ERRORES FISCALES.
EL ESTADO PODRIDO Y LOS
PUDRIDORES DESCONOCIDOS
Con S.A.R. la Infanta
Cristina, se ha cometido un error, nada menos que desde
HACIENDA, desde el ministerio que es inflexible con las declaraciones
de la renta de los ciudadanos que están fichados por nómina
a los ordenadores de este Gran Hermano (G.Orwell, 1984), capaz de
conocer hasta donde has comprado los calcetines; que nos vigila con
celo, mientras que con los poderosos, el GH, se convierte en la
Divina Comedia.
La cosa,
trece fincas negociadas, cuya excusa para el despiste es que en las
localidades donde se sitúan las fincas, nunca se vio a la Infanta
(como si a la Infanta le faltaran lacayos), ladran los corifeos
mediáticos; excusa banal, porque la cosa se barruntaba
falsa desde el comienzo, revelando una conspiración urdida para
apartar a la infanta del caso en el que está metido su cónyuge,
Urdangarín, tratando de salvar de las salpicaduras a la Casa del
Rey, siendo este punto, el nudo central del tinglado.
Primero, el ministro de
Hacienda, no da explicaciones pertinentes desde el primer momento;
luego, una vez imposible de disimular el error sigue
sin dar explicaciones creíbles, además, no dimite, ni nadie exige
su dimisión, y lo que es más grave, y se teme que pueda pasar, es
que desde una institución que goza de la atribución de disponer del
dinero de la ciudadanía, se haya cometido un delito, utilizando los
servicios del centro, lo cual quiere decir, que alguien con poder ha
manipulado los departamentos del centro en favor de terceros, minando
así la credibilidad e independencia de ese ministerio, arrojando
dudas, sobre la limpieza democrática del mismo.
Lo que es inconcebible es
que se revele la podredumbre del interior del Estado sin que nadie se
sienta responsable de que las instituciones del Estado se puedan
utilizar para favorecer a los amigos, porque lo procedente es
aclarar como se puede producir un error que tiene todos los visos de
querer influir en un proceso, que debería de ser ejemplar.
La oposición tendría
que interesarse por conocer el grado de putrefacción del interior
del Estado, pues a principios de este año, nos sorprendió la
noticia de que el autor del asesinato de Yolanda González, era,
¿Sigue siendo?, asesor del ministerio del Interior, ahora aparece un
asunto que tiene todos los componentes de necesitar más de un solo
individuo para para llevar a cabo la misión, y no es
admisible ni tolerable semejante grado de podredumbre y pudridores.
jmrmesas
diecinueve de junio de dos
mil trece
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