domingo, 2 de junio de 2013

UN MODELO DE LUCHA

UN MODELO DE LUCHA
POR QUÉ HAY QUE LUCHAR COMO LO ESTÁN HACIENDO LOS MÉDICOS

Si como es mi opinión estamos en una época convulsa ocasionada por esta fase agónica en la que se desenvuelve el modo de producción de mercancías, importa mucho el enfoque con el que se encaran las luchas porque el objetivo que se elija aportará más claridad y perspectivas, aportando precisión en la lucha por una sociedad libre del yugo de la explotación de los seres humanos.

Esa sociedad podría estar más cerca de lo que se piensa si en la lucha se definen los objetivos estratégicos, con la intención de que todos los que se implican saben por qué están luchando.

Esta apreciación a la que llego la deduzco porque me parece acorde con el materialismo histórico, y a la luz de esa concepción, entiendo que el modo de producción de mercancías, especializado en la creación de la mercancía por excelencia, el dinero, se ha convertido en la razón que el capital financiero internacional utiliza para perpetuar su poder en contra de la sociedad, por lo tanto, el impulso inicial que da sentido histórico, vital, a un modo de producción sea cual sea las justificaciones  que argumente, que es el de impulsar y desarrollar las fuerzas productivas, como resultado de las relaciones de producción, derivada de las contradicciones internas, ha llegado al nivel de ser contradictorio con la sociedad, porque ese desarrollo se ha convertido en la mayor y en la única industria capaz de utilizar la ciencia para producir más y mejores armas de destrucción masiva, por lo tanto, el sistema se opone, por la propia lógica interna al progreso de la sociedad, y en función de esta lógica, el progreso de las fuerzas productivas, a partir de aquí, solo será posible haciendo crecer al individuo social, lo que quiere decir, impulsando el conocimiento y la cultura de masas crecientes, que de ese modo empleará las nuevas adquisiciones de la ciencia y la tecnología en facilitar la vida de las personas, y esto es algo que señores como Yanis VaroufakisMichael R. Krätke, Richard Koo entre otros, no ven, o no quieren ver, concediéndole vida al sistema. 

En este sentido merece la pena tratar de entender la lucha de la marea blanca, es decir, del sector de la sanidad del Estado español, porque a mi juicio tiene algunas particularidades que merecen ser destacadas.

Estos trabajadores sumamente especializados por formación, en un alto porcentaje, vocacionales,  los médicos, trabajando con unos medios de producción costosísimos, de propiedad pública, y en favor de un bien preciosísimo, la salud de los seres humanossin distinción, habiendo comprendido en el transcurso de la lucha, por la propia fuerza de los acontecimientos, que la privatización de la sanidad se convertiría en proporción inversa a la ganancia privada en una des-va-lo-ri-za-ción de su propio trabajo, de sus propios conocimientos, han llegado en este proceso de lucha a conclusiones  sumamente interesantes, cual es la de oponerse con todas sus consecuencias a la privatización de la sanidad pública, lo que hace avanzar un punto más allá la lucha convirtiéndola en parte del proceso de maduración de la consciencia ciudadana, y esta decisión, que sin ser ideológicamente  perseguida coincide con el pronóstico de Marx, en el que señala la necesidad de la clase trabajadora de apropiarse de su propia trabajo para, de este modo avanzar en el progreso social (Grundrisse, tomo 2, pag.232 siglo xxi editores), no se da en otros trabajadores, también públicos, los maestros, y mucho menos en otros funcionarios.

LA FALTA DE UNA DIRECCIÓN ACORDE CON EL GRADO DE CONSCIENCIA DE LA CIUDADANÍA FACTOR DETERMINANTE EN EL TIEMPO

La increíble capacidad de movilización de la ciudadanía, implicando cada vez a nuevos sectores y estratos sociales, ha dado en denominarse, metafóricamente, a todas las movilizaciones como mareas

Esta denominación, al mismo tiempo que destaca la amplitud de las movilizaciones, denota la desaparición política de las organizaciones que trabajan dentro de las movilizaciones, disolviéndose vergonzosamente en el medio, sea por un mal entendido deseo de sumar fuerzas sin destacarse partidariamente, sea porque no se tiene una política definida sobre el tema, en cualquier caso denota la ineptitud e inoperancia política de los partidos políticos de la izquierda y organizaciones sindicales  que van a remolque del empuje de la ciudadanía trabajadoraen vez de ser los dinamizadores de la movilización, aunque mejor, visto lo visto, que sigan con la actitud actual, no vayan a dinamizarla y   terminen dinamitándola.
Semejante comentario, cínico por demás, oído de parte de un parroquiano, revela no poca frustración de un sector de la ciudadanía que preferiría un mayor protagonismo del partido de su preferencia, pero que dado la velocidad que ha tomado una cierta descomposición de los esquemas políticos vigentes, en sociedades como la española, en donde todo esta crujiendo, en donde se mezclan las referencias históricas (Felipe González-Rajoy), para salvar ¿España?, ¿La Corona?, ¿El bipartidismo?, ¿El sistema? ¿No revelarían todos los interrogantes la inutilidad de salvar uno solo? Y salvarlos todos es una inutilidad manifiesta.

El camino emprendido por un cierto sector de la izquierda europea, convocante de la manifestación ciudadana en un apreciable numero de ciudades de Europa, revela que se va por un camino adecuado pero la dirección política necesita madurar mucho y en poco tiempo, porque como revela el llamamiento a la manifestación -que se joda la troika- del mismo tenor que aquella de -que se metan por el culo la reforma laboral- demuestra la necesidad de explicar de todos los modos posibles, que la reforma laboral, como las decisiones de la troika, se convierten en leyes, que una vez vigor, son difíciles de derogar, que una vez derogadas forman parte del acervo jurídico, y que este tipo de políticas que evitan cuestionar el sistema y contemporizan con él, producen lacayos de los mercados como el gobernador del banco de España que proponen trabajar derogando el salario mínimo, sin que hasta la fecha, los sindicatos de clase hayan sido capaces de responder adecuada y contundentemente, con datos (¿Para cuando una base de datos sobre el capitalismo en España?), del grado de explotación de los trabajadores, de la cuantía de las ganancias fugadas a los paraísos fiscales por parte de las empresas del ibex35, sin que los sindicatos pongan a disposición de sus militantes datos y cifras para explicar a los trabajadores que existen los medios y que no se está pidiendo la luna, sino algo que se atrevió a hacer el desaparecido Hugo Chaves, otro modelo del reparto de la renta generada por los trabajadores, por eso, la lucha de los trabajadores de la sanidad es un modelo, porque comprenden que parar los recortes significa impedir la privatización, pero impedir la privatización implica defender en conjunto la enseñanza pública y esa lucha necesita orientación política, y una orientación política requiere que la lucha unitaria del sector de la izquierda europea que encabezó la manifestación del 1 de junio se dote de un programa político que contemple la unidad de Europa, apostando por crear la nación europea, pese a que Varoufakis considere que no es necesario, porque si la europeización descentralizada actual funciona porque así es como la quiere el capital financiero internacional, hacerla mejor, para beneficiar a la ciudadanía trabajadora es imposible sin crear la consciencia de clase enfrentada a un sistema, que ya empieza a plantearse objetivos diferentes para garantizar la supervivencia de la élite, aunque la sociedad tenga que ser laminada.

La sociedad actual, nuestra civilización es producto de la gran industria y esta gran industria está simbolizada por el complejo militar-industrial mundial, que en su transcurso a generado sus propios intereses, y si los dirigentes políticos de la izquierda no se atreven a conjugar estos extremos, dolorosamente serán tan inútiles y traidores como lo fue la socialdemocracia, votando los créditos de guerra, como lo es ahora echándole capotes al sistema, cuando este, históricamente está agotado, por lo tanto, cuando más se tarde en reconocerlo, tanto peor para la ciudadanía, a la que aún ilusionan.

jmrmesas

dos de junio de dos mil trece

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