ESTRATEGIA
Y TACTICA
A mi
modo de ver la estrategia son las medidas, económicas, políticas,
organizativas, ideológicas que definen los objetivos finales,
que se fija un Estado, considerando su alcance cuestión de
supervivencia vital, invirtiendo en alcanzarlos todo el
esfuerzo necesario, conscientes de que en ello les va la
supervivencia como Estado, como clase dominante,
como grupo dominante, entendiendo que a partir de ahí
quedarán asegurados, como dominantes porque alcanzarán un estadio
superior. La táctica sería las acciones puntuales encaminadas a
conseguir los objetivos propuestos, al precio necesario que sea capaz
de garantizarlos.
Es
importante e imprescindible que la izquierda mundial, pero
especialmente, la izquierda en Europa, que a partir de ya, entienda,
se aperciba, comprenda y acepte que la vida ha cambiado a peor
respecto a la crisis de 2008 porque en esta, los banqueros,
el capital financiero que ha controlado la economía mundial, durante
más de la mitad del siglo xx poniendo las reglas e imponiendo su
instrumento de control, una moneda de cambio necesaria para el
funcionamiento, el dólar, ha creído necesario tapar su fracaso, la
crisis económica que ya era imposible de ocultar, matando.
Un
fracaso que es doble, primero, porque es el fracaso como líder
rector y segundo, porque es el fracaso de un sistema
incapaz de garantizar la vida, porque el sistema ha podrido la
naturaleza. Es el fracaso como líder rector porque con sus
medidas e instrumento resumido en su moneda, por más de medio
siglo, y teniendo el beneplácito de los otros
dirigentes de medio mundo, han fracasado en todo porque sus
medidas profundizaron la podredumbre planetaria,
incluido la capacidad de garantizar la vida de sus propios
ciudadanos,
los cuales mueren a un ritmo mayor que los de Italia o España,
porque carecen de protección sanitaria.
Su
fracaso es consecuencia de haber impulsado una economía basada en la
fabricación de mercancías que, objetivamente están
encaminadas a pudrir la naturaleza, como es la fabricación
de armas de destrucción masiva, de una parte y de otra, en la
producción de energía fósil contaminadora, en la cual basaron su
dominio hasta el extremo de querer asegurarse la producción de esa
energía fósil haciendo que la propia Unión Europea se saltara sus
propias normas y se plantearan financiar la obtención de petroleo
procedente del fracking
de las empresas USA. Lo que da una idea de la confianza de los
dirigentes europeos en sus socios del otro lado del Atlántico, que
saben que transigiendo los negocios comunes de la élite quedan
asegurados.
Persuadidos
de los métodos nazis que pretendían un reich de mil años, el
Estado profundo USA, el complejo militar industrial, escaló niveles
de experiencias en el corazón de la Europa aliada, que llevó la
experiencia a considerar a la población civil, elemento
experimentable haciéndola sujeto pasivo de las maniobrar de la OTAN
vertiendo sangre mediante la Stay
Behind —hay que decirlo sin ambages, con la
complicidad de las clases dirigentes de los Estados europeos,
no solo del primo inglés—, y ahora, recientemente, el socio de
allende el Atlántico pretendía y pretende conseguir una cabeza de
puente bicéfala anclada en Ucrania y Polonia, donde veremos
actuaciones del coronavirus funcionar con simpatías
curiosas según la proximidad a
las fronteras del territorio ruso, porque el project for the
New American Century se ha volcado en controlar Europa, y esta debe
ser desbrozada de las ramas del molesto
sur y del este para negociar el rico y extenso territorio
septentrional, que daría un respiro al agonizante modo de
producción de mercancías, por eso el Estado profundo USA ha
espiado a sus socios europeos con inveterada convicción, como
detalla el lingüista Chomsky
en su libro Hegemonía o supervivencia y más prosaicamente, la
prensa diaria, queriendo asegurarse así, el cumplimiento de los
planes del Estado profundo USA.
La
crisis económica era detectada porque un estudioso del sistema la
define en sus trabajo, situándola en fechas tan determinada como “Un
primer gran crash
bursátil tuvo
lugar en diciembre de 2018 en Wall Street. Bajo la presión de un
puñado de grandes bancos privados y de la Administración de Donald
Trump, la Reserva Federal de Estados Unidos había vuelto a bajar los
tipos de interés y eso fue aplaudido por algunas grandes compañías
privadas que dominan los mercados financieros.”
https://www.cadtm.org/La-pandemia-del-capitalismo-el-coronavirus-y-la-crisis-economica
Como
dicen notables observadores del funcionamiento de la economía, esta
se hallaba sumergida en una profunda crisis que se iba sosteniendo
por la incesante introducción de dinero procedente de la
reserva federal de EEUU, el cual desaparecía tan rápido
como era emitido en un proceso que los bolsistas informados definían
como efecto cantillon (aristócrata economista del siglo xvii), en un
incesante trasiego de propiedades de empresas conseguidas a base de
endeudamiento, gracias al acceso al crédito a coste cero para los
grandes capitales
https://www.cadtm.org/Panico-en-la-Reserva-Federal-y-retorno-del-Credit-Crunch-sobre-un-mar-de-deudas
. Eso era en septiembre de 2019
Desde
esas fechas los banqueros, los lobbystas (grupos de presión),
políticos miraron complacientes el chorro de dinero que soltaba la
Reserva Federal conteniendo la bancarrota porque era
políticamente indecente, aparte de imposible, volver a
pedirles sacrificios a los ciudadanos del mundo cuando aún había,
hay sectores que no salieron de la crisis precedente de 2008.
Desde esa fecha de diciembre de 2018 hasta enero de 2020, los
pasillos del poder y los vericuetos de las empresas financieras se
tuvieron que enredar mucho para, finalmente tomar la decisión de
descargar un golpe mortífero pero anónimo que pudiese
justificar la crisis en la que nos ha metido la economía
especulativa.
No
era posible la opción Libia, o Siria, Europa es un socio muy rico y
había que ser muy hábil, sutil y cauto.
EL
VIRUS CON CORONA
A
diferencia de la crisis de 1929 que tuvo su desenlace en 1939 en el
que comenzó la segunda guerra mundial, esa opción belicista era
inasumible en primera instancia. ¿Será este coronavirus el primer
paso táctico de una serie que apuntará? ¿Dónde? El mundo ha
alcanzado un nivel de complejidad y conexión que impone la
colaboración,
la cooperación,
la solidaridad o el retroceso a las cavernas, sin embargo, no
es en esa dirección en la que se está moviendo el sistema.
La
opción bélica es la más acariciada por el Estado profundo, el
complejo militar industrial, el cual ha imbuido en esa sociedad que
la respuesta a cualquier problema pasa por armarse, como así han
hecho en esta ocasión sus desarbolados, sanitariamente
hablando, ciudadanos (por los cuales no siento menos
simpatías que por mis propios compatriotas), pero, consciente, el
complejo militar industrial, el Estado profundo, que más que
un gobierno, pues estos pasan, pero el estado permanece, ese
complejo militar industrial que muy bien se puede explicar mirando el
organizado esquema que muestra la página http://www.theyrule.net/
que muestra como las empresas –corporaciones– comparten
consejeros en diferentes sectores creando una red capaz de
hacer presión para obtener los resultados apetecidos de su gobierno,
de las consecuencias del desastre económico que supone la economía,
el tipo de economía que les ha hecho la nación más
importante del mundo y a la que han unido su destino
decidieron salvarla al precio de provocar una pandemia mundial.
Echada ha rodar la bola, consecuentemente decidido ablandar el
terreno de operaciones, de manera cuidadosa y letal, en primer lugar
señalando la procedencia del virus con el dedo apuntando a China con
la cara dura necesaria como para que los ciudadanos del mundo le
crean, porque China es el competidor directo, que no obstante, se
esfuerzan por querer llegar a un acuerdo con ellos, con ese Estado
profundo, como lo demuestran el nutrido número de ciudadanos de
China asentados en USA participando en empresas y estudios comunes,
este, el Estado profundo ha decidido a seguir siendo el jefe
indiscutible e indiscutido acusándoles de ser los causantes de la
pandemia.
“De
acuerdo con la publicación rusa, Svobodnaya Pressa, el coronavirus
2019-nCoV fue conocido por primera vez en 1965, pero recién en 2015
(en esas fechas, el señor Bill Gates ya nos prevenía de la
posibilidad de una pandemia –esta anotación es mía–) el
Departamento de Justia de EEUU otorgó la patente № 10130701 para
este virus al Instituto de Pirbright (Reino Unido), especializado en
prevenir y controlar enfermedades transmitidas de animales al
hombre.”
Este
párrafo lo extraigo de este articulo que pueden mirar
en https://mundo.sputniknews.firmas/20
2002131090460452-cientificos-el-coronavirus-seria-un-arma-de-guerra-biologica/
muy interesante de leer porque nos informamos que el laboratorio de
Wuhan, con calificación BSL4,
bajo la dirección de China y la OMS, en el que colaboran científicos
americanos, canadienses, británicos, alemanes,
japoneses, además financiados por esos socios, todos los
socios implicados conocen, al detalle las investigaciones y sus
resultados, ¿por qué se acusa a China?
LA
VUELTA AL TRABAJO
Para
el mundo nada es como antes, pero sobre todo para Europa será peor
que nunca porque la economía dejó de ser economía productiva tan
pronto como se finalizó la reconstrucción tras la guerra mundial y
ahora la economía especulativa, que añade valor jugando con los
precios tiene que empobrecer al continente europeo que es el
más rico porque su sociedad es la más organizada y ha
conseguido niveles sociales,
educativos,
sanitarios,
culturales,
laborales muy notables porque las luchas obreras
consiguieron parar la voracidad capitalista, y esta economía
necesita deshacer esos logros porque si no lo consigue el
empoderamiento popular, necesario y vital si queremos ser
libres e iguales para controlar el omnimodo poder de los dueños del
casino, será inevitable e imprescidible,
primero
porque la división entre los Estados, que no entre las naciones,
está torpedeando las decisiones humanitarias filtrandolas por el
tamiz del beneficio económico, segundo,
porque tras diez años de duro ajuste y recortes, el
esfuerzo nos sitúa otra vez en la casilla de salida,
tercero,
porque se lo debemos a todos los fallecidos, a todos los sanitarios,
especialmente trabajando con una deficiente protección y en muchos
casos, pendientes sus contratos de trabajo del
fino hilo de la caducidad,
igual que al resto de trabajadores y funcionarios, activos
durante el confinamiento.
Hay
niveles de compromiso desde la perspectiva del Comité pour
l'abolition des dettes illégitimes, que suscribiría sin dudar, pues
propone, basándose en el estado de necesidad, suspender el pago de
la deuda,
por ejemplo, hasta el nivel más aséptico
del señor M. Roberts.
Propondría
un nivel más directo de compromiso político porque siguiendo a
Marx, entiendo que la obtención de plusvalía se ha reducido tanto
que todo el esfuerzo necesario para levantar una economía capaz de
garantizar la vida de los seres humanos, de todos los seres
humanos, no importa donde vivan ni a que nación pertenezcan
requiere manejar los medios de producción con otros criterios
diferente del de el enriquecimiento privado, y eso hoy es
posible, incluso con holgura siempre que se estructuren los
medios de producción y la banca con criterios de utilidad social.
Hay que fijarse el objetivo de acabar con la economía especulativa
apoyada en la fabricación de armas de destrucción masiva que los
bancos manejan moviendo el variado panel de instrumentos financieros
de manera que se aseguran medidas políticas que facilitan el control
de la economía mundial.
Es
necesario que la izquierda entienda los sutiles mensajes que se
están emitiendo desde diferentes órganos e instancias del sistema
haciéndonos saber que el virus puede ser estacional, incluso
que podría rebrotar con el calor, suponiendo esto una velada
amenaza cierta para que aceptemos, disciplinadamente las
decisiones económicas y políticas, el hecho de tener que llevar
mascarillas, de ahora en adelante, es la certeza que los dueños del
casino global en que se ha el mundo, volverán a soltar los
perros de la pandemia y que esta será siempre peor
que la anterior.
Todas
las personas de buena voluntad debería de reflexionar sobre la
complejidad de nuestro mundo y de la inevitable necesidad de
cooperación y solidaridad. Que el mundo no puede ser gobernado por
una élite que goza de poderes fácticos –capaces de realizar
hechos incontrolables– sin paragón, y la izquierda como avanzada
del pensamiento social debe apercibirse de ello y preguntarse, ¿cómo
en cuestión de días un virus ha saltado de continente en
continente?, y debe preguntárselo y debemos preguntárnoslo porque
se lo preguntan los técnicos
de la OMS respecto de España, y esta realidad se obvia, como se
obvia que ya había una crisis económica, porque eso es algo que el
sistema y sus medios, no quieren hablar.
Especialmente
repugnante resulta la furia con la que la derecha no cesa de atacar
la manifestación feminista del ocho de marzo pasado, achacándole el
foco de contagio en Madrid, desestimando otras concentraciones
religiosas o deportivas, y el hecho de que en esa manifestación se
contaminaran mujeres que por su significación y relieve militante y
político las convierte en chivos expiatorios me hace suponer
que en esa manifestación pudiera ser contaminada mecánicamente
adrede, debería ser investigado.
Creo
firmemente en la necesidad de una profunda reflexión militante para
que las organizaciones obreras, comenzando por los sindicatos de
clase y partidos políticos converjan en un programa común,
que obviamente debe comenzar por las medidas más de subsistencia,
pero que debe abarcar al campo político demandando información, y
planteándonos como repartir el poder, es decir, el hecho de votar en
los comicios no agota el hecho político sino que este comienza ahí
y debe continuar con periódicas reuniones populares desde la que
influir en los órganos de poder. La clase obrera debe
recuperar el internacionalismo con un objetivo claro:
construir una sociedad común, una sociedad donde mujeres y hombres
compartan las decisiones, investiguen, descubran, propongan
objetivos. Ir a otros planetas no puede ser decidido por gobiernos o
científicos. Implica a todo el genero humano, diría que implica a
todo el planeta y por tanto esas costosas investigaciones deben ser
discutidas y valoradas por las mujeres y hombres que componen la
humanidad. Esto es lo que significa vivir el presente, esto es la
tarea del siglo xxi. No podemos trabajar como esclavos y luego ser
premiados con una pandemia.
Un
fondo de inversión
con un capital limpio de seis billones de dólares,
después de haber perdido en la crisis 1,4
billones,
que tiene oficinas en 30 países tiene una increíble capacidad de
influir en el sentido que quiera a los órganos de poder de al menos
30 países,
solo con levantar el teléfono.
Es una reflexión que deberiamos tener siempre presente.
jmrmesas
catorce
de abril de (1931) de dos mil veinte
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