jueves, 29 de septiembre de 2016

DAR MIEDO




DAR MIEDO

DUTERTE: ENTRE CHOCANTE Y SINIESTRO

Cuando el deterioro político de España empezó a calar en el PSOE, escribí que las tensiones terminarían por romper al partido socialista porque su política estaba lejos de canalizar las aspiraciones de la ciudadanía. Los partidos que no expresan los intereses que dicen representar, quieras o no, terminan desgajados. En el partido popular la cosa es más sutil porque ellos si saben que no pueden apelar, decentemente, a la sociedad a la que esquilman, teniendo que retorcerse para dar apariencia de estar todos unidos, pero los partidos de izquierda, cuyo objetivo es hacer consciente a la sociedad apoyándose en la clase obrera como vanguardia organizada, la cuestión resulta más evidente cuando en situaciones críticas los dirigentes que están en el partido para contener, para impedir que las aspiraciones de la clase obrera y las capas sociales más débiles sean el motor del partido, enseñan sus verdaderas intenciones, siempre argumentando que ahora no toca pero que más adelante será el momento, que por supuesto, nunca llega. Esos dirigentes, cuyo ejemplar más significativo es Felipe González Márquez, desde el primer momento tuvo claro su papel de contención de las aspiraciones de cambio del partido socialista obrero español – PSOE – primero porque su renuncia la marxismo era necesario para mandar el mensaje internacional de donde quería situar al partido, segundo, porque su compromiso con el capital financiero internacional era firme y su consecuencia inmediata fue la entrada de España en la OTAN; tercero, porque la garantía para los capitalistas fue la reforma financiera que hizo rescatando a la Banca Franquista y embridando el movimiento obrero con el sindicato de la UGT, contrapesando la movilización de Comisiones Obreras. Esto dicho en su momento, era mal recibido por los militantes que estaban exultantes porque acababan de dar el sorpasso del antifranquismo, apropiandose de la batalla que dieron, casi en solitario, los comunistas.

Esta introducción ha sido necesaria porque leyendo la prensa o escuchando declaraciones, llama la atención como de todas las explicaciones, está ausente las necesidades de las gentes. Está ausente la necesidad de organizar movilizaciones que pongan sobre la realidad el contrapeso de la movilización de la burguesía hecha a través de sus medios, de sus portavoces, de sus políticos propios y de los políticos que prefieren ser aliados de los burgueses, a ser los iniciadores de la movilización.

DE NUEVO LA OBSOLESCENCIA DEL CAPITALISMO

Los viejos conceptos, porque no hay – casi – nada nuevo bajo el sol, han de ser esgrimidos para demostrar que dar miedo nunca ha sido la solución mas efectiva para cambiar políticamente una situación. El miedo lo utiliza, la burguesía, el capital financiero, para evitar que la sociedad piense o pueda hacerse eco de lo nuevo.

El capital financiero internacional tiene mucho miedo porque, en sus análisis, aparece una sociedad, cada vez más preparada y capaz, imposible de integrar en sus esquemas elitistas y sabe, la élite burguesa del complejo militar industrial, que, miedo mediante, puede contener algo esa sociedad que explora nuevos caminos, un poco a ciegas, porque sus dirigentes andan enfangados en los problemas formales de la representación, que son una forma de desviar las necesidades vitales de una sociedad que ha dejado de creer en ellos, en los políticos y sus cuitas.

Un presidente elegido democráticamente, Duterte, llama a acabar con la drogadicción pidiendo al pueblo filipino que mate a los drogadictos, allí donde se encuentren, y él asume la responsabilidad de tal llamamiento. Me parece increíble que la drogadicción sea el problema más importante que tenga Filipinas, y todavía más increíble, que en Filipinas, desde ningún ámbito de su sociedad, nadie discrepe de tan bárbara atrocidad. Ni magistrados, ni intelectuales, nadie le discute al señor Duterte que ese no es el problema para acabar con la drogadicción, o claro está, da miedo discrepar de alguien que asume el asesinato como medio de solucionar un problema. Contrasta este silencio mediático con la polvareda levantada, hace poco, contra la Venezuela de Maduro. … Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista... No hace tanto, se mencionaba a Bertold Brecht por mucho menos de lo que, abiertamente, está sucediendo en Filipinas, pero no ponemos el grito en el cielo, porque yo no soy filipino (aunque puede que sea un punto filipino), ni sirio, ni ucraniano, ni mejicano ayozinapiano, ni por supuesto, pedrosanchista.

Dar miedo no es la solución, ¿a quién se pretende asustar y para qué? ¿No ha sido el miedo lo que ha terminado por hacer que los falsos socialistas emboscados en el partido de Pablo Iglesias Posse se quiten la careta asumiendo los intereses del Ibex35? ¿Que esto es panfletario? Esto es una democracia y como se decía en la Rusia pre revolucionaria, hasta el Zar está muy lejos y hasta Dios está muy alto, y esperemos que podamos parar a los imitadores de un duterte cualquiera, así que cada cual puede expresar sus ideas, como su inteligencia le permita.

El miedo del Ibex35 es consubstancial del mismo miedo que tiene el complejo militar industrial y que expresa su legión extranjera en Siria. Es el miedo que se expresa disolviendo en ácido a los prisioneros, aplastandolos con máquinas, enseñando a los niños a matar ¿Donde están las organizaciones de defensa de la infancia? Silencio, pero lo más indignante es que, este discurso, puesto aquí pueda interpretarse como ajeno a los problemas nacionales, como si no tocara hablar de esto aquí, porque no tiene relación con lo que pasa en España. ¿De verdad no tiene relación? Para empezar el terrorismo de la legión extranjera del complejo militar industrial podría atentar en Europa con un ataque químico, en opinión del coordinador de la Unión Europea para la lucha contra el terrorismo, señor Gilles de Kerchove.


LA REVOLUCION DE LAS FUERZAS PRODUCTIVAS

A muchos militantes de izquierda le suena a viejo el discurso de las fuerzas productivas, pero lo que nos trajo hasta nuestro tiempo presente han sido las fuerzas productivas y sin embargo, entender su importancia y significación es algo extremadamente complicado.

La izquierda no avanzará ni un solo trecho si sus militantes y dirigentes son incapaces de exponer ante la ciudadanía la complejidad de las relaciones que se establecen en las acciones más simples, por ejemplo, para un profano, hablarle de los niveles de energía de los electrones puede sonarle a royo, sin embargo, para el interesado en la ciencia, ese discurso es fundamental para entender el desarrollo de la vida moderna, y contra lo que puedan decir los militantes de las fuerzas productivas hemos de tener claro que cien años de abandono del debate teórico en la izquierda internacional han reducido el marxismo a vulgar economía cuando el debate de la izquierda es imposible de entender sin la feroz batalla que Marx desarrollo por desvelar la complejidad de las relaciones sociales que se esconden tras palabras, que pueden parecer claras y diáfanas, salario, valor, capital, producción, circulación, que el economista burgués liquida con definiciones escuetas; por el contrario, son desmenuzadas por el agudo sentido del analista estudioso e ingenioso Marx estableciendo relaciones y conceptos, no solo, económicos sino, históricos, filosóficos, políticos, que nos hacen entender que la vulgarización que el economista burgués presenta está destinada a facilitarle al capital el instrumento de explotación de los seres humanos, porque así, avanzaba el progreso, en los siglos precedentes. Su interés, el del no marxista Marx, fue que los nacientes partidos socialistas pudiesen disponer de ese instrumento para organizar la lucha, fue su objetivo, hasta sus últimas fuerzas.

El nuevo funcionamiento del mundo no se puede entender sin aceptar que esta teniendo lugar una revolución en la producción producida por la ciencia y la tecnología, que hace en los hechos, una revisión de todos los paradigmas que han traído a la humanidad hasta aquí.

Las nuevas fuerzas productivas cuya expresión más acabada y aterradora son la industria militar está haciendo que los cauces por los que discurría la vida y que han sido así durante cientos de años, se estén alterando mostrando su inutilidad, su obsolescencia, porque a la luz de la nueva producción tales cauces no valen, y de esta revolución, la clase obrera, que ha suministrado el principal componente con generaciones de explotados y escarnecidos seres humanos está ausente, y con ella, la sociedad, porque sus dirigentes se plegaron a sus burgueses, a las necesidades del progreso, por que no tocaba otra cosa que apretar los dientes y aguantar, es decir, porque esos dirigentes les faltó la perspectiva para retomar la lucha contra la explotación.

Si los dirigentes actuales no son capaces de exponer ante la clase obrera las posibilidades que se abren ante la sociedad, adueñadose de las ciencias y la tecnología para liberarse de la explotación, dar miedo no será más que un subterfugio para ocultar su inutilidad como dirigentes y precursores de un mundo nuevo, mejor, más justo y más decente, porque tras los avances científicos se articulan comportamientos sociales, y mientras esos avances estén en manos del complejo militar industrial, lo que nos aguarda es el embrutecimiento, la insensibilidad, la bestialidad, no solo en las zonas de guerra, sino en nuestra propia vecindad, porque está faltando la valentía necesaria para transformar la lucha parlamentaria en una lucha por cambiar los paradigmas, los ejemplos, los objetivos.

Ellos, tienen su Estado, y este no es otro que el propio mundo, el planeta, con sus leyes internacionales adecuadas, interpretadas ad hoc, cumplidas a la medida del interés del que manda, con su policía ad hoc, su legión extrangera de estrangis, sus terroristas para crear miedo a la carta, y, finalmente, su ejercito, la OTAN, paseándose por el mundo como lo que es, su mundo, y mientras, el pueblo, los pueblos, están estabulados en los Estados, que inocentemente creen suyo, cuando la nación no es sino ficción, consentida mientras una monsanto, o cocacola, o lo que sea no crea que tal o cual aspecto de ese Estado nacional pueda ser negocio y negociable.

Que haya un gobierno de izquierda es una necesidad imperiosa, pero tengamos claro que las leyes tienen que cambiar para que le valgan a los pueblos, y en este caso, un gobierno de izquierda, en España tiene que valer para impulsar la respuesta de los pueblos de Europa para cambiar esas leyes obsoletas hechas para los poderosos y no para las personas, difundiendo los conocimientos y la cultura para decirle a los amos, que nosotros somos los dueños y que ellos han administrado mientras nos consideraban menores de edad, pero eso se acabo.

jmrmesas

veintinueve de septiembre de dos mil dieciséis




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