domingo, 19 de abril de 2020

LA IZQUIERDA ANTE LA HISTORIA





LA IZQUIERDA ANTE LA HISTORIA

¿TODO ESTÁ PERDIDO?

NUNCA EL SER HUMANO EL CIUDADANO CORRIENTE HA TENIDO LAS POSIBILIDADES Y LOS MEDIOS DE TOMAR EN SUS MANOS SU DESTINO

La pandemia inventada por la ingeniería financiera, que ha optado por conservar su gallina de los huevos oro, su economía basada en la especulación, que además, llegados al punto de desarrollo, del gigantesco desarrollo de las fuerzas productivas, uno se ve obligado a preguntarse ¿Donde coño están los economistas marxista de los cojones? ¿Conservando sus cátedras en alguna universidad? ¿Asesorando a alguna transnacional? ¿Siendo cautos para ser responsables? ¿Se puede ser responsables antes los irresponsables que defienden su gallina de los huevos de oro al precio de una pandemia? Retomo hilo, la increíble capacidad de las fuerzas productivas, el estrechamiento de la posibilidad de obtener plusvalía, la producción de medios de producción que limitan el empleo, limitando la incorporación de la fuerza de trabajo a la producción, el hecho de que en 1950 se estimaba que la población mundial era de 2600 millones de seres humanos, que además el mundo, entonces, necesitaba reconstruir la destrucción causada por la segunda guerra mundial, a la economía actual, a esta economía hiperconectada a un mundo superencogido no le queda más opción que la especulación para crear valor, algo que los economistas saben de sobra, por lo tanto, a la economía solo le queda el artificio de la especulación para crear riqueza, o la reestructuración de las premisas sobre las que se asienta la producción, un modo de producción nuevo, superior, con una visión nueva del mundo que ponga en el centro al ser humano, y es eso o seguir consintiendo que la riqueza que se la reparten un puñado de ambiciosos listillos, el capital financiero internacional, egoístas, insolidarios y acaparadores sigan pudriendo el mundo.

En la crisis de 2008 se debieron tomar medidas contra una economía desembridada pero se prefirió confiar en el buen criterio del mercado para autoregularse. Los líderes prefirieron dejar hacer y ya hemos vistos a donde nos ha llevado una confianza sin sentido, ¿donde están los economistas marxistas de los cojones que tiene que venir un jodido obrero a decir lo que, probablemente digan en sus clases magistrales? ¿Lo dicen? Echaré mano de una controversia entre dos economistas habituales de los medios, los señores Jose Carlos Diez y Juan Torres Lopez acerca de las monedas de ámbito local, para demostrar que ambos pierden, y pierden porque eluden mirar el problema de frente. Ocurre que ha tenido que volver a acontecer una profunda crisis económica, que no quieren mirar de frente, ni siquiera quien la ha denunciado, el señor Toussaint, para comprobar que la moneda buena es la que determina el valor, que no el precio, porque la crisis producida por la circulación del dinero malo –el dólar– ha necesitado el ajuste duro de un cierre patronal mundial, embozado en una pandemia …¿construida? para demostrar que la especulación nos pasa factura solo a los desheredados.

Es decir, levantar la economía significará un increíble esfuerzo colectivo del que se beneficiará una élite y un entorno miserable, mientras seguirán cayendo desheredados porque estos listillos, estos tiburones de los negocios, el capital financiero internacional han probado que pueden morder y que pueden seguir a los mando sin que nadie rechiste. No contaran conmigo.

Hoy la humanidad tiene algo más de 7500 millones de seres humanos, el tejido productivo está intacto, afortunadamente, aunque en España en dos semanas se han cerrado 85000 empresas, en EEUU el número de parados ha llegado a 5,4 millones de personas, y así en este orden en el resto del mundo. Las posibilidades de empleo para una fuerza laboral tan amplia y numerosa está fuera de esa élite voraz y depredadora. Ningún proyecto que no contemple un freno a la voracidad de estos depredadores será efectivo, por el contrario estará cultivando una pandemia superior. En palabras más rotundas, una matanza mas grande.

Su economía no es cualquier cosa, es una muy bien estructurada red organizada del control corporativo global. La internacional de los negocios, de la especulación. Lo revelaba el estudio de la universidad de Zurich, publicado en la revista de ciencias Plos One del que hice un comentario, creo que en 2013 o 2014 sobre las 147 transnacionales que dominan la economía, y que ningún “marxista” teórico, político o económico se ha dignado analizar para explicarles a los ciudadanos trabajadores la inconsciencia que supone creer que semejante poder puede ser combatido con razones y bueno deseos. Jamas permitirán que la ciudadanía alcance niveles de dignidad y confort porque incrementará el miedo que ellos sienten. Lo que gana el pueblo lo pierde el mercado, la élite que controla la 147 transnacionales.

Cuando se levante el confinamiento, las condiciones de vida tenderán por inercia a retomar el camino dejado anteriormente, pero a medida que el tiempo vaya avanzando las condiciones empeorarán aceleradamente y los esfuerzos que los banqueros solicitarán sera mayor cada vez, y aunque todos entiendan y acepten sacrificios esos esfuerzos se repartirán como siempre, la élite se quedará con la tajada grande y las migas habrá que pelear por ella, y eso no puede suceder.

Hemos de ser conscientes, hemos de ser muy conscientes que su fortaleza, la fortaleza de los banqueros radica en la buena organización que poseen. En la increíble capacidad de extorsionar a los gobiernos para obtener las leyes que les favorecen. A pesar del teatro de su hostilidad, ellos, sus instituciones, sus gobiernos sus cuerpos diplomáticos mantienen una comunicación fluida y constante ligándose para no correr riesgos innecesarios. Han construida una tupida red de organizaciones institucionales, económicas y comerciales, sociales, políticas que ha conseguido llevar a cabo en el mundo, un cierre patronal coordinado, cuyo objeto ha sido reajustar las finanzas, y esto les da una fortaleza muy grande de la que los pueblos, los lideres sociales y la izquierda debe aprender y tomar muy buena nota para combatir su latrocinio depredador, pues es en esta organización internacional del capital es donde radica esa fortaleza que toma medidas y crea doctrina.

Esa acción demuestra algunas cosas, al menos como yo lo veo. La primera es que el entramado económico trasciende las fronteras de los Estados nacionales, es decir, el propio hecho económico demuestra el ligamen político de la estructura productiva, en que la producción inmediatamente adquiere carácter de valor cambiante, es decir, especulativo, que en el caso del petroleo es evidente y meridiano.

La segunda cuestión, es el acuerdo político compartido por todos los Estados y sus gobiernos para evitar rozar el tema económico centrándose solo en el aspecto sanitario del confinamiento. El confinamiento obedece como es obvio, en primer lugar a evitar la extensión del contagio, pues en la primera oleada ya se puso de manifiesto la endeblez logística y sanitaria, que los recortes de la crisis anterior –2008– dejó en todos los países en diferente medida, compensada por la excelente disposición de todos los que están operativos haciendo frente a la pandemia. De no haber sido así, la mortandad habría alcanzado cotas que habrían impedido retomar la vuelta con costes inasumibles, pero el objetivo principal es ajustar la economía a valores asumibles, algo que no se está consiguiendo porque la emisión de dólares continua y continúan llevándoselo los grandes bancos y corporaciones.


La tercera cuestión, mucho más difícil de presentar, revela como la potencia de las fuerzas productivas han internacionalizado el proceso productivo y que el desarrollo desigual y combinado aún juega su baza en las sociedades menos industrializadas, lo que quiere decir que el ámbito del Estado nacional está cada vez más acotado porque, objetivamente agota el concepto de la soberanía nacional. El tema de los bancos más importantes del mundo conectado por participaciones accionariales, de todos con todos, que cita en informe publicado en plos one del que hago referencia demuestra esta cuestión, que la izquierda debe valorar sin contemplaciones porque solo contemplando esta realidad podrá comprender el internacionalismo solidario a la hora de pensar las características de un modo de producción nuevo capaz de integrar la enorme fuerza de trabajo de toda la sociedad.

Con todo lo doloroso que resulta la contaminación del coronavirus el problema principal es el de la producción y su desarrollo económico, porque la vuelta a la normalidad no será nada normal con un paro enorme y gente desamparada. No podían ni pueden pedirle sacrificios a los pueblos y han tenido que recurrir a embozar la crisis con el virus, por eso Trump acusa a los chinos tratando de alejar la sospecha del lugar donde radica la autoría intelectual del contagio. Todo el proceso legal iniciado en Estados Unidos contra China tiene por objeto desviar el problema.

Espero, confío y deseo que estos apuntes ayuden a la izquierda a reflexionar sobre el error o acierto de considerar, históricamente acabado, el modo de producción mercantil que ha convertido al capitalismo en el mayor depredador del planeta y recuerden el increíble poder de los banqueros para lograr que los parlamentos hagan leyes que les beneficie y los gobiernos que estas se cumplan.

El pueblo trabajador tiene que aprender a organizarse, tiene que aprender a presionar a los gobiernos. Como dijo Roosevelt a los sindicatos durante la recesión de 1929, obliguenme.

La izquierda actual se encuentra en la disyuntiva de repetir el debate de los créditos de guerra de hace un siglo, y siempre se repetirá porque nos sitúa ante un compromiso libremente asumido: ser la consciencia de los desheredados del mundo sin las etiquetas disimulantes del cambio climático u otras zarandajas. Somos o no, pero si sí, entonces pongámonos las pilas y construyamos, de una puta vez el mundo nuevo.

jmrmesas
diecinueve de abril de dos mil veinte


PASALO YA







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