LA
IZQUIERDA ANTE LA HISTORIA
¿TODO
ESTÁ PERDIDO?
NUNCA
EL SER HUMANO EL CIUDADANO CORRIENTE HA TENIDO LAS POSIBILIDADES Y
LOS MEDIOS DE TOMAR EN SUS MANOS SU DESTINO
La
pandemia inventada por la ingeniería financiera, que ha optado por
conservar su gallina de los huevos oro, su economía basada en la
especulación, que además, llegados al punto de desarrollo, del
gigantesco desarrollo de las fuerzas productivas, uno se ve obligado
a preguntarse ¿Donde coño están los economistas marxista de
los cojones? ¿Conservando sus cátedras en alguna
universidad? ¿Asesorando a alguna transnacional?
¿Siendo cautos para ser responsables? ¿Se puede
ser responsables antes los irresponsables que defienden su gallina de
los huevos de oro al precio de una pandemia? Retomo hilo, la
increíble capacidad de las fuerzas productivas, el estrechamiento de
la posibilidad de obtener plusvalía, la producción de medios de
producción que limitan el empleo, limitando la incorporación de la
fuerza de trabajo a la producción, el hecho de que en 1950 se
estimaba que la población mundial era de 2600 millones de seres
humanos, que además el mundo, entonces, necesitaba
reconstruir la destrucción causada por la segunda guerra mundial,
a la economía actual, a esta
economía hiperconectada
a un mundo superencogido
no le queda más opción que la especulación para crear valor,
algo que los economistas saben de sobra, por
lo tanto, a la economía solo le queda el artificio de
la especulación para crear riqueza, o la reestructuración
de las premisas sobre las que se asienta la producción, un
modo de producción nuevo, superior, con
una visión nueva del mundo que ponga en el centro al ser humano,
y es eso o seguir consintiendo que la riqueza que se la reparten un
puñado de ambiciosos listillos, el capital financiero internacional,
egoístas, insolidarios y acaparadores sigan pudriendo el
mundo.
En
la crisis de 2008 se debieron tomar medidas contra una economía
desembridada pero se prefirió confiar en el buen criterio del
mercado para autoregularse. Los líderes prefirieron dejar hacer y ya
hemos vistos a donde nos ha llevado una confianza sin sentido, ¿donde
están los economistas marxistas de los cojones que tiene que venir
un jodido obrero a decir lo que, probablemente digan en sus clases
magistrales? ¿Lo dicen? Echaré mano de una controversia entre dos
economistas habituales de los medios, los señores Jose
Carlos Diez y Juan
Torres Lopez acerca de las monedas de ámbito local, para
demostrar que ambos pierden, y pierden porque eluden mirar el
problema de frente. Ocurre que ha tenido que volver a acontecer una
profunda crisis económica, que no quieren mirar de frente, ni
siquiera quien la ha denunciado, el señor Toussaint, para comprobar
que la moneda buena es la que determina el valor, que no el precio,
porque la crisis producida por la circulación del dinero malo –el
dólar– ha necesitado el ajuste duro de un cierre patronal
mundial, embozado
en una pandemia
…¿construida? para demostrar que la especulación nos
pasa factura solo a los desheredados.
Es
decir, levantar la economía significará un increíble esfuerzo
colectivo del que se beneficiará una élite y un entorno miserable,
mientras seguirán cayendo desheredados porque estos listillos, estos
tiburones de los negocios, el capital financiero internacional han
probado que pueden morder y que pueden seguir a los mando sin que
nadie rechiste. No contaran conmigo.
Hoy
la humanidad tiene algo más de 7500 millones de seres humanos, el
tejido productivo está intacto, afortunadamente,
aunque en España en dos semanas se han cerrado 85000 empresas, en
EEUU el número de parados ha llegado a 5,4 millones de personas, y
así en este orden en el resto del mundo. Las posibilidades de
empleo para una fuerza laboral tan amplia y numerosa está fuera de
esa élite voraz y depredadora. Ningún proyecto que no
contemple un freno a la voracidad de estos depredadores será
efectivo,
por el contrario estará cultivando una pandemia superior.
En palabras más rotundas, una matanza mas grande.
Su
economía no es cualquier cosa, es una muy bien estructurada red
organizada del control corporativo global. La
internacional de los negocios,
de la especulación. Lo
revelaba el estudio de la universidad de Zurich,
publicado en la revista de ciencias Plos One del que hice un
comentario, creo que en 2013 o 2014 sobre las 147
transnacionales que dominan la economía, y que ningún
“marxista” teórico, político o económico se ha dignado
analizar para explicarles a los ciudadanos trabajadores la
inconsciencia que supone creer que semejante poder puede ser
combatido con razones y bueno deseos. Jamas permitirán que la
ciudadanía alcance niveles de dignidad y confort porque incrementará
el miedo que ellos sienten.
Lo que gana el pueblo lo pierde el mercado,
la élite que controla la 147 transnacionales.
Cuando
se levante el confinamiento, las condiciones de vida tenderán por
inercia a retomar el camino dejado anteriormente, pero a medida que
el tiempo vaya avanzando las condiciones empeorarán
aceleradamente y los esfuerzos que los banqueros solicitarán
sera mayor cada vez, y
aunque todos entiendan y acepten sacrificios esos esfuerzos se
repartirán como siempre, la élite se quedará con la tajada grande
y las migas habrá que pelear por ella, y eso no puede suceder.
Hemos
de ser conscientes, hemos de ser muy conscientes que su fortaleza, la
fortaleza de los banqueros radica en la buena organización que
poseen.
En la increíble capacidad de extorsionar a los gobiernos para
obtener las leyes que les favorecen. A pesar del teatro
de su hostilidad, ellos, sus instituciones, sus gobiernos sus cuerpos
diplomáticos mantienen una comunicación fluida y constante
ligándose para no correr riesgos innecesarios. Han construida una
tupida red de organizaciones institucionales, económicas y
comerciales, sociales, políticas que ha conseguido llevar a cabo en
el mundo, un cierre patronal coordinado,
cuyo objeto ha sido reajustar las finanzas, y esto les da una
fortaleza muy grande de la que los pueblos, los lideres sociales y la
izquierda debe aprender y tomar muy buena nota para combatir su
latrocinio depredador, pues es en esta organización
internacional del capital es donde radica esa fortaleza que
toma medidas y crea doctrina.
Esa
acción demuestra algunas cosas, al menos como yo lo veo. La primera
es que el entramado económico trasciende las fronteras de los
Estados nacionales, es decir, el propio hecho económico demuestra el
ligamen político de la estructura productiva, en que la producción
inmediatamente adquiere carácter de valor cambiante, es decir,
especulativo, que en el caso del petroleo es evidente y
meridiano.
La
segunda cuestión, es el acuerdo político compartido por todos
los Estados y sus gobiernos para evitar rozar el tema económico
centrándose solo en el aspecto sanitario del confinamiento. El
confinamiento obedece como es obvio, en primer lugar a evitar la
extensión del contagio, pues en la primera oleada ya se puso de
manifiesto la endeblez logística y sanitaria, que los recortes de la
crisis anterior –2008– dejó en todos los países en diferente
medida, compensada por la excelente disposición de todos los que
están operativos haciendo frente a la pandemia. De no haber sido
así, la mortandad habría alcanzado cotas que habrían
impedido retomar la vuelta con costes inasumibles, pero el
objetivo principal es ajustar la economía a valores asumibles, algo
que no se está consiguiendo porque la emisión de dólares continua
y continúan llevándoselo los grandes bancos y corporaciones.
La
tercera cuestión, mucho más difícil de presentar, revela como la
potencia de las fuerzas productivas han internacionalizado el proceso
productivo y que el desarrollo desigual y combinado aún juega su
baza en las sociedades menos industrializadas, lo que
quiere decir que el ámbito del Estado nacional está cada vez más
acotado porque, objetivamente agota el concepto de la soberanía
nacional. El tema de los bancos más importantes del mundo conectado
por participaciones accionariales, de todos con todos, que cita en
informe publicado en plos one del que hago referencia demuestra esta
cuestión, que la izquierda debe valorar sin contemplaciones porque
solo contemplando esta realidad podrá comprender el
internacionalismo solidario a la hora de pensar las características
de un modo de producción nuevo capaz de integrar la enorme fuerza de
trabajo de toda la sociedad.
Con
todo lo doloroso que resulta la contaminación del coronavirus el
problema principal es el de la producción y su desarrollo económico,
porque la vuelta a la normalidad
no será nada normal con un paro enorme y gente desamparada. No
podían ni pueden pedirle sacrificios a los pueblos y han tenido que
recurrir a embozar la crisis con el virus,
por eso Trump acusa a los chinos tratando de alejar la sospecha del
lugar donde radica la autoría intelectual del contagio.
Todo el proceso legal iniciado en Estados Unidos contra China tiene
por objeto desviar el problema.
Espero,
confío y deseo que estos apuntes ayuden a la izquierda a reflexionar
sobre el error o acierto de considerar, históricamente acabado, el
modo de producción mercantil que ha convertido al capitalismo en el
mayor depredador del planeta y recuerden el increíble poder de los
banqueros para lograr que los parlamentos hagan leyes que les
beneficie y los gobiernos que estas se cumplan.
El
pueblo trabajador tiene que aprender a organizarse, tiene que
aprender a presionar a los gobiernos. Como dijo Roosevelt a los
sindicatos durante la recesión de 1929, obliguenme.
La
izquierda actual se encuentra en la disyuntiva de repetir el debate
de los créditos de guerra de hace un siglo,
y siempre se repetirá porque nos sitúa ante un compromiso
libremente asumido:
ser la consciencia de los desheredados del mundo sin las etiquetas
disimulantes del cambio climático u otras zarandajas.
Somos o no, pero si
sí, entonces
pongámonos las pilas y construyamos,
de una puta vez el mundo nuevo.
jmrmesas
diecinueve
de abril de dos mil veinte
PASALO
YA
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