lunes, 5 de septiembre de 2016

UNA CHARLA DE CAFE


UNA CHARLA DE CAFÉ


Un encuentro casual con un antigua compañero de trabajo y antiguo camarada dio lugar a una interesante charla de café, en la que al final, ambos, convinimos en lo fructífero que podría resultar esa charla, convertida en un debate orgánico, si hubiese órgano en el que debatir, así que con su permiso, la convierto en un apunte, ya que me dijo que en el ámbito en que se mueve, se me suele leer con afecto.

El asunto versó en torno a las elecciones USA y el bloqueo que el aparato del partido Demócrata ha hecho a Berni Sanders, con lo que parece cantado el triunfo del republicano Donald Trump.

Disentí porque creo que las próximas elecciones las ganará la candidata Hillary, no porque sea mejor que Trump, es posible que sea incluso peor, pero Clinton, la señora Clinton es una mujer que encarna los valores del complejo militar industrial, mientras que Trump (que políticamente me parece más honesto) tiene un programa tipicamente pequeño burgués, que, en las formas va contra el sistema, y por tanto no encarna los valores del complejo militar industrial, y eso, en cierto modo, es lo que valora de Trump, la política rusa.

Hay un interesante artículo que plantea una muy lúcida opinión sobre Trump, que comente mientras estuvimos refugiados de la canícula en un lugar muy fresco. El articulo, cuyo enlace dejo aquí hubiese sido magnifico con un corolario, pero, tal vez el autor no quiso ahondar hasta ese punto, por lo tanto, el corolario es mío.

Las razones que hayan movido a Trump a competir electoralmente no me parecen interesante, pero el hecho de tener que concurrir le ha obligado a definirse sobre temas que no tiene trabajados y que señalan su relación con el complejo militar industrial, como ocasional, es decir, no está contra el sistema pero no es un tipo del sistema. No es como Hillary Clinton, o como Bush, o como Kennedy, gente cuya relación con la política les ha penetrados de los valores del sistema, a los que no solo no critícan, sino que defienden. Nuestro hombre es un pequeño burgués metido a político, con un programa pequeño burgués, enfrentado al sistema, aunque no lo critica porque no tiene política, pero que al estar forzado a tener que dar respuestas a las demandas de la gente, y al carecer de una visión global de conjunto, que Hillary Clinton, si tiene y defiende, ha que recurrir a la actitud pequeñoburguesa de criticar los tratados tipo TTIP, así como recluirse en las fronteras internas.

Esa necesidad es la que, en estos momentos de crisis saca a la pequeña burguesía de su letargo, la que ha triunfado en el Reino Unido y que lo ha sacado de la Unión Europea, porque el BREXIT lo dirigió la pequeña burguesía UKP, y no una valiente y agresiva política socialista; es la política que empieza a aflorar en Irlanda y se respira en Europa, que contempla la posibilidad de su salida de la Unión Europea como solución. La actitud de Trump es la de refugiarse en las fronteras nacionales, que es un comportamiento muy próximo al fascismo, porque consideran agotada la fase expansiva de la economía nacional, sin darse cuenta que la economía nacional del capital financiero es la economía del mundo, es la economía financiera y ese tipo de economía tiene un tejido internacional controlado por ese complejo militar industrial en el que se reconocen todos los burgueses.

Aunque empezábamos a acordar puntos, se que las diferencias son las que determinan, en mi opinión, un cambio fundamental en el comportamiento el sistema.

Me criticaba que mi opinión sobre Trump era contradictoria con mi definición del capitalismo feudal de mi último apunte y conviniendo que en apariencia puede parecer un retroceso, en realidad es una percepción global de la burguesía que al reconocerse, de una manera general, en la burguesía estadounidense, en el liderazgo del complejo militar industrial, lo que quiero decir es que el capitalismo, en esta fase final, fiá en su funcionamiento intrínseco la solidez del día a día, reclamando para las empresas aspectos que hoy son materia que controlan los Estados, y que acuerdos transnacionales como el cuestionado TTIP reclama para las empresas. Eso es una posición de avance por parte del complejo militar industrial. El retroceso será que se avale con la firma de la Unión Europea. Multinacionales, transnacionales, especialmente estadounidenses se arrogan funciones que sobrepasan al Estado, y que el Estado pierde preeminencia en ese campo, cediéndolas a las empresas. Eso es lo que significan los tratados tipo TTIP, y aunque no se llegará a firmar ese tratado concreto, otros acuerdos comerciales, mas rebuscados y sutiles tomarán su lugar porque el sistema, en su conjunto, se ha homogeneizado y los Estados, cada vez toman el papel más concretos de reprimir a la ciudadanía.

Esto es así, porque la causa es el acuerdo de la burguesía internacional (de los diferentes países del mundo, especialmente, europeos, pero no solo), que reconociendo el liderazgo de la burguesía estadounidense para liderar los comportamientos frente a la nueva burguesía rusa y de los antiguos países comunistas y del llamado bloque BRICS –China, Brasil, India, Sudáfrica –, se fundamenta en reconocer que Estados Unidos tiene un rol de jefe, que no conviene discutirle porque de ello no se derivará más que un debilitamiento generalizado, y que ese debilitamiento sería catastrófico si hubiese una coordinación internacional para hacer valer los derechos de los ciudadanos. La resistencia a la firma deriva de la oposición de la ciudadanía a la firma de ese acuerdo, y de la desconfianza de la izquierda, de una manera general, a ese tipo de acuerdos.

En la medida en que mayores porciones de la actividad pública pueda pasar a control privado, se producirá un empobrecimiento progresivo de los trabajadores y de la ciudadanía no solo económicamente, sino también en el terreno social y político, pues las empresas serían las que al interpretar una legislación que les da todo el poder, cualquier discrepancia serian pleitos interminables.

En la charla le manifesté mi preocupación por la poca importancia que en la izquierda se le da a la tesis de Marx sobre el valor, siendo este punto, para mí, de vital importancia, pues si de modo genérico todo el mundo puede aceptar las tesis de la concentración de la riquezas en el uno por ciento, como un reparto escandalosamente mafioso, el hecho determinante lo marca esa desvalorización del trabajo humano, en el que yo veo un llamamiento a buscar la alternativa al sistema, mientras la izquierda, al defender al Estado, cae en un comportamiento análogo a la pequeña burguesía, recluyéndose en la nación, dejando el terreno mundial, libre para que lo defina el complejo militar industrial.

La charla no dio para más y yo espero haber precisado lo que no pudimos precisar en un encuentro ocasional.


jmrmesas

cinco de septiembre de dos mil dieciséis






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