lunes, 2 de diciembre de 2019

CONSIDERACIONES ECONÓMICAS






CONSIDERACIONES ECONÓMICAS

Que los momentos actuales son pronosticadores de serias consecuencias que transformaran la base de la sociedad en su conjunto se puede conjeturar oyendo, viendo o leyendo a reconocidos autores, divulgadores u opinantes tertulianos hablando acerca de la distribución de la riqueza o de qué cosa es la explotación, para señalar con el dedo a la desigualdad que genera pobreza.

Para gente que se preocupa por entender qué es lo que pasa y por qué pasa, las cosas pueden ser claras, pero hay una enorme masa ciudadana, demasiada absorbida por las crecientes dificultades de la propia subsistencia como para ahondar en los problemas de la política, y aún más, de la economía, y es ahí donde echo de menos la labor esclarecedora de las organizaciones de la clase trabajadora, que podrían aportar luz al entendimiento.

Si leo en un periódico cuantas clases de explotación existen, mi percepción me alerta, y si ahondo en su lectura encuentro desacuerdos que desde mi perspectiva de lector de Marx, me indican que el autor que explica cuantas clases de explotación existen tiene una perspectiva diferente de la mía. Explotación es todo el exceso obtenido (plusvalía) que se apropia el capital después de descontar el precio de la fuerza de trabajo y de descontar el coste de los desgastes producidos en los medios de producción. Todo lo que queda después de esos descuentos es la plusvalía que se queda el capital y que supone su exclusivo beneficio: trabajo no pagado. De ahí las diferencias enormes y escandalosas entre la subsistencia del trabajador y la opulencia del capitalista. Que alguien prestigiado y con los conocimientos necesarios argumente de otro modo me indica que se hace eco de los temores del ibex35 porque hablar de explotación sin hacer mención de la propiedad privada de los medios de producción, sin cuestionarla, siquiera de refilón, me parece una concesión a las presiones del ibex35.

Estas cosas empiezan a tener peso específico, es decir, a tener valor en sí mismas, porque el sistema capitalista se haya en una crisis que es más importante que en otras épocas porque (en mi profana opinión) la fuerza de trabajo pierde relevancia aceleradamente (políticamente, porque los sindicatos limitan su función a la mera negociación y descuidan las labores ideológicas, organizativa y política, y económicamente, porque la automatización, la robótica y la inteligencia artificial amenazan a la clase trabajadora), el dinero se desliga de la producción, y se cuestiona la capacidad de los bancos para crear dinero, algo que bendijo la ley del primer ministro de la era victoriana, Robert Peel, en 1844, que reconocía la potestad de la banca para utilizar los depósitos bancarios sin restricciones —hay que considerar la importancia de la banca inglesa en los comienzos de la industrialización, que sirvió de referencia al sistema bancario mundial, y que hace unos meses tuvo una respuesta concreta cuando los ciudadanos suizos consultados, refrendaron el privilegio de la banca suiza a contabilizar los prestamos como capital, es decir, crear dinero, sin respaldo—, la cuantía de la deuda mundial se profundiza y una agencia de calificación de riesgos, MOODY´S, advierte del riesgo de rebaja de la calificación de la deuda del mundo que estima en 246,5 billones de dólares, y cómo no, … ... la culpa es de los populismos que incendian en mundo, y aunque menciona a Reino Unido, Hong Kong y Sudáfrica, se puede continuar con buena parte del continente sur de América, Chile es el ejemplo más elocuente de lo que significa el hartazgo del latrocinio al pueblo trabajador, por sus burgueses atrincherados en el gobierno y en las fuerzas armadas.

Pero los populismos resisten y persisten en Iraq, Libano, Yemen, porque las condiciones lastimosas de subsistencia de los pueblos populachados, se basan en ese efecto pernicioso efecto resultante de las continuas emisiones de dólares —flexibilización cuantitativa— que llena los bolsillos de los grandes bancos y empresas, mientras los más necesitados ven menguar sus ingresos porque el dinero se devalúa continuamente.

Actualmente debemos interpretar por populismo la antigua diatriba contra los socialdemócratas, comunistas y anarquistas y que ahora encarna el populismo porque hay que tratar con mucho tacto a los actuales agentes del capital enquistados en las organizaciones y partidos obreros. No es políticamente correcto, pero esta cortesía política no es inofensiva. Forma parte de la estrategia de la desinformación del sistema que oculta su proceder enmarañando su funcionamiento, por eso echo en falta la labor ideológica, educativa, organizativa y combativa de las organizaciones obreras, porque la próxima crisis no será más que la continuación de la del 2008, acompañada de un brutal hundimiento del dólar, la referencia del mercado mundial, porque las potencias perjudicadas, no tolerarán su pérdida de poder, porque tienen que responder ante unas demandas cada vez más apremiantes de sus respectivas sociedades.

Los nuevos desafíos que suponen la emisión de monedas virtuales encierran un mensaje que trasciende el poder de los individuos —Nakamoto/bitcoin— i empresas —Facebook/libra— que indicarían la incapacidad del sistema para acoger un nuevo desarrollo armónico de las fuerzas productivas, porque una sociedad que poseyera capacidad de fabricar cosas sin la intervención de la fuerza de trabajo, no tendría sentido (enriquecimiento mediante la explotación), impedida de subsistir, no podría subsistir sin la incorporación de la inteligencia humana, de las potencialidades humanas que enriquecerían a la humanidad para entender el sentido del universo, si es que esconde un sentido.

Responder este tipo de problemas es decisivo para desbloquear la situación actual porque la izquierda carece de objetivos. Los perdió cuando claudicó ante los bernstein que siempre se ocultan en las organizaciones de la clase obrera para pudrirlas desde dentro. La izquierda, desde su inicio histórico se distinguió por su espíritu de búsqueda de la justicia social, de solidaridad.

En España, el proceso de las constantes elecciones indican que una mayoría social está cansada del robo y de la desconsideración que la burguesía, su gobierno, su Estado, su Rey, hacen gala. Carecen de la sensibilidad para hacerse cargo de los padecimientos soportados por el pueblo trabajador, y esto es lo realmente importante: una mayoría social, que a pesar de todas las trapacerías de sus burgueses gobernantes quiere otro tipo de gobierno que atienda las necesidades de ese pueblo trabajador. Si las organizaciones obreras, partidos y sindicatos no se esfuerzan por explicar a ese pueblo trabajador la superchería que consiste en reducir la economía a vivir un poco mejor, sin desvelar que vivir con la opulencia con la que viven los burgueses la determina la capacidad de apoderarse de toda la plusvalía, de todos los recursos, de expropiar constantemente la vida del planeta, sin más objetivos que impedir que las mayorías esquilmadas puedan acceder a su herencia común, porque ningún Dios les otorgo la tierra en propiedad, entonces los demagogos populistas, los fascistas que se disfrazan con nombre de diccionario —Vox— y sus monaguillos cobardes —PP/C´s— encontraran su momento para quitarse la piel de cordero. Exigir ese gobierno debe ir acompañado de la necesaria movilización ciudadana que de la palabra a un pueblo cansado de esperar, y las organizaciones obreras deben tomar la palabra.

jmrmesas
dos de diciembre de dos mil diecinueve


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