido ciudadano-trabajador, porque se tratará de eso, un castigo, en el que Zapatero, fustigado por los “mercados” tomará las medidas que les garantice que lo que nos han robado, además, habremos de “pagarlo”, por las buenas o por las malas, y una vez hecho esto, es decir, después de proponer las leyes que nos harán más dura y difícil la subsistencia, el relevo que le sustituya sea del psoe o sea del pp, tendrá que aplicarlas, y aunque es posible que el pp tenga menos escrúpulos a la hora de aplicarlas, tanto uno como otro no tienen solución para un problema cuyo planteamiento escapa de los estrechos límites del marco nacional para entrar dentro de las políticas globales que sí son patrimonio de los mercados, a los que no quieren enfrentarse.

Existe un tercero en discordia, izquierda unida, pero, lastimosamente ellos tampoco tienen una política que pueda ilusionar a la ciudadanía porque en su afán de exhibir corrección y moderación, tampoco proponen nada que se salga del patrón nacional, y esta falta de perspectiva lastra la formación de la consciencia global de una ciudadanía en manos de una caterva de políticos ineptos, incapaces, o peor aún, en connivencia con los mercados, y esto, que sí puedo entenderlo desde las filas de la derecha, no lo entiendo de la misma manera desde las filas de la izquierda, sea la socialdemocracia, o sea desde la filas de los resto del naufragio de los partidos comunistas, porque si la derecha se aferra a unos modos que no quiere cambiar porque entonces todo su mundo se caería estrepitosamente, la izquierda no puede a hacer lo mismo porque no tiene mundo al que acogerse, ya que no existe nada material, y quiero recordar que, material quiere decir, que las ideas que sustentaban la ensoñación del “socialismo realmente existente” o, del “comunismo en un solo país” se fue por el desagüe a la cloaca, sin que se hallan extraído las lecciones que nos permitan asimilar y entender que es lo que está pasando, y esto ocurre en toda Europa, en determinados ambientes de Estados Unidos y en un variado mosaico de países en donde arraigaron las ideas de cambiar el mundo sin intentar comprender los ritmos y los tiempos.

El mundo está cambiando aceleradamente, pero esos cambios no los percibe la sociedad porque hay toda una industria de propagadores, defensores y cantores de las “bondades y maravillas” del sistema capitalista, sin que nadie discuta los múltiples agujeros de un sistema que ha dejado de ser útil para el conjunto humano -fue útil para la humanidad solo mientras se desarrollaban los medios materiales- pero ya no lo es porque sirve en exclusividad a un puñado de atracadores millonarios ocultos tras el anodino apelativo de “los mercados”, y para que esto cambie, desde algún lugar de la sociedad debe de surgir la idea y la fuerza necesaria para cambiar el estado de cosas.

Puedo comprender, que las cosas tal como yo las veo, pueden ser muy personalmente entendida, y que la marcha del mundo ni va ni tiene que ir por donde yo creo que van, ni tienen que ir por donde yo creo que irán, y mis reflexiones sean pura especulación sin sentido, más el caso es que, al parecer, mis interpretaciones no parecen ir en dirección equivocada; las movilizaciones árabes, nubladas por el humo de la intervención en Libia, adquieren la dimensión épica de las precedentes de Túnez y Egipto en el enclave de Siria, donde las manifestaciones no cesan pese al terrible saldo de vidas, y a la retorcida política de Bashir al Assad, y es así, porque la necesidad de vivir los cambios y sentirse dueños de sus destino es el alimento espiritual e ideológico que recorre estos países, pero esa señal es algo más que la necesidad de sentirse iguales a nosotros, esa señal es la expresión de que los criterios que hemos heredados de épocas pretéritas, tienen que cambiar en todo el orbe para acoger un nuevo modo de vida, cuyos parámetros estén fundamentados y recorridos por el interés social y no por el interés de una minoría de plutócratas, que se creen los dueños del mundo, con derecho a imponernos un modo de vida subordinado a sus intereses egoístas y mezquinos.

No creo que nuestras condiciones de vida sean mucho mejores que las de los ciudadanos que están demandando cambios en el norte de África y en el medio oriente, sino que lo que nos diferencia de ellos es esa necesidad de querer cambiar un aspecto de sus sociedades, eso que ellos demandan respecto a las libertades “formales” y sentido como una necesidad vital para articular su modo de vida, nuestras sociedades no lo perciben respecto de organizar una economía que tengan en cuenta las necesidades de las sociedades “postindustriales”, porque este aspecto del cambio, no es un cambio cosmético, sino un cambio que afecta a la raíz del modo de producción, que afecta a toda la estructura de la sociedad capitalista y cuyas consecuencias serían globales, y en este campo nadie se arriesga a pronosticar, y menos, proponer, políticas que vayan a la raíz de la causa que no es otra que atacar la propiedad privada, que un puñado de ricos tienen para controlar los destinos de pueblos y países, como es el caso de imponer las centrales nucleares, o jugar con la agricultura para mantener la industria del automóvil, transformando los cereales en combustibles; hay multitud de ejemplos de los que estos dos, forman parte, pero nadie quiere aventurarse por estos vericuetos, porque seria perder las formas de hacer lo políticamente correcto.

El caso es que izquierda unida, en España, como otros partidos de izquierdas en Francia, Alemania, Italia, o Reino Unido, pongo por caso no serían capaces de proponer nunca un gobierno europeo y presentar en toda Europa, en la próximas elecciones al parlamento europeo un programa que recogiera las claves de una política común en la que la ciudadanía europea se reconociera, y pretenden presentar soluciones nacionales a problemas que son de raíz y estructura global, mundial, internacional; la extrema derecha reconoce implícitamente su contenido en el hecho de negarlo, oponiendose a las consecuencias que las decisiones que imponen los mercados, aunque el coste político de un gobierno europeo lo padecen en negativo Portugal, Grecia, Irlanda, España, y hace méritos Islandia, todo ello, sin ninguna de las ventajas de un gobierno común, responsable ante la ciudadanía.

El ataque al euro desatado por los mercados, no es una simple maniobra económica destinada a engordar las cuentas ocultas en los santuarios financieros llamados paraísos fiscales, en una política de alcance destinada a quebrar el cauteloso y tímido intento de los burgueses europeos de construir una entidad política en la que garantizarse un mercado europeo, pero si las cautelosas decisiones tenían cabida en un entorno sin convulsiones descontroladas, en el actual momento político, las cautelas no valen más que para envalentonar las maniobras financieras y a la extrema derecha, porque ese ataque encierra el temor a que, efectivamente, se puedan dar los pasos precisos para la construcción de una administración política estatal centralizada, y eso es percibido por los mercados como una amenaza que socavaría el predominio del modo de producción mercantil, toda vez, que un estado europeo centralizado terminaría por escapar del control de los burgueses para ser controlado por una ciudadanía que terminaría planteándose el sentido de una economía que solo sirve a un puñado de plutócratas.

Somos rehenes ideológicos de una serie de argumentos manipulados en interés del puñado de millonarios que manejan los hilos de la economía para su propio beneficio, porque el discurso de la deuda soberana es una patraña para mantenernos sometidos a unos dictados sumamente dúctiles, que según quienes, el dato “objetivo” es vital o es prescindible, pues la deuda USA está en el cien por cien de su PIB, y todavía se estima que llegará al 110% en unos cuatro o cinco años; ya en 2010 rondaba el 90 %, y las agencias de calificación, ignoraban el problema pues la primera economía mundial, aún puede emitir papel moneda, sin ningún respaldo, porque lo que hay tras ello, no es que funcione la economía sino que el modo de producción capitalista no se cuestione, y esto es lo que hay que discutir, pues va en ello la vida de casi la mitad de la humanidad, y si para garantizar el derecho a vivir hay que tocar la deuda, habrá de exigir la condonación global de la deuda, como de igual modo, exigir la erradicación de los paraísos fiscales, santuarios del terrorismo político financiero, consentido y amparado por la “gobernanza mundial”, la imposición de un sistema monetario con una única moneda, la revisión profunda y sobre nuevas bases más justas de los organismos internacionales, desde la ONU, al FMI, y todo lo que no sea esto, es vender humo a la ciudadanía, manteniéndola en la inopía, y esto, tenemos derecho a exigirlo, porque pagamos impuestos, los ricos no pagan, y si los “mercados” se empeñan en empobrecernos, tal vez haya que elegir la plaza de tahrir y ocuparla hasta imponer una economía al servicio de la sociedad y no que esta este al servicio de los mercados.

21/04/2011                                                     jmrmesas

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