martes, 14 de abril de 2020

ESTRATEGIA Y TÁCTICA











ESTRATEGIA Y TACTICA

A mi modo de ver la estrategia son las medidas, económicas, políticas, organizativas, ideológicas que definen los objetivos finales, que se fija un Estado, considerando su alcance cuestión de supervivencia vital, invirtiendo en alcanzarlos todo el esfuerzo necesario, conscientes de que en ello les va la supervivencia como Estado, como clase dominante, como grupo dominante, entendiendo que a partir de ahí quedarán asegurados, como dominantes porque alcanzarán un estadio superior. La táctica sería las acciones puntuales encaminadas a conseguir los objetivos propuestos, al precio necesario que sea capaz de garantizarlos.

Es importante e imprescindible que la izquierda mundial, pero especialmente, la izquierda en Europa, que a partir de ya, entienda, se aperciba, comprenda y acepte que la vida ha cambiado a peor respecto a la crisis de 2008 porque en esta, los banqueros, el capital financiero que ha controlado la economía mundial, durante más de la mitad del siglo xx poniendo las reglas e imponiendo su instrumento de control, una moneda de cambio necesaria para el funcionamiento, el dólar, ha creído necesario tapar su fracaso, la crisis económica que ya era imposible de ocultar, matando.

Un fracaso que es doble, primero, porque es el fracaso como líder rector y segundo, porque es el fracaso de un sistema incapaz de garantizar la vida, porque el sistema ha podrido la naturaleza. Es el fracaso como líder rector porque con sus medidas e instrumento resumido en su moneda, por más de medio siglo, y teniendo el beneplácito de los otros dirigentes de medio mundo, han fracasado en todo porque sus medidas profundizaron la podredumbre planetaria, incluido la capacidad de garantizar la vida de sus propios ciudadanos, los cuales mueren a un ritmo mayor que los de Italia o España, porque carecen de protección sanitaria.

Su fracaso es consecuencia de haber impulsado una economía basada en la fabricación de mercancías que, objetivamente están encaminadas a pudrir la naturaleza, como es la fabricación de armas de destrucción masiva, de una parte y de otra, en la producción de energía fósil contaminadora, en la cual basaron su dominio hasta el extremo de querer asegurarse la producción de esa energía fósil haciendo que la propia Unión Europea se saltara sus propias normas y se plantearan financiar la obtención de petroleo procedente del fracking de las empresas USA. Lo que da una idea de la confianza de los dirigentes europeos en sus socios del otro lado del Atlántico, que saben que transigiendo los negocios comunes de la élite quedan asegurados.

Persuadidos de los métodos nazis que pretendían un reich de mil años, el Estado profundo USA, el complejo militar industrial, escaló niveles de experiencias en el corazón de la Europa aliada, que llevó la experiencia a considerar a la población civil, elemento experimentable haciéndola sujeto pasivo de las maniobrar de la OTAN vertiendo sangre mediante la Stay Behind —hay que decirlo sin ambages, con la complicidad de las clases dirigentes de los Estados europeos, no solo del primo inglés—, y ahora, recientemente, el socio de allende el Atlántico pretendía y pretende conseguir una cabeza de puente bicéfala anclada en Ucrania y Polonia, donde veremos actuaciones del coronavirus funcionar con simpatías curiosas según la proximidad a las fronteras del territorio ruso, porque el project for the New American Century se ha volcado en controlar Europa, y esta debe ser desbrozada de las ramas del molesto sur y del este para negociar el rico y extenso territorio septentrional, que daría un respiro al agonizante modo de producción de mercancías, por eso el Estado profundo USA ha espiado a sus socios europeos con inveterada convicción, como detalla el lingüista Chomsky en su libro Hegemonía o supervivencia y más prosaicamente, la prensa diaria, queriendo asegurarse así, el cumplimiento de los planes del Estado profundo USA.

La crisis económica era detectada porque un estudioso del sistema la define en sus trabajo, situándola en fechas tan determinada como “Un primer gran crash bursátil tuvo lugar en diciembre de 2018 en Wall Street. Bajo la presión de un puñado de grandes bancos privados y de la Administración de Donald Trump, la Reserva Federal de Estados Unidos había vuelto a bajar los tipos de interés y eso fue aplaudido por algunas grandes compañías privadas que dominan los mercados financieros.” https://www.cadtm.org/La-pandemia-del-capitalismo-el-coronavirus-y-la-crisis-economica

Como dicen notables observadores del funcionamiento de la economía, esta se hallaba sumergida en una profunda crisis que se iba sosteniendo por la incesante introducción de dinero procedente de la reserva federal de EEUU, el cual desaparecía tan rápido como era emitido en un proceso que los bolsistas informados definían como efecto cantillon (aristócrata economista del siglo xvii), en un incesante trasiego de propiedades de empresas conseguidas a base de endeudamiento, gracias al acceso al crédito a coste cero para los grandes capitales https://www.cadtm.org/Panico-en-la-Reserva-Federal-y-retorno-del-Credit-Crunch-sobre-un-mar-de-deudas . Eso era en septiembre de 2019

Desde esas fechas los banqueros, los lobbystas (grupos de presión), políticos miraron complacientes el chorro de dinero que soltaba la Reserva Federal conteniendo la bancarrota porque era políticamente indecente, aparte de imposible, volver a pedirles sacrificios a los ciudadanos del mundo cuando aún había, hay sectores que no salieron de la crisis precedente de 2008. Desde esa fecha de diciembre de 2018 hasta enero de 2020, los pasillos del poder y los vericuetos de las empresas financieras se tuvieron que enredar mucho para, finalmente tomar la decisión de descargar un golpe mortífero pero anónimo que pudiese justificar la crisis en la que nos ha metido la economía especulativa.

No era posible la opción Libia, o Siria, Europa es un socio muy rico y había que ser muy hábil, sutil y cauto.

EL VIRUS CON CORONA

A diferencia de la crisis de 1929 que tuvo su desenlace en 1939 en el que comenzó la segunda guerra mundial, esa opción belicista era inasumible en primera instancia. ¿Será este coronavirus el primer paso táctico de una serie que apuntará? ¿Dónde? El mundo ha alcanzado un nivel de complejidad y conexión que impone la colaboración, la cooperación, la solidaridad o el retroceso a las cavernas, sin embargo, no es en esa dirección en la que se está moviendo el sistema.

La opción bélica es la más acariciada por el Estado profundo, el complejo militar industrial, el cual ha imbuido en esa sociedad que la respuesta a cualquier problema pasa por armarse, como así han hecho en esta ocasión sus desarbolados, sanitariamente hablando, ciudadanos (por los cuales no siento menos simpatías que por mis propios compatriotas), pero, consciente, el complejo militar industrial, el Estado profundo, que más que un gobierno, pues estos pasan, pero el estado permanece, ese complejo militar industrial que muy bien se puede explicar mirando el organizado esquema que muestra la página http://www.theyrule.net/ que muestra como las empresas –corporaciones– comparten consejeros en diferentes sectores creando una red capaz de hacer presión para obtener los resultados apetecidos de su gobierno, de las consecuencias del desastre económico que supone la economía, el tipo de economía que les ha hecho la nación más importante del mundo y a la que han unido su destino decidieron salvarla al precio de provocar una pandemia mundial. Echada ha rodar la bola, consecuentemente decidido ablandar el terreno de operaciones, de manera cuidadosa y letal, en primer lugar señalando la procedencia del virus con el dedo apuntando a China con la cara dura necesaria como para que los ciudadanos del mundo le crean, porque China es el competidor directo, que no obstante, se esfuerzan por querer llegar a un acuerdo con ellos, con ese Estado profundo, como lo demuestran el nutrido número de ciudadanos de China asentados en USA participando en empresas y estudios comunes, este, el Estado profundo ha decidido a seguir siendo el jefe indiscutible e indiscutido acusándoles de ser los causantes de la pandemia.

“De acuerdo con la publicación rusa, Svobodnaya Pressa, el coronavirus 2019-nCoV fue conocido por primera vez en 1965, pero recién en 2015 (en esas fechas, el señor Bill Gates ya nos prevenía de la posibilidad de una pandemia –esta anotación es mía–) el Departamento de Justia de EEUU otorgó la patente № 10130701 para este virus al Instituto de Pirbright (Reino Unido), especializado en prevenir y controlar enfermedades transmitidas de animales al hombre.”

Este párrafo lo extraigo de este articulo que pueden mirar en https://mundo.sputniknews.firmas/20
2002131090460452-cientificos-el-coronavirus-seria-un-arma-de-guerra-biologica/ muy interesante de leer porque nos informamos que el laboratorio de Wuhan, con calificación BSL4, bajo la dirección de China y la OMS, en el que colaboran científicos americanos, canadienses, británicos, alemanes, japoneses, además financiados por esos socios, todos los socios implicados conocen, al detalle las investigaciones y sus resultados, ¿por qué se acusa a China?

LA VUELTA AL TRABAJO
Para el mundo nada es como antes, pero sobre todo para Europa será peor que nunca porque la economía dejó de ser economía productiva tan pronto como se finalizó la reconstrucción tras la guerra mundial y ahora la economía especulativa, que añade valor jugando con los precios tiene que empobrecer al continente europeo que es el más rico porque su sociedad es la más organizada y ha conseguido niveles sociales, educativos, sanitarios, culturales, laborales muy notables porque las luchas obreras consiguieron parar la voracidad capitalista, y esta economía necesita deshacer esos logros porque si no lo consigue el empoderamiento popular, necesario y vital si queremos ser libres e iguales para controlar el omnimodo poder de los dueños del casino, será inevitable e imprescidible, primero porque la división entre los Estados, que no entre las naciones, está torpedeando las decisiones humanitarias filtrandolas por el tamiz del beneficio económico, segundo, porque tras diez años de duro ajuste y recortes, el esfuerzo nos sitúa otra vez en la casilla de salida, tercero, porque se lo debemos a todos los fallecidos, a todos los sanitarios, especialmente trabajando con una deficiente protección y en muchos casos, pendientes sus contratos de trabajo del fino hilo de la caducidad, igual que al resto de trabajadores y funcionarios, activos durante el confinamiento.

Hay niveles de compromiso desde la perspectiva del Comité pour l'abolition des dettes illégitimes, que suscribiría sin dudar, pues propone, basándose en el estado de necesidad, suspender el pago de la deuda, por ejemplo, hasta el nivel más aséptico del señor M. Roberts.

Propondría un nivel más directo de compromiso político porque siguiendo a Marx, entiendo que la obtención de plusvalía se ha reducido tanto que todo el esfuerzo necesario para levantar una economía capaz de garantizar la vida de los seres humanos, de todos los seres humanos, no importa donde vivan ni a que nación pertenezcan requiere manejar los medios de producción con otros criterios diferente del de el enriquecimiento privado, y eso hoy es posible, incluso con holgura siempre que se estructuren los medios de producción y la banca con criterios de utilidad social. Hay que fijarse el objetivo de acabar con la economía especulativa apoyada en la fabricación de armas de destrucción masiva que los bancos manejan moviendo el variado panel de instrumentos financieros de manera que se aseguran medidas políticas que facilitan el control de la economía mundial.

Es necesario que la izquierda entienda los sutiles mensajes que se están emitiendo desde diferentes órganos e instancias del sistema haciéndonos saber que el virus puede ser estacional, incluso que podría rebrotar con el calor, suponiendo esto una velada amenaza cierta para que aceptemos, disciplinadamente las decisiones económicas y políticas, el hecho de tener que llevar mascarillas, de ahora en adelante, es la certeza que los dueños del casino global en que se ha el mundo, volverán a soltar los perros de la pandemia y que esta será siempre peor que la anterior.

Todas las personas de buena voluntad debería de reflexionar sobre la complejidad de nuestro mundo y de la inevitable necesidad de cooperación y solidaridad. Que el mundo no puede ser gobernado por una élite que goza de poderes fácticos –capaces de realizar hechos incontrolables– sin paragón, y la izquierda como avanzada del pensamiento social debe apercibirse de ello y preguntarse, ¿cómo en cuestión de días un virus ha saltado de continente en continente?, y debe preguntárselo y debemos preguntárnoslo porque se lo preguntan los técnicos de la OMS respecto de España, y esta realidad se obvia, como se obvia que ya había una crisis económica, porque eso es algo que el sistema y sus medios, no quieren hablar.

Especialmente repugnante resulta la furia con la que la derecha no cesa de atacar la manifestación feminista del ocho de marzo pasado, achacándole el foco de contagio en Madrid, desestimando otras concentraciones religiosas o deportivas, y el hecho de que en esa manifestación se contaminaran mujeres que por su significación y relieve militante y político las convierte en chivos expiatorios me hace suponer que en esa manifestación pudiera ser contaminada mecánicamente adrede, debería ser investigado.

Creo firmemente en la necesidad de una profunda reflexión militante para que las organizaciones obreras, comenzando por los sindicatos de clase y partidos políticos converjan en un programa común, que obviamente debe comenzar por las medidas más de subsistencia, pero que debe abarcar al campo político demandando información, y planteándonos como repartir el poder, es decir, el hecho de votar en los comicios no agota el hecho político sino que este comienza ahí y debe continuar con periódicas reuniones populares desde la que influir en los órganos de poder. La clase obrera debe recuperar el internacionalismo con un objetivo claro: construir una sociedad común, una sociedad donde mujeres y hombres compartan las decisiones, investiguen, descubran, propongan objetivos. Ir a otros planetas no puede ser decidido por gobiernos o científicos. Implica a todo el genero humano, diría que implica a todo el planeta y por tanto esas costosas investigaciones deben ser discutidas y valoradas por las mujeres y hombres que componen la humanidad. Esto es lo que significa vivir el presente, esto es la tarea del siglo xxi. No podemos trabajar como esclavos y luego ser premiados con una pandemia.

Un fondo de inversión con un capital limpio de seis billones de dólares, después de haber perdido en la crisis 1,4 billones, que tiene oficinas en 30 países tiene una increíble capacidad de influir en el sentido que quiera a los órganos de poder de al menos 30 países, solo con levantar el teléfono. Es una reflexión que deberiamos tener siempre presente.


jmrmesas
catorce de abril de (1931) de dos mil veinte








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