sábado, 28 de diciembre de 2019

ESFORZADOS PIADOSOS







ESFORZADOS PIADOSOS

Detesto a los esforzados piadosos. Son los bernstein de nuestros días. Del mismo modo que el fascismo actual no necesita una elaborada ideología para defender los privilegios del reducido núcleo de multimillonarios expropiadores, siendo identificados sin gran esfuerzo como agentes directos del capital financiero, no hay más que escuchar el argumentario estúpido de Vox pidiendo una barrera fronteriza para evitar a los inmigrantes, igual, igual que Donald Trump con la barrera en la frontera sur de USA, los bernstein actuales rezumando bondad impostada, en realidad velan la necesidad de advertir y preparar al pueblo trabajador y a la clase obrera, cada vez más empobrecida y desideologizada, contra todos los que justifican confiar en la democracia como solución para conseguir un mundo mejor, cuando saben, porque son cultos e instruidos, que sin demostración popular, militante, ariscada, dura, la democracia solo les vale a los burgueses y sus agentes: son los que tienen fácil acceso a los medios que vocean en tertulias o escriben en todos los periódicos reclamando calma y respetando los tiempos jurídicos, mientras generales metidos a políticos llaman traidor al candidato, que la ciudadanía ha votado para que les represente, sin que se mueva una hoja, ni de papel, ni arbórea.

Son los dirigentes de las organizaciones de la clase obrera, partidos y sindicatos que expresan la confianza en los tribunales de instancias superiores para que estos revoquen sentencias claramente lesivas para los trabajadores, sin ni siquiera fruncir el ceño.

Los que creen que el sistema, el modo de producción mercantil, el capitalismo depredador desaparecerá en medio de una catástrofe climática, cuando es ese capitalismo depredador el que está poniendo todos los medios para producir esa catástrofe que podrá acabar con muchas vidas, incluso países, pero salvará al sistema porque repartirá culpas entre todos, y mientras tanto, nadie osará decir que es el capitalismo, el único culpable, porque, al apropiarse por la fuerza del planeta, sus recursos, violando los límites naturales está impidiendo que los pueblos, la humanidad decida sobre lo que le es propio y natural: el derecho a vivir a los ya vivientes, el derecho a la felicidad.

Detesto a los esforzados piadosos, pero creo en la posibilidad de recuperación si en vez de argumentar nuestro fracaso, revierten su esfuerzo en demostrar que la propiedad de los medios de producción y de la tierra es la causa de la maldad entre los seres humanos, y al hacerlo así se estará construyendo la alternativa salvadora.

Dicho queda

jmrmesas

veintiocho de diciembre de dos mil diecinueve






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